Redes sociales: infancia, familia y comunidad
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Redes sociales: infancia, familia y comunidad

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Redes sociales: infancia, familia y comunidad

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Información del libro

Esta publicación es el resultado de la experiencia investigativa y práctica del Centro de Investigaciones en Desarrollo Humano de la Universidad del Norte (CIDHUM) en el marco del Proyecto Costa Atlántica, programa que trabaja desde hace más de 20 años con comunidades de escasos recursos de la región Caribe. El libro rescata el valor del vínculo social mediante el estudio de las redes sociales y del papel de la familia y la comunidad como sistemas de soporte clave no sólo para la sobrevivencia infantil, sino también para el desarrollo integral del niño.

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Información

Año
2009
ISBN
9789587410280
Categoría
Filosofía

CAPÍTULO 1

REDES SOCIALES: FUNDAMENTOS CONCEPTUALES
Las cosas tienden a unirse, a establecer vínculos, a vivir unas dentro de
otras, a regresar a ordenamientos anteriores, a coexistir cuando sea posible.
Es el curso del mundo.
Lewis Thomas

INTRODUCCIÓN

El ser humano tiende naturalmente a buscar la compañía de otros semejantes. Tal tendencia reviste especial importancia para la salud, el ajuste y el bienestar del hombre, lo cual constituye un tipo de apoyo social que se inicia desde el momento en que éste nace y continúa manifestándose durante toda su vida.
En el ámbito de la Psicología Social se ha hallado que esta tendencia repercute en el grado de adaptación frente a entornos tensionantes. Esto debido a que generalmente las personas buscan apoyo mutuo cuando se encuentran en las mismas situaciones de tensión, estableciendo así un proceso de comparación social en virtud de cual obtienen información acerca de las circunstancias compartidas, lo que permite reducir ostensiblemente la incertidumbre y la ansiedad con respecto a las mismas.
Uno de estos elementos es conocido como Red Social, considerado no sólo como un objeto que ha acompañado a la humanidad en el mar y en la tierra sino también una forma de organización social en la cual se produce el intercambio continuo de ideas, servicios, objetos y modos de hacer. La red es sobre todo una estructura social que permite difundir y detener, actuar y paralizar, en la cual las personas y la sociedad encuentran apoyo y refugio, además de recursos (Montero, 2003: 173).
Actualmente, las redes sociales son más visibles en contextos de pobreza, lo cual es plenamente comprensible, dado que las condiciones que caracterizan a tales contextos son cada día más hostiles, es decir, se diferencian poco de los primitivos ambientes de lucha por la supervivencia en que habitaba el hombre en los albores de la historia de la humanidad. Así, la condición básica fundamental para que se formen de manera espontánea las redes de apoyo es la necesidad de sobrevivir en medio de condiciones económicas y sociales adversas. Por tal motivo se afirma que las redes sociales hacen referencia al conjunto de conductas que tienden a fomentar las relaciones interpersonales en el momento y lugar adecuado. Bajo este supuesto, las redes están siendo estudiadas y aplicadas en el campo de la psicología moderna como instrumentos potenciales para ayudar a aquellas personas que no alcanzan un nivel adecuado de adaptación a medios poco favorables.
El estudio de las redes sociales tiene su origen en los años cuarenta y luego alcanza un interesante desarrollo en los sesenta, principalmente en la sociología y en la antropología, y después se extiende a todo el espectro de las ciencias sociales. Esta expansión corre paralela al creciente estudio de las redes en ciencias exactas, sobre todo con el crecimiento de la planificación urbana, en especial en las áreas del transporte y de las telecomunicaciones. Hoy esta noción es cada vez más utilizada por organizaciones de toda clase, y ha llegado incluso a ocupar un lugar en el vocabulario de la vida cotidiana, al punto de designar todo tipo de servicios y productos.
El concepto de Red Social es demasiado complejo para ser comprendido desde una perspectiva unívoca. Por ello, es conveniente realizar su abordaje desde la armazón de una red conceptual amplia que sustente su estructura, contenidos, comunicaciones, propósitos y elementos constitutivos. Por consiguiente, no es de extrañar que en el ámbito de las ciencias sociales las definiciones y conceptualizaciones sobre redes sociales sean múltiples. En otro apartado de este capítulo se presenta una gran variedad de definiciones sobre redes sociales que han sido elaboradas desde diversas perspectivas. Pero antes es preciso referirse a los antecedentes y desarrollo histórico del concepto, con el fin de comprender las circunstancias y necesidades que dieron origen al mismo.
Este trabajo nace básicamente de la experiencia investigativa y práctica que hemos desarrollado desde hace más de 20 años alrededor del “Proyecto Costa Atlántica” en el marco del Centro de Investigaciones en Desarrollo Humano -CIDHUM— de la Universidad del Norte de Barranquilla (Colombia).
Desde sus inicios el proyecto ha desarrollado sus actividades en la División de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad y siempre ha contado con la alianza y cooperación técnica y financiera de la Fundación Bernard van Leer de Holanda y el Instituto Colombiano de Bienestar Familia —ICBF—, especialmente de las oficinas regionales de Atlántico y Magdalena.
En el CIDHUM, el programa de investigaciones cuenta con varias líneas, entre las cuales se encuentra la denominada Desarrollo Social, de la que hace parte el área de redes sociales. Dentro de la división académica mencionada ha sido importante el desarrollo y la actividad científica de los programas académicos de pregrado, como el programa de Psicología, y en postgrados, la Maestría en Desarrollo Social, ya que allí se ha realizado el 80 % de las investigaciones, las cuales se han desarrollado con la valiosa participación de todos los estudiantes que se han vinculado al área de investigación en redes sociales.

ANTECEDENTES Y DESARROLLO HISTÓRICO DEL CONCEPTO DE RED SOCIAL

Es necesario en este punto diferenciar entre la red social como fenómeno histórico y la conceptualizacion de la misma. En cuanto al primero, algunos autores como Reales, Bohórquez y Rueda (1993: 9) sostienen que desde su aparición sobre la tierra el hombre tuvo que enfrentarse con las dificultades que entraña la convivencia, es decir, con la conformación de un orden social. En sus inicios es muy probable que la composición y dinámica de la sociedad humana no hayan sido muy diferentes a las de las organizaciones grupales de los actuales antropoides. No obstante, el desarrollo de la inteligencia le permitió al hombre ser cada vez más eficiente en la solución de sus dificultades de supervivencia, gracias a lo cual aparecieron las primeras habilidades para que pudiera vivir en el seno de la cultura incipiente.
En este orden de ideas, la inteligencia, representada en el desarrollo de la conciencia y en el manejo de lenguaje, transformó los instintos y la conducta agresiva, y dio paso a experiencias humanas cualitativamente distintas a las preexistentes en otras especies, tales como la envidia, los celos y la venganza, que surgen como consecuencias de la riqueza ajena y de las limitaciones propias. Asimismo, los comportamientos de tipo amoroso, ubicados en el entramado límbico del sistema trino (que permiten relacionarse sin agresión), también evolucionaron, lo cual dio lugar a efectos de suma importancia para la protección del ser humano, entre los cuales se destaca la extensión del período de crianza con respecto a otras especies.
La historia humana se construye entonces en buena parte con base en la contraposición dialéctica amor-agresión. Con estos cimientos, entre otros, el hombre debió conformar un orden social para sobrevivir; orden que se complejizaba en tanto la sociedad se hacía cada vez más numerosa. Debido a ello, la estructura primitiva basada en la ley del más fuerte debió transformarse para incluir la creación de canales de intercambio de información, bienes y servicios, lo cual dio lugar a una forma organizativa más compleja, de cuya funcionalidad dependía la supervivencia. De esta manera nacen las primeras redes sociales, que en sus inicios, como en la actualidad, eran equipos humanos de supervivencia.
En el transcurso del desarrollo de la humanidad y, por ende, de los sistemas de producción, la economía de trueque probablemente jugó un importante papel en la conformación de la red social primitiva, y su sentido inicial fue garantizar la supervivencia del grupo. Debido a que la red optimizó la organización para la producción, no es de extrañar que sus usos tengan cada vez mayor injerencia en el aumento de efectividad de los sistemas productivos y empresariales. Por ejemplo, las redes institucionales constituyen en la actualidad formas de potenciar al máximo los recursos materiales y humanos en la consecución de fines comunes.
En lo que respecta a los intentos de desentrañar los antecedentes del término red, Parrochia (1993: 136) se remonta a Antoine Laurent Lavoisier (1743-1794), padre de la química moderna, quien en el paso del siglo XVIII al XIX otorga a la química el estatus de ciencia de las combinaciones y de las comunicaciones de las sustancias. No obstante y siguiendo el criterio de Parrochia, es posible rastrear la teoría de las redes mucho antes, en las concepciones de Raimundo Lulio (1235-1315) y Gottfried Wilhelm von Leibniz (1646-1716). Ya en el medievo (siglo XIII), Lulio construía aparatos rudimentarios para explorar automáticamente series de combinaciones entre conceptos. Por su parte, Leibniz con su Dissertatio de Arte Combinatoria introduce en las matemáticas el término “combinatoria”, tal como es usado actualmente, lo cual abre paso a una nueva rama de esta ciencia pura. En este tratado Leibniz presenta la idea de sistema binario al mundo occidental, lo cual constituyó una verdadera revolución para el ámbito del procesamiento de la información.
Para entender el concepto de red y su evolución, Motta (2000: 34) recurre al Diccionario de la Real Academia Española de 1970, en el que se aprecia claramente la riqueza de matices que tiene este el vocablo:
El término red proviene del latín rete, que significaba lazo, engaño, astucia. En castellano, el término comenzó a utilizarse, según el Diccionario Etimológico Corominas, en el año 1074. Su significado comenzó a transformarse de la siguiente manera: 1. Aparejo hecho con hilos, cuerdas o alambres trabados en forma de mallas, y convenientemente dispuesto para pescar, cazar, cercar, sujetar, etc. 2. Labor o tejido de mallas. 3. Redecilla para el pelo. 4. Verja o reja. 5. Paraje donde se vende pan u otras cosas que se dan por entre verjas. 6. Ardid o engaño de que uno se vale para atraer a otro. 7. Fig. Conjunto de calles afluentes a un mismo punto. 8. Fig. Conjunto sistemático de caños o de hilos conductores o de vías de comunicación o de agencias y servicios para determinado fin. Red del abastecimiento de aguas, Red telegráfica o telefónica, Red ferroviaria o de carreteras, Red de cabotaje. 9. Fig. Conjunto y trabazón de cosas que obran a favor o en contra de un fin o de un intento. 10 Germ. Capa de hombres. Barredera. La que al cobrarse roza y barre el fondo del mar capturando todos los peces que encuentra. De araña, telaraña. De jorrar, o de jorro. Red barredera. Del aire. La que se arma en alto, colgándola de un árbol a otro, de modo que las aves al pasar queden presas en ella. De pájaros. Fig. y Fam. Cualquiera tela muy rala y mal tejida. De payo. Germ. Capote de sayal. Gallundera. Ant. Red de pescar cazones y otros escualos. Sabogal. La de pescar sabogas. A red barredera. M. Adv. Fig. Llevándolo todo por delante. Caer uno en la red. Fr. Fig. y Fam. Caer en el lazo. Echar, o tender, la red, o las redes. Fr. Echarlas al agua para pescar. Fig. y Fam. Hacer los preparativos y disponer los medios para obtener alguna cosa.
Del término red se deriva el cultismo “reticular” y “retículo”, que significa redecilla, como en el francés reticule, utilizado inicialmente en astronomía para luego designar un bolsito de señora. En portugués es rêde, en italiano rete, en inglés net, en francés réseaux, en alemán netz.
Desde el punto de vista de una hermenéutica simbólica, el término red simboliza un atributo y propiedad de casi todos los dioses, así como el aspecto aprisionador y negativo del poder femenino: la Gran Madre, es a menudo diosa de las redes. Las redes son el símbolo de complejas relaciones que superan la secuencia de tiempo-espacio y sugieren una relación ilimitada. También en la mayoría de las religiones simboliza una estructura compuesta por lo visible y lo invisible en relación con la idea de unidad. En la simbología taoísta, la red es un atributo del cielo que significa unidad. En China, por ejemplo, las estrellas reciben el nombre de “Red del Cielo”; en el Egipto antiguo se mencionaba la “Red del mundo subterráneo”; en la cultura escandinava la red es un atributo de la diosa Ran, que tenía por apodo ‘la raptora”. En la religión grecorromana, la red simboliza el atributo de Hefesto/Vulcano, por ser un dios herrero con poderes vinculantes. En la simbología cristiana, la red es el atributo de la indestructibilidad de los lazos de la Iglesia y, al mismo tiempo, simboliza el poder de captura del demonio. Marduk vence a Tramat con una red.
Nótese que el término engloba confusamente las nociones de lazo, vínculo, trama, nodo, flujo, grupo, relación, conjunto, conexión (horizontal y vertical), etc. Sin embargo, algunas definiciones sugieren un significado mucho más cercano a lo que actualmente se conoce como Red Social.
En términos generales, existen dos grandes enfoques acerca de lo que es una red: El que considera sólo la realidad material para definirla y el que tiene en cuenta el hecho social presente en su conformación. Con base en el primer enfoque, Currien (1988, citado por Motta, 2000: 33) da el nombre de red a toda infraestructura que permite el transporte de materia, de energía o de información, y que se inscribe sobre un territorio caracterizado por la topología de sus puntos de acceso o puntos terminales, sus arcos de transmisión y sus nudos de bifurcación o de comunicación. En la segunda perspectiva, la red adquiere un carácter social y político, puesto que la dinámica y el entramado humano con evidentes propósitos sociales así lo demuestran. Como representante de esta postura tenemos al geógrafo Dolfus (citado por Motta, 2000: 36) quien propone que el término red sea exclusivamente empleado para referirse a los sistemas creados por el hombre, y denomina a los sistemas naturales como circuitos, aunque en realidad unos y otros son valorizados únicamente por la acción humana.
Ya en términos específicos, Auslande y Litwin (1987: 34) señalan que el desarrollo del pensamiento sobre redes sociales tuvo dos orígenes:
Como un concepto sociológico, al final de la década de los cuarenta, que sirvió para definir las interrelaciones entre un sistema social, constituyendo un modelo alternativo frente a la entonces dominante perspectiva de acción estructural-funcionalista. Desde este enfoque se hizo énfasis en las características de los lazos de unión entre la gente, a partir de las estructuras de la red.
Como una consecuencia de los desarrollos de la teoría de campo adaptada por Lewin, en la cual la conducta es considerada como la función de una persona en una situación social. Esto significa que el entendimiento de una acción individual depende tanto del sistema social general en que se desarrollan las acciones como de las relaciones sociales de ese individuo con ese sistema social.
A pesar de los intentos de otorgar un carácter científico y unívoco al estudio de las redes sociales, la palabra red aún hoy es semánticamente amplia, lo cual torna el concepto no sólo ambivalente sino laxo, y para algunos ambiguo. También en su aplicación se observa el entrecruzamiento, muchas veces inadvertido, de distintas visiones de la realidad social, como por ejemplo, la topológica, la sistémica, la psicológica, la infraestructural, la institucional, la social y la productiva, entre otras. Así el término ha pasado a ser de uso cotidiano, pero no su definición, comprensión y explicación. Tanto que no resulta fácil encontrar bibliografía que describa y explique el proceso psicosocial de formación e interaccion en redes (Montero, 2003: 174).

DEL HECHO SOCIAL A LA FIGURA LITERARIA: LA GÉNESIS DE LA METÁFORA DE LA RED

Dabas (1993: 15-32) atribuye a la posguerra de mitad del siglo XX una influencia notable en el reconocimiento científico de las redes. Sostiene que después de la Segunda Guerra Mundial surge con mayor intensidad la divergencia con respecto a los paradigmas del “mundo tal cual es”, en todas sus facetas. Estas revoluciones paradigmáticas son propias de períodos en los cuales la humanidad toca límites que bordean su posibilidad de destrucción, en los cuales se replantea la dirección de su destino.
Fueron muchas las líneas de pensamiento que se reformaron, cada una desde su campo de problemas. La concepción sistémico-cibernética, la epistemología genética, la semiótica, la filosofía del lenguaje y la neurofisiología, entre otras, comienzan a asumir la perspectiva del “conocimiento del conocimiento”. De un pensamiento lineal centrado en la razón se transita a un pensamiento complejo que incluye la historicidad y el valor de los af...

Índice

  1. PORTADA
  2. PORTADILLA
  3. CRÉDITOS
  4. PRESENTACIÓN
  5. CAPÍTULO 1
  6. CAPÍTULO 2
  7. CAPÍTULO 3
  8. CAPÍTULO 4
  9. CAPÍTULO 5
  10. BIBLIOGRAFÍA
  11. APÉNDICE
  12. NOTAS
  13. CONTRAPORTADA