Los estilos guerreros

Liderar desde las voces interiores

Laura Fierro Evans

• Editorial: Granica
• Año: 2019
• ISBN:
  9789506419691
• Categoría: Personal Development
• Categoría: Self Improvement

Los estilos guerreros es sobre todo un libro práctico que permite no sólo descubrir, sino –tal vez lo más valioso– saber qué hacer con todo eso que se descubre, cualquiera sea el lugar en que se encuentre el lector en términos de su autoconocimiento. Para quien tenga muchas dudas sobre sí mismo, este libro le da una visión más amplia y clara de por qué le suceden ciertas cosas.

Capítulo 1

Voces interiores y diversidad humana

◊◊◊

Cuando veas a una persona digna, trata de imitarla.

Cuando veas a una indigna, examínate a ti mismo.

Confucio

Este capítulo es la puerta de acceso a la comprensión del modelo que sustenta esta obra, paso necesario para abordar más adelante los estilos guerreros.

Ofrezco algunos conceptos presentados de forma extensa en mi primer libro, Coaching para líderes,2 sobre las voces que nos habitan. Subrayo que aquí hay actualizaciones de la versión publicada en 2013, especialmente en la descripción de los estilos derivados de la matriz de polaridades.

Este modelo parte del reconocimiento de que los seres humanos nacemos indefensos y vulnerables, gracias a lo cual también poseemos posibilidades infinitas para actualizar nuestro potencial. Todos tenemos una serie de necesidades básicas, tanto de naturaleza fisiológica, como afectivas, emocionales y espirituales que durante toda nuestra vida debemos cubrir en mayor o menor intensidad. Dentro de ellas destacan las de seguridad, aceptación, aprobación, pertenencia y afecto.3

Los creadores y fundadores de la escuela llamada Psychology of Selves, más conocida como Voice Dialogue 4 proponen que el objetivo del trabajo con las voces interiores es el desarrollo de un nivel de conciencia que nos ayude a reconocer y a aceptar todas las fuerzas internas que nos constituyen, aun las que comúnmente rechazamos.

Cuando un niño pequeño es castigado por hacer algo que en su familia es considerado un comportamiento incorrecto, con tal de recibir la aprobación y aceptación de sus padres, dejará de hacer aquello por lo que fue castigado. Y con el tiempo, esa conducta pasa al lado “oscuro” o “sombra” de su personalidad. Será entonces cuando criticará duramente a quienes se comporten de esa manera, a diferencia de él, que con seguridad hace años dejó de hacerlo por las posibles consecuencias que tendría el mantener esa conducta.

¿Qué hay detrás de esos comportamientos que nos acompañan a lo largo de nuestra vida y a los que llamamos nuestra “forma de ser”? El miedo. La emoción más primitiva, la primera con la que contacta un ser humano cuando se enfrenta al riesgo de que alguna de sus necesidades básicas no sea cubierta. Miedo al rechazo, a la exclusión, al abandono, a la humillación, a la injusticia.5 Haremos muchas cosas con tal de ser aceptados, incluidos, respetados o apreciados

De esta forma, el temor es solo una cara de la moneda. La otra cara es la necesidad que debe cubrirse.

• La necesidad de pertenecer lleva implícita de diversas formas nuestro miedo al rechazo y la exclusión.

• La necesidad de ser aceptado y querido es la otra cara del miedo al abandono.

• La necesidad de ser reconocido y apreciado corresponde con el miedo a la humillación, la indiferencia o la burla.

• La necesidad de justicia habla del temor a la inequidad y a los favoritismos.

Y si observamos con cuidado la moneda, esta no es plana, tiene un canto que constituye la unión de ambas caras. De la manera en que nos relacionemos con ellas –el miedo y la necesidad– resulta el grosor de ese canto al que llamamos nuestra “identidad”.

Las experiencias que tenemos desde muy pequeños nos van poniendo en contacto con esos temores. Todos buscamos sentirnos bien y hacemos lo posible por evitar el malestar. Pongo un ejemplo de mi infancia. Recuerdo esa sensación corporal y emocional del castigo de “te vas a tu habitación y no sales en toda la tarde”. La soledad impuesta no es nada agradable. Las horas parecen días. Para no sentir tanto dolor, con frecuencia me quedaba dormida un buen rato, así el tiempo del castigo pasaba más rápido. Y como si el efecto fuera mágico, al salir del castigo estaba más amable, obediente y cuidaba –al menos un rato– evitar aquello por lo cual podría merecerme un nuevo aislamiento. ¿Cuál era mi necesidad? Pertenecer, ser aceptada. ¿El miedo? Al rechazo.

¿A qué viene esto? A que dentro de nosotros se van gestando esas “voces” que internamente nos dictan lo que debe ser y lo que no debe ser, lo que se espera de una niña buena y lo que pasa con una niña que se comporta mal. Con el paso del tiempo, y gracias a los aprendizajes que vamos acumulando, ya no necesitamos el regaño externo, pues dentro de nosotros pareciera “como si” las voces de nuestros padres habitaran y nos castigaran por las cosas que hacemos. Nos decimos entonces frases –bastante violentas, por cierto– como: “¡Pero qué idiota soy!”, “¡Soy una inútil, todo me sale mal!”, “¡Por eso es que nadie me quiere!”, “Si tuviera un cuerpo como el de aquella, unos ojos como los de la otra…”. Y no nos damos cuenta del efecto destructivo que tiene en nuestro ser esa forma de relacionarnos con nosotros mismos.

Queremos ser felices pero hacemos todo lo posible por hacernos la vida miserable con la manera en la que nos tratamos.

Ahora bien, la voz del crítico interno que he descrito es solo una de docenas, de cientos de voces que nos habitan y a las que a veces escuchamos y otras solo se apoderan de nosotros y actúan de forma autónoma, independientes de nuestra conciencia y de nuestra voluntad.

Cada vez que nos describimos mediante las características que más nos distinguen, no estamos haciendo otra cosa que nombrar a nuestras voces interiores. Tímido, impulsivo, amable, respetuoso, alegre, ambicioso, para poner ejemplos, son los descriptores de ese tipo de tendencia personal a actuar y relacionarnos de una manera específica para diferenciarnos de la forma opuesta de proceder.

La serie de voces con las cuales nos identificamos son llamadas “voces primarias”.6 Constituyen una especie de mapa o guía que activan nuestro cerebro para actuar en el camino de la vida: nos ayudan a filtrar información, a seleccionar lo agradable, lo aceptable, lo bueno, lo útil, lo que nos alimenta internamente. Y claro, a rechazar lo que nos han dicho que es despreciable, malo o incorrecto.

Cuando somos adultos, entonces, nos regimos por esas voces o fuerzas internas que tenemos programadas desde tanto tiempo atrás que ni cuenta nos damos de su existencia, dado que aparecen en la forma de pensamientos automáticos, impulsos, hábitos y toma de decisiones. Y no sabemos cómo ni de dónde surgieron, pero ahí están. Es lo que decimos “que somos” frente a lo que declaramos “no ser” en nuestra vida: la definición de nuestra identidad.

Pongo el ejemplo de Enrique. Cuando tenía unos 4 o 5 años, un compañerito del jardín de niños le enseñaba a contar chistes de doble sentido que ni entendía, y a decir malas palabras. Enrique era conocido entre todos sus primos mayores como el “maestro” de vocabulario prohibido y por ser quien contaba chistes que nadie más sabía. De adulto, Enrique es un investigador universitario que solo habla de temas serios; introvertido e increíblemente correcto, rara vez se lo ve riendo, y menos haciendo reír a otros, y destaca por su lenguaje erudito. Muy pocos recuerdan aquella época en que solía ser el alma de las reuniones infantiles. De hecho, solo los que eran bastante mayores que él se acuerdan.

¿Qué pasaba en su casa cada vez que contaba alguno de sus chistes en aquella infancia lejana? Y con lo que sucedía en casa, ¿qué efecto se generaba en el interior de Enrique? ¿Qué se decía a sí mismo? ¿Qué conflictos internos le generaba? No tiene que haber una historia violenta detrás, sino el ...

Índice

• Sobre este libro
• Muchos somos
• Agradecimientos
• Prólogos
• Introducción
• Capítulo 1
• Voces interiores y diversidad humana
• Capítulo 2
• Las polaridades o vivir desde los extremos
• Capítulo 3
• Las culturas guerreras
• Capítulo 4
• El estilo vikingo
• Capítulo 5
• El estilo maya
• Capítulo 6
• El estilo espartano
• Capítulo 7
• El estilo bereber
• Capítulo 8
• Y ¿cómo se da la transformación?
• Sistema Hagakure®
• Sistema Hagakure® para desarrollar liderazgo
• Capítulo 9
• Entrena tu mente, tu cuerpo y tu espíritu
• Breve descripción de las culturas que dan origen a los estilos guerreros
• Gráficos
• Estilo vikingo
• Estilo maya
• Estilo espartano
• Estilo bereber
• Combinaciones de estilos y voces interiores
• Bibliografía