Juan Carlos Rubio
SERÉ BREVE
Prólogo de JOSÉ MARIA POU
PRÓLOGO
Seré breve.
Brevísimo.
Esto no es un breviario.
No lo es, en el sentido litúrgico del término, por cuanto no son lecturas de obligado cumplimiento. Aquí cada uno puede leer lo que quiera y cuando quiera. Más aún: puede leerlo, incluso, como quiera. En el orden que quiera. Interpretándolo a su modo. En libertad.
No es, pues, un breviario, pero es un compendio.
Es decir, una breve y sumaria exposición de lo más sustancial de una materia ya expuesta anteriormente.
Brevedad.
Una virtud que en el caso de Juan Carlos Rubio se manifiesta ya en la elección de la mayoría de sus títulos (Tres, Humo, 10, Arizona, 9 minutos, 100 m2) y que define de entrada una voluntad de estilo: directo al grano, sin rodeos.
Tiempo habrá de estudiar en profundidad la obra del autor, joven todavía y dueño ya de un «corpus» considerable. Pero en una primera —y breve, forzosamente breve— aproximación, diría que lo que le caracteriza es la limpieza en el planteamiento y la claridad en los objetivos. Eso unido a una enorme facilidad para el diálogo: directo, ágil, rápido, conciso. Réplica y contrarréplica se suceden, a veces, a velocidad de vértigo. Lo cual no es ajeno a su condición de director y a su pasado de actor. Director y actor saben del valor de la palabra dicha en voz alta, de la musicalidad de la frase, del ritmo de la escena, de la calidad de un silencio y de cómo, a veces, un monosílabo puede decir más que dos frases mal trabadas.
Y todo ello al servicio de historias meticulosamente elegidas. Juan Carlos Rubio no se limita a contemplar la realidad (que no es poco) sino que la sube al escenario con su pellizco particular. Un pellizco que duele y hace cosquillas al tiempo. Porque es el pellizco del absurdo y es el pellizco del cariño. Y de ese retorcer y acariciar surge el humor, la ternura, la carcajada y hasta el nudo en la garganta.
Tengo la suerte de conocer a Juan Carlos y de haber trabajado con él, mano a mano, en un proyecto en el que se conjugaban muchos talentos distintos. Fui testigo privilegiado de su forma de trabajar. Del rigor en la investigación y de su capacidad de adaptación. De su generosidad. Pero, por encima de todo, de la conciencia que tiene de su oficio de escritor, de cómo piensa por la mañana, prueba por la tarde, ejecuta durante la noche y entrega sin demora —corregido y aumentado— a la mañana siguiente. Porque la inspiración acude a la cita cuando se domina el arte de convocarla. Y eso es tan importante como tenerla o no tenerla.
La selección de piezas breves, con algunos extractos de otras obras más extensas, que se reúnen en este libro, tiene por objeto facilitar el acceso a este material a compañías de teatro, profesores, monitores, estudiantes de arte dramático y compañeros de oficio, a la búsqueda siempre del monólogo o escena ideales para el próximo casting. Pero también podría ser, tal cual, —bueno, tal cual, no; habría que acortarlo un poco para ser consecuentes con el título— la base para un espectáculo antológico que viniera a mostrar el universo creativo de Juan Carlos Rubio. ¿Alguien se anima?
Brevemente lo dijo el Arcipreste de Hita:
En pequeña geringonza yace gran resplandor,
en azúcar muy poco yace mucho dulzor,
en la dueña pequeña yace muy gran amor;
pocas palabras cumplen al buen entendedor.
Y brevemente lo mantiene el dicho popular:
«Lo bueno, si breve, Juan Carlos Rubio».
JOSÉ MARÍA POU
Actor y Director
A Juan Luis Galiardo:
porque nunca fuiste breve, pero siempre fuiste bueno
ALL YOU NEED IS LOVE
Incluida en la obra
EL MANUAL DE LA BUENA ESPOSA
En abril del 2010, el Vaticano, a través del «L´osservatore romano» perdona los pecados de Los Beatles, ya que ellos afirmaron en la década de los sesenta que eran más grandes que Jesucristo.
1965. MARI CARMEN y ASUNCIÓN, dos chicas de 17 años, están haciendo estiramientos y ejercicios con mucha energía y decisión.
ASUNCIÓN
¿Juráis por Dios daros siempre al servicio de España y su Caudillo?
MARI CARMEN
¡Sí, juro!
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