Juan de Betanzos y el Tahuantinsuyo
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Juan de Betanzos y el Tahuantinsuyo

Nueva edición de la Suma y Narración de los Incas

  1. 470 páginas
  2. Spanish
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Juan de Betanzos y el Tahuantinsuyo

Nueva edición de la Suma y Narración de los Incas

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Información del libro

Obra que constituye un testimonio invalorable sobre el mundo prehispánico y expone una nueva versión paleográfica de la obra betancina.La presente obra es una nueva edición paleografiada de la Suma y Narración de los Incas, de Juan de Betanzos. La crónica está precedida de estudios sobre el autor y su obra realizados desde distintas perspectivas disciplinarias: la lingüística, la historia, la arqueología y la antropología. En ellos participan, además de Laura Gutiérrez Arbulú, responsable de la versión paleográfica, los historiadores Francisco Hernández Astete, Liliana Regalado de Hurtado y Nicanor Domínguez; el lingüista Rodolfo Cerrón-Palomino y el arqueólogo Peter Kaulicke. En los ensayos que conforman el libro, Domínguez presenta una biografía y una bibliografía exhaustiva del cronista; Cerrón-Palomino estudia la faceta quechuista de Betanzos a través del análisis del corpus lingüístico nativo de la crónica; y Kaulicke reflexiona desde la arqueología y la antropología sobre la obra del cronista en relación con la ritualidad de los incas y analiza la importancia que cobra en ella el culto a los ancestros. De otro lado, sobre la base de la relación de gobernantes que ofrece Betanzos en la Suma que precede a su obra, el trabajo de Hernández cuestiona la historia tradicional y ofrece una alternativa más amplia para concebir la historia de los incas, adecuándose a la manera en que ellos entendieron y difundieron su pasado. Finalmente, Liliana Regalado estudia, a partir de la obra del cronista, la sucesión en el mando y el acceso al poder.

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Información

Año
2016
ISBN
9786123170837
Suma y Narración de los Incas
Juan de Betanzos
(versión paleográfica de Laura Gutiérrez Arbulú)
Criterio de la presente edición
La presente crónica ha sido transcrita siguiendo las «Normas para la transcripción de documentos históricos hispanoamericanos» que la Primera Reunión Interamericana sobre Archivos elaboró en Washington D.C. el 27 de octubre de 1961.
Vale decir, la transcripción paleográfica del documento ha sido realizada de acuerdo con las siguientes pautas:
  • Redactado el texto con una escritura bastardilla, de bastante facilidad en su lectura, las letras propias del siglo XVI como la <ç, c, s, z, ss> han sido transcritas tal cual están. La <u> y la<v>, así como la <y> y la <i>, se transcribieron de acuerdo con su valor fonético; la <h> superflua se mantuvo y la omitida no se suplió; la <i> larga se transcribió como <i> corta. La escritura doble de las letras <R, S> y <N> solo fue utilizada en medio de las palabras, nunca al principio ni al final de ellas. Y se han conservado las grafías <f, g, j, h, ph, th, x>; así como las contracciones de palabras del, della, dello, desta, questa.
  • Los números romanos, usados al inicio de cada capítulo, han sido escritos tal cual están en el texto.
  • Las mayúsculas y minúsculas han sido escritas tal como la ortografía actual lo exige.
  • Todas las abreviaturas han sido desarrolladas para su mejor comprensión y lectura.
  • Con el mismo objeto, tanto la puntuación como la acentuación han sido modernizadas, ya que el autor solamente utilizó al final de cada párrafo un signo que hizo las veces de punto aparte o de punto final.
  • Las voces y nombres quechuas han sido resaltados en letra cursiva y conservados tal cual los ha escrito el cronista, por ejemplo: <Yupangue> en lugar del actual Yupanqui; <mamaconas>, <Caxamalca>, <Viracocha>, <Changas>, <Xauxa>, etcétera; inclusive se ha transcrito el nombre <Pirú> así como lo usó Betanzos en vez de <Perú>.
  • Los corchetes han sido utilizados para indicar las palabras omitidas, tachadas o testadas, intercaladas, escritas al margen y repetidas; y en caso de que alguna parte del documento estuviese quemada, ilegible o rota. Asimismo, se ha usado la palabra sic entre corchetes para señalar algún término mal escrito.
  • Por último, la foliación o paginación es la consignada en el documento original.
[f. 3v] Capítulo i. Que trata del Contiti Viracocha, que ellos tienen que fue el hazedor, e de cómo hizo el çielo e la tierra e las gentes yndios destas provinçias del Pirú.
En los tiempos antiguos disen ser la tierra e provinçias del Pirú escura y que en ella no avía lumbre ni día y que avía en este tiempo çierta gente en ella, la qual gente tenía çierto señor que la mandava y a quien ella era subjeta; del nombre desta gente y del señor que la mandava no se acuerdan. Y en estos tiempos que esta tierra hera toda noche, dizen que salió de una laguna que es en esta tierra del Perú, en la provinçia que dizen de Collasuyo, un señor que llamaron Contiti Viracocha, el qual dizen aver sacado consigo çierto número de gente, del qual número no se acuerdan; y como este uviese salido desta laguna, fuese de allí a un sitio que junto a esta laguna está, donde oy dia es un pueblo que llaman Tiaguanaco en esta provinçia ya dicha del Collao. Y como allí fuese él y los suyos, luego allí enproviso dizen que hizo el sol y el día y que al sol mandó que anduviese por el curso que anda y luego dizen que hizo las estrellas y la luna. El qual Contiti Viracocha dizen aver salido otra vez antes de aquella y que en esta vez primera que salió hizo el çielo y la tierra y que todo lo dejó escuro y que entonçes hizo aquella gente que avía en el tienpo de la escuridad ya dicha. Y que esta gente le hizo çierto deserviçio a este Viracocha y como della estuviesse enojado tornó esta vez postrera y salió como antes avía hecho; y aquella gente primera y a su señor, en castigo del enojo que le hizieron, hízolos que se tornasen piedra. Luego ansí como salió y en aquella mesma ora, como ya emos dicho, dizen que hizo el sol y día y luna y estrellas. Y que esto hecho, que en aquel asiento de Tiaguanaco hizo de piedra çierta gente y manera de dechado de la gente que después avía de produzir, haziéndole en esta manera que hizo de piedra çierto número de gente y un prinçipal que la governava y señoreava y muchas mugeres preñadas y otras paridas y que los niños tenían en acunas [sic: cunas?] según su uso, todo lo qual ansí hecho de piedra, que lo apartava a çierta parte; y que luego hizo otra provinçia de gente en la manera ya dicha. Y que ansí hizo toda la gente de Perú y de sus provinçias allí en Tiaguanaco, formándolas de piedras en la manera ya dicha.
Y como las uviese acavado de hazer, mandó a toda su gente que se partiesen todos los que él allí consigo tenía, dejando solos dos en su compañía, a los quales dijo que mirasen aquellos bultos y los nombres que les avía dado a cada género de aquellos, señalándoles y disiéndoles éstos se llamaran los tales y saldrán de tal fuente en tal provinçia y poblarán en ella y allí serán aumentados; y estotros saldrán de tal cueba y se nombrarán los fulanos y poblarán en tal parte; y ansí como yo aquí los tengo pintados y hechos de piedra, ansí an de [f. 4] salir de las fuentes y ríos y cuebas y çerros en las provinçias que ansí os he dicho y nombrado; e yréis luego todos vosotros por esta parte señalándoles hazia donde el sol sale, devidiéndolos a cada uno por sí y señalándole el derecho que avía de llevar.
Capítulo ii. En que se trata cómo salieron las gentes desta tierra por mandado del Viracocha y de aquellos sus Viracochas que para ello enbiava; e cómo el Contiti Viracocha ansimismo se partió e los dos que le quedaron oy hazen la mesma obra; e cómo se juntó al fin de aver esto acavado con los suyos y se metió por el mar, adonde nunca más le vieron.
Ansí se partieron estos Viracochas que avéis hoydo, los quales yvan por las provinçias que les avía dicho el Viracocha, llamando en cada provinçia ansí como llegavan cada uno dellos por la parte que yvan a la tal provinçia los que el Viracocha en Tiaguanaco les señaló de piedra que en la tal provinçia avían de salir, poniéndose cada uno destos Viracochas allí, junto al sitio do les hera dicho que la tal gente de allí avía de salir. Y siendo ansí allí este Viracocha dezía en la tal boz: Fulanos, salid e poblad esta tierra que está desierta porque ansí lo manda el Contiti Viracocha que hizo el mundo; y como estos ansí los llamasen, luego salían las tales gentes de aquellas partes y lugares que ansí les hera dicho por el Viracocha. Y ansí dizen que yvan éstos llamando y sacando las gentes de las cuebas, ríos y fuentes e altas sierras, como ya en el capítulo antes déste avéis oydo, y poblando la tierra hazia la parte do el sol sale.
E como el Contiti Viracocha uviese ya despachado éstos e ydo en la manera ya dicha, dizen que a los dos que ansí quedaron con él allí en el pueblo de Tiaguanaco, que los enbió ansimismo a que llamasen y sacasen las gentes en la manera que ya avéis hoydo, devidiendo estos dos en esta manera: que enbió el uno por la parte y provinçia de Condesuyo, que es estando en este Tiaguanaco las espaldas do el sol sale a la mano yzquierda, para que ansí, ni más ni menos, fuesen a hazer lo que avían ydo los primeros, y que ansimismo llamasen los yndios y naturales de la provinçia de Condesuyo. Y que lo mismo enbió el otro por la parte y provinçia de Andesuyo, que es a la otra man[o] derecha, puesto en la manera dicha, las espaldas hazia do el sol sale.
Y estos dos ansí despachados, dizen que él ansimismo se partió por el derecho de hazia el Cuzco, que es por el medio de estas dos provinçias, viniendo por el camino real que ba por la sierra hazia Caxamalca, por el qual camino yva él ansimismo llamando y sacando las gentes en la manera que ya avéis hoydo. Y como llegasse a una provinçia que dizen Cacha, que es de yndios canas, la qual está diez e ocho leguas de la çiudad del Cuzco, este Viracocha como oviese allí llamado estos yndios canas, que luego como salieron que salieron armados y como viesen al Viracocha, no le [f. 4v] conoçiendo, dizen que se venían a él con sus armas todos juntos a le matar. Y que él, como los viese venir ansí, entendió a lo que venían y que luego ynprovisso hizo que cayesse fuego del çielo y que viniesse quemando una cordillera de un çerro hazia do los yndios estavan; y como los yndios viesen el fuego, que tuvieron temor de ser quemados y arrojando las armas en tierra se fueron derechos al Viracocha y como llegasen junto a él hecháronse por tierra todos. El qual como ansí los viese [testado: n] tomó una bara en las manos y fuesse do el fuego estava y dio en él dos o tres baraços [enmendado: barajos] y luego fue muerto todo. Y esto hecho dijo a los yndios cómo él hera su hazedor y luego los yndios canas hizieron en el lugar do él se puso para que el fuego cayese del [testado: fuego] [entre renglones: cielo].
Y de allí partió a matalle una suntuossa guaca, que quiere dezir guaca adoratorio o ydolo, en la qual guaca ofreçieron mucha cantidad de oro y plata éstos y sus deçendientes, en la qual guaca pusieron un bulto de piedra esculpido en una piedra grande de casi çinco baras en largo y de ancho una bara o poco menos en memoria de este Viracocha. Y de aquello allí subçedido, lo qual dizen está hecha esta guaca desde su antigüedad hasta oy y yo he bisto el çerro quemado y las piedras del y la quemadura es de más de un quarto de legua. Y viendo esta admiraçión llamé en este pueblo de Cacha los yndios e prinçipales más ançianos e pregunteles qué uviese sido aquello de aquel çerro quemado y ellos me dijeron esto que avéis oydo. Y la guaca deste Viracocha está en derecho desde la quemadura un tiro de piedra della en un llano y de la otra parte de un arroyo que está entre esta quemadura y la guaca. Muchas personas an pasado este arroyo y an bisto esta guaca, porque an oydo lo ya dicho a los yndios y an bisto esta piedra. Que preguntando yo a los yndios que qué figura tenía este Viracocha quando ansí le vieron los antiguos según que dellos ellos tenían notiçia, y dijéronme que era un hombre alto de cuerpo y que tenía una bestidura blanca que le dava hasta los tubillos y que esta bestidura traya çeñida e que traya el cavello corto y una corona hecha en la cabeça a manera de saçerdote y que andava destocado y que traya en las manos çierta cossa que a ellos les paresçe el día de oy como estos breviarios que los saçerdotes traen en las manos; y esta es la razón que yo desto tube según que estos yndios me dixeron. Y pregunteles cómo se llamava aquella persona en cuyo lugar aquella piedra hera puesta, dixéronme que se llamava Contiti Viracocha Pachayachachic, que quiere dezir en su lengua Dios hazedor del mundo.
Y bolviendo a nuestra ystoria, dizen que después de aver hecho en esta provincia de Cacha este milagro, que pasó adelante siempre entendiendo en su obra, como ya avéis oydo, y como llegase a un sitio que agora dizen el tanbo de Urcos, que es seis leguas de la çiudad del Cuzco, subiose en un çerro alto y sentose en lo más alto, desde donde [f. 5] dizen que mand...

Índice

  1. Introducción
  2. Juan Díez de Betanzos (1519-1576): vida del autor de la Suma y Narración de los Incas (1551)
  3. Betanzos como quechuista
  4. La Suma y Narración desde una perspectiva antropológica
  5. La Cápac Cuna y la lucha por la memoria incaica
  6. La expansión y el proceso sucesorio de los incas según Betanzos
  7. Manuscritos y ediciones de la Suma y Narración de los Incas
  8. Suma y Narración de los Incas
  9. Glosario de voces indígenas
  10. Mapas