CAPÍTULO III
Estructura del riesgo en la sociedad del riesgo
3.1 Acotación inicial
El riesgo, en la actual sociedad del riesgo, tiene su estructura, inadvertida en muchos de sus elementos pero que permea nuestro diario vivir. No se presenta de manera intempestiva ni de manera fortuita, sino que, previamente, ha debido verificarse una serie de requisitos y condiciones para que esa actividad que se dice riesgosa aparezca como realidad, circundando nuestras vidas, proporcionar bienestar, progreso y comodidad, pero también, en muchos casos, destrucción y daños.
En este capítulo se analizan puntos importantes acerca del conocimiento o percepción y posterior valoración del riesgo que se torna fundamental para determinar las distintas alternativas y posiciones que se pueden presentar con respecto al mismo.
Una vez se tenga el conocimiento y su valoración lo que corresponde es tomar la decisión que puede tener dos alternativas: se rechaza o se asume. Si se rechaza es porque no se está dispuesto a soportar el riesgo, por resultar inútil e innecesario; si se asume se está en presencia del riesgo permitido, residual, tolerado o aceptado.
Si se decide aceptar o asumir el riesgo surgen dos opciones: la primera, aceptar el riesgo de manera general, caso en el que se habla de riesgo permitido. La segunda, ejecutar la actividad riesgosa de manera concreta, caso en el que tiene origen el riesgo creado y el riesgo provecho o beneficio.
En el riesgo permitido también tiene influencia la llamada socialización del riesgo, mediante la cual, de presentarse el evento dañoso, se diluye la carga indemnizatoria, esto es, que además del causante del daño intervienen otras personas para paliar los efectos nocivos del daño, porque previamente se ha contraído la obligación para con la eventual víctima, por parte del victimario o por parte de terceros.
Pero también, en el riesgo permitido entra a operar la gestión del riesgo, a través de la comunicación, prevención, reducción, control, eliminación o sanción, caso en el cual adquieren importancia las normas técnicas de calidad y las normas técnicas de seguridad.
Desde otro punto de vista, cuando el riesgo no se conoce no es factible tomar decisiones al respecto y se habla entonces del riesgo del progreso o riesgo de desarrollo.
Como una alternativa de las dos anteriores, es decir, del riesgo permitido y del riesgo de desarrollo, está la incertidumbre frente a la situación riesgosa, evento en el cual tiene vigencia la precaución de quien ejerce la actividad riesgosa para abstenerse frente a la incertidumbre o actuar con precaución.
Para mejor comprensión de lo que se pretende desarrollar en este capítulo se presenta la siguiente figura:
Figura 1. Sinopsis del riesgo
3.2 Conocimiento o percepción del riesgo
“El riesgo comienza a existir sólo cuando es percibido como tal” (Embid, 2010, p. 85). Pero no únicamente el riesgo existe cuando se percibe o se conoce, sino también, en muchos casos, cuando el daño se concreta. Con respecto a esto último, existen eventos en los que se sabe que se estaba en rededor de una situación riesgosa, únicamente cuando el daño se concreta, no antes. La doctrina la llama riesgo como daño (Rivera, 2010, p. 123), para entender que el conocimiento, la percepción y el análisis del riesgo tiene su génesis en el daño y a partir del daño.
La percepción y valoración del riesgo depende del contexto social, cultural, político y económico de una sociedad determinada. Gran parte de la obra de Kelsen (1945) explica cómo ha sido la evolución de causalidad, cómo la relación entre sociedad y naturaleza, y cómo el hombre primitivo interpretaba a la naturaleza conforme a las normas sociales, especialmente la norma de retribución. El hombre primitivo achacaba todos los males y peligros que lo amenazaban (de la naturaleza, pestes, hambrunas, etc.) a la divinidad, como obra de Dios. De esta manera se percibía el riesgo.
Igualmente, Mary Douglas (1996), en su obra “La aceptabilidad del riesgo según las ciencias sociales”, analiza la percepción y aceptabilidad del riesgo en una sociedad determinada. Expone que la percepción del riesgo y los cambios de esa percepción en una sociedad dependen de las bases sociales de su codificación. Inicialmente, la percepción del peligro y las desgracias se analizaban culturalmente en sociedades con un sistema de prohibiciones, tabúes religiosos y morales; en las sociedades modernas es el riesgo y su análisis el que impregna la conciencia de una sociedad, para advertir los males que la rodean. Así, el riesgo se convierte en la forma como una sociedad percibe los peligros y en categoría social que traza los cambios en la sociedad contemporánea.
El conocimiento o percepción del riesgo es, sin duda, el punto de partida para el análisis, valoración y decisión que se pueda tomar con respecto al mismo. Es de tal importancia que cada disciplina se ocupa de analizar las situaciones de riesgo, pero a nivel general se puede afirmar que el ordenamiento jurídico está en presencia de una subdisciplina denominada percepción del riesgo. Douglas (1996, p. 43), al respecto, afirma que en el nacimiento de la energía nuclear y la electricidad, en los años cincuenta, las empresas productoras esperaban que les agradecieran la creación de nuevas fuentes de energía que aseguraran productividad, riqueza y salud al mundo, pero lo que se obtuvo fue una crítica pública hostil ante los riesgos que esas fuentes de energía generaban a la sociedad.
Surgieron movimientos de censura, con pleno apoyo nacional contra los residuos nucleares y químicos, contra la inadecuada protección de las personas que trabajaban con asbestos y contra la contaminación de la atmósfera y de las aguas. Ante las preocupaciones anteriores aparece la nueva subdisciplina de la percepción del riesgo, constituida por: la técnica, la ecología y la ciencia cognitiva.
El riesgo, como preocupación básica del ser humano (Embid, 2010, p. 93), es a la vez objeto del gran interrogante, ¿cuándo se está en presencia de un riesgo? Para responder la pregunta se habla de la percepción o conocimiento del riesgo, punto de partida para la toma de decisiones. De esta manera, nos encontramos con un segmento de la sociedad no interesado en que el riesgo se perciba o se conozca, otro en que se haga público y un tercer grupo que se muestra indiferente.
Con respecto al primer grupo, esto es, quienes están interesados en que el riesgo no se conozca, o al menos sus consecuencias negativas, se encuentran los creadores del mismo, y por lo tanto obtienen provecho o lucro. En el segundo grupo, esto es, quienes están interesados en que el riesgo se conozca y se haga público, se ubica a las organizaciones no gubernamentales o grupo de ciudadanos afectados. En el tercer grupo, quienes se muestran indiferentes, se ubica a las personas legos en el tema que compete con el respectivo riesgo y tampoco los afecta.
En rededor de las tres alternativas expuestas en el párrafo anterior se analizan las distintas situaciones que influyen para que el riesgo no se conozca y se haga público o se entre en la controversia acerca de su existencia o no.
3.2.1 Riesgos accesibles al conocimiento medio y riesgos inaccesibles al conocimiento medio
Existen riesgos cuya percepción o conocimiento se presenta sin controversia, debido a que cualquier persona del común los conoce. Por ejemplo, el tráfico vehicular.
Pero existen otros riesgos que no son accesibles al conocimiento medio y que en los últimos años se ha incrementado considerablemente como consecuencia de dos fenómenos:
El primero, la creciente complejidad de muchas tecnologías cuyo conocimiento resulta sólo accesible a un reducido número de expertos que con frecuencia tienen percepciones diferentes de esa realidad tecnológica y de sus riesgos; en otros casos, incluso los expertos desconocen el alcance real y la naturaleza de muchos riesgos derivados de la técnica, aunque este desconocimiento es con frecuencia ocultado por quienes promueven estas actividades y tienen intereses materiales en ellas. El segundo fenómeno que ha potenciado el riesgo que supera el conocimiento medio ha sido la acumulación, y el efecto de sinergia, de una multitud de riesgos, cognoscibles y valorables aisladamente considerados, pero que, acumulados y combinados, generan otro nivel superior de riesgos cuyo conocimiento preciso es prácticamente imposible (Esteve, 1999, p. 39).
Podemos concluir que muchos riesgos producto de las tecnologías emergentes y convergentes22 no son accesibles al conocimiento medio presentándose de esta manera la percepción o conocimiento del riesgo de manera fragmentada.
3.2.2 Tensión entre los expertos
Es indiscutible que para el conocimiento de muchos riesgos se requiere de argumentos científicos y la opinión de expertos. El fenómeno de la lluvia ácida, la contaminación atmosférica, el efecto de los alimentos transgénicos y, en general, de organismos genéticamente modificados, los efectos de la biotecnología, las consecuencias de la bioética, de la nanotecnología, y los efectos de los campos electromagnéticos etc., llevan en muchos casos a enfrentamientos argumentativos entre los expertos.
Es una situación de mucho cuidado, porque mientras un grupo de expertos afirma que determinada tecnología no conlleva consecuencias o daños para la salud de las personas o el medio ambiente otro grupo dice lo contrario. Normalmente, quienes aseguran que no existen consecuencias nocivas son expertos que trabajan o son pagados por quienes van a desarrollar la actividad objeto de controversia; quienes afirman que esa actividad genera consecuencias nocivas hacen parte o son pagados por organizaciones no gubernamentales u otras entidades interesadas en que se conozca la verdad.
Para ilustrar lo afirmado en el párrafo anterior se traen varios casos de la realidad, en los que se advierte la controversia por parte de los expertos en cuanto al daño a la salud o al medio ambiente que causan ciertas actividades catalogadas de riesgosas.
3.2.2.1 Explotación y comercialización de asbesto
El asbesto es un mineral raro, que existe de manera natural con una estructura cristalina como en forma de cadena. Los depósitos de asbesto se pueden encontrar en todo el mundo y todavía son explotados en Australia, Canadá, África del Sur y la ex Unión Soviética. El asbesto normalmente se encuentra mezclado con otros minerales y es peligroso únicamente si sus fibras de cristal se rompen y flotan en el aire después de haber sido agitadas.
A lo largo de los años el asbesto ha tenido muchos usos. Algunos de los productos que alguna vez tuvieron asbesto como ingrediente incluyen: los aislamientos de tuberías, los frenos de los automóviles, las tejas, los tableros para paredes y los aislamientos empotrados. Aunque el gobierno federal suspendió la producción de la mayoría de los productos de asbesto a principio de los años setenta, la instalación de estos productos continuó hasta finales de dicha década y aún a principio de los ochenta. Las fibras de asbesto pueden ser liberadas al aire durante la renovación de los edificios viejos.
Casi todo el mundo ha sido expuesto al asbesto durante alguna etapa de su vida, porque las fibras han sido utilizadas frecuentemente en la industria moderna y también se encuentran en la naturaleza: flotan libremente, son de peso ligero y pueden permanecer en el aire por largos períodos de tiempo.
El riesgo de desarrollar enfermedades relacionadas con el asbesto varía con el tipo de industria en la cual ocurre la exposición y la magnitud de la misma.
Generalmente, las fibras de asbesto son largas, delgadas, firmes y tan pequeñas que no se pueden ver. Hay dos tipos de asbesto, uno es serpentina, que se parece a un sacacorchos, y el otro es anfíbola, que tiene fibras largas como agujas. Cuando las fibras flotan en el aire se inhalan fácilmente. En la mayoría de los casos las fibras se deben de respirar en altas concentraciones, durante largos períodos de tiempo, para considerarlas una preocupación para la salud de las personas.
Las fibras de asbesto pueden entrar fácilmente a los pulmones y quedar atrapadas en el tejido pulmonar porque son muy pequeñas. Cuando estas fibras son inhaladas pueden penetrar e irritar los pulmones. Las células blancas de la sangre atacan la fibra y eventualmente cicatrizan el sitio. Las fibras de asbesto se desintegran extremadamente despacio a través del tiempo. Las fibras pueden permanecer en el cuerpo por muchos años y acumularse en los pulmones. Debido a que se fijan a la membrana pulmonar y a las vías respiratorias no pueden ser expulsadas a través de la tos ni desprendidas del tejido pulmonar. El área alrededor de la fibra se inflama y eventualmente cicatriza. Conforme la exposición a las fibras se incrementa al respirar más fibras el riesgo de la persona a enfermarse también aumenta. Las enfermedades relacionadas con la exposición al asbesto no aparecen durante varios años, posiblemente hasta los quince a cuarenta años después de la exposición (“Viviendo con enfermedades relacionadas con el asbesto (amianto)”, s. f.).
Estudios científicos indican que el asbesto produce asbestosis23. No obstante, que en muchos países se suspendió la explotación de asbesto; la Organización Internacional del Trabajo (OIT) afirma que debe ser prohibido y la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que en el mundo existen 125 millones de personas expuestas al asbesto y mueren al año 107.000 personas por cáncer. En Colombia existe la controversia entre los expertos acerca del efecto cancerígeno de la fibra de asbesto.
En contraste, en un documento suministrado por Bricolsa, publicado por la Asociación Internacional del Crisotilo (ICA), dice que las cifras de la OMS no corresponden a muertes contadas, sino que son proyecciones.
Las directivas agregaron que ellos explotan crisotilo, una fibra de riesgo menor, y que de acuerdo a una decena de estudios científicos internacionales realizados en los últimos treinta años, hay ausencia de riesgo medible cuando se cumplen las normas. Esta hipótesis es defendida por Carlos Orduez, doctor en medicina de la Universidad Javeriana, quien sostiene que los asbestos (silicatos) están divididos en dos grupos: los anfíboles, responsables de la mayoría de las patologías y prohibido en todo el mundo; y las serpentinas, como el crisotilo, mucho menos peligrosos.
Si se usa la protección adecuada el riesgo es mínimo. Los sustitutos del asbesto son plásticos o fibras de vidrio, donde hay uso de químicos, que aparte de que incrementan los costos de producción contienen nanotubos y nanopartículas, que se dice, producen inflamación pleural agrega Orduez.
Un concepto contrario tiene Darío Londoño, neumólogo de la Universidad de Pensilvania. Afirma que el asbesto, en todas sus formas, produce cáncer de pulmón (mesotelioma) y enfermedades mortales como asbestosis y fibrosis pleural. Agrega que Colombia tiene un compromiso de sustituirlo, pues no hay ningún uso seguro del mineral “aunque documentos pagados por las compañías digan lo contrario (Sánchez, 2013, p. 33).
3.2.2.2 Glifosato
El glifosato e...