PRIMERA PARTE
Pensamiento y lenguaje Prefacio
Este libro trata de uno de los temas de investigación más difíciles y complejos de la psicología experimental: el problema del pensamiento y el lenguaje. Por lo que sabemos, ningún investigador ha intentado estudiar sistemáticamente este problema. Resolver la tarea que se nos planteaba, incluso en una primera aproximación, solo podía llevarse a cabo a través de una serie de estudios experimentales de los diferentes aspectos de la cuestión que nos interesa, por ejemplo, investigando los conceptos formados en el experimento, investigando el lenguaje escrito y su relación con el pensamiento, investigando el lenguaje interno, etc.
Además de las investigaciones experimentales, necesitábamos el análisis teórico y crítico. Por un lado, teníamos que analizar teóricamente los datos empíricos recogidos y buscar en ellos su significado psicológico más general; tomamos como punto de partida para resolver nuestro problema el contraste de los datos de la filogenia y la ontogenia y, desarrollando estas premisas iniciales, intentamos elaborar con los resultados experimentales una teoría general de las raíces genéticas del pensamiento y el lenguaje. Por otro lado, debíamos someter a análisis crítico las teorías contemporáneas sobre el pensamiento y el lenguaje ideológicamente más fuertes para, a partir de esa crítica, aclarar los caminos a seguir en nuestra búsqueda y establecer hipótesis de trabajo previas, y para contrastar la orientación teórica de nuestra investigación con las orientaciones que han dado lugar a las teorías predominantes en la ciencia actual, que son inconsistentes y necesitaban ser revisadas y superadas.
En el curso de la investigación tuvimos que recurrir al análisis teórico en dos ocasiones. La investigación sobre el pensamiento y el lenguaje toca necesariamente toda una serie de campos de conocimiento colindantes. En semejantes circunstancias es inevitable confrontar los datos de la psicología del lenguaje con los de la lingüística, y los del estudio experimental de los conceptos con los de la psicología de la educación. Nos ha parecido que lo más sencillo era resolver estas cuestiones en un plano meramente teórico, sin analizar en detalle los resultados empíricos. De acuerdo con esta norma, al abordar la investigación del desarrollo de los conceptos científicos hemos propuesto una hipótesis de trabajo sobre la enseñanza y el desarrollo elaborada por nosotros mismos en otra ocasión y sobre datos que aquí no se incluyen. El otro momento de aplicación del análisis teórico a nuestra investigación fue al tratar de integrar todos nuestros datos experimentales en una teoría general.
Por consiguiente, nuestro estudio resultó ser complejo y múltiple en cuanto a su composición y estructura. No obstante, cada parte de la tarea que aborda un aspecto particular de la investigación estaba tan subordinada al objetivo general, tan ligada a los aspectos precedentes y subsiguientes, que el trabajo en su conjunto -eso esperamos- constituye en esencia una única investigación. Tanto cada una de las partes como la totalidad de ellas en su conjunto se orientan a resolver el problema central: analizar genéticamente las relaciones entre el pensamiento y la palabra hablada.
De acuerdo con ese cometido primordial, hemos establecido tanto nuestro programa de investigación como la estructura de este libro. Hemos comenzado por el planteamiento del problema y la búsqueda de los métodos de análisis. A continuación hemos intentado examinar críticamente las dos teorías más importantes y completas del desarrollo del lenguaje y el pensamiento: la de Piaget y la de Stern. A continuación, confrontamos nuestro planteamiento del problema y nuestra metodología de investigación con el planteamiento y la metodología tradicionales para decidir cómo y hacia dónde orientar el trabajo y hasta qué punto nos va a llevar. Seguidamente, antes de presentar nuestras dos investigaciones experimentales sobre el desarrollo de los conceptos y sobre las formas principales del pensamiento verbal, tuvimos que analizar teóricamente las raíces genéticas del pensamiento y el lenguaje para justificar nuestros propios puntos de partida en el estudio de la génesis del pensamiento verbal. Dos investigaciones experimentales constituyen la parte central del libro, una dedicada a estudiar la evolución del significado de las palabras en la infancia, y la otra a comparar el desarrollo de los conceptos científicos y espontáneos del niño. Por último, en el capítulo final hemos intentado unificar todos los resultados en una explicación completa del proceso del pensamiento verbal.
Como en toda investigación que trate de aportar algo nuevo a la resolución del problema que estudia, también nos hemos preguntado qué innovación introduce nuestro trabajo, ya que puede ser objeto de discusión y requerirá especialmente un análisis detallado y ulteriores verificaciones. Podemos enumerar en pocas palabras la aportación original de nuestro trabajo a la teoría general del pensamiento y el lenguaje. Sin detenernos ahora en el nuevo enfoque de la investigación, consecuente del planteamiento que hacemos del problema y que, en cierto modo, representa una nueva metodología, nuestra contribución puede resumirse en los puntos siguientes: 1) probar experimentalmente que los significados de las palabras evolucionan en la edad infantil y describir las fases principales de ese proceso; 2) descubrir el curso del desarrollo de los conceptos científicos en el niño, sus diferencias en comparación con la evolución de los conceptos espontáneos y las leyes fundamentales de estos procesos; 3) demostrar la naturaleza psicológica del lenguaje escrito como función independiente del habla, así como su relación con el pensamiento; 4) comprobar experimentalmente la naturaleza psicológica del habla interna y su relación con el pensamiento. Al enumerar los hallazgos de nuestra investigación, hemos considerado lo que aportan a la teoría general del pensamiento y el lenguaje los datos psicológicos experimentales y las hipótesis y generalizaciones teóricas que inevitablemente surgen durante el proceso de interpretación, explicación y comprensión de tales datos. Evidentemente, no corresponde al autor ni el derecho ni la obligación de valorar la importancia y validez de tales datos y teorías. Eso incumbe a la crítica y a los lectores.
Este libro es el resultado de casi diez años de ininterrumpida labor del autor y sus colaboradores en la investigación del pensamiento y el lenguaje. Cuando iniciamos este trabajo no solo no estaban claros sus resultados finales, sino tampoco muchas de las cuestiones surgidas durante la investigación. Por eso, en el curso del trabajo hemos tenido que revisar más de una vez las tesis iniciales, eliminar muchos puntos prescindiendo de ellos por erróneos, reestructurar y profundizar otros muchos e incluso elaborar y escribir por completo algunos nuevos. A pesar de ello, la línea general de nuestra investigación se ha desarrollado constantemente en el sentido adoptado desde el primer momento. En el presente libro hemos intentado hacer explícito mucho de lo que nuestros trabajos anteriores encerraban implícitamente. Al mismo tiempo, importantes conclusiones que antes considerábamos acertadas, han sido excluidas por insatisfactorias.
Algunas partes del libro se han utilizado anteriormente en otros trabajos y han sido publicadas como apuntes para un curso (Capítulo 5). Otros lo han sido en calidad de informes de investigación o como prólogos de libros de los autores a cuya crítica están dedicados (Capítulos 2 y 4). Los restantes capítulos, así como el libro en su conjunto, se publican por vez primera.
Nos damos perfecta cuenta de la inevitable imperfección de este primer paso dado en la nueva dirección que hemos intentado seguir. Lo justifica nuestro convencimiento de que este paso representa, en comparación con el estado del problema en la psicología cuando iniciamos el trabajo, un avance en la investigación acerca del pensamiento y el lenguaje y, al señalar la importancia crucial de este problema para la psicología humana, nos aboca a una nueva teoría psicológica de la conciencia. A esta última cuestión dedicaremos únicamente breves palabras al final del libro, interrumpiendo la investigación en el umbral de la misma.
Notas de la edición rusa
CAPÍTULO 1
El problema y el método de investigación
La primera cuestión a tratar en el análisis del pensamiento y el lenguaje se refiere a la relación entre diferentes funciones psíquicas, entre diferentes clases de actividad de la conciencia; esta es una cuestión fundamental en muchos problemas de la psicología. En el análisis del pensamiento y el lenguaje, el aspecto central de todo este problema lo constituye, naturalmente, la relación entre el pensamiento y la palabra. Todas las restantes cuestiones son, por así decirlo, secundarias y subordinadas lógicamente a la primera y fundamental, sin cuya resolución resulta imposible incluso plantear con acierto cada una de las cuestiones sucesivas y más particulares. Por extraño que parezca, el problema de las conexiones y relaciones entre funciones representa para la psicología un problema nuevo y casi sin estudiar.
Por el contrario, el problema del pensamiento y el lenguaje es tan antiguo como la propia psicología; sin embargo, la relación entre pensamiento y palabra es el aspecto que resulta más oscuro y el menos estudiado. El análisis atomista y funcional, que dominó la psicología científica a lo largo de la última década, dio lugar a considerar las funciones psíquicas de forma aislada y a elaborar y perfeccionar métodos de investigación psicológica aplicados al estudio de esos procesos aislados y separados entre sí. Mientras tanto, el problema de la conexión entre funciones, de su organización en la estructura integral de la conciencia, quedaba fuera de la esfera de la atención de los investigadores.
La noción de la conciencia como un todo y de las relaciones entre sus diferentes funciones, indisociables en el curso de la actividad, no es nada nuevo para la psicología actual. Pero la unidad de la conciencia y la conexión entre las distintas funciones suelen representar en psicología más bien un postulado que un objeto de investigación. Es más, al postular la unidad funcional de la conciencia, la psicología asumía como fundamento de sus investigaciones, junto a tan indiscutible suposición, el postulado completamente falso, aceptado tácitamente por todos aun sin formularlo con claridad, consistente en reconocer la invariabilidad y la constancia de las conexiones interfuncionales de la conciencia y suponer que la percepción está siempre y del mismo modo ligada con la atención, la memoria lo está siempre y del mismo modo con la percepción, el pensamiento con la memoria, etc. Esto implicó, naturalmente, que las conexiones interfuncionales quedaran fuera del paréntesis en calidad de constantes, sin ser tomadas en consideración en las operaciones de investigación de las diferentes funciones aisladas. En consecuencia, el problema de las relaciones es, como hemos dicho, la parte menos estudiada de toda la problemática de la psicología actual.
De modo inevitable, esto influyó muy seriamente en el estudio del problema del pensamiento y el lenguaje. Si revisamos la historia del estudio de este problema, constatamos de inmediato que la pregunta crucial, la relación entre pensamiento y palabra, quedó en todo momento fuera de la atención de los investigadores y que el núcleo del problema aparecía confundido con otros aspectos y se desplazaba hacia cualquier otra cuestión.
Si intentamos formular en pocas palabras los resultados del estudio sobre el problema del pensamiento y el lenguaje en la historia de la psicología científica, podemos decir que las distintas aproximaciones han oscilado siempre y repetidamente entre dos polos extremos: entre la identificación, completa fusión del pensamiento y la palabra, y la total y absoluta ruptura y separación metafísica. Las diferentes teorías del pensamiento y el lenguaje se han movido siempre a lo largo de un eje situado entre estos dos polos, sea manifestando alguno de los extremos en su forma más pura o bien combinándolos, situándose, por así decirlo, en un punto intermedio entre ellos, han girado alrededor de un círculo vicioso sin encontrar, de momento, la salida. La tendencia de identificar el pensamiento y el lenguaje aparece desde la antigua lingüística psicológica, para la cual el pensamiento es «habla sin sonido» y se desarrolla en la misma línea hasta llegar a los psicólogos o reflexólogos norteamericanos contemporáneos, que consideran el pensamiento como un reflejo inhibido, no manifiesto en su componente motriz. Evidentemente, todas las teorías que se adhieren a esta línea, debido a la propia esencia de sus concepciones sobre la naturaleza del pensamiento y el lenguaje, han tropezado siempre con la imposibilidad no solo de resolver, sino incluso de plantear la cuestión de la relación entre el pensamiento y la palabra. Si coinciden, si son la misma cosa, no tiene el menor objeto investigar la relación entre pensamiento y palabra. No cabe imaginar el estudio de la relación de una cosa consigo misma. Quien unifica pensamiento y lenguaje se cierra a sí mismo de principio la posibilidad de plantearse la cuestión relativa de las relaciones entre ambos y lo convierte de antemano en un problema irresoluble. De hecho, el problema no se resuelve, simplemente se soslaya.
A primera vista puede parecer que las teorías próximas al polo opuesto y que desarrollan la idea de la independencia del pensamiento y el lenguaje se hallan en situación más favorable respecto a las cuestiones que nos interesan. Quienes consideran el lenguaje como la manifestación externa del pensamiento, como su ropaje, quienes, como sucede a los representantes de la Escuela de Wurtzburgo, tratan de liberar el pensamiento de todo lo sensitivo, incluyendo la palabra y de considerar la conexión entre pensamiento y palabra como una asociación meramente externa, no solo plantean de hecho el problema de la relación entre ambos, sino también tratan de resolverlo a su manera. Sin embargo, semejante perspectiva, compartida por diversas corrientes psicológicas, no solo no permite resolver el problema, sino tampoco plantearlo y, aunque no lo soslaya como hacen los investigadores del primer grupo, corta el nudo, en lugar de desatarlo. Descomponiendo el pensamiento lingüístico en los elementos que lo integran, pensamiento y palabra, como si fuesen ajenos el uno al otro y después de estudiar las propiedades del pensamiento puro, independiente del lenguaje, y del lenguaje independiente del pensamiento, estos investigadores tratan a continuación de representarse la conexión entre ambos como una relación puramente mecánica entre dos procesos distintos.
A modo de ejemplo, podemos mencionar los intentos de un autor actual por estudiar con este procedimiento la descomposición del pensamiento lingüístico en sus elementos integrantes y la conexión e interrelación entre ambos procesos. Como resultado de esta investigación, su autor llega a la conclusión de que los procesos motore...