El clasicismo griego

Ernesto Ballesteros Arranz

• Editorial: Hiares
• Año: 2015
• ISBN:
  9788415874867
• Edición: 1
• Categoría: Historia
• Categoría: Historia de la antigua Grecia

eBook Interactivo. A partir del siglo V a. JV. (aprox.) el pueblo griego se convierte, no sólo en el mejor creador artístico de su época, sino en el mejor creador artístico de la historia, o al menos en uno de los dos o tres más cualificados y conocidos. Nadie puede estudiar arte sin conocer la producción artística del clasicismo heleno que aquí vamos a mostrar muy brevemente, con algunas de las obras que se han convertido en símbolo artístico de todos los tiempos.

CULTURA

La cultura de esta época es una de las cumbres de la Historia humana. Sobre ella descansa toda la cultura europea posterior, y de ella se alimenta el racionalismo occidental hasta nuestros días.

1. Religión y moral

Los griegos tenían conciencia de su libertad individual y en ese terreno se sentían superiores a los asiáticos, pero no mantenían relaciones hostiles con ellos, como lo demuestra la cantidad de artistas, comerciantes y mercenarios griegos que se establecieron en el Imperio persa. En este período se opera una “desaristocratización” de la moral, como había ocurrido en política. ¿Qué significa esto? En la época anterior, la virtud (“kalokagazía” o “areté”) era patrimonio de los nobles y se transmitía por herencia. “Ni el zorro ni el león pueden transformar el carácter que es innato en ellos”, decía Píndaro. Ahora se experimenta un cambio de creencias radical. La virtud (“areté”) puede ser transmitida por la enseñanza (¿). Todos los hombres pueden ser iguales si reciben la misma instrucción. Estas creencias son extendidas por los “sofistas”, que recorren Grecia dando clases de filosofía y retórica, por las que se hacían pagar por los ciudadanos. Los nobles les reprobaban este lucro y que hubieran profesionalizado la educación. Pero los “sofistas” son Ios que extienden por la Hélade la fe en la razón y en la enseñanza, es decir, los promotores de la “Ilustración griega”. Atenas concedió hospitalidad a todos los sofistas, que desde los peristilos públicos daban conferencias y convertían la “stoa” en una precoz universidad de adultos. Estos “sofistas”, por su racionalismo, criticaron todos los valores tradicionales de la Hélade y eran mirados con desconfianza por los ciudadanos sensatos. Elevaron la palabra, “logos”, a su más alto significado y aún abusaron de su empleo con la retórica. La plena democratización de la moral, que es lo mismo que decir “racionalización”, se opera con Sócrates, que considera que la virtud es un producto de la inteligencia. El que ha comprendido el bien, no puede querer el mal. La maldad sólo se explica por la ignorancia. Es, pues, un concepto intelectualista de las creencias morales. Epicúreos y estoicos siguen preocupándose por la moral, que en terreno filosófico pasa a ser una doctrina del conocimiento: la ética. Para Platón, la moral no es un medio, sino un fin. Recordemos que los dorios del Vlll decían: “Obra bien para conseguir el aprecio de tus semejantes”. La moral se ha elevado mucho desde entonces. Platón cree que la moral elevada es un premio para el que la practica, y que la felicidad consiste en llevar una vida digna. Aristóteles, en cambio, más realista, cree que la virtud es el justo medio entre dos vicios. En este sentido es “apolíneo”, defensor de la proporción, pero no por un criterio estético como los antiguos helenos, sino por un convencimiento puramente racional. El Liceo eleva a un ejemplo de moralidad la “áurea mediócritas” (mediocridad dorada), la huida de toda exageración perniciosa.

Las antiguas fórmulas religiosas siguen existiendo, es decir, los griegos siguen haciéndoles fiestas y sacrificios a Atenea, Zeus y Apolo, pero el mito es destruido por la razón, y la religión se convierte en un montón de ruinas sin sentido. El racionalismo de los siglos V y IV, con su radical escepticismo, acaba con las creencias misteriosas que habían alimentado la fe de los griegos durante varios siglos. La tranquilidad que la religión olímpica había proporcionado al hombre helénico desaparece, y el griego clásico busca en la razón una nueva concepción del mundo. La filosofía desplaza a la religión como búsqueda de la verdad fundamental y llega a su máximo apogeo.

2. Filosofía y Ciencia

En el siglo V, la filosofía griega, que ya habíamos visto comenzar en el VI, adquiere una nueva valoración. Ante todo, por la obra de Parménides, muerto en el 470 a. de J. C., Anaxágoras y Demócrito, que abren nuevos rumbos al pensamiento físico. Pero los verdaderos creadores de la nueva mentalidad son los sofistas, que en su peregrinación continua por la Hélade extienden la fe en la razón y la desconfianza en las verdades tradicionales.

Los “sofistas” más conocidos son Protágoras y Gorgias. Al primero (año 404 a. de J. C.) se le atribuye la siguiente expresión: “El hombre es la medida de todas las cosas”, que no es tanto una muestra de escepticismo cuanto de esencial relativismo. Gorgias negaba la posibilidad de conocimiento, porque la mente no tiene capacidad para conocer el auténtico ser de las cosas. Pero el “sofista” más famoso de Grecia fue Sócrates.

Con su metódica desconfianza fue destruyendo los mitos griegos. La cultura griega tradicional descansaba en buena medida en el poder instintivo y creador de los mitos, auténticos símbolos de la realidad. Sócrates fue el “demonio” que destruyó toda clase de símbolos y de conocimientos instintivos. Su lema es: “Sólo es virtuoso el que posee conocimiento” (pero conocimiento racional y dialéctico). Por eso fue condenado por los jueces como “corruptor de la juventud”. Quizá no fuera justa la sentencia, pero reflejaba con gran exactitud la influencia de Sócrates sobre las nuevas generaciones. Estaba “corrompiendo” la concepción tradicional de la Hélade. Sócrates condena la “ética” de su tiempo, así como el arte y la política. Se ríe de todo, “ironiza” públicamente sobre los más ásperos problemas políticos, psicológicos y humanos. Es el precursor de un arte y una moral diferente, es decir, de una cultura nueva. Olvida a los dioses y sus oráculos y los sustituye por su razón (infinitamente modesta, pues dice: “sólo sé que no sé nada”), pero superior al conocimiento misterioso y simbólico de la religión olímpica. Pudo cambiar la muerte por el ostracismo, pero no lo hizo. Buscó su “trágico” fin para demostrar que la “tragedia” era un mito superado. El horror instintivo que la muerte produce en el ser humano puede ser superado por la razón. Sócrates dio esta gran lección (¿) a sus discípulos y a Atenas toda. El Sócrates moribundo que nos refleja Platón en su “Fedón” se convirtió en el nuevo ideal de la juventud griega del siglo IV. El gran Platón se deja seducir por esta imagen de hombre nuevo que se enfrenta al mundo con la sola defensa de su razón.

El “método” (camino hacia la verdad) de Sócrates es el diálogo, que tiene dos pasos diferentes. Primero, un prólogo irónico en el que pone de relieve la ignorancia de su interlocutor, y luego, un alumbramiento de la verdad “mayéutica” en que el Interlocutor (orientado por Sócrates) va descubriendo por sí mismo la verdad, siguiendo un método argumentativo.

Entre los discípulos de Sócrates se contaban los jóvenes más destacados de la aristocracia ateniense, como Alcibíades, Critias, etc., pero de todos ellos sobresale el “divino” Platón. Este filósofo es una de las cumbres del pensamiento griego. Descubre las “Ideas”, e...

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