Capítulo 1.
El español de Lima en contexto
El contexto social e histórico en los últimos cincuenta años
La población de la ciudad de Lima ha experimentado un gran crecimiento en los últimos sesenta años debido a las diferentes oleadas migratorias que se iniciaron en la década de 1950. A partir de ese momento, su expansión se produce fuera de los marcos legales municipales y estatales (Cornejo Polar, 1996; Matos Mar, 2004, p. 75). La población migrante comienza a ocupar áreas estatales y privadas, lo que produce las primeras invasiones de terrenos que con el tiempo llegarán a ser barriadas y luego distritos populares (Crupi, 1998; Matos Mar, 1957; 2004).
Más adelante, en las décadas de 1970 y 1980, el Perú atraviesa una dramática transformación que se ve expresada en los aspectos sociocultural, económico e ideológico (Matos Mar, 2004). Por un lado, el centralismo limeño atrae a pobladores de diversas provincias que llegan a la capital en búsqueda de mejores oportunidades y servicios. De esta manera Lima es receptora de la población migrante más grande del país: grupos provenientes de distintos lugares del Perú que traen a la metrópoli diversas lenguas ancestrales y variedades de español (Escobar, 1978). Por otro lado, la violencia política acelera este proceso también. Lima refleja estos cambios en todas estas facetas (Matos Mar, 2004; Vich, 2002).
Los datos del censo nacional de 1981 muestran que el 41% de la población limeña era inmigrante y que de ella el 54% era andina (Matos Mar, 2004, p. 71). Este segmento poblacional crece en las décadas de 1980 y 1990 debido principalmente a la llegada de pobladores que abandonaban sus tierras andinas debido a la situación de violencia creada por Sendero Luminoso. En este contexto el casco urbano de Lima se fragmenta socialmente y los grupos migrantes se aglutinan en las zonas periféricas de esta ciudad. Se forman los distritos del cono norte, del cono sur y del cono este, creando barriadas y urbanizaciones populares. Lima se divide así en dos zonas: la primera incluye los distritos populares que acabamos de mencionar y la segunda corresponde a los distritos tradicionales y nuevos. La ocupación de la primera zona se produce a través de mecanismos informales, mientras que la de la segunda ocurre formalmente (Matos Mar, 2004).
Por un lado, entonces, se encuentra la zona de los distritos populares que abarca los tres conos antes mencionados (cfr. nota a pie de página 1). Cada cono corresponde a las distintas décadas de expansión de Lima: el cono norte en la década de 1960, el cono sur en la de 1970 y el cono este en la de 1980 (Matos Mar, 2004, pp. 132-133). Esta expansión del centro urbano se ve reflejada en la introducción de la música andina a la capital, la formación de asociaciones y clubes departamentales y la creación de asociaciones folklóricas y de radioemisoras, entre otras asociaciones comunales. En este crisol se funden los diversos grupos y se producen innovaciones culturales en las que la lengua es parte de esta transformación. Efectivamente, en las zonas populares bullen variedades de español peruano, especialmente las andinas. Los hablantes monolingües y bilingües de español comparten los mismos espacios e interactúan forjando el nuevo rostro del español limeño.
Por otro lado, la zona de Lima central formada por los distritos tradicionales continúa creciendo (cfr. nota 2). En términos generales, esta es una zona más rica en ingresos y de nivel educativo más alto que la zona de los distritos populares. En Lima central se suele ubicar el grupo de limeños hijos de padres y abuelos limeños, aunque no es exclusiva de ellos.
En resumen, Lima se desarrolla en un contexto diverso que se refleja en distintos aspectos de la vida cultural y social. El censo de 2007 arroja una población de 8,2 millones de habitantes (INEI, 2010). Este es el contexto en el que se sitúa el presente estudio. A inicios del nuevo milenio, los conos que rodean Lima central se encuentran consolidados y continúan pujantes. Ya no hablamos únicamente de la primera generación de migrantes sino sus hijos, nietos y bisnietos nacidos en Lima. Teniendo en consideración esta descripción general del marco social e histórico del crecimiento poblacional de Lima, es necesario considerar los aspectos del contacto dialectal y del contacto lingüístico que resultan de dicha expansión.
El contexto lingüístico
Al lado de los aspectos sociales y culturales, las migraciones transforman también la situación lingüística de Lima. La polarización que se expresa en la existencia de una Lima central y de los distritos populares alrededor de esta se refleja también en el aspecto lingüístico.
Revisemos primero de manera somera la diversidad dialectal que existe en el español peruano para proveer un marco que permita entender mejor este aspecto. Alberto Escobar (1978, pp. 38-51) distingue dos grandes grupos dialectales en el español del Perú: el andino (tipo 1) y el no andino (tipo 2). El primero lo subdivide a su vez en tres grupos: la variedad andina propiamente dicha, la del altiplano y la variedad del litoral y Andes occidentales sureños; el segundo grupo lo divide en dos: el español de la costa central y el amazónico. De acuerdo con esta clasificación, el español de la ciudad de Lima se sitúa en el segundo grupo como una variedad de la costa central.
El contacto de largo plazo del español con las lenguas indígenas habladas en los Andes (e.g. quechua y aimara) y los diversos niveles de bilingüismo producto de este contacto han contribuido en la formación del español peruano. Así lo señalan las investigaciones lingüísticas sobre distintos aspectos de la variedad andina (Calvo Pérez, 2001; Cerrón Palomino, 2003; Granda, 2001; Escobar, 2000; Godenzzi, 1986, 1991; Klee & Ocampo, 1995; Paredes, 1996). Alberto Escobar (1978) señala que fonéticamente la variedad tipo 1 o andina se caracteriza por la inestabilidad vocálica (i.e. /ˈmesa/ > [ˈmisa]), la asibilación de la /ɾ/ y /r/ (e.g. /ˈkaro/ > [ˈkařo]), el empleo de la /s/ apical y su resistencia al relajamiento o eliminación, la velarización (e.g. /ˈfueɾte/ > [ˈxweřte]), entre otros rasgos. En el aspecto morfosintáctico, este investigador menciona también que algunos de los rasgos distintivos del español andino son el uso del archimorfema «lo» («lo han hecho hervir [la sangre]») (Klee & Lynch, 2009, p. 138), leísmo («le vi a tu mamá»), el uso del doble posesivo (su casa de Juan), el empleo del pretérito perfecto compuesto («he llegado») en contextos de pretérito, el orden sintáctico objeto/verbo, entre otros rasgos.
Históricamente estas características, asociadas a las interlinguas de los hablantes bilingües, son consideradas como «desviantes» del español estándar (Escobar, 1978, pp. 139-162) y constituyen objeto de discriminación desde el periodo colonial (Cerrón, 2003, pp. 81-106) hasta nuestros días (Heros, 1994, 2008; Zavala & Córdova, 2010). Además, la estratificación social, el centralismo, la pobreza, el racismo, la falta de educación y los mecanismos de poder (Franco, 1991; Golte & Adams, 1987; Matos Mar, 2004; Tanaka, 2002) han contribuido no solo a reforzar tal estigmatización de las variedades adquisicionales en el Perú, sino también la de muchas variedades provincianas.
De acuerdo con lo descrito en la sección previa, Lima ha recibido influencias de otras variedades debido a la migración que ha absorbido en las últimas décadas. Como señalamos anteriormente, se han formado dos áreas: de antiguo asentamiento y de asentamiento reciente (Arellano & Burgos, 2004). Las áreas más antiguas se caracterizan por presentar población que predominantemente corresponde a limeños nativos y cuyos rasgos tipifican el habla limeña, caracterizándola como una variedad no andina de la costa central. Por el contrario, las áreas de asentamiento relativamente reciente son habitadas principalmente por provincianos de distintas regiones del país, de los cuales una gran mayoría corresponde a hablantes de español andino, aunque hemos de señalar que dentro de estos vecindarios también hay limeños que se mudaron de barrios de Lima central.
En cambio, el español limeño, considerado costeño, se ha consolidado a lo largo de los siglos como la variedad de prestigio en el Perú (Escobar, 1978, pp. 139-162). En general, la centralización del poder, la economía y los servicios en la ciudad de Lima han agregado prestigio a esta ciudad y en consecuencia, a su variedad lingüística (Klee & Caravedo, 2009). De esta manera, Lima central se identifica como el área donde habitan los hablantes de la variedad costeña limeña, cuyas características contrastan con muchas de las de las variedades andinas y por eso el perfilamiento lingüístico es otro aspecto que define y divide Lima sociolectalmente (Pozzi Escot, 1972). Sin embargo, durante décadas de contacto ambos grupos se encuentran, se relacionan, se influyen y emergen nuevos patrones lingüísticos.
La investigación que es motivo del presente libro estudia el efecto de la estructura social en la lengua; es decir, mide el impacto de la primera a través de factores como sexo, edad y estrato social en el uso verbal de la variedad de Lima. La investigación busca 1) identificar los valores semánticos-pragmáticos del pretérito perfecto compuesto (PP) he cantado en la variedad de Lima; 2) explorar hasta qué punto el comportamiento del PP dentro de la estructura narrativa está motivado por aspectos discursivos o metadiscursivos, 3) investigar si la selección de PP en las narrativas está determinada por factores externos tales como edad, sexo y clase social; y 4) determinar el grado de avance del PP en los espacios del pretérito perfecto simple canté (PS). Con este fin, en este estudio se analizan datos orales obtenidos de participantes limeños. Más adelante, en la sección metodológica, se proporciona en detalle la información sobre el corpus y los participantes.
Caracterización del español de Lima
La variedad capitalina se adscribe al español de la costa central. Desde el punto de vista fonológico, esta variedad presenta una serie de características generales que contrastan con el español andino. La variedad de Lima es yeísta, así haya [ˈaʝa] y halla [ˈaʝa] son pronunciados de la misma manera. La /s/ se realiza comúnmente como predorsal con tendencia al adelantamiento y suele aspirarse, especialmente en posición preconsonántica /kásko/ > [ˈkahko]. La pronunciación de la velar /x/ es menos posterior y menos estridente que en las variedades andinas. La articulación de la africada pone ...