Capítulo III
Desarrollo
Antes que nada, debemos esbozar una definición de desarrollo, ya que existen varias parecidas, aunque no iguales. Cuando hablamos de desarrollo de un país se trata de “desarrollo económico y social”, algunos les agregan más adjetivos como político, cultural, ecológicamente sustentable, etc. Tales adjetivos los dejaremos de lado para no complicar el tema en primer lugar, en segundo para concentrarnos en lo más importante del proceso de desarrollo.
Podemos entonces definir desarrollo como: el proceso basado en la capacidad de un país para crear riqueza de manera permanente a fin de promover y mantener la prosperidad y generando así el bienestar económico y social de sus habitantes.
Este sencillo principio, debería quedar grabado a fuego en los líderes económicos y sociales, en especial los gobernantes y sobre todo los emprendedores, independientemente de sus ideas políticas, morales o religiosas. Analicemos la definición:
- • Se plantea la capacidad de generar riqueza permanente, pero no se trata de riquezas. Ser rico no necesariamente es ser desarrollado. Argentina es rica pero no desarrollada porque si bien a veces genera riquezas, otras las destruye, no lo hace de manera permanente.
- • Lo califica de “proceso” con dos finalidades: la primera, promover y mantener la prosperidad. Esto significa que es la evolución permanente en una misma dirección. Más y más riquezas, porque el desarrollo no es una revolución, sino un proceso evolutivo. La segunda, generar el bienestar económico y social de los habitantes, es la característica que diferencia el desarrollo del simple crecimiento.
Alcanzar el equilibrio entre creación permanente de riqueza y bienestar general de la población resulta de vital importancia para el proceso de desarrollo y es la responsabilidad principal de la política, el no haberlo logrado demuestra la incapacidad de los gobernantes de las últimas décadas.
Hemos tenido gobiernos que priorizaron la producción de riqueza y otros el bienestar social, ambos fracasaron por la presión en el déficit público, debido a impuestos insuficientes o gastos excesivos, sin tener en cuenta la ineficiencia del sistema impositivo y del gasto público, y la corrupción consecuente tanto para financiar la corona o el enriquecimiento personal, ambos provocan siempre crisis social y económica.
Procuraron aumentar la riqueza percibiendo pocos impuestos o aumentar el bienestar gastando mucho, en ambos casos el resultado fue el mismo, déficit público y crisis.
Las soluciones elegidas redundaron en emisión monetaria o endeudamiento, las consecuencias fueron caóticas, ya sea por inflación (no olvidar los 13 ceros que perdió la moneda en menos de 50 años, con alrededor de cien mil millones por ciento de inflación en medio siglo) o crisis de endeudamiento, incluidos múltiples y gravosos refinanciamientos, blindajes, incautaciones de ahorros ciudadanos, sustracción de los fondos de jubilados, de las reservas del Banco Central y por supuesto default.
En todos los casos tratan de hacer crecer al país para que la gente crezca y logre el bienestar, no conciben que el mecanismo es al revés, primero crece la gente y esta hace crecer el país.
Se tienen que enfocar en posibilitar el crecimiento individual de la población sin pretender en 4 años de gobierno ser los iluminados dioses del desarrollo. Hay que liberar las fuerzas de la ciudadanía, no agobiarlas con trabas, impuestos, ni supuestos planes económicos que son apenas para financiar déficit.
Aunque parezca una verdad de Perogrullo, el país crece, solo cuando la sociedad crece. Normalmente la sociedad crece cuando no le ponen el pie encima. La inmigración de fines de Siglo XIX y principios del XX encontró un país que los dejó hacer y desarrollarse y sin llegar a ser potencia se transformó en un gran país. Luego lo arruinamos, aunque no solo por culpa de la política: a los ricos de entonces les faltó cultura y carácter para transformar el crecimiento en desarrollo.
Los argentinos tendemos a pensar que cuando hablamos de desarrollo, lo hacemos de política, incluso lo ligamos a un movimiento político que nació en la década del ‘60 como un desprendimiento de otro de los tantos desprendimientos del radicalismo. Política y desarrollo están relacionados, pero no son lo mismo, en cierto sentido son opuestos.
La política es un proceso social con efectos económicos, desarrollo es un proceso económico con efectos sociales. Lo social es el carro, lo económico es el caballo. La cuestión es dónde ...