La orfandad de la nueva generación

Raúl Cuero Rengijo

• Editorial: Intermedio Editores S.A.S
• Año: 2013
• ISBN:
  9789587573381
• Categoría: Ciencias sociales
• Categoría: Teoría social

El sentimiento constante de pérdida y orfandad es un vínculo único que cada persona tiene con su naturaleza, muchos seres humanos se demoran toda la vida descubriendo cómo mitigar esta sensación de vacío y monotonía, otros por el contrario buscan diferentes modos de supervivencia y logran no sólo destacarse satisfactoriamente en la sociedad, sino también alcanzan su realización personal. Por esta razón el Dr. Raúl Cuero Rengifo, nos trae esta obra que nos ayudará a encontrarnos a nosotros mismos y a la vez, nos permitirá entender cómo podríamos ser útiles en la sociedad, partiendo del entendimiento del concepto de orfandad y dándonos las pautas necesarias.

TESTIMONIOS PARA SUPERAR
LA ORFANDAD

Juliana

Edad: 25

Edad ingreso al Parque: 19

Tiempo en el parque: 6 años

Invenciones: 1

La complejidad humana nos lleva a explorar constantemente modos de ser y de hacer: sobrevivir, crear y sostener la vida misma como un reto apasionante. Es por esto que tenemos una incesante necesidad de buscar algo distinto que nos haga cambiar de pensamiento. Esta indagación nos empuja y nos atrae.

Así, buscamos formas mediante las cuales podamos cultivar nuevas experiencias sensoriales y mentales y que nos impulsen a interactuar con otras culturas: siempre queremos conocer personas diferentes, otras comidas y, sobre todo, nuevas condiciones para sobrevivir socialmente y hacer cada uno su trabajo.

No obstante, muchas veces esto no es la respuesta a nuestra necesidad de querer más. Así que creamos una vida agitada, en la que queremos hacer mucho, tener una idea tras otra y aplicar diferentes métodos. De esta forma, adaptamos nuestra vida a diferentes pensamientos y sentimientos, en el intento por ser, hacer y tener. En este sentido, el dinamismo sigue, pero el sentimiento existencial queda y se implanta en nosotros, llevándonos a reflexionar sobre cómo actuamos con esas sensaciones, qué debemos crear y recrear en nuestra vida para sobrellevar las necesidades del entorno y cómo constituirnos bajo unos preceptos sólidos de vida.

En esos momentos, vuelve a nosotros la necesidad de ser útiles –de hacer cosas por otros y para otros– y que esto nos permita expandir la mente y ser más solidarios. En esto consiste la evolución personal, la que implica aportar al entorno como seres humanos, dando lo mejor de nuestras capacidades físicas y espirituales para el engrandecimiento del género.

Es por esta razón que el sentimiento constante de pérdida y orfandad es un vínculo necesario y único que cada persona tiene con su naturaleza. No se trata de un sentimiento que dependa de nuestro estrato económico o de nuestra educación. Pero tal sensación de pérdida de lo construido y de orfandad es la que nos lleva a protegernos a nosotros mismos de asociaciones vacías, de dependencias absolutas, de pensamientos inamovibles y, principalmente, de posiciones dogmáticas. Esa sensación nos impulsa a buscar otros modos de sobrevivir y, por tanto, a la creatividad. Repito, no se trata de si nacemos en un estrato socioeconómico bajo –donde creemos que lo único que podemos hacer es sobrevivir– o si nuestras posibilidades socioeconómicas nos permiten formular múltiples proyectos. El sentimiento de orfandad está allí presente, escondiéndose y apareciendo para recordarnos que somos almas salvajes, que debemos salir de lo impuesto, de lo aprendido, de lo creado y de lo explorado y permitirnos nuevamente aprender, crear, explorar y seguir. Considero que el sentimiento de orfandad es como un fantasma, que acompaña nuestras grandes luchas, con nosotros mismos y con el entorno, permitiendo que todo lo que nos constituye vuelva a escribirse una y otra vez.

Ahora, me pregunto, ¿por qué algunos seres humanos insisten en desechar este sentimiento natural y en crear sentimientos artificiales de seguridad externa, económica y educativa? ¿Por qué continuar con la aceptación social bajo preceptos no igualitarios, las modas y los ritos construidos, el miedo a cambiar y a crear nuevas formas y soluciones? Ninguna de las características externas que adornen la vida de un ser humano puede reemplazar la capacidad de perderse y estar huérfano en sí mismo, para luego permitirse crear y encontrar nuevamente las posibilidades infinitas de nuestro ser. Ningún salario, ningún lugar, ninguna moda, ninguna vinculación social que hagamos reemplaza la necesidad única del ser humano de buscar eso que nos permite llegar a la armonía y a la realización personal.

Así pues debemos lograr la estabilidad de recursos y de necesidades básicas que nos permiten el goce y el disfrute de nuestras posibilidades y también debemos asumir las pérdidas como un nuevo encuentro con aquellas posibilidades de creación. Este es mi sentimiento de ahora, es lo que puedo percibir de un proceso que me ha llevado a crear nuevas maneras de ser.

Diana

Edad: 22

Edad ingreso al Parque: 17

Tiempo en el parque: 5 años

Invenciones: 1

Para mí, la evolución de la humanidad, tiene dos aspectos importantes: el desarrollo del hombre y el surgimiento de la sociedad. Como hombres, nos desarrollamos en torno a una dicotomía: debemos construir una sociedad con nuestros pares pero, al mismo tiempo, debemos encontrar un punto de equilibrio en nuestro propio ser, esto es, desarrollarnos como individuos, lo que a su vez nos permitirá pertenecer a esa sociedad.

En este proceso de descubrimiento de nosotros mismos como seres integrales, nos damos cuenta de que al pertenecer a la sociedad construimos unos patrones de comportamiento similares a los de los demás y, al mismo tiempo, notamos que somos diferentes a ellos. En estos momentos empezamos a sentimos extraños o fuera de lugar, por lo que buscamos una identidad: queremos saber quiénes somos, a qué vinimos al mundo y cuál es el propósito de nuestra vida.

Desde hace varios siglos, los grandes pensadores de la humanidad han tratado de dar respuesta a estas preguntas capciosas, desarrollando así diferentes teorías filosóficas tales como el existencialismo. Personalmente, uno de los filósofos que encuentro más acertado es Heidegger, quien usó el término Dasein para expresar el modo de existir propio del ser humano y el ser en el mundo. Dasein explica la relación entre el ser y las acciones tendientes hacia un propósito específico en el mundo.

Se llama orfandad al malestar que se genera por no sentirse parte de la sociedad, pero al mismo tiempo necesitarla para desarrollarse. La orfandad, como yo la entiendo, es un estado en el que el individuo se encuentra bajo su propio riesgo, bajo su propia responsabilidad, donde debe asumir peligros para salvarse a sí mismo, sin la posibilidad de culpar a terceros, ya que ellos también se encuentran en el mismo proceso y no pueden intervenir en el de otros.

Sin embargo, muchas personas confunden este sentimiento de orfandad con la falta de ayuda o el abandono. En realidad se trata de una característica inherente al ser humano, que le permite desarrollarse en pro de su propio beneficio, dando rienda suelta a sus pensamientos e ideales, a su capacidad de expresión y al uso total de su libertad como persona. En el proceso de intentar eliminar este sentimiento de insatisfacción e incomodidad se generan grandes cambios en los individuos, lo que tiene como consecuencia la creación de su ser, auténtico e individual. Una vez se logra construir este ser, el individuo encuentra su sentido de utilidad en la sociedad, lo que le permite, por un lado, crecer y, por el otro, fortalecer esa misma sociedad.

En mi caso, sentí los efectos de la orfandad desde temprana edad; tuve muchos momentos de soledad en mi niñez que, de cierta manera, me permitieron ser quien yo quería. Por ejemplo, en mis juegos, pasaba de ser una gran exploradora en la selva, a ser criadora de hormigas culonas que cazaba en el patio de mi casa, para luego convertirme en una gran doctora que salvaba la vida de mis muñecas. Ahora que lo miro en retrospectiva, puedo ver que en estos juegos intentaba darle rienda suelta a mi imaginación –poniendo mi mente en acción– dándole situaciones ficticias pero totalmente nuevas; allí debía implementar todo mi ingenio para enfrentarlas. Después, en la adolescencia, los cambios hormonales propios de la edad comenzaron a afectar mis estados de ánimo de manera drástica y mi manera de expresar esa incapacidad para sentirme parte de algo fue la rabia hacia todo. Me sentía incomprendida e incompleta, pero a medida que avanzaba en los estudios del bachillerato encontré una manera de enfocar mi atención y encontrar una salida. Esta vía fue el conocimiento: me gustaba conseguir información y entender su aplicación en la vida cotidiana; entender como la química estaba involucrada, por ejemplo, en lo que comía; cómo la física regía todo el universo; entender cómo las matemáticas eran aplicadas a todo lo que el hombre logra. Esto para mí fue simplemente maravilloso. Pero aun así, sentía que no había encontrado la explicación de mi existencia, tan necesaria para lograr la satisfacción de las necesidades básicas del ser humano. Entonces, descubrí mi Dasein en la aplicación de la información para generar nueva información, es decir, no solo reutilizar y memorizar...

Índice

• PORTADA
• PORTADILLA
• CRÉDITOS
• PARTE I. ¿QUÉ ES EL SENTIMIENTO DE ORFANDAD?
• PARTE II. CONSECUENCIAS DEL SENTIMIENTO DE ORFANDAD
• PARTE III. EL SENTIMIENTO DE ORFANDAD EN LA CIVILIZACIÓN FUTURA
• ANEXOS
• POTENCIAL DE ACCIÓN
• INVENTORES Y CREATIVOS Y SUS EDADES
• NOTAS BREVES DEL DR. CUERO
• TESTIMONIOS PARA SUPERAR LA ORFANDAD