Lenguas, códigos, representación. Márgenes de las Humanidades Digitales
Domenico Fiormonte
It would certainly be a grand convenience for us all to be able to move freely about the world […] and be able to find everywhere a medium, albeit primitive, of intercourse and understanding. Might it not also be an advantage to many races, and an aid to the building-up of our new structure for preserving peace? […]. Such plans offer far better prizes than taking away other people’s provinces or lands or grinding them down in exploitation. The empires of the future are the empires of the mind.
W. Churchill, Anglo-American Unity Speech,
Monolingüismos y hegemonías (con instrucciones de uso)
La tríada que aparece en el título de esta intervención reflexiona sobre una trama de problemas que está llegando a ser crucial en el escenario actual de las Humanidades Digitales (HD) y en general en la relación entre digitalización y patrimonio lingüístico-cultural del planeta. El asunto de la lengua, el más llamativo, no se refleja solo hacia el dominio anglo-europeo de la ciencia (Canagarajah, 2002; Chandrasekhar, 2014; Frath, 2014), sino que lo impregna y a la vez se atiene a los otros dos. El substrato sobre el que descansan los códigos, lenguajes, metodologías e instrumentos informáticos es anglófono, la lengua escrita y hablada en las principales conferencias y en las revistas más prestigiosas es la inglesa, las instituciones de control, las organizaciones, los consorcios internacionales y las centrales de legitimación del saber hablan los dialectos del anglo-americano. Para describir esta situación Robert Phillipson (1992, 2009) acuñó hace veinte años el controvertido término linguistic imperialism, estableciendo un paralelismo entre “linguicism” y otras formas de discriminación de base racial, étnica, de género, etcétera:
Así como los estudios sobre racismo fueron revitalizados en la década de 1970 por académicos Negros, quienes hablaban desde una perspectiva Negra; los estudios de “Lingüística aplicada” se proponen insertar la sociología del lenguaje y la educación de tal forma que escrutine cómo es que el lenguaje contribuye al acceso inequitativo al poder social y cómo operan y se legitimizan las jerarquías lingüísticas. Partir desde la perspectiva de las minorías, de las personas que hablan un idioma dominante como el inglés y el francés, es importante ya que ellas parecen no ver la expansión del uso de su lenguaje como problemático. (…) “Imperialismo lingüístico” es un término para abreviar una multitud de actividades, ideologías y relaciones estructurales. El Imperialismo lingüístico sucede de una manera aguda que estructura de forma asimétrica las relaciones Norte/Sur, en donde el lenguaje se entrecruza con otras dimensiones: culturales (sobre todo en la educación, la ciencia y los medios masivos de comunicación), económicos y políticos (Phillipson, 1997, p. 239).
Aun rechazando la tentación de determinismo geolingüístico, es innegable que la mencionada tríada activa un proceso de interacciones recíprocas y de feedback que se constituye en una estructura de dominio en los intercambios científicos, en la comunicación y en definitiva en el conocimiento (Sousa Santos, 2010; Mignolo, 2011). Cierto es que sobrestimar este “conocimiento” significaría caer en la trampa de la resistencia –o de la auto-deslegitimación– a todo aquello que no se homologa. Pero tampoco podemos subestimar sus efectos.
Antes de afrontar el problema específico de las HD es necesario, por lo tanto, delimitar mi campo de acción y aportar algunas instrucciones generales para su uso:
1) Como ciudadano europeo, blanco y hombre, soy consciente de que el “lugar” desde el que hablo no es neutro. Luego lo que propongo aquí, y las razones por las cuales lo propongo, no implica ni la reivindicación de mi margen (Italia y el italiano), ni engañarse sobre los opuestos o paralelos imperialismos que infestan el planeta. Desde este punto de vista, todas las tentativas hegemónicas se asemejan e incluso una alianza entre sub-hegemonías locales (véase BRICS) no es la solución. Querría también hacer patente, como espero que quede claro en el curso de mi argumentación, que el problema no es un anacrónico rechazo del inglés, sino la necesidad de reflexionar sobre las consecuencias culturales, sociales, políticas y económicas de un proceso global de homogeneización de códigos lingüístico-semióticos.
2) En general las ideas que expongo en este trabajo, con las siguientes salvedades, están en línea con el análisis y las propuestas de Walter Mignolo, en particular, la reflexión de las cultures of scholarship basada en la noción, acuñada por el investigador latino-americano, de bilanguaging (Mignolo, 2012, pp. 249-277) y plurilanguaging: “el amor por estar entre lenguajes, el amor por la desarticulación de los lenguajes coloniales y por los subalternos, el amor por la impureza de los lenguajes nacionales...” (p. 274).
3) Criticando el monolingüismo anglófono de la ciencia (y en este caso de las HD) soy consciente de que existen diferentes grados de exclusión y marginalidad, y problemáticas heterogéneas. Según la última edición de Ethnologue (Lewis et al., 2013) en el mundo existen 7 106 lenguas, pero las primeras 8 son habladas por el 40.3% de la población mundial (más de dos millardos y medio de personas) y el porcentaje se eleva al 79.4% para las primeras 88 lenguas. Según Ethnologue.com las lenguas de origen europeo son 285, el 4% de las lenguas habladas en el mundo, pero aquellos que las hablan son más de un millardo y medio de personas, el 26.3% de la población mundial. Por lo tanto no solo existen lenguas de escasa o escasísima representación, sino que también quedan totalmente excluidas o marginadas en los procesos de digitalización (Golumbia, 2013; Yoshimi-Kodama, 2012; Perri, 2009). Según el índice de diversidad lingüística (ILD) realizado por el grupo de investigación Terralingua.org, “desde 1970 se ha producido una disminución del 20% en la diversidad lingüística global y junto con la erosión de la diversidad lingüística viene la erosión del conocimiento medioambiental tradicional (TEK) codificado en los lenguajes” (The Extinction Crisis: s.f.). Afirma David Harrison (2007): “La extinción acelerada de los lenguajes en una escala global no tiene precedente en la historia humana [...] Está sucediendo mucho más rápido haciendo que el ratio conocido en la extinción de las especies parezca trivial en comparación” (p. 7). No es posible ahondar sucesivamente en el problema, pero está claro que las Humanidades Digitales deberían desarrollar una mayor sensibilidad hacia la erosión de la diversidad lingüística, asumiendo el peso de las implicaciones y las responsabilidades sobre las elecciones tecnológicas (Fiormonte, 2012, pp. 67-69).
4) En el título he usado el término representación, entendido como “presencia” en las instituciones, aunque otra cuestión que va ligada es aquella de la “representación digital”, que aquí sólo podré dejar apuntada. Los niveles de representación son múltiples pero aquellos a los que me refiero son dos: ...