Reflexiones sobre traducción
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Reflexiones sobre traducción

  1. 300 páginas
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Reflexiones sobre traducción

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Información del libro

Publicados por primera vez en The ITI Bulletin o The Linguist, los textos que conforman este libro surgen de la pasión de Susan Bassnett por defender a capa y espada la importancia de la traducción y de los traductores. Escritos en un periodo de diez años, estos ensayos aun cuando breves, tocan temas fundamentales sobre el lugar que ocupan los traductores como mediadores entre dos (o más) culturas. Desde traducir un menú en un restaurante hasta hacer de intérprete entre dos naciones en guerra, para quienes no conocen la lengua original, la traducción levanta un velo que de otra manera sería tan inamovible como un muro.En los capítulos de este libro Bassnett nos guía a través de una amplia variedad de temas para los que la traducción es fundamental, cuestiones en las que no se repara en el día a día y que, sin embargo, pueden ser tan importantes para algunas personas que le han costado la vida muchos traductores, como es el caso de quienes trabajaron como intérpretes durante la última guerra en Iraq, o quienes se atrevieron a traducir Los versos satánicos, de Salman Rushdie. Escrito en un lenguaje accesible y con claridad –lleno de humor e inteligencia–, de interés tanto para los académicos como para el lector curioso, este libro presenta una rica variedad de temas que nos hacen comprender la importancia y la sutileza que va de la mano en cada intento de traducción, así como la importancia del compromiso de quienes la llevan a cabo.

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Información

Año
2018
ISBN
9786078560370
Lengua e identidad
Quizá la mejor manera de abordar el tema de la lengua y la identidad sea comenzar con uno mismo, con las problemáticas de la identidad propia, y es precisamente la estrategia que han seguido algunos, como el gran crítico George Steiner. Al escribir sobre sí mismo y su trasfondo multilingüe, Steiner nos cuenta que para él no hubo una primera lengua, o una lengua materna que tuviera primacía sobre las demás lenguas adquiridas en la niñez. En After Babel, [Después de Babel], escribió: “Hasta donde sé, tengo el mismo nivel en inglés, francés y alemán” (Steiner, 1975: 120). Según él, las pruebas a las que ha sido sometido para examinar su dominio en estas tres lenguas no muestran que haya diferencias significativas ni en la fluidez ni en la precisión. Tiene tres lenguas maternas: el inglés, el francés y el alemán, que han tenido una influencia equitativa en su vida, siendo acompañados muy de cerca por el yiddish austriaco, el checo y el hebreo de su familia.
Historias como la de Steiner podemos encontrar en muchas partes del mundo, en donde los niños crecen hablando varias lenguas aparentemente con la misma facilidad. En efecto, mientras más crece la influencia global del inglés, cada vez más personas están volviéndose bilingües o multilingües. Pero lo que es interesante en el caso de Steiner es que, basándose en su propia experiencia, les plantea algunas cuestiones fundamentales a sus lectores: ¿la mentalidad de un políglota opera de manera diferente a la de una persona monolingüe?, ¿todas las lenguas que domina se encuentran realmente en el mismo nivel, o están de alguna manera estratificadas?, y si lo están, ¿la lengua del estrato más inferior está de alguna forma más profundamente enraizada en el cuerpo? Y así, planteamiento tras planteamiento, culmina con la pregunta más profunda de todas:
¿En qué lengua me hallo, am I, suis-je, bin Ich,
cuando me encuentro en lo más íntimo de mi ser?
¿Cuál es mi tonalidad interior? (Steiner, 1975: 125).
En su intento por desentrañar esta pregunta fundamental, Steiner opta por examinar el complicado proceso que se da en la traducción, al pasar un texto de una lengua a otra, y yo seguiré su ejemplo. Pero antes quiero compartir la historia de alguien más, y las reflexiones que tuvo a lo largo de su vida como una persona con más de una lengua en su cabeza.
Nació de padres monolingües, pero desde temprana edad la llevaron a otro país, en donde rápidamente adquirió una segunda lengua. Usaba ambas lenguas indistintamente hasta que notó que no todos a su alrededor podían hablar las dos lenguas, y que ella podía tomar ventaja de dicha situación. Ya no tiene recuerdo alguno de esto, pero su madre le ha contado que fingía sólo entender danés con los angloparlantes, o viceversa, y que sólo alguien con el mismo dominio que ella de las dos lenguas podía descubrirla, alguien que pudiera cambiar de idioma a media oración, deslizándose hacia dentro o fuera de ellos igual que una serpiente en su guarida.
El tiempo pasó y la niña dejó Dinamarca para mudarse a otro país, en donde el danés, cuyo recuerdo comenzó a desvanecerse, fue rápidamente reemplazado por el portugués, una lengua completamente diferente. Ella recuerda claramente estos años, y puede traer a su memoria conversaciones, historias y libros a los que sólo pudo haber accedido en portugués, pero que en sus recuerdos están en inglés. Después, una vez más, llega a otro país, con otra lengua, y para entonces ya tenía edad suficiente para estudiar lenguas antiguas y modernas en la escuela, por lo que aprende latín y francés a través de la cuarta lengua que había adquirido en su corta vida, una lengua en la que aún sueña con frecuencia, a pesar de llevar ya muchos años viviendo en Inglaterra.
Como podrán adivinar, esta historia es la mía, una de un multilingüismo diferente, en la que las lenguas no se hallan en mi cabeza de la misma manera que se hallan en la de Steiner. Por cada nueva lengua adquirida en la infancia la anterior era expulsada, con excepción del inglés que se mantuvo constante en el hogar. Años después, en la universidad estudié danés de manera formal en un intento por recuperarlo, pero lo hablaba con acento italiano, y cada nueva lengua aprendida desde la niñez, ya sea francés, alemán o español, ha sido aprendida no con un acento inglés, sino italiano, ya que éste fungió como puente para mí; el italiano fue el medio por el que comencé el estudio formal de las lenguas, antiguas y modernas, luego de varios años de haberlas adquirido de otros niños o demás personas con las que convivía, o por ósmosis del mundo que me rodeaba.
Hace algunos años conocí a una dialectóloga a la que le interesaba mi pronunciación del inglés y me convenció de que le permitiera grabarme hablando para que ella y sus colegas pudieran analizar los patrones de sonido. Luego de algunas semanas regresó con prácticamente una biografía lingüística: el equipo había detectado el italiano, el portugués, rastros de inglés americano (influencia de mi esposo), sonidos vocálicos del norte de Inglaterra (mis padres) y, finalmente, y por milagro, rastros de una lengua escandinava. Luego de 20 años el danés no había muerto por completo, simplemente se había ido a algún lugar en lo profundo, para lentamente resurgir en un par de elementos fonéticos.
George Steiner pregunta cuál es su tonalidad interior. Es una duda que surge de manera lógica de su propia experiencia multilingüe y de su historia personal e intelectual. Pero mi punto de partida es diferente. Yo nunca me he planteado esa pregunta porque yo siempre he visto las variadas lenguas en mi cabeza más bien como las capas de una cebolla: apártalas y no te queda nada. La perspectiva de Steiner se basa en la geología: en estratos y sedimentos. La mía es una metáfora líquida: las lenguas fluyen como corrientes, mareas lingüísticas entran y salen de mí, mis lenguas se encuentran en constante movimiento. En diferentes épocas de mi vida diferentes lenguas han sido importantes, a veces porque las hablaba, otras veces porque deseaba aprenderlas, incluso algunas veces porque la vida me puso en contacto con ellas. Pero lo que siempre me ha parecido central sobre las lenguas es que éstas articulan la cultura en la que son usadas, y por eso cualquier análisis de una lengua necesita tomar también en cuenta el cuadro en su conjunto.
Permítanme poner un ejemplo simple: las prácticas sociales varían de cultura a cultura, así como las expectativas y lo que está permitido. Piensen por un momento de qué manera tan diferente hablan (o no) acerca del cuerpo las culturas en Europa. Cuando se te pregunta “¿cómo estás?” en inglés, en realidad no debes responder. En el centro de Inglaterra el saludo estándar va aún más allá: las personas dicen “How are you? Alright?” [¿Cómo estás? ¿Todo bien?], o incluso simplemente “Alright?”, como previniéndote de decir algo diferente o que pueda perturbar. En cambio, en Italia uno puede tranquilamente hablar sobre problemas médicos, o incluso compartir información sobre síntomas y curaciones. Y los italianos parecen hablar mucho sobre problemas digestivos, hepáticos o renales, por ejemplo. Los estadounidenses hablan todo el tiempo sobre alergias, atribuyéndoles con frecuencia misteriosos síntomas, mientras que los rusos atribuirían síntomas similares a los cambios en la presión. Obviamente, lo que todo esto indica, es que se puede tener diferentes tipos de conversación sobre diferentes temas en diferentes lenguas. Yo siempre hablo acerca de mi salud en Italia, no así en Inglaterra. ¿Significa esto que se experimenta un cambio en el tipo de personalidad cuando se cambia de lengua? La evidencia así lo indica, pues las lenguas no sólo tienen diferentes estructuras a través de las cuales articulan la realidad, sino que tienen también diferentes vocabularios, diferentes tradiciones y diferentes historias.
Las actitudes con respecto al multilingüismo también varían considerablemente. En generaciones anteriores, el multilingüismo era visto como algo deseable y como la meta idónea de cualquier persona culta. La reina Isabel I hablaba y escribía en varias lenguas, y continuaba traduciendo textos clásicos a sus sesenta años. Byron y Shelley, como jóvenes cultivados de su época, viajaron a través de Europa cambiando de lengua mientras avanzaban, y contar con firmes bases de latín y griego antiguo fortalecía su confianza. En la India contemporánea, el multilingüismo es deseable y necesario, de igual forma que en Hong Kong, donde mucha gente cambia entre el mandarín, cantonés e inglés en la vida diaria. Pero en el siglo XX, especialmente en el mundo angloparlante, las actitudes sobre el multilingüismo se vuelven complejas y problemáticas, ilustrando otro importante aspecto que nunca debemos olvidar: las lenguas raramente son equitativas y reflejan la posición hegemónica de algunas culturas. La misma terminología de lenguas “mayoritarias” y “minoritarias” expresa esta realidad. Mientras que algunas lenguas son vistas como importantes, otras no, y su sobrevivencia con frecuencia depende de esta percepción de diferencia.
En los Estados Unidos, donde la figura globalizante de la Estatua de la Libertad personificó la filosofía de crisol cultural, a los inmigrantes se les alentó a abandonar su pasado y adquirir el inglés, la lengua de su nuevo país, del futuro, del progreso y de la modernidad. De manera significativa, las investigaciones tempranas sobre el progreso intelectual de niños bilingües en las escuelas de EE UU sugerían que el bilingüismo era básicamente dañino. Los niños bilingües obtenían puntaje más bajo en las pruebas de CI, lo que era de esperarse, ya que, como ahora sabemos, dichas pruebas eran diseñadas por hablantes monolingües. Se pensaba que la segunda lengua interfería con el avance intelectual, y en algunos estudios extremos, el bilingüismo era visto como un desorden de aprendizaje. Afortunadamente, hemos avanzado mucho desde esas primeras percepciones sobre si hay o no valor en tener más de una lengua, aunque aún quedan rastros de tales actitudes. La lucha por la conveniencia del español como segunda lengua en las escuelas de EE UU, por ejemplo, no ha terminado en absoluto, y se argumenta mucho sobre que los niños necesitan aprender la lengua que será más provechosa para ellos en un futuro en lugar de la lengua marginal. En Gran Bretaña, la lucha por el inglés estándar también desata fuertes emociones en ambos bandos. El reporte del Comité Newbolt de 1921 declaró que las divisiones de clase eran perpetuadas porque se hablaban distintas variantes de inglés, otra forma de bilingüismo si se quiere, pero bilingüismo al fin. “Dos causas, ambas accidentales y convencionales en lugar de nacionales, distinguen y dividen en la actualidad a una clase de otra en Inglaterra. La primera de éstas es una marcada diferencia en sus modos de hablar” (Newbolt, 1921).
La segunda diferencia era “la estrechez excesiva del terreno en el que se desarrolla la vida social” (Newbolt, 1921). El Comité Newbolt contrastó el orgullo que sienten los artesanos franceses por su lengua y su cultura con la falta de un sentido de orgullo nacional en sus homólogos ingleses y expresó el deseo de que, en un futuro, todas las clases pudieran unirse en un amor común por la literatura y la lengua inglesas. La percepción era que el camino hacia una sociedad unida se encontraba en el consenso lingüístico.
Pero las disensiones que el Comité Newbolt discute no derivaban de una clarísima política lingüística, que intentaba establecer una forma dominante de habla inglesa por encima de las demás variantes. Este punto de vista jerárquico estaba en concordancia también con una política lingüística e...

Índice

  1. 1ª de forros
  2. Portadilla y página legal
  3. Contenido
  4. Agradecimientos
  5. Introducción
  6. Lengua e identidad
  7. Pecado original
  8. Teoría y práctica: el viejo dilema
  9. Traducciones peligrosas
  10. ¿Qué tan moderna debe ser una traducción?
  11. Ansiedad de estatus
  12. Bajo la influencia
  13. Punto de referencia
  14. ¿Traducción o adaptación?
  15. Traducir el estilo
  16. Contar cuentos
  17. Orgullo y prejuicios
  18. Dando vuelta a la página
  19. Poesía en movimiento
  20. Peores traducciones, imposible
  21. Lenguas vivas
  22. Todo en la mente
  23. Más que palabras
  24. ¿Pero cómo me llamaste?
  25. Perdidos en la traducción
  26. Gran rima y razón
  27. Oficio de mujer
  28. Teatro para hoy
  29. Entre líneas
  30. Jugar con palabras
  31. Los placeres de la relectura
  32. En el caso
  33. Ganado en la traducción
  34. Niveles de significado
  35. El valor de comparar traducciones
  36. El momento de la diversión
  37. Traductores haciendo las noticias
  38. ¿Qué dijo exactamente Saddam?
  39. El poder en la lengua de uno
  40. ¿Qué hay en un nombre?
  41. Alimento para la mente
  42. Asuntos de familia
  43. Repensar la teoría y la práctica
  44. El poder de la poesía
  45. Bibliografía seleccionada
  46. Sobre la autora
  47. Colofón
  48. 4ª de forros