Pensar como Sócrates
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Pensar como Sócrates

  1. 150 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
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Pensar como Sócrates

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El activo más valorable que poseemos los seres humanos es nuestra mente. La calidad de nuestras vidas, y la de quienes nos rodean, siempre será reflejo de cómo utilizamos, desarrollamos y orientamos tan precioso "obsequio" con el que todos vinimos al mundo.Pensar como Sócrates nos plantea un gran desafío: orientarnos hacia el potencial y hasta la frontera de la riqueza de nuestras mentes. Para ello, el libro se estructura en seis secciones como si fuesen Apps, todas ellas conteniendo herramientas muy simples para perfeccionar nuestra forma de pensar.Estas Apps pretenden convertirte en una persona con mayor capacidad racional integra e integral, con habilidades para pensar con justicia, perseverancia, significancia, valentía, serenidad, de pensar con metáforas, de razonar con filtros de claridad, de indagar con contraejemplos, de examinar de "abajo a arriba", de orientar tu capacidad racional hacia su potencial de excelencia.¡Sería fantástico! ¿Estás preparado?

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Información

PENSAR CON TÉCNICAS
Pensar con Curiosidad
“Siento menos curiosidad por la gente y más curiosidad por las ideas”
Marie Curie
De niño somos criaturas curiosas, de adolecentes nos inclinamos a ser indiferentes y en la edad madura tendemos a volvernos desconfiados. La primera y la más simple emoción que descubrimos en la mente humana es la curiosidad. Lo único que no podemos enseñar a los niños es a ser curiosos. Esa curiosidad está vinculada a la naturaleza de mantener los radares prendidos ante cualquier señal y de formular preguntas. Los sentidos de los niños están siempre encendidos; observan, experimentan, sienten, huelen. Cada acción, cada fenómeno les produce curiosidad, asombro y la necesidad de seguir indagando. La lluvia, el trueno, el salto de una rana, el transitar de las hormigas, la luz cuando se enciende, las nubes que cambian de forma, los murciélagos que revolotean a la noche, el planear de un pájaro. Son pequeños pero con una gran curiosidad.
Los niños son preguntones, su mente está llena de preguntas que requieren ser respondidas. Pero ante tantas preguntas de los niños que nos chillan en el tímpano; “¿por qué esto?, ¿qué es aquello?, ¿por qué lo otro?, ¿para qué sirve esto?”, los adultos no tardamos en encargamos de sepultar su curiosidad con respuestas cortantes; “porque así es”, “porque así siempre fue”, “porque yo quiero”, o, peor aún, “porque yo lo digo”.
El niño no tarda en comprender que el precio de la curiosidad es el reproche, la indiferencia y, entonces, comienza a entender que es mejor aceptar las cosas tal como son y que ser curioso no es para nada un buen negocio.
La curiosidad del pequeño se va transformando lentamente en una mente apática, dogmática, que acepta las cosas como son, que se amolda al pensamiento de los demás, que asiente las aseveraciones convencionales, que entienden que las cosas son porque son. Se trata de una involución, que va de la curiosidad al desinterés y, lo peor, al dogmatismo.
Existe un dicho que dice “la curiosidad mató al gato”. En cuanto a los niños, la falta de curiosidad es la que termina por matar su interés de conocimiento. El sistema escolar también se encarga de contribuir a matar el deseo del niño por indagar, por ir más allá del cerco de lo conocido, por crear. En el colegio el conocimiento está estructurado, encasillado, enlatado. Las respuestas están en lo que dicta el profesor o en la página tal del libro asignado. Nacemos curiosos pero muy pronto nos enfrentamos contra la realidad de que las cosas son como son, y nos vemos obligados a aceptarlas como tales.
Pero siempre están los inadaptados, los que se resisten contra el convencionalismo, los que mantienen vivo la llama de la curiosidad. Sócrates, Arquímides, Leonardo da Vinci, Galileo Galilei, Albert Einstein fueron grandes genios no porque tenían un ADN diferente al común de la gente, sino por la sencilla razón de que eran extraordinariamente curiosos e inquisitivos, nunca se amoldaron a las convenciones, siempre quisieron escarbar más, ir a mayor profundidad, interpretar las cosas desde otro ángulo, mirar las cosas con otros prismas.
La curiosidad es la piedra fundamental del método del pensamiento socrático. La curiosidad es el valor que mantiene la mente siempre rejuvenecida. Cuando la curiosidad decrece, la mente no tarda en apagarse. Es la llama que mantiene al cerebro con vitalidad. Es imposible cultivar amor al conocimiento y a la sabiduría, si no fomentamos el amor a la curiosidad. La curiosidad es un músculo mental a desarrollar, es la leña que da calor a la brasa del conocimiento. Sin leña no hay fuego, y sin curiosidad, es imposible el conocimiento y la creación. La curiosidad es la llave que nos permite abrir la puerta hacia nuevas ideas. Es la energía que mantiene vivo nuestros pensamientos.
La ventaja de ser una persona curiosa es que ésta te convierte en un individuo de mente abierta hacia nuevas ideas, conceptos, valores, puntos de vista, conocimiento. Ser curioso te ayuda a abordar tareas intrincadas o situaciones problemáticas de una manera persistente y positiva. La curiosidad es la fuerza que permite alcanzar el pensamiento con profundidad. Sería difícil desarrollar una mente perseverante, determinada a lograr profundidad de pensamiento, si no existiese curiosidad. La curiosidad nos posibilita descubrir nuevas puertas, explorar nuevos campos, y ver posibilidades donde otros ven un murallón al final de la carretera.
Para recuperar y acrecentar nuestra curiosidad debemos primeramente preguntarnos, ¿cuál es el significado de curiosidad? La curiosidad es un estado mental o, mejor dicho, una actitud mental activa que te permite estar extraordinariamente interesado en el mundo interno y externo. La curiosidad es la ambición de aprender más sobre un tema determinado, de explorar nuevos territorios. Es una fuerza interna que busca por todos los medios el esclarecimiento. Representa la fuerza motriz del libre pensador. La curiosidad es lo contrario a la apatía mental y la negación de todos los dogmas.
De la vida de Sócrates podemos extraer algunas lecciones para cultivar nuestra curiosidad. La primera es que no importa cuántos años tengas, la curiosidad siempre puede mantenerse viva. Al cultivar la curiosidad, como lo hizo el filósofo, nuestra mente permanecerá siempre joven, como la de un niño, sin importar el transcurso de los años. Para permanecernos jóvenes, con la guardia siempre arriba como la de un boxeador, tenemos que estar en estado permanente de curiosidad intelectual. Como lo diría Salvador Paniker, pensador español, “La juventud de un ser no se mide por los años que tiene, si no por la curiosidad que almacena”.
Uno de los aspectos más importantes que te ayudará a desarrollar la curiosidad es tener la mente abierta hacia todo lo que es nuevo en tu vida, puede que sea una pregunta, una tarea o cualquier fenómeno o situación a la cual te estés enfrentando. Bloquear o estrechar tu mente sólo disminuirá tu curiosidad, lo que significa que puedes perderte las oportunidades y desafíos. Hay que estar dispuesto a aprender algo nuevo, a utilizar el tiempo con curiosidad para descubrir lo nuevo en lo viejo, las oportunidades en la monotonía.
El entusiasmo te permitirá estar mucho más interesado en un tema determinado que si no lo tienes. Como si se tratase de un juego mental, uno de tus objetivos debe ser convertirte en un entusiasta, asociando la diversión y la alegría con las tareas que tienes que realizar, en lugar de esperar que sean una pérdida de tiempo, una carga agobiante o algo irrelevante. Otra excelente manera de ser entusiasta es detectar desafíos en tus tareas e intentar superarlas.
Lucha y vence al aburrimiento. La pereza es un virus en el cerebro que apagan las neuronas. Somete a ese virus y enciende el universo de billones de estrellas que llevas dentro de ti. Al estar aburrido, constantemente disminuyes tu curiosidad hasta que alcanzas tu anticlímax. Con el fin de aumentar tu curiosidad, tendrás que evitar el aburrimiento por cualquier medio. El aburrimiento se acumula cuando no estás más interesado en los nuevos temas o cuando se cumplieron todas las metas que deseabas. Es notable, pero el aburrimiento se cura con curiosidad y la curiosidad no se cura con nada.
Entonces, para eliminar el aburrimiento en tu vida tienes que estar continuamente interesado en aquellos temas que realmente desees explorar y aprender más acerca de eso. Infórmate sobre las tendencias, lee libros diferentes sobre otras áreas de estudio, inscríbete a nuevos cursos, ve conferencias en youtube, interrógate sobre el mundo externo, disfruta de las conversaciones con amigos o aprende un nuevo idioma.
El otro enemigo de la curiosidad es la rutina que nos lleva a hacer las mismas cosas día tras día, a veces durante muchos años, lo que nos mantiene como ratones de laboratorio corriendo en la misma rueda giratoria sin ir a ningún lado. Así que en lugar de permanecer en la trampa de las rutinas fijas, podrías buscar lo extraordinario en lo ordinario o añadir nuevos campos desafiantes en tu vida.
Para ampliar la curiosidad te planteo algunas interrogantes.
¿Cuál es tu nivel de curiosidad, del 1 al 10?
¿Qué te parece modificar algunas rutinas mecánicas del pensamiento por la rutina de la curiosidad? ¿Has pensado que ser curioso en otros campos de tu profesión, te permitirá ser más creativo en tu área de conocimiento?
¿Por qué no instalas un nuevo radar, mucho más potente, en tu cerebro, capaz de percibir, sentir olfatear, ver, oír, aquello que hoy lo captas como opaco e inerte?
¿Cuántas veces al día te podrías proponer pensar como un niño? ¿Has experimentado lo maravilloso de convertirte en un pr...

Índice

  1. Confesiones
  2. Las Apps Socráticas para Pensar Mejor
  3. El Imperio de la Mente: La vida de Sócrates
  4. CONÓCETE A TI MISMO
  5. PENSAR CON VIRTUDES
  6. PENSAR CON FILTROS
  7. PENSAR CON TÉCNICAS
  8. PENSAR EN TÉCNICAS DEFECTUOSAS
  9. PENSAR EN EL CAMINO
  10. REFERENCIAS