Diez en el trabajo

El decálogo aplicado al entorno laboral

John Parmiter

• Editorial: Publicaciones Andamio
• Año: 2019
• ISBN:
  9788412089011
• Categoría: Theology & Religion
• Categoría: Christianity

¿Qué pueden aportar las tablas de piedra que Moisés cargó montaña abajo para los estresantes lugares de trabajo del siglo XXI?Según John Parmiter, todo.En este honesto e inspirador libro, analiza cómo aplicar los diez mandamientos al trabajo y la libertad que ello nos genera. Con su enfoque en la integridad personal y las relaciones clave (con Dios y los demás), son extremadamente relevantes para las presiones que soportamos a diario. El análisis de John se ha sometido a la prueba de fuego del mundo laboral contemporáneo, y la supera en cualquier sala de juntas, reuniones de venta de ladrillos o cuidado de bebés. Ya sea que trabajes a nivel profesional o de forma voluntaria, en casa o fuera, brindan una perspectiva fresca y convincente sobre cómo vivir para Jesús con todo el corazón.

02
Conservar la honestidad

No des falso testimonio en contra de tu prójimo.

Éxodo 20:16

Las mentiras pueden tener un efecto devastador en el lugar de trabajo. Si el jefe transmite una mala impresión sobre el rendimiento de alguien, puede impedir su ascenso. Un trabajador de planta puede poner en circulación falsos rumores para ensuciar la reputación de algún compañero. Si un funcionario de la cárcel redacta un informe deshonesto sobre un preso, puede alargar su condena. Si un profesor miente sobre un estudiante, puede provocar que otros profesores lo traten diferente e incluso perjudiquen su futuro.

Hay quien piensa que la mayoría de mentiras no hacen daño a nadie o, como mucho, son un problema temporal, e incluso hablamos de “mentiras piadosas”. Pero con esa pequeña mentira con que nos libramos de la culpa, se la pasamos a otro. Tal vez nos deslizamos del problema, pero a costa de meter a otra persona en él. Ajustamos las planillas de control de horas trabajadas para que parezca que somos mejores, pero quizá lo que logramos es que otros parezcan peores. Siempre hay alguien que paga el precio de este tipo de creatividad. Las mentiras tienen precio.

Las mentiras pueden comenzar siendo pequeñas. Seguro que, en el entorno laboral, todos hemos pasado por situaciones en las que decimos cosas como las siguientes: “Dame tu número; luego te llamo”, “Guardaremos tu solicitud en la base de datos”, “En dos minutos terminamos” o “Ya quedaremos para comer algún día”. Seguro que también hemos puesto excusas como estas: “No tuve tiempo suficiente”, “No me di cuenta de los requerimientos”, “Tal persona no se explicó bien” o, simplemente, “No fue culpa mía”.

¿Inofensiva o devastadora?

A Dios le importa el falso testimonio. Proverbios 12:22 dice: “El Señor aborrece a los de labios mentirosos, pero se complace en los que actúan con lealtad”. A pesar de que el foco del noveno mandamiento es el prójimo, su alcance es aún mayor. Contar mentiras ofende a Dios, nos daña y traiciona la confianza de los demás. No se trata solo de un problema ético o moral; es también espiritual. Dios nos dice que las mentiras hieren y dañan. Dios, en su amor, nos ha otorgado este mandamiento para protegernos tanto a nosotros de forma personal como a los demás. El mandamiento asimismo sirve para reforzar nuestra integridad, algo que también le importa a Dios, ya que su pueblo debe ser testigo para el mundo entero.

En el sermón del monte, Jesús enseña sobre los votos y llega a una conclusión: “Cuando digáis ‘sí’, que sea realmente sí; y, cuando digáis ‘no’, que sea no. Cualquier cosa de más proviene del maligno” (Mateo 5:37). Como siempre, Jesús apunta a la actividad del corazón antes que a la boca.

El problema de la confianza

Existe una falta de confianza creciente en la vida empresarial, acelerada por un efecto endémico que el LICC ha definido como una “mentalidad de mercado”, es decir, descubrir lo que la gente quiere y prometer dárselo. En los negocios, hay una enorme falta de confianza en el mercado, con el colapso bancario, los rescates del gobierno y el escándalo de los diputados británicos.

Cada vez creemos menos en lo que nos dice la gente, especialmente sobre nuestra gestión. Ni siquiera sabemos si creernos lo que leemos: las circulares de recursos humanos, la declaración de objetivos de la empresa, los prospectos, los informes analíticos, los currículums o los planes empresariales. Nos hemos vuelto cínicos y cada vez tenemos menos confianza.

En la antigua edición de Management Today, Richard Reeves, director de la Capital Eye Intelligence Agency, citó una encuesta MORI que llegó al resultado de que solo una persona entre diez cree poder confiar en que los directores empresariales digan la verdad. Él comentó que “a las personas dignas de confianza no solo se las contrata; se las fabrica”.8

Diane Fassel ha analizado este tipo de problema de la cultura laboral en su libro Working Ourselves to Death.9 En su obra, examina los problemas de autoestima, que pueden conducir a un gran nivel de deshonestidad cuando la gente exagera sus logros y obvia sus fracasos porque creen que así recibirán la aceptación de los demás.

Una de las personas más frustrantes que trabajó para mí parecía tener siempre la razón. Fuera cual fuera el problema, siempre era culpa de otro (¡o mía!). Estuvo trabajando para mí durante un año y jamás reconoció ningún error, ni siquiera cuando los clientes la señalaban a ella directamente.

Palabras

Tenemos un gran problema de decadencia de la verdad. Ejemplo de ello son la cantidad de eufemismos que se usan en los negocios:

• Las estadísticas se “manipulan”.
• Los datos se “ajustan”.
• Los gastos se “inflan”.
• El informe de gastos es “impreciso”.
• Se “malversan” los bienes.
• Se “descuidan” los defectos de los productos.
• Se “fabrican” excusas.
• Se “desplazan” los objetivos o los plazos de entrega.
• Se “reparten inadecuadamente” las pensiones.
• Se “exageran” las acciones del petróleo.
• Se “eluden” los problemas.
• Se “sobrepromocionan” las fusiones y adquisiciones.

• Los fondos sufren una “desaceleración temporal”.

Recurrimos demasiado a menudo a la mentira y lo vemos a nuestro alrededor. La forma que toma depende del contexto. Por ejemplo, las empresas pueden mentir sobre las horas facturables. ¿Es cierto lo que oímos decir al gerente sobre los demás? ¿Contamos toda la verdad cuando negociamos? Las empresas mienten a los accionistas (tal vez sobre el riesgo real de las prácticas contables). Los solicitantes de trabajo mienten a los empleadores en sus currículum (sobre su experiencia real). Los ciudadanos mienten a Hacienda en cuanto a sus ingresos. Las empresas mienten a sus prestamistas acerca de la capacidad real de devolver los pagos.

Palabras y acciones

En Mateo 21:28-32, Jesús cuenta la parábola del dueño de una viña que tiene dos hijos. Con ella, explica la diferencia entre las palabras y los hechos (o la acción del corazón). Un hijo aseguró que trabajaría en la viña, pero luego cambió de opinión y no se presentó. El otro rehusó ir al principio, pero acabó trabajando. Solo uno obedeció al padre. Los trabajadores díscolos no son siempre el problema.

A Bernie Ebbers, antiguo primer ejecutivo de WorldCom, lo condenaron por múltiples fraudes y conspiración relacionados con la quiebra de la empresa en 2002 que implicó once mil millones de dólares. El juicio determinó que Ebbers había ordenado en secreto a sus subordinados que manipularan las cuentas para así estimar beneficios. Ebbers alegó que lo único que buscaba era “ventas, mercadotecnia, reducción de costes en el negocio” y que “no sabía nada sobre contabilidad y finanzas”. El jurado no le creyó.

En mi trabajo, negocio permisos de planificación de cara a nuevos desarrollos, y puede haber mucho en juego. En ocasiones...

Índice

• Índice
• Prólogo
• Introducción
• 01 Descubrir el contentamiento
• 02 Conservar la honestidad
• 03 Prosperar con integridad
• 04 Entablar relaciones saludables
• 05 Mantener la paz
• 06 Vivir con el pasado
• 07 Mantener el equilibrio
• 08 Respetar
• 09 Trabajar en libertad
• 10 No perder el rumbo
• ¿Cómo continuar desde aquí?
• Otros libros de la serie