III. Misión en Francia
Luis I. Rodríguez,
embajador de México en Francia, 1940
1. Instrucciones y mensajes del presidente Cárdenas
Documento 1
INSTRUCCIONES DEL SEÑOR PRESIDENTE CÁRDENAS
Mensaje recibido en Biarritz el 1 de julio de 1940
Con carácter urgente manifieste usted al gobierno francés que México está dispuesto a acoger a todos los refugiados españoles de ambos sexos residentes en Francia. Diga usted que este gobierno está tomando medidas conducentes para llevar a la práctica esta resolución en el menor tiempo posible. Si el gobierno francés acepta en principio nuestra idea, expresará usted que desde el momento de su aceptación todos los refugiados españoles quedarán bajo la protección del pabellón mexicano. Asimismo, de aceptar gobierno francés, sugiera usted forma práctica para realizar propósitos en la inteligencia de que en atención a las circunstancias nos dirigimos a gobiernos alemán e italiano comunicándoles nuestro deseo. Conteste urgentemente. Presidente Cárdenas
Documento 2
RESPUESTA AL SEÑOR PRESIDENTE CÁRDENAS
Telegrama de Estado, Pau, 2 de julio de 1940
Suyo recibido ayer Biarritz. Venciendo serias dificultades inmediatamente emprendí viaje nuevo asiento gobierno donde espero cumplir con vivo entusiasmo sus acertadas disposiciones próximo viernes. Adelantándome generosos propósitos he servido ampliamente a todos interesados. Protegidos Legación jefes familia lograron embarcarse. Ministro Rodríguez.
Documento 3
MENSAJE DEL SEÑOR PRESIDENTE CÁRDENAS
A LOS MINISTROS DE MÉXICO EN ROMA Y BERLÍN
Con carácter urgente manifieste usted al gobierno (alemán, italiano) que México está dispuesto a acoger a todos los refugiados españoles residentes en Bélgica y Francia.
Exprese usted que el gobierno mexicano está tomando medidas conducentes para llevar a la práctica esta resolución en el menor tiempo posible a fin de que tales refugiados no signifiquen una carga económica para su gobierno. Si ese gobierno acepta en principio nuestra idea manifieste usted que desde el momento de su aceptación todos los refugiados españoles de ambos sexos quedarían bajo la protección del pabellón mexicano. Conteste usted inmediatamente. Presidente Cárdenas.
Documento 4
MENSAJE DEL SEÑOR PRESIDENTE CÁRDENAS
AL EMBAJADOR DE MÉXICO EN WASHINGTON
Hoy dirige gobierno mexicano a los gobiernos alemán e italiano el siguiente mensaje (Documento 3).
Al gobierno francés decimos lo siguiente (Documento 1).
Manifieste usted al secretario de Estado que el gobierno mexicano ha considerado de suma urgencia hacer tales gestiones porque pudiera suceder que las pasiones políticas hicieran que los gobiernos alemán e italiano entregaran al gobierno español todos o buena parte de los refugiados españoles residentes en Francia y Bélgica, en cuyo caso podrían estar expuestos a daños irreparables. Haga usted ver a ese gobierno que por muy buena voluntad que tenga México para acoger a todos los refugiados españoles, a reserva de que se distribuyan más tarde en el continente, le sería materialmente imposible realizar tal obra humanitaria si no cuenta con la noble y práctica ayuda de U.S.A.
Tal ayuda sería absolutamente indispensable para transportar de Europa a los refugiados, aparte del también necesario auxilio pecuniario para su manutención hasta llegar a México.
Si el gobierno del presidente Roosevelt aceptase en principio nuestra idea, sería del todo urgente que cablegrafiara a los gobiernos de Alemania e Italia su decisión de transportar a dichos refugiados en la forma y términos que se fijaran.
Y diga usted que si el gobierno se decidiera a acoger con la bandera norteamericana a dichos refugiados, ya fuera en el continente europeo o, desde luego, durante la travesía, el gobierno mexicano estaría dispuesto a cederle este honor.
Conteste usted inmediatamente cual sea la reacción del gobierno. Presidente Cárdenas.
Documento 5
MENSAJE CIRCULAR A LOS EMBAJADORES Y MINISTROS
DE MÉXICO EN LOS PAÍSES DE CENTRO Y SUDAMÉRICA
Hoy digo a los gobiernos de Alemania e Italia lo siguiente (Documento 3)
Al propio tiempo nos dirigimos al gobierno francés en parecidos términos.
Asimismo telegrafiamos al gobierno norteamericano exponiéndole nuestros propósitos y las razones en que se fundan y pidiéndole su ayuda inmediata que en el caso sería absolutamente indispensable para el transporte de los refugiados a este continente, así como para que proporcione ayuda pecuniaria para las necesidades apremiantes de dichos refugiados. Comunico a usted lo anterior para que con urgencia lo ponga en conocimiento del gobierno... preguntándole si está de acuerdo en principio con nuestra idea y, en caso afirmativo, para que a su vez coopere en esta generosa empresa y manifieste la forma en que podría prestar su noble y valiosa ayuda. Presidente Cárdenas.
Documento 6
MENSAJE A LA SECRETARÍA DE RELACIONES EXTERIORES
Telegrama de Estado, Montdore, 7 de julio de 1940
Mariscal Pétain señalóme audiencia próximo martes tratar asunto refiérese señor presidente Cárdenas. Ministro Rodríguez.
(…)
2. El Convenio Franco-Mexicano
Documento 9
CONFERENCIA CON EL MARISCAL PÉTAIN
(Apuntes de mi diario)
Vichy, 8 de julio de 1940
El jefe de Estado francés se sirvió recibirme en el departamento que ocupa, marcado con el número 418 del Hôtel du Parc, a las 16:30 horas.
Después de cambiar saludos afectuosos, departimos, él sentado en una butaca y yo al borde de su lecho, sobre la encomienda que el gobierno de México me había dado al servicio de los ex combatientes españoles residentes en los territorios de Francia.
–¿Por qué esa noble intención –me dijo– que tiende a favorecer a gente indeseable?
–Le suplico la interprete usted, señor mariscal, como un ferviente deseo de beneficiar y amparar a elementos que llevan nuestra sangre y nuestro espíritu.
–¿Y si les fallaran, como a todos, siendo como lo son, renegados de sus costumbres y de sus ideas?
–Habríamos ganado en cualquier circunstancia a grupos de trabajadores, capacitados como los que más, para ayudarnos a explotar las riquezas naturales que poseemos.
– ¡Mucho corazón y escasa experiencia!
–Ahora sí cabe una pregunta, señor mariscal: ¿Qué problema puede plantearse cuando mi patria quiere servir con toda lealtad a Francia, deseosa de aligerar la pesada carga que soporta sobre sus espaldas, emigrando al mayor número de refugiados hispanos?
–Ninguno –replicó con aplomo–, pero llamemos a esa actitud impulso de humanidad, mejor que auxilio a Francia, porque de sobra conocemos que en las grandes miserias las ratas son las primeras que perecen y, en el caso nuestro, los exiliados de España estarían obligados a llevar ventajosa delantera a mis compatriotas.
Nuevos argumentos sirvieron de esgrima a las palabras. Él, celoso por defender su propia ideología y los compromisos contraídos por su régimen; yo, empeñado en cumplir lealmente con mi alto propósito.
En algún instante, al calor de la discusión, invocando el nombre del señor presidente de la República mexicana, sentí que vibraba mi espíritu de alegría al interrumpirme el mariscal con estas palabras:
–Cárdenas suena mucho en Europa. Yo lo admiro como soldado y lo envidio como ciudadano.
Y para terminar:
–Diga usted que estoy conforme con el plan que se me propone. No vale la pena ahora discutirlo en su detalle. Tampoco sé a quién darle tan señalada misión. En vísperas de renovarse el gobierno, ignoro todavía el nombre de mis colaboradores. Cualquiera que resulte llevará mis directrices para realizar con usted esa empresa tan generosa.
–¿Estaría usted de acuerdo, señor mariscal, en que, para darle forma a esta conversación, nos cambiáramos notas al respecto con miras a que el nuevo gobierno que resulte de la Asamblea se encuentre ya con una situación creada, teniendo por escrito su respetable autorización?
–No tengo inconveniente en hacerlo.
Se había resuelto casi milagrosamente, con profundo sentido de humanidad, la suerte de millares de hombres amenazados por el destino. México reafirmaba con esta actitud los perfiles tan marcados que lo significan en el derecho de gentes. Sentí ganas de gritar a todo el mundo la emoción que por ello restallaba en mi espíritu.
(…)
Documento 11
MENSAJE A LA SECRETARÍA DE RELACIONES EXTERIORES
Telegrama de Estado, Vichy, 10 de julio de 1940
163 Mariscal Pétain en entrevista amplia cordial efectuada anoche expresóme su complacencia por disposición manifiesta nuestro gobierno acoger todos refugiados españoles residentes en Francia. Para dar alcance práctico medidas propuestas que merecieron su aceptación, en principio dispuso una comisión habremos elaborar encárguese formular programa trabajos deberá someterse su acuerdo apenas terminen actividades Asamblea Nacional. Significóme especiales deseos transmitiera presidente. Minístro Rodríguez.
Documento 12
RESPUESTA DE LA SECRETARÍA DE RELACIONES EXTERIORES
Mensaje recibido en Vichy el 18 de julio de 1940
Comunícase señor presidente 163. Relaciones
Documento 13
OFICIO DEL MINISTERIO DE NEGOCIOS EXTRANJEROS
A LAS AUTORIDADES CIVILES Y MILITARES DE FRANCIA
República Francesa, Ministerio de Negocios Extranjeros
Vichy, 12 de julio de 1940
El ministro de Negocios Extranjeros ruega a las autoridades civiles y militares tengan a bien conceder todas las facilidades compatibles con los reglamentos al señor Luis I. Rodríguez, ministro de México, quien, en virtud de un acuerdo establecido con el gobierno de la República, debe visitar los campos de refugiados españoles en los departamentos del Tarn y Garona, Bocas del Ródano, Pirineos Orientales y Alta Garona. El ministro de Negocios Extranjeros agradecerá además a las autoridades competentes se sirvan asegurar el abastecimiento en gasolina del coche del señor Rodríguez durante este viaje; el señor Rodríguez, acompañado del señor Castro, secretario de su Legación, utilizará los automóviles Buick C.D. 9181 RK7 y Plymouth C.D. 424. E...