Nociones de izquierdismo
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Nociones de izquierdismo

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Nociones de izquierdismo

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Nociones de izquierdismo es un libro que nace de la recopilación de una columna periodística, publicada por Fernando González en El Diario Nacional entre 1936 y 1937. Fue escrita para respaldar la campaña presidencial de Darío Echandía en contra de la candidatura de Eduardo Santos..En total son veintitrés columnas en las que el autor pretende definir el sentido filosófico e ideológico de la palabra izquierdismo y busca demostrar por qué es necesaria su aplicación para el gobierno de Colombia, con el fin de enderezar el camino que, según su opinión, habían torcido los gobiernos despersonalizados y oligárquicos, entendiendo por estos úl­timos los gobiernos que se conformaron con respaldar la inversión extranjera en el país, en beneficio propio y en desmedro de los intereses populares. Es un libro de carácter didáctico con un fuerte contenido ideológico que, aún hoy, resulta polémico y esclarecedor de nuestra historia política. Es como si Fernando González, desde el pasado, participara en la discusión central de los tiempos presentes.

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Información

I
Desde hace tres años hemos tenido en Colombia una gran propagada periodística de gentes interesadas en conservar a nuestro pueblo en la ignorancia y la esclavitud; han-­se fundado grandes empresas periodísticas y editoriales con el fin exclusivo de hacer despreciables y odiosos los vocablos con que se expresan los conceptos purísimos de la evolución social. No estudian los conceptos, sino que astutamente llenan los vocablos con hechos despreciables y se imaginan que así hacen odiosa la verdad, la democracia. Este es el sistema de todas las oligarquías. Tal sucede con el término comunismo, el cual, para ellos, no es otra cosa que destruir el capital, robar, etc. En Bogotá han fundado las sociedades anónimas y los capitalistas egoístas (no en cuanto capitalistas sino en cuanto egoístas) un diario cuyo único fin es hacer odioso el vocablo comunismo y todos los que expresan el futuro de la conciencia humana.
No, señores: comunismo es vocablo que pertenece a la conciencia del alma humana; no es lo mismo que el régimen que hay en Rusia. En artículos sucesivos ana­liza­remos varios conceptos relacionados con el liberalismo verdadero.
Veamos.
Dos propietarios campesinos; un cerco de alambre de púas separa sus predios; la vaca del uno salta el cerco; llega el otro campesino, y la apalea o mata.
El hijito de este campesino maltrata injustamente al de la otra casa; el papá se pone del lado de aquél. Sencillamente porque es su hijo.
Ahí me tenéis un estado de conciencia, muy limitada en verdad. Hay separación neta, hay oposición entre mío y tuyo.
A este estado de conciencia (por el que pasa hoy Suramérica) corresponden actos como los siguientes: ensuciar la fuente que hallamos cuando íbamos fatigados, y luego de mitigar allí la sed; maltratar animales y árboles que se encuentran en el camino; coger los frutos a golpes o pedradas, dañando el árbol; no darle de beber a la cabalgadura en que vamos, porque es alquilada; escribir groserías en las paredes de edificios públicos; robar, cuando nadie lo sabrá; ven­der la patria, cuando nadie lo sabrá y ejecutar actos buenos, heroicos, cuando lo han de saber. Es un estado de conciencia vanidosa.
Durante este estado de la conciencia, no puede haber parques, alumbrado público, bosques comunes, museos, viajes solitarios, en una palabra, calor humano. A mí, por ejemplo, me han robado en Colombia todas mis doctrinas. El estudio de la conciencia, que publiqué en Mi Simón Bolívar, me lo robaron, sin jamás citar mi nombre, hasta el punto de que hoy parece que yo hubiera copiado de mis ladrones; y fueron precisamente mis enemigos. Hace poco dije, por ejemplo, que el liberalismo era un estado de conciencia, y que uno no podía ser liberal porque lo quisiera, sino porque había hecho esa conquista; pues bien, Germán Ar­ciniegas, en editorial para su campaña san­tista, dice eso mismo, como suyo, y muy fresco. ¡Eso sí es lo que él llama comunismo! Dije que a Bolívar lo habían manoseado los escribidores colombianos, y me robaron mi expresión. ¡Esa sí es chusma!
Al estado de conciencia que hemos descrito precede otro en la evolución humana. Porque cuando el hombre llama mías a las cosas es porque ya tiene conciencia del tiempo y principia a tenerla de la familia, es decir, la conciencia comienza a salirle de las vísceras, del lindero de la carne.
La evolución de la conciencia humana puede considerarse como la misma de la noción de propiedad.
PRIMERA ETAPA DE LA CONCIENCIA
La llamaremos conciencia visceral y a la noción de propiedad que le corresponde, propiedad visceral, y perduró durante milenios. El hombre se llamaba dueño únicamente de las cosas que agarraba y que iba a consumir. Era nómada. La propiedad, es decir, el sentimiento de ella, era instantáneo, unido a sus necesidades fisiológicas.
Antes de seguir permítanme aclarar un punto y es que creemos aquello para lo que estamos capacitados; que el lenguaje es engañador, porque todos usamos las mismas palabras, pero no contienen lo mismo, contienen aquello para lo que está preparada la conciencia de cada uno. Por eso dije en anterior artículo que cada uno cree lo que puede y que los Santos y Germán Ar­ciniegas, al decir “pensar”, quieren decir hacer gestos; al decir “libertad”, ganar; al decir “formidable escrito”, escrito que los adule; al llamar maestro a alguien, escritor que los adule, etc.
SEGUNDA ETAPA
Aquí el hombre tiene ya conciencia del tiempo y se apropia las cosas para años; al principio sólo le importan y cuida de las cosas poseídas, para mientras él viva; luego avanza su conciencia hasta los hijos, y se apropia las cosas para ellos; luego va hasta los nietos, y en Europa hay ya quienes hacen entrar en la noción de propiedad a los descendientes, en abstracto, y aun a los prójimos. En este último período aparece la sociedad anónima.
De ahí que en los pueblos de Suramérica vendan las riquezas potenciales, arreglen los conflictos internacionales sin atender a la herencia moral de los descendientes, sino a la tranquilidad de los gobernantes y al bienestar económico del presente. De ahí que en Suramérica, en donde la conciencia no pasa de los calzones, no prosperen las sociedades anónimas; se crean únicamente para especulaciones del momento. El futuro no existe aún para nosotros.
Durante los períodos de esta etapa de conciencia, no existe la Universidad. Esta es futurista; su fin es agrandar la conciencia humana. Durante tal etapa, se introducen expertos, pues la cuestión es gozar del presente, consumir…
En tal estado se halla Colombia santista: no quieren ser perturbados en su banquete; reniegan de nosotros, los “tábanos sobre el caballo de Atenas” que dijera Sócrates; tienen miedo de una escuela viva, incitadora y de una universidad activa; temen una justicia social que apenas hemos indicado. En realidad, hablando como sociólogos, estos Arciniegas y Nietos Caballeros no pueden entendernos.
Ser liberal, ser izquierdista es muy difícil; el liberalismo hace en la historia el mismo papel de los inventores en la industria: causan cataclismos. Por ejemplo, ¡qué grande fue el que causó la invención del telar!
Estos santistas, que apenas tienen conciencia fisiológica, a lo sumo conciencia oligárquica, ¿a qué llamarán liberalismo? A ser retratados en un banquete que ofrecen al escribidor amigo que se va para Burdeos, de cónsul…; a gobernar como Abadía o como Suárez. ¡Todo es vanidad en ellos! Mediten mis lectores en un anuncio publicado en El Tiempo; dice: “Por falta de espacio no publicamos las firmas todas de las damas que se adhirieron a Eduardo Santos; les pe­dimos excusas; en la próxima edición prometemos publicarlas todas”. Esto revela los móviles; ellos creen, ellos confiesan que las damas firmaron para que les publicaran la firma. ¿No prueba esto que Colombia es vanidosamente primitiva en su motivación?
TERCERA ETAPA
Comienzan a aparecer los bienes comunes: parque, bosques, museos, bienes municipales, nacionales, humanos.
… Principia el hombre a sentir la aurora del comunismo. Principian a aparecer hombres que se ponen del lado del hijo aje­no, si él tuviera la razón; que no matan la vaca del cercado ajeno, cuando pasa a sus predios; hombres que de vez en vez, en ciertos amaneceres celestiales, dicen: “Todo el universo es mío”.
Esto es lo que queremos hacer con la escuela, con el capital al servicio de la cultura, programa echandiísta; queremos una escuela en la que el hombr...

Índice

  1. PORTADA
  2. PORTADILLA
  3. CRÉDITOS
  4. TABLA DE CONTENIDO
  5. NOTA DEL EDITOR
  6. I
  7. II
  8. III
  9. IV
  10. V
  11. VI
  12. VII
  13. VIII
  14. IX
  15. X
  16. XI
  17. XII
  18. XIII
  19. XIV
  20. XV
  21. XVI
  22. XVII
  23. XVIII
  24. XIX
  25. XX
  26. XXI
  27. XXII
  28. XXIII