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¿DE QUÉ SENTIDOS HABLAMOS?
El amor es la poesía de los sentidos
(HONORÉ DE BALZAC)
En el país de los cinco sentidos había unos cuantos habitantes que eran solo una nariz con patas y se pasaban el día oliendo todo lo que encontraban a su paso.
Había otros habitantes que solo eran ojos con patas y todo lo miraban. Algunos eran orejas con patas y todo lo escuchaban.
También había unos habitantes de ese país que solo eran bocas con patas y se dedicaban a probarlo todo.
Por último, había unos habitantes del país de los cinco sentidos que solo eran manos con patas y andaban siempre tocándolo todo.
Pero todos estaban hartos de no poder sentir más que una sensación, y decidieron unirse unos con otros y formar un solo cuerpo.
Y así fue como nacimos nosotros, las personas.
ENRIC LARREULA
Hablar de los sentidos no es nada nuevo. Hablar de cada sentido en particular, tampoco; pero hablar de la interconexión sensorial en el ámbito de la felicidad es menos frecuente. El estudio de los sentidos desde el punto de vista puramente fisiológico se realiza a través de los diferentes tratados de fisiología y medicina. Esto sería lo que en el país de los cinco sentidos se vivía de manera individual. Lo que nos caracteriza como personas es el ser integral. No podemos separar la vista del oído, del gusto… Somos personas integrales completas y no podemos separar los órganos o los sentidos de la totalidad de nuestro ser.
Los sentidos determinan muchos procesos mentales propios del comportamiento humano y, por tanto, de la psicología. Desde el punto de vista psicológico, también se han estudiado los sentidos; pensemos en la figura de Rudolf Steiner, quien a finales de la primera década del siglo XX mantenía toda una teoría sobre los sentidos. En 1910, Steiner hablaba de diez sentidos, y en 1917 hablará de doce. Sus estudios dieron paso a la antroposofía, que hace referencia a lo que el hombre sabe, no solo lo que aprende a través de los sentidos, sino lo que hay detrás de las propias percepciones, las cuales van desarrollando capacidades y aptitudes de percepción espiritual y que se hacen individualidad en cada persona. Esta visión correspondería a la última parte del cuento, en la que los sentidos deciden unirse para formar un todo personal.
El cuerpo humano cuenta con millones de órganos sensoriales que se dividen en dos categorías, generales y especiales. Los más numerosos, con mucho, son los órganos sensoriales generales o receptores. Los receptores producen sensaciones generales o somáticas (como tacto, temperatura y dolor) e inician los reflejos necesarios para mantener la homeostasia. Los órganos de los sentidos especiales producen los sentidos especiales (visión, audición, equilibrio, gusto y olfato) e inician también reflejos importantes para la homeostasia (Thibodeau / Patton, 2009, p. 554).
Según está indicación que hacen Thibodeau y Patton, especialistas en el conocimiento del cuerpo humano, esos sentidos receptores ayudan a mantener la homeostasia, esa condición fundamental del ser humano de tener una estabilidad interna y un equilibrio.
Esta visión es el objetivo de la educación de los sentidos. Conseguir un bienestar interior, un equilibrio emocional desde la recepción de los estímulos que nos vienen del exterior y poder ajustar nuestras propias percepciones para acogerlas, interpretarlas y manejarlas de una manera saludable.
Cuando hablamos de los sentidos, hacemos referencia exclusivamente a aquellos mecanismos propios de los procesos fisiológicos encargados de recibir y reconocer los diferentes estímulos que percibimos a través de la vista, el gusto, el oído, el tacto y el olfato (los cinco sentidos del cuento). Luego tenemos ya cinco sentidos que educar:
– El sentido de la vista, ese maravilloso sentido que nos permite ver y distinguir las formas.
– El sentido del oído, ese sorprendente sentido que nos facilita la audición y la interpretación de lo que oímos.
– El sentido del gusto, ese extraordinario sentido que nos permite comprobar, percibir y gustar los sabores.
– El sentido del olfato, ese prodigioso sentido que nos ayuda a detectar y diferenciar los olores.
– El sentido del tacto, ese admirable sentido que ayuda a sentir las cualidades de las cosas, como su dureza o suavidad, su presión…
Restringir estos sentidos a lo puramente fisiológico sería un reduccionismo injusto. Por eso vamos a ir viendo, desde el punto de vista psicológico, cómo no es lo mismo mirar que ver, escuchar que oír, tocar que sentir, oler que olfatear, saborear que gustar en profundidad…
El Diccionario de la Real Academia Española, versión electrónica, cuando define el sentido, lo ha...