PARTE 1
Cómo leer el libro: herramientas esenciales
El capítulo 1 de Entendiendo la Palabra de Dios nos introduce en el proceso de leer, interpretar, y aplicar la Biblia, un proceso al que a menudo nos referimos como «recorrido interpretativo». Este recorrido comienza con una lectura cuidadosa, que es el medio para determinar lo que el texto bíblico significó en su contexto original (su pueblo). Sin embargo, antes de que podamos aplicar este significado a nuestras vidas (nuestro pueblo), hemos de medir la anchura del río que nos separa del mundo del texto. Una vez que hayamos cruzado el río, podremos aplicar el significado de la Biblia de un modo que sea relevante y seguro.
En el capítulo 2 aprenderemos a leer de un modo más perspicaz e inteligente. La lectura superficial ha de ser abandonada para dejar lugar a una lectura seria. Te enseñaremos a notar las secciones más pequeñas del texto y a buscar cosas como palabras que se repiten, contrastes, enumeraciones, figuras retóricas y aquellos verbos, nombres y conjunciones que son importantes. Aquí aprenderemos a leer cuidadosamente cada oración gramatical. En los capítulos 3–4 pasaremos de este ámbito de las oraciones gramaticales a las unidades de texto más largas y más complejas, a saber, los párrafos y los discursos. Aprenderemos a detectar cosas como diálogos, preguntas y respuestas, el tono, las conexiones entre los distintos episodios, y los cambios de relatos. Estas cosas son importantes si realmente queremos escuchar lo que Dios está diciendo por medio de su Palabra.
En estos primeros cuatro capítulos de Entendiendo la Palabra de Dios adquirirás experiencia en el proceso de la interpretación bíblica por medio de un buen número de ejercicios prácticos. La teoría puede esperar unos cuantos capítulos mientras aprendemos a leer cuidadosamente y de manera inteligente. Esta forma de lectura se convierte en el fundamento para la comprensión del sentido de la Biblia y su aplicación a nuestra vida.
1
El recorrido interpretativo
Introducción
Lo esencial del recorrido
Un ejemplo: Josué 1:1–9
El recorrido y Entendiendo la Palabra de Dios
Deberes
Introducción
En las montañas de Etiopía un anciano sorbe café mientras utiliza unos viejos y ajados anteojos, para leer una vez más el relato de David y Goliat en su gastada Biblia en lengua amharica. Una mujer de mediana edad se desplaza por Buenos Aires en un autobús metropolitano mientras lee y reflexiona acerca del Salmo 1. Un joven ejecutivo coreano, de vuelta a Seúl tras un viaje de negocios en Singapur, vuela sobre el mar de nubes a más de diez mil metros de altitud, y mientras tanto lee y medita las palabras del apóstol Pablo en Romanos 5. Y en California, en un dormitorio de San Diego, una joven universitaria da un último sorbo a otra Coca Cola y dirige de nuevo la vista a la pantalla de su portátil para acabar la lectura del relato de Marcos en el que Jesús calma milagrosamente una tempestad en el mar de Galilea.
Por todo el mundo hay personas que disfrutan con la lectura de la Biblia (y lo han hecho durante miles de años). ¿Por qué? La gente lee la Biblia porque es un libro fascinante, lleno de relatos apasionantes y de desafiantes exhortaciones. La leen porque es un libro esencial, que trata de los asuntos trascendentales de la vida: Dios, la vida eterna, la muerte, el amor, el pecado, la moral... La leen porque creen que en la Biblia Dios les habla por medio de la palabra escrita. La Biblia nos anima, eleva nuestro espíritu, nos consuela, nos guía, nos censura, nos edifica, nos da esperanza, y nos acerca al Dios vivo.
Si bien algunas partes de la Biblia son fáciles de entender, otras no lo son. Sin embargo, la mayoría de los cristianos, desean entender todo lo que dice la Palabra de Dios, no solo las secciones fáciles. Muchos de nosotros deseamos profundizar en este libro. Queremos ver más cosas del texto bíblico y entenderlo mejor. Queremos también estar seguros de que lo entendemos correctamente. Es decir, queremos tener la confianza de que podemos extraer el verdadero sentido de un texto concreto y que no estamos meramente desarrollando una interpretación arbitraria, extravagante o incorrecta. Este libro ha sido concebido para tales personas.
El proceso de interpretación y comprensión de la Biblia es como emprender un viaje. El recorrido comienza con una lectura concienzuda y cuidadosa del texto. A partir de esta lectura concienzuda podremos determinar el sentido del pasaje en el contexto bíblico, es decir, lo que significó para los receptores bíblicos.
No obstante, a menudo, cuando intentamos aplicar este significado directamente a nuestra vida, surgen ciertos problemas. Estamos separados de los receptores bíblicos por cultura, costumbres, idioma, situación, y una enorme extensión de tiempo. Estas diferencias forman una barrera, un río que nos separa del texto y que muchas veces nos impide comprender el significado del texto para nosotros.
Y, por si esto fuera poco, en el Antiguo Testamento el río se ensancha añadiendo otra barrera fundamental para la interpretación que nos separa de los receptores. Entre los receptores bíblicos del Antiguo Testamento y los lectores cristianos de nuestros días hay un cambio de pacto. Como creyentes del Nuevo Testamento estamos bajo el Nuevo Pacto, y nos acercamos a Dios mediante el sacrificio de Cristo. Sin embargo, el pueblo del Antiguo Testamento estaba bajo el Antiguo Pacto y, para ellos, la Ley era algo central. En otras palabras, la situación teológica de los dos grupos es distinta. Entre nosotros y los receptores del Antiguo Testamento existe una barrera porque estamos bajo pactos distintos.
Por tanto, el río que media entre el texto del Antiguo Testamento y nosotros no consiste únicamente en cuestiones de cultura, idioma, situación y tiempo, sino también en asuntos teológicos relativos a los pactos. Tenemos mucho más en común con los receptores del Nuevo Testamento; sin embargo, aun en el Nuevo Testamento, las diferencias de cultura, idioma, y las situaciones específicas pueden presentar una barrera colosal a nuestro deseo de entender el significado del texto. Muchas veces el río es demasiado profundo y ancho para permitir que lo vadeemos.
Por ello, con frecuencia el cristiano de hoy tiene muchas dudas acerca de cómo interpretar una buena parte de la Biblia. ¿Cómo hemos de entender Levítico 19:19, donde se prohíbe el uso de prendas confeccionadas con dos tipos de material? ¿Significa acaso que los cristianos obedientes han de utilizar únicamente ropa completamente elaborada con algodón? En Jueces 6:37 Gedeón utiliza un vellón para confirmar lo que Dios le había dicho. ¿Significa esto que también nosotros hemos de servirnos de vellones cuando buscamos la guía de Dios?
Los pasajes del Nuevo Testamento no siempre son mucho más claros. Por ejemplo, en Mateo 14:29 Pedro anda sobre las aguas. ¿Significa esto acaso que también nosotros hemos de intentar hacer lo mismo en obediencia a Cristo? En caso negativo, ¿qué significa de hecho este episodio y cómo podemos hoy aplicarlo a nuestras vidas? Aunque no podamos andar sobre las aguas, ¿cómo podemos cruzar el río que nos separa del texto?
Cualquier deseo de interpretar y aplicar la Biblia comporta un intento de cruzar el río. Aunque en nuestros días muchos cristianos...