Nuevo aprendizaje

Elementos de una ciencia de la educación

Mary Kalantzis, Bill Cope

• Editorial: Ediciones Octaedro
• Año: 2019
• ISBN:
  9788417667672
• Categoría: Education
• Categoría: Essays in Education

En Nuevo aprendizaje los reconocidos autores Mary Kalantzis y Bill Cope exploran los debates y los desafíos contemporáneos en torno a la educación. En este momento de dramático cambio social, la educación representa posibilidades y oportunidades muy significativas. Escrito en un estilo accesible y ágil, la obra pone la lupa sobre los estudiantes y sus entornos de aprendizaje y reflexiona sobre cómo las escuelas pueden preparar a sus alumnos para el futuro.Por medio de ilustrativos ejemplos de actuaciones en el aula, este libro logra un equilibrio entre los conocimientos teóricos y sus aplicaciones prácticas. Tanto el libro en papel como su sitio web complementario, newlearningonline.com, incluyen una amplia cobertura de la psicología educativa y las perspectivas de la ciencia cognitiva, el uso de la evaluación en la educación y el desarrollo de planes de estudios en todo el mundo.Nuevo aprendizaje constituye un recurso inspirador e integral para los profesores en activo, así como para los que están en la fase de preparación para incorporarse al mundo de la docencia.

Parte C

Respuestas: formas de aprender y de enseñar

6. La naturaleza del aprendizaje

7. Conocimiento y aprendizaje

8. Pedagogía y currículo

9. Comunidades de aprendizaje en acción

10. Medición del aprendizaje

Capítulo 6

La naturaleza del aprendizaje

Visión general

En este capítulo investigamos la naturaleza del aprendizaje y exploramos vías alternativas de comprensión de las maneras como ocurre el aprendizaje.

El conductismo es una de las primeras escuelas de pensamiento dentro de la disciplina moderna de la psicología. Los conductistas afirman que no podemos saber mucho acerca de la mente y de la conciencia humana –esta temática resulta demasiado difícil y, dada su imprecisión, demasiado propensa a producir sesgos desde perspectivas e interpretaciones originadas en la propia mente–. Todo lo que podemos conocer de forma fiable es aquello que podemos contemplar observando las conductas. Estudiando a los humanos y a los animales, los conductistas concluyen que el mecanismo más básico y universal de aprendizaje es el «refuerzo-estímulo-respuesta».

Una serie de planteamientos más recientes sobre el aprendizaje se puede agrupar bajo la categoría de «desarrollo cerebral». Aquí se incluye la psicología del desarrollo, donde se describen los estadios en la disposición cognitiva que indican diversos niveles de desarrollo cerebral; el estudio del lenguaje para interpretar la forma general del «instinto lingüístico» en todos los humanos, y los estudios neurocientíficos del cerebro en funcionamiento.

Otros planteamientos sociocognitivistas recientes del aprendizaje se benefician de un corpus creciente de investigación sobre los mecanismos del cerebro, y añaden una dimensión social y cultural. El cerebro aporta una gama extraordinaria de posibilidades, que se traducen en muy diferentes potencialidades dependiendo del contexto social y cultural. La inteligencia no está solo en el cerebro: sus fuentes son sociales.

Aprendizaje

El aprendizaje es el proceso para llegar a conocer cosas nuevas. Estas cosas nuevas pueden ser consecuencia de aprender acerca de (experiencias, hechos, teorías o perspectivas, por ejemplo) y de aprender cómo (hacer ciertas cosas, comportarse en circunstancias concretas o pensar de ciertas formas, por ejemplo).

En comparación con otras especies animales, los humanos nacen con muy poco de lo que necesitan saber y ser capaces de hacer para convertirse en miembros de su especie que funcionen a pleno rendimiento. Tienen que aprender una extraordinaria cantidad de cosas. Y lo aprenden en un periodo de tiempo notablemente corto. Hacia los tres años de edad ya han adquirido ese aparato único para pensar que es el lenguaje. Han desarrollado una atención perceptiva o capacidad para ver cosas que no estaba presente al nacer. Estos son solo dos de los extraordinarios logros de aprendizaje de los infantes, hitos que no tienen nada que ver con la escuela. Ocurren sin ningún tipo de pedagogía ni educación, en el sentido formal de un programa diseñado de manera consciente para aprender.

Los humanos, aunque inútiles al nacer, están dotados de una capacidad innata y normalmente abierta para aprender. La materia que encuentran en su entorno –objetos, gente y lenguaje– les enseña abundantemente. El mundo de la vida aporta a los niños un remarcable entorno de enseñanza informal. El niño puede tener una inclinación natural a aprender, pero también está inmerso en entornos enormemente ricos, repletos de cosas que reclaman ser aprendidas. El niño también nace en un ambiente social en el que los compañeros, los niños mayores y los adultos ya disponen de sus trucos naturales para enseñar.

He aquí, pues, algunos de los fundamentos del aprendizaje con los que nadie podría discrepar. Más allá de esto, sin embargo, se dan muchas perspectivas diferentes sobre el modo como ocurre el aprendizaje. Estas perspectivas sirven de apoyo a planteamientos alternativos para los procesos formales de aprendizaje en la educación y en la pedagogía. En este capítulo examinaremos tres de estas perspectivas, más o menos en el mismo orden en el que estas ideas se incorporaron a las disciplinas y a las prácticas educativas: conductismo, desarrollo cerebral y cognitivismo social. En cada una de estas tres perspectivas hay aspectos de valor perceptivo. Las tres están siendo aplicadas por los educadores actuales como apoyo de sus prácticas, en varios momentos y en varios lugares. Pero, siempre respetando las tradiciones del conductismo y del desarrollo cerebral, el nuevo aprendizaje que describimos en este libro se inspira en un grado mayor en el pensamiento sociocognitivista más reciente.

Analizamos cada una de las tres perspectivas de acuerdo con las siguientes dimensiones:

• Dimensión 1: los procesos de aprendizaje

• Dimensión 2: las fuentes de la capacidad

• Dimensión 3: la infraestructura para el aprendizaje

• Dimensión 4: la medición del aprendizaje

Conductismo: el pasado moderno

El conductismo es una escuela de pensamiento dentro de la disciplina de la psicología fundada en la primera mitad del siglo XX. Sus iniciadores más famosos fueron J. B. Watson, E. Thorndike y B. F. Skinner. Afirmaban que lo único que podemos conocer con algún grado de certeza en la ciencia de la psicología es lo que podemos ver en forma de conductas observables. No sirve de mucho pensar sobre el pensar o usar la mente para tratar de descifrar la naturaleza de la consciencia. Según los conductistas, tales empeños «introspectivos» que utilizan la mente para reflexionar sobre la mente son demasiado vagos y poco fiables como para poder considerarse como científicos.¹ [Véase newlearningonline.com: Watson on the Science of Psychology.]

Abordemos las dimensiones del conductismo como planteamiento del estudio del aprendizaje y de la ciencia de la educación.

Dimensión 1: los procesos de aprendizaje

Según argumentan los conductistas, una vez que dejamos de lado la cuestión de la consciencia, no hay ninguna diferencia real entre los procesos de aprendizaje de animales y de humanos. Podríamos estudiar igualmente el aprendizaje animal para descubrir algunos de los aspectos clave del aprender humano. De hecho, es mejor usar animales para estudiar los procesos de aprendizaje, porque hay cosas que puedes hacer con los animales en una situación de laboratorio que no puedes hacer con humanos por razones de ética.

En su intento por comprender los fundamentos del aprendizaje, los conductistas se dedicaron a estudiar ratas, pollos, palomas, perros y gatos. El fundador de este tipo de experimentación fue el psicólogo ruso Ivan Pavlov. En uno de sus experimentos de laboratorio más famosos, a los perros se les daba comida cada vez que sonaba un timbre. Pasado un tiempo, comenzaban a segregar saliva –señal de que estaban esperando el alimento– en cuanto oían el timbre, e incluso antes de que se les proporcionara la comida. Habían aprendido a asociar el sonido del timbre con la comida. A esta asociación aprendida Pavlov la llamó respuesta condicionada.² [Véase newlearningonline.com: Pavlov’s Dog.]

Dimensión 2: las fuentes de la capacidad

Tras descartar la cuestión de la consciencia y simplificar el aprendizaje a conductas observables, los conductistas creyeron que podrían demostrar a través de sus investigaciones que tanto humanos como animales aprendían de esta manera: un estímulo observable produce una respuesta observable. El aprendizaje está «condicionado» por estímulos externos. Estos estímulos pueden adoptar la forma de refuerzo negativo (dolor, castigo) o de refuerzo positivo (placer, premio). Para cualquier criatura individual –animal o humana– estos procesos de estímulo y refuerzo constituyen las fuentes primarias de aprendizaje.

Para demostrar su aserto, Skinner colocó a los animales de su laboratorio en «cámaras de condicionamiento operante», que llegaron a conocerse también como cajas de Skinner. El animal recibe un estímulo –un sonido por un altavoz o una señal luminosa desde un foco– y luego obtiene un premio si la respuesta es correcta (se le da comida, por ejemplo), o un castigo si la respuesta es equivocada (se le aplica una descarga eléctrica, por ejemplo). Con este entrenamiento conductual los animales aprenden cuáles son las respuestas acertadas y erróneas a los estímulos.

Skinner creía que los patrones de aprendizaje de los humanos son esencialmente los mismos, tanto en contextos de aprendizaje formales como informales. La diferencia entre el aprendizaje informal, que ocurre en respuesta a los estímulos de la vida cotidiana, y la educación formal está en el trabajo consciente que un educador desarrolla para crear un entorno de condicionamiento óptimo. El estímulo se presenta en forma de exégesis por parte del profesor y del libro de texto de los contenidos curriculares. Todo ello va seguido de la respuesta en forma de comentarios por parte del profesor o de procesos evaluadores más formales, como los exámenes. [Véase newlearningonline.com: Skinner’s Behaviourism.]

Dimensión 3: la infraestructura para el aprendizaje

Una vez que se han establecido las leyes de la conducta, podemos diseñar sistemas para controlar esa conducta. La lección en el aula es un ejemplo de esos sistemas. En el aprendizaje basado en los principios conductistas, unos estímulos apropiados producen unas respuestas de aprendizaje; respuestas que deberían ir seguidas de refuerzo positivo en forma de premio («correcto», «bien hecho», «8») o de refuerzo negativo en forma de castigo («error», «falso», «3», «mala chica»).

La educación se concibe como un proceso de modificación de la conducta. Según esta concepción, la pedagogía es un proceso de estímulo (por ejemplo, presentación de contenidos nuevos), seguido de respuesta (al alumno se le hace una pregunta en clase o se le pone un examen), y seguido de refuerzo (confirmación por el profesor de una respuesta correcta o incorrecta, o asignación de una calificación buena o mala).

En la línea de la cadena de montaje fordista, el aprendizaje según este modelo conductista puede trocearse en pedacitos, con una secuencia de «estímulorespuesta-refuerzo» en donde cada paso se dirige hacia la producción de las conductas aprendidas. El planteamiento de la educación sobreentendido en este tipo de conductismo tiende a ser como el que vimos en el capítulo 2 bajo el nombre de educación didáctica –un estímulo iniciado por el profesor lleva a una respuesta por parte del alumno, lo que a su vez da pie a un refuerzo positivo o negativo, según las respuestas sean correctas o equivocadas–. [Véase newlearningonline.com: Behaviourism Goes to School.]

Dimensión 4: medición del aprendizaje

De acuerdo con el punto de vista conductista, las capacidades para modificar la conducta no son las mismas para todo el mundo. Aducen que algunas personas son más inteligentes que otras de manera natural: son capaces de aprender más y mejor de sus experiencias –darse cuenta de los estímulos, responder de forma más inteligente y aprender mejor a partir del refuerzo positivo o negativo–. Esas diferencias en inteligencia las atribuyen a diferencias en la capacidad mental innata entre un individuo y el siguiente. Algunas personas nunca serán demasiado listas, por muchos conocimientos que tratemos de transmitirles, porque sus mecanismos naturales de «estímulo-respuesta» no funcionan del todo bien.

Dentro de este marco de referencia, los psicólogos del siglo XX empezaron a medir la inteligencia, o las capacidades mentales de la gente. Diseñaron test de inteligencia a través de los cuales las conductas mentales de una persona podrían ser observadas de forma sistemática y medidas en comparación con sus pares de la misma edad. La suposición que subyace a estos tipos de test es que la inteligencia puede medirse de manera separada de lo que a una persona le han enseñado, o de lo que ha aprendido o de sus propias experiencias vitales concretas. Hechos y conceptos constituyen mero conocimiento, pero puedes poseer una gran cantidad de conocimiento sin ser por ello inteligente.

La inteligencia es la capacidad subyacente de pensar, aprender y, por esa vía, adquirir conocimiento. Como afirman los defensores de los test, la inteligencia puede y debe ser medida, dado que existen diferencias naturales entre las personas. Algunas personas son de manera innata más inteligentes que otras, y nadie podrá nunca mejorar o sobrepa...

Índice

• Cubierta
• Portada
• Página de derechos de autor
• Sumario
• Introducción
• Parte A. Introducción: cambiar la educación
• Parte B. Contextos: cambiar las condiciones del aprendizaje
• Parte C. Respuestas: formas de aprender y de enseñar
• Referencias
• Índice temático
• Índice
• Contraportada