RELATOS DE ORDENAMIENTO LOCAL
DEL TERRITORIO EN VALLECITO Y BARRANCABERMEJA
Al habitar llegamos, así parece, solamente por medio del construir.
Este, el construir, tiene a aquel, el habitar, como meta.
Solo si somos capaces de habitar podemos construir.
Martin Heidegger
En este capítulo se describe la primera parte de los resultados de la investigación: los relatos que permitieron descubrir mecanismos de ordenamiento local territorial (OLT) tanto en Vallecito como en Barrancabermeja. Estos relatos describen de forma concreta la organización comunitaria y las acciones colectivas que pueden identificarse como prácticas de ordenamiento territorial. A partir de estos, se sintetizaron los mecanismos de OLT que se presentan en el siguiente capítulo.
La dialéctica entre lo rural y lo urbano en la estructuración territorial se evidenciará al constatar las diferencias de los relatos de OLT de Vallecito y Barrancabermeja. De este modo, se podría llegar a plantear, así sea en el ámbito de la utopía, un ordenamiento del territorio que diera la opción a los habitantes de decidir su futuro urbano o rural, es decir, abrir la posibilidad del retorno a partir de las mejoras de habitabilidad integral en las áreas rurales y, al mismo tiempo, formular la consolidación de la periferia informal de una manera más justa y equilibrada.
Las diferencias entre Vallecito y Barrancabermeja revelan una confrontación de estas prácticas de construcción territorial desde dos mecanismos distintos: una con el apoyo externo de instituciones que convergen en las áreas afectadas por el conflicto, como Vallecito, frente a la que carece de este apoyo, como el caso de los barrios periféricos de Barrancabermeja. Ambos casos están comprometidos con el fenómeno del desplazamiento forzado por el conflicto y, por lo tanto, incluyen a la misma población afectada de una u otra manera.
Desplazamiento-retorno en Vallecito
Vallecito forma parte de un grupo de caseríos localizados en los confines de la vialidad destapada y de altas pendientes que desde San Pablo penetran hasta donde comienzan los caminos de trocha hacia las zonas de explotación aurífera (figura 24). A lo largo del viaje se pueden apreciar diferentes intensidades de trasformación en el paisaje, desde la ganadería y el cultivo extensivo de palma de aceite hasta los parajes de veredas campesinas entre montañas, bosques, ríos y cultivos tradicionales. En particular, se percibe cómo la mancha de la extracción productiva avanza a través de la deforestación, la cual reemplaza bosque por campos abiertos (figura 25).
Deducido de los relatos de los habitantes, esta situación de borde de selva apartada y de difícil acceso marcó un destino atravesado por la economía del oro y la coca y por la presencia de grupos guerrilleros –Ejército de Liberación Nacional (ELN)–, paramilitares y Ejército Nacional. Se cuenta que en la escuela de Vallecito pernoctaron una noche los guerrilleros con los pasajeros del avión de Avianca secuestrados en Bucaramanga en 1999; así mismo, que esto es lo que podría explicar los incendios que ocasionaron los paramilitares en ese mismo año, los cuales generaron el desplazamiento de toda la población. Después de más de diez años aún se evidencia una ausencia de sentido acerca de los hechos vividos por la población. Algunos retornaron después de cuatro años de vivir en las fincas cercanas o en lugares más lejanos, como Barrancabermeja, Cúcuta, Bucaramanga o Bogotá. Solo uno de los habitantes tuvo el coraje de permanecer entre las ruinas; allí, ayudó a quienes pasaban hacia las minas o a los anteriores vecinos que de manera clandestina iban a revisar sus viviendas.
Antes del desplazamiento, Vallecito era un caserío de pocas casas y poseía algunos equipamientos, como una escuela, un Telecom, una iglesia y una cancha de fútbol (figura 26). En ese entonces, como ahora, las principales actividades económicas se relacionaban con el cultivo de coca y el procesamiento de la pasta, la explotación del oro en las minas y la prestación del servicio de transporte en mulas. Un “mulero” narra su experiencia sobre cómo los paramilitares le decomisaron las mulas porque prestó el servicio a guerrilleros; este hombre proporcionaba este servicio, ya que era el trabajo que le daba el sustento, independientemente de quién lo contratara.
El desplazamiento generado por la barbarie paramilitar de 1999 no tuvo un efecto contundente, ya que los habitantes han ido retornando después del 2004. Según las narraciones de las primeras personas que regresaron, al volver la tarea inicial fue destapar la vía, debido a que había sido devorada por la selva. Así mismo, tuvieron que rescatar y reparar sus ranchos, los cuales habían perdido la calidad habitacional que poseían en su momento. Era comenzar de nuevo, con el añadido de un ambiente de inseguridad, el cual reinaba a partir de lo ocurrido.
Por lo tanto, el retorno ha requerido la reconstrucción de la infraestructura, con el acompañamiento de varios grupos e instituciones, en particular el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio (PDPMM), quienes de manera paulatina implementaron algunos proyectos para la restitución de las viviendas. Inicialmente, se construyeron algunas viviendas de madera para los más afectados, con diseños que trataron de recuperar la tipología arquitectónica del lugar (figura 27). Posteriormente, se desarrolló el proyecto de la Fundación Servicio de Vivienda Popular (Servivienda), que formuló la reubicación de la totalidad de los pobladores del corregimiento, debido a las inundaciones que se presentaron durante la ola invernal del año 2000.
Relatos de Vallecito
En términos de OLT como producto de acciones colectivas, el caso de Vallecito está condicionado por las circunstancias que se han presentado a raíz del proyecto construido por Servivienda (figura 28).
Este proyecto se ejecutó en dos etapas: la primera proyectó viviendas en hilera con un escaso aislamiento entre ellas, fachadas principales que conforman la calle principal y espacios traseros donde se organizan las instalaciones sanitarias –de entrada y salida de agua– y las actividades rurales (figura 29). Aunque el primer trayecto de esta calle es más ancho, no fue explícita la intención de formar una jerarquía de espacio comunitario; esta se manifiesta alrededor de la tienda, una construcción con una galería, donde la comunidad se reúne a ver televisión, y en cuyos lados se han colocado nuevas construcciones con fines similares.
La segunda etapa está por concluirse; se compone de otra hilera de casas, un conjunto de equipamientos –una escuela y un salón comunal– alrededor de un parque con juegos para niños y una cancha de futbol (figura 30). Ahora, esta parte constituye el nuevo acceso, el cual reemplazó al antiguo, ubicado paralelo al río. El área trasera de esta hilera de casas conforma junto con la primera etapa un amplio espacio posterior con una zanja para el manejo de las escorrentías. En la figura 31 es posible notar cómo los habitantes han intervenido el espacio trasero de las casas, para generar un cerramiento de su propiedad con cercas y construcciones en madera, actitud que prevé el carácter residual de este espacio.
Al interior de las casas (figura 32), la zona social se organiza en un espacio con la cocina y el comedor, techado y controlado por una barandilla; así mismo, la zona privada se estructura en tres habitaciones, cada una cerrada con paneles prefabricados. Hacia la parte posterior se encuentran los servicios sanitarios. En la figura 28 se observan las formas de adaptación del área exterior de la vivienda. El espacio entre las viviendas se adecua como cobertizo para las mulas.
A grandes rasgos, se percibe una satisfacción de los habitantes con sus nuevas viviendas; sin embargo, algunos se resisten a dejar la parte baja: argumentan que sus padres tienen derechos sobre los lotes. Otros manifiestan estar muy juntos, ya que consideran que en el campo las casas deberían estar más aisladas unas de otras.
Estas expresiones forman parte del proceso normal de adaptación de la comunidad a una nueva territorialización que aún no ha sido suficientemente asimilada. No obstante, la comunidad del corregimiento ha podido establecer un modelo de acción de ordenamiento que da cuenta de su capacidad de adaptación y resiliencia ante las difíciles circunstancias de su historia.
Síntesis de los mecanismos7 de ordenamiento local del territorio en Vallecito8
En Vallecito, la mayor virtud de la comunidad ha sido aprovechar la intervención de agentes externos en el desarrollo de su hábitat, principalmente como producto de las siguientes acciones:
1. Acuerdos relativos a la posesión de tierras basadas en el trueque
Durante el cambio de ubicación del corregimiento, debido al apoyo de Servivienda, con la condición de situarse en un zona de no riesgo, se produce un trueque de terrenos comunitarios con terrenos del vecino Efraín. Este acuerdo incluye la reposición de los terrenos cercanos al río una vez todos los vecinos se hayan mudado, situación que aún no se ha dado. A pesar de que la titularidad de los predios está basada en la tradición y las costumbres, todos los vecinos respaldan esta negociación.
2. Ayuda mutua con los corregimientos vecinos
Varios convenios formales e informales se dan frecuentemente entre Vallecito y los corregimientos vecinos; entre estos, se destacan: