Luis Agius
MI NOMBRE ES SARAH
El sueño de Hannah Arendt
NOTA DEL ATUOR
Mi nombre es Sarah está basada libremente en el libro Eichmann en Jerusalén de la filósofa alemana de origen judío, HANNAH ARENDT, así como en otras de sus obras, Los orígenes del totalitarismo y La condición humana que recogen lo más importante de su pensamiento.
El controvertido proceso judicial al que fue sometido en Israel Adolf Eichmann, teniente coronel de las Waffen-SS, y uno de los principales ejecutores de la denominada «Solución Final», —acontecimiento del que fue cronista la gran filósofa— se llevó a cabo a lo largo de 1961, si bien la ejecución de la pena capital a la que se condenó al criminal nazi se retrasó hasta el 31 de mayo de 1962.
Madrid, julio de 2011
DRAMATIS PERSONAE
HANNAH ARENDT
Pensadora alemana, judía
ADOLF EICHMANN
Criminal nazi, teniente coronel de las Waffen-SS. Responsable de las deportaciones masivas de judíos en Europa
GERSCHOM SCHOLEM
Escritor y pensador judío
DOCTOR ROBERT SERVATIUS
Abogado alemán, defensor de Adolf Eichmann
STORFER
Miembro del Consejo Judío de Viena
MARTIN HEIDEGGER
Filósofo alemán
SARAH
Mujer judía, superviviente del Holocausto
VOZ EN OFF de un funcionario israelí
PRÓLOGO
Ejecución de Adolf Eichmann, 31 de Mayo de 1962. Jerusalén. Sala de Ejecución. Luz focal sobre un hombre de mediana edad, calvo y con gafas. ADOLF EICHMANN, camina erguido hacia el patíbulo con las manos atadas a la espalda.Viste camisa blanca y pantalón negro.
VOZ EN OFF DE UN FUNCIONARIO
El Estado de Israel, de acuerdo con el fallo inapelable de su Tribunal Supremo, encuentra al acusado, Adolf Eichmann, teniente coronel de las Waffen-SS, responsable directo e inequívoco de la detención y deportación de cientos de miles de hombres, mujeres y niños inocentes a los campos de exterminio nazis en toda Europa y en particular le declara responsable de la deportación de 400.000 judíos de Hungría al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau para su aniquilación. Por tanto, el Tribunal Supremo del Estado de Israel declara al acusado Adolf Eichmann culpable de crímenes de lesa humanidad contra el pueblo judío y, en consecuencia y de acuerdo con las Leyes penales de Israel, le condena a morir en la horca. Sea cumplida la sentencia.
Luz focal sobre EICHMANN, que sube al patíbulo lentamente. Se coloca frente al público. Con un gesto de cabeza, solicita permiso para hablar. Una vez concedido el permiso, asiente, en señal de agradecimiento, y esbozando una sonrisa muy forzada, casi como una mueca, se dirige al público.
ADOLF EICHMANN
Quiero decir mis últimas palabras. No creo en el más allá, pero es nuestro destino, judíos y no judíos, volver a encontrarnos. ¡Viva Alemania! ¡Viva Argentina! ¡Viva Austria! Nunca las olvidaré.
EICHMANN permanece completamente solo ante la horca, contemplándola fijamente.
Oscuro
CUADRO I. EL ACUSADO
1961. Sala del Tribunal Supremo de Israel, completamente vacía. Estrado, banquillo, asientos para el público y en el centro una cabina de cristal para el procesado. En su interior, sentado ante una mesa con un micrófono, un hombre de mediana edad con gafas de pasta negra y casi calvo, vestido con un anodino traje gris. Frente a la cabina de cristal, una mujer, también de mediana edad, cabello negro rizado, vestida con un sobrio traje de chaqueta azul, pasea por la sala.
HANNAH ARENDT
Todo ha terminado. El veredicto del Tribunal se conocerá pronto.
ADOLF EICHMANN
Todo se ha cumplido.
HANNAH ARENDT
¿Está satisfecho? ¿Defraudado? ¿Cómo se siente, señor Eichmann?
ADOLF EICHMANN
En cierta medida, me siento aliviado.
HANNAH ARENDT
¿Cree que si le hubieran juzgado en Alemania la sentencia hubiera sido diferente? Muchos de sus camaradas nazis han escapado de la horca y se han enfrentado a penas relativamente leves.
ADOLF EICHMANN
Básicamente, no. Como es lógico, al no existir la pena de muerte en Alemania se me hubiera condenado a trabajos forzados, cadena perpetua… En fin, no perdería la vida. Pero esto en realidad no tiene importancia…
HANNAH ARENDT
(Pensativa, se detiene. De espaldas a ADOLF EICHMANN le pregunta con voz ronca.) ¿Se arrepiente de sus actos, señor Eichmann?
ADOLF EICHMANN
¿Es que vamos a empezar de nuevo, señora Arendt? Ya lo he afirmado en el juicio: no me siento culpable ni responsable de los actos que condujeron a los judíos a los campos de concentración, ni de su exterminio. Yo cumplía órdenes, como los demás. Mis actos son los típicos por los que se te condecora si se gana una guerra o por los que se te condena a muerte si se pierde. En todo caso, ha quedado demostrado que yo no he matado a ningún judío con mis propias manos. Jamás he matado, ni dado semejante orden. Sin embargo, volvería a hacer mi trabajo, sin vacilar ni un instante.
HANNAH ARENDT
(Con energía.) Es monstruoso lo que afirma, señor Eichmann. No debería eludir la gravedad de sus actuaciones…, aunque en verdad, pienso que no es usted más que un burócrata, un siniestro burócrata. Un burócrata de la muerte. Un probo funcionario al servicio de un Estado totalitario y criminal, exterminador de seres humanos y productor de cadáveres. Nada más. Y esto es lo terrible.
ADOLF EICHMANN
Califíqueme como quiera. Yo no odio a los judíos, nunca los he odiado, he estudiado incluso su lengua, su historia, sus costumbres; he dialogado con algunos de sus dirigentes y rabinos en varias ocasiones. Incluso he estudiado en profundidad los escritos de Teodor Herzl y otros documentos de prestigiosos autores judíos. De hecho, fui considerado por mis superiores en las Waffen-SS como un experto en «asuntos judíos». No odio a ningún judío en particular, ni la odio a usted personalmente, en su calidad de periodista judía…
HANNAH ARENDT
Comprendo. Puede decirse, entonces, que más que ante un furioso antisemita, me encuentro ante el frío, objetivo y aséptico funcionario, el teniente coronel de las Waffen-SS Adolf Eichmann, especialista en «asuntos judíos», más preocupado por la acción, es decir, el exterminio de los judíos europeos, que por la ideología nazi. Bien, usted no me odia, pero, sea franco, me hubiera deportado durante la guerra (Pausa. ADOLF EICHMANN la contempla fijamente, con interés.) He de decirle, Eichmann, que no he seguido su proceso en calidad de «periodista judía». En realidad, tengo desde hace años la nacionalidad estadounidense, y enseño teoría política en Estados Unidos. Estos meses he tenido la oportunidad de convertirme por deseo propio en la cronista de su proceso para un semanario de Nueva York, y por ello, pedí autorización al Gobierno israelí para conocerlo.(Pausa.) Me gusta contemplar el Mal cara a cara y no experimentar vértigo. Me siento tranquila, este encuentro es algo así como una cura para mi alma y para mi razón. En cierta medida, incluso le agradezco que me permita conversar con usted. Se trata de un viejo sueño, hecho realidad y que llevaré, si me lo permiten las circunstancias y si usted colabora, hasta las últimas consecuencias intelectuales (Pausa. Ahora en tono grave, con dureza.) Para mí, usted, Eichmann, encarna el mal, pero no como se supone habitualmente, el mal moral o radical, sino de otro tipo. He de proseguir mis investigaciones para escribir un ensayo sobre el tema y aportar a la opinión pública americana mis conclusiones y quisiera que me contestara a algunas preguntas.
ADOLF EICHMANN
De acuerdo, no tenemos mucho tiempo. Usted y yo sabemos que este juicio ha sido una farsa al servicio de los intereses del Fiscal y del Gobierno de Israel. ¿Es que no van a terminar nunca?
HANNAH ARENDT
No ha habido tal farsa. Usted ha sido juzgado legalmente y ha tenido la oportunidad de defenderse y ser escuchado. Millones de seres humanos no tuvieron ese privilegio…
ADOLF EICHMANN
¡Todo ha sido una pantomima! ¡Han abierto de nuevo viejas heridas que ya estaban cicatrizadas! La guerra terminó hace más de quince años…
HANNAH ARENDT
El sufrimiento, Eichmann, perdura para siempre en la memoria y no desaparece. A lo sumo, con el paso del tiempo, se transforma en amargura, resentimiento y melancolía. El dolor, en el caso del pueblo judío está grabado a sangre y fuego, quizá para siempre. (Pausa. HANNAH ARENDT camina por la sala y continúa hablando, alzando...