El espejo humeante
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El espejo humeante

Ensayos sobre la creatividad científica en biología

  1. 106 páginas
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El espejo humeante

Ensayos sobre la creatividad científica en biología

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"Una revolución tecnológica y conceptual sin precedentes está acaeciendo en la biología contemporánea. Esta revolución nos está transportando a "escenarios inéditos, estrafalarios e inimaginables" hasta hace apenas unos años, en los que, por ejemplo, dejaremos de envejecer, generaremos una nueva humanidad clónica, o un nuevo tipo de medicina genómica y personalizada.Con un estilo erudito, riguroso y claro, Greco Hernández nos muestra en este texto de divulgación científica las profundas consecuencias que esta revolución tendrá para la humanidad. Entre ellas, provocará que muchas de las certezas que el ser humano tiene de sí mismo como el significado de "vida" y "muerte", o de "ser" humano, tengan que cambiar pronto y para siempre. Con una escritura apasionada y elocuente sobre diferentes temas de ciencia de frontera, el autor nos ilustra cómo estos futuros escenarios son el resultado más brutal, nítido y directo de una de las cualidades más poderosas, únicas y sorprendentes del ser humano: la creatividad. Esta cualidad "bulle tremenda, audaz y desbocada" desde los albores mismos de nuestra especie, lo que llevó al Homo sapiens a moldear con sus propias manos su sendero evolutivo.El autor, para quién es tan importante hacer ciencia como divulgarla, resume el hilo conductor de su texto: "en sí mismo, este libro es un fragmento de una nueva civilización y yo, al escribirlo, sólo soy un heraldo que anuncia con estos ensayos su llegada. En su conjunto, este libro es un testimonio del futuro que ya desafía al presente". Así, con sus cinco ensayos sobre la creatividad científica en biología, Greco Hernández nos aporta una visión innovadora, global, actualizada y a futuro del quehacer de la biología y su impacto en todas las esferas del universo humano."

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Información

Año
2017
ISBN
9786070308697
Categoría
Biología
1. PALEONTOLOGÍA DE LA CREATIVIDAD
En el día 5 Ahau llegará nuevo poder, nueva palabra a Ichcaansihó, con otros hombres… Habrá grandes maestros, grandes sabios, grandes magos…
Chilam Balam.
Hace alrededor de seis millones de años, en los espesos bosques de África, nuestros ancestros primates divergieron de nuestros parientes vivos más cercanos, los chimpancés. Aquellos antecesores pasaban su vida entre el follaje de los árboles y poseían un cerebro muy pequeño en comparación con el nuestro. Además, se desplazaban en cuatro patas. Cuatro millones de años después en los albores del Paleolítico, de esos antecesores primates evolucionaron los primeros homininos que descendían de Australopithecus, quienes ya caminaban erguidos y tenían una capacidad craneana mayor; entonces todo empezó a cambiar. Esta estirpe de homininos, que inicia con el Homo habilis, comenzó a elaborar abstracciones conceptuales e innovaciones tecnológicas, y con ello, de alguna manera, tomó en sus manos su propia evolución. Así, sobre la faz de la Tierra apareció nuestra especie, Homo sapiens.
Su continuo entendimiento de sí mismo y de la naturaleza, así como sus avances en diferentes ámbitos como el tecnológico, científico, ético, artístico, religioso y social, llevaron al ser humano a inventar su propio futuro. Hoy en día, el hombre se plantea retos impensables hace tan sólo una generación, como dejar de envejecer y extender nuestra longevidad, clonar personas, diseñar su propio genoma, colonizar otros planetas, revivir especies extintas, explorar el universo o crear inteligencia artificial. Y en el centro de todo ello está la creatividad. Esta actividad yace profundamente en nuestros orígenes, pues ser creativos nos hizo humanos. Muchos otros animales como chimpancés, ballenas, roedores, delfines y perros, también son inteligentes como nosotros, pero no son creativos. Así, la creatividad es una de las más sorprendentes y poderosas cualidades de nuestra especie.
Si el “ser creativo” es un pilar de la definición de ser humano, ¿qué se necesita para que un individuo sea creativo?; ¿hay otras especies creativas? Y en la evolución, ¿cuándo aparecieron los primeros signos de creatividad?; ¿existieron otras especies que también fueron creativas?; y, siendo un animal inteligente como nuestros parientes primates, ¿qué propició en el ser humano dar el salto cognitivo hacia la creatividad y la innovación, “algo” que nunca sucedió en las otras especies actuales? Estas preguntas son cruciales en la búsqueda de nuestra propia identidad. Hoy en día el tratar de responderlas es ciencia de frontera.
Una definición
El nacimiento de una verdadera filosofía de la evolución debió esperar que… apareciera una inteligencia sintetizadora capaz de manejar un gran cuerpo de datos diversos y de relacionarlos dentro de los límites de una abstracción única.
LOREN EISELEY, El siglo de Darwin.
Inteligencia, talento, prodigiosidad, audacia, genio, trabajo, pasión... Tales cualidades se funden en el crisol de la mente para cristalizar en una labor: creatividad, a la que podríamos definir como la capacidad de concebir y desarrollar “algo” que es nuevo, original, peculiar, único, inesperado, diferente, útil, valioso y trascendente para un grupo social. Este “algo” puede ser un objeto tecnológico, una expresión artística, una idea científica, un movimiento social, o una interpretación del devenir de los hechos y la historia. Creatividad sería la capacidad de añadir algo nuevo a la cultura.
Todos los estudios sobre esta actividad coinciden en que los individuos creativos tienen una personalidad exploradora y curiosa; en que muestran nuevas combinaciones de personalidad e inteligencia y tienen un pensamiento divergente, innovador y hasta irreverente; en que habitualmente están resolviendo problemas, y en que despliegan una gran capacidad para absorber y sintetizar una vasta información de disciplinas alejadas y aparentemente no relacionadas. La asociación de conceptos de campos del conocimiento dispares para formar una idea nueva es un elemento clave en el pensamiento creativo.
Por otro lado, la creatividad y la inspiración imaginativa que genera innovación; el flashazo súbito que resuelve un problema y hace ver lo que nadie más ve; ese pensamiento que ve al mundo de una manera atrevida y no convencional, no es cuestión de azar, es producto de años de trabajo, de hábitos, de disciplina, y de una larguísima rutina diaria de práctica o estudio. Se necesita de un gran dominio de una especialidad antes de dar un giro creativo. Twyla Tharp, una mujer catalogada entre los más grandes coreógrafos de danza y ballet en la historia de Estados Unidos, lo explica muy bien en su libro El hábito creativo:
Se necesitan destrezas específicas para concretar algo que uno ha imaginado: usar ciertas palabras para crear vidas creíbles; seleccionar colores y texturas de pintura para representar un pajar al atardecer; o combinar ingredientes y lograr un platillo delicioso. Pero nadie nace con dichas habilidades. Éstas se desarrollan con la práctica, con la repetición, y a través de una mezcla de aprendizaje y reflexión que es a la vez meticulosa y gratificante. Y todo esto lleva tiempo. Incluso Mozart, con todos sus dones innatos, su pasión por la música, y el tutelaje devoto de su padre, necesitó componer 24 sinfonías en su juventud antes de crear una perdurable en la historia con el número 25.
Finalmente, los investigadores concuerdan en que es indispensable alcanzar una densidad poblacional crítica para crear e innovar en una cultura, ya que se requiere un sólido y culturalmente rico entramado social que sostenga al individuo creador para que éste se desarrolle y exprese. A su vez, las culturas son el producto de muchas innovaciones pequeñas y de mucha gente pensando por muchos años. De hecho, se piensa que el tener poblaciones pequeñas es una barrera para desarrollar tecnologías e ideas complejas. Para ilustrar ese punto fundamental, el antropólogo sueco Johan Lind, de la Universidad de Estocolomo dice que “si uno hubiera puesto a 100 suecos en la luna en los años setenta, el grupo musical ABBA nunca hubiera surgido”.
Entonces… ¿cuándo y cómo surge la creatividad humana? ¿Existieron otras especies que también fueron creativas? Aunque la evolución de nuestra especie (particularmente el cambio anatómico) ha estado sujeta a un intenso estudio desde hace más de un siglo, los orígenes de la mente humana y la creatividad apenas se empiezan a estudiar, tanto desde ciencias tradicionales como la paleontología, como desde nuevos campos de investigación surgidos muy recientemente, como la “arqueología cognitiva”, que usa las ciencias cognitivas como fuente de conceptos para interpretar hallazgos arqueológicos, y la “genómica comparativa”, que usa la secuencia de ADN de genomas completos de muchas especies actuales y extintas para trazar la historia evolutiva de genes que controlan procesos cognitivos. El trabajo conjunto de todas estas disciplinas ha alumbrado un nuevo paradigma que empieza a abrir una página inédita y fascinante en la ciencia contemporánea.
En la noche de los tiempos
El Homo sapiens apareció en el sur de África hace ~200,000 años, en el periodo Paleolítico temprano. Posteriormente, estos primeros humanos se dispersaron por todo el continente africano y mucho después, hace unos 80,000 años, salieron de África para colonizar, en diferentes oleadas migratorias, los demás continentes. Ya en el Paleolítico superior y dentro de Europa, hace 40,000 años, comenzó lo que una corriente de antropólogos denomina la “Explosión Creativa”, es decir, una repentina y rica proliferación de arte rupestre en cuevas y de artefactos con significado simbólico y artístico como grabados, esculturas, enterramientos y objetos de decoración. Es la evidencia de que la mente humana moderna había emergido.
Hasta ahora había sido muy difícil explicar cómo era la mente de los humanos arcaicos en el lapso que va desde sus orígenes en África hasta el surgimiento del pensamiento abstracto y creativo manifestado en la Explosión Creativa en Europa. Se pensaba que la base cognitiva y conductual que la originó fue el resultado de súbitos cambios neurológicos originados por mutaciones genéticas acaecidas en algunas poblaciones humanas en el Paleolítico medio. El impacto de estas mutaciones en la esfera neurológica provocaría la transición rápida de humanos arcaicos hacia los humanos modernos. Sin embargo, los hallazgos de los últimos 15 años han arrojado nueva luz sobre el origen de la creatividad, emergiendo nuevas y alternativas explicaciones sobre nuestra evolución, cuestionando la teoría de la Explosión Creativa.
Se han encontrado expresiones simbólicas y artísticas del H. sapiens en diferentes continentes que datan de mucho tiempo antes que la “Explosión”. Como ejemplos, está el caso de la localidad Grotte des Pigeones (Marruecos), con artefactos de 82,000 años de antigüedad; en una cueva llamada Blombos (en Sudáfrica), se hallaron pigmentos fabricados hace ~100,000 años con claras intenciones ornamentales; otra cueva en Qafzeh (Israel), contenía conchas pintadas elaboradas hace 92,000 años; y en las rocas de Diepkloof (Sudáfrica) se descubrieron símbolos de hace 52,000 años que parecen ser “escritura”, plasmados en cascarones de huevo de avestruz.
Más aún, y aquí viene lo bueno, se han descubierto evidencias de pensamiento abstracto contemporáneo al de H. sapiens pero ¡asociado a otra especie, Homo neanderthalensis! que se extinguió hace unos 30,000 años y que poseía una capacidad craneana igual a la nuestra. Por ejemplo, en la cueva llamada El Castillo en el norte de España se descubrieron pinturas rupestres, y en Grotte du Renne (Francia) se hallaron diversos artefactos ornamentales, ambos elaborados por poblaciones de neandertales hace 40,000 años. También hay una diversidad de hachas y lanzas manufacturadas con diferentes técnicas o materiales, muchas de ellas elaboradas con fines específicos, encontradas en varias localidades de Europa y Asia que fueron diseñadas también por el H. neanderthalensis en un periodo que puede ir de 250,000 a 30,000 años atrás. En la actualidad, todos los investigadores concuerdan que esta especie ya poseía pensamientos jerárquico y simbólico complejo; control emocional y sentido del yo; usaba el fuego, fabricaba pigmentos, y tallaba piedras, huesos, madera y cuernos; cuidaba a sus heridos y ocasionalmente enterraba a sus muertos; dividía el trabajo por sexos; quizá poseía una concepción del tiempo y de la sucesión de la vida y la muerte; y muy probablemente hablaba, como lo demuestra la reconstrucción histórica de su vida diaria, así como los estudios de los restos fósiles. Desde el punto de vista de destreza técnica, los neandertales eran quizá tan hábiles como nosotros. De hecho, dado que el H. neanderthalensis es una especie que evolucionó en Europa antes de la llegada del H. sapiens, se piensa que ellos posiblemente enseñaron a nuestra especie a fabricar algunas herramientas de piedra cuando ésta arribó a Europa. Vamos… que de cierta manera los neandertales fueron en algún momento nuestros maestros. ¿Loquísimo? Pues sí.
Pero lo más sorprendente es que también se han hallado evidencias de actividad cognitiva sofisticada, creativa y quizá estética (es decir, sin una función utilitaria), muy anteriores a la aparición del ser humano y obviamente pertenecientes a otras especies. Tal es el caso de la gran variedad de diferentes herramientas de piedra y madera encontradas en África, Europa y sur de Asia, junto con los restos del abuelo del Neandertal, el Homo heidelbergensis. Esta especie fabricaba esta diversidad de herramientas con distintas técnicas hace 600,000 - 300,000 años. También controlaba el fuego, construía refugios y elaboraba pigmentos, y al igual que el H. neanderthalensis, pero en menor grado, quizá poseía un protolenguaje hablado e indicios de pensamiento simbólico, control emocional, memoria a largo plazo y sentido del yo. Por otro lado, en los Altos del Golán (Israel) se desenterró una figura de 230,000 años de antigüedad, y en Java central se halló una concha bruñida hace 500,000 años quizá con fines decorativos, ambas hechas por otra especie aún más antigua: el H. erectus; además, en diversas localidades de África y Asia se ha encontrado que hace ~800,000 años el H. erectus ya había domesticado el fuego, siendo la primera especie en hacerlo. Finalmente, yacimientos arqueológicos de Gona (Etiopía) sugieren que esta especie también fue la primera en fabricar herramientas de piedra, hace unos 2.7 millones de años. Se piensa que el H. erectus ya poseía un pensamiento jerárquico, planeaba sus acciones y poseía emociones complejas. Se propone también que era capaz de integrar diferentes tipos de conocimiento, un aspecto que define la creatividad. Después de todo, comenzar de la nada a elaborar herramientas de piedra y domesticar el fuego ya es creatividad. ¿Asombroso? Pues sí.
Finalmente, a mediados de 2015, un grupo de investigadores de Francia, Estados Unidos y Kenia publicaron un hallazgo sorprendente en Kenia: más de 100 artefactos de piedra con 3.3 millones de años de antigüedad. Es decir, elaborados unos 500,000 años antes de que apareciera el género Homo. Una explicación a este hallazgo sería que dichos artefactos fueron fabricados por especies del género Homo aún no descubiertas y con esa antigüedad. Otra explicación, más plausible ya que no hay que inventar especies hipotéticas, es que esta industria lítica fuera elaborada por las especies que ya existían en esa época y que no eran del género Homo, como por ejemplo los géneros antropoides Kenyanthropus o Australopithecus pertenecientes a nuestra familia (es decir, son “primos” nuestros). Esta interpretación implica que la creatividad y el desarrollo cultural ya existía en otras especies de antropoides antes (y fuera) de la aparición del género Homo, desafíando de lleno la idea arraigada entre todos los especialistas de que sólo nuestro linaje (esto es, el género Homo) dio el salto cognitivo necesario para fabricar herramientas de piedra. De confirmarse esta interpretación con más evidencias, este hallazgo podría cambiar dicho paradigma. En la misma línea de argumentación está el descubrimiento en Sudáfrica, en 2008, de una nueva especie que vivió hace 2 millones de años, Australopithecus sediba, otro “primo” nuestro. Aunque aún no hay evidencia de que esta especie fabricara herramientas, su capacidad craneal muestra que en el arbusto de nuestra filogenia el cerebro grande evolucionó independientemente al menos en dos líneas de descendencia diferentes y apoya la idea de que diversas especies de homininos ancestrales y contemporáneas ya poseían algunas capacidades cognitivas.
El antropólogo francés Yves Coppens, del Centre National de la Recherche Scientifique en París, y codescubridor en 1974 de la célebre Lucy (de la especie Australopithecus afarensis, ancestro de H. erectus), explica estas ideas en su libro Últimas noticias de la prehistoria:
¡Las herramientas de piedra que aparecen hace ~2.7 millones de años podrían muy bien haber sido fabricadas por varias especies de homininos!... Quiero decir, que varios géneros o especies de homininos podrían haberse ejercitado al mismo tiempo en la talla de herramientas. Dos yacimientos, uno en Kenia y otro en Etiopía, dos “talleres” contemporáneos de talla de piedra de hace ~2.5 millones de años… presentan dos niveles distintos de dominio de la talla muy diferentes, como si uno de los artesanos ya conociera muy bien la materia prima y el otro mucho menos…
Esta conciencia reflexiva que fabrica herramientas quizá fuese adquirida por varios “primos” al mismo tiempo, prehumanos y humanos.
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Escuela de pintura en el Paleolítico
En su conjunto, con los nuevos hallazgos emerge la idea de que el pensamiento abstracto, simbólico, artístico y creativo está profundamente arraigado en nuestra filogenia desde mucho tiempo antes de que el ser humano apareciera, y que sus fundamentos habían evolucionado en los primeros homininos antes de salir de África. De manera que características clave de la mente humana moderna empezaron a emerger en este continente muy atrás en nuestra historia evolutiva, tanto como hace 2.7 millones de años en uno de nuestros ancestros estrella, el H. erectus. O incluso en especies antecesoras de éste y mucho antes de que el género Homo apreciera. Tan atrás que se pierde en la noche de los tiempos.
Inteligencia técnica, inteligencia social y conciencia
¿Qué llevó a nuestros ancestros homininos a dar el salto cognitivo hacia una mayor sofisticación de pensamiento? Es decir, ¿cómo apareció esa serie de procesos mentales inéditos en el reino animal que explican el pensamiento humano moderno, y que están ausentes en los demás primates?
Si resumimos los datos arqueológicos y paleontológicos mencionados, vemos que hay tres aspectos globales de las capacidades mentales humanas que, aunque están relacionados, evolucionaron a diferentes velocidades: 1] el cambio de la anatomía que conllevó un aumento en el tamaño y reconfiguración del cerebro, dando sustento biológico a nuevas capacidades cognitivas; 2] la manufactura de herramientas, que significa inteligencia técnica, y 3] las prácticas simbólicas o “no utilitarias” (como expresiones gráficas, sepulcros y rituales con fuego), que significan inteligencia social.
Se piensa que una fluidez cognitiva continua y creciente entre ambas inteligencias, al principio separadas, fue clave en el desarrollo de nuestra mente. Es decir, la mente humana moderna emergería cuando las inteligencias técnica y social se integraron en un cerebro que anatómicamente ya poseía tamaño y capacidades mentales suficientes par...

Índice

  1. CUBIERTA
  2. ÍNDICE
  3. BIBLIOTECA
  4. PORTADA
  5. COPYRIGHT
  6. DEDICATION
  7. PRÓLOGO
  8. 1. PALEONTOLOGÍA DE LA CREATIVIDAD
  9. 2. GENÓMICA PERSONAL
  10. 3. EL HOMBRE DE SAQQAQ
  11. 4. EL ESPEJO HUMEANTE
  12. 5. FOREVER YOUNG
  13. BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA