III
UN DESARROLLO TEOLÓGICO
CRISTOLOGÍA DEL NT (1957)
Tras largos decenios de preparación, consciente de ofrecer la obra cumbre de su larga trayectoria intelectual, a los once años de haber publicado Cristo y el Tiempo, en plena madurez (con 55 años), tras un decenio de preparación, O. Cullmann publicó su Cristología del Nuevo Testamento 1957, casi simultáneamente, en tres grandes lenguas que parecían más importantes de la cultura occidental: francés, alemán e inglés. Fue un acontecimiento editorial y teológico de primera magnitud, no sólo en el mundo protestante sino en el conjunto de las iglesias cristianas. Nadie hasta entonces había publicado una síntesis cristológica de tal envergadura y tantas pretensiones.
Partiendo de su trayectoria anterior, y retomando, de manera cuidadosa y constante los principios de Cristo y el Tiempo, Cullmann elaboró su nueva obra desarrollando el esquema teológico/temporal de la historia de la salvación, aplicado al estudio de los grandes títulos cristológicos. Ciertamente, le interesaba la historia de Jesús, pero no quiso estudiarla en sí misma, por aislado, sino tal como expresaba en los títulos “mesiánicos” que los cristianos atribuyeron a Jesús (Cristo, Hijo de Dios, Señor…).
Para ello, a fin de aplicar y probar su “método”, dividió esos títulos desde la perspectiva de la historia, y los organizó según los cuatro «tiempos» principales: (1) Jesús terreno, la historia propiamente dicha de su vida, entendida ya como tiempo de confesión cristológica; (2) Jesús futuro, la esperanza escatológica centrada en la culminación de su obra mesiánica, y en su “retorno” o plenitud escatológica; (3) Jesús presente, como resucitado, en el tiempo actual de la Iglesia, con su influjo en los creyentes, a través de los sacramentos y de la vida cristiana, conforme al imperativo de la acción creyente; (4) Jesús preexistente, su origen y arraigo divino, en el principio de los tiempos.
Éstos son los temas que quiero exponer, comentar, ampliar y recrear en este apartado, estudiando así el sentido de esa obra fundamental de Cullmann, cuya segunda edición castellana preparé, presenté y actualicé (cf. Cristología del NT, Sígueme, Salamanca 1998, págs. 9-50 y 417-438). A diferencia del apartado anterior, donde he trazado una visión general de la temática de fondo de Cristo y el Tiempo, sin entrar en los diversos momentos de su exposición, ahora he querido analizar cuidadosamente los detalles de esa obra que, pasados ya casi sesenta años desde su aparición, sigue siendo un manual de referencia para el estudio de la historia de Jesús y de la cristología (de toda la vida cristiana).
Se trata de una obra polémica, escrita en oposición abierta no sólo a la corriente exegética de R. Bultmann (y en especial de su Teología del Nuevo Testamento (1951), sino de gran parte de la investigación bíblica alemana, que era muy crítica ante la historia de Jesús y ante las formulaciones “teológicas” del cristianismo antiguo, a las que tachaba de “helenizantes”, contrarias al primitivo valor existencial del evangelio (presuntamente recogido en la teología de Pablo y de Juan). En contra de eso, Cullmann defendió la visión mesiánica de la historia de Jesús e interpretó su muerte como “entrega” consciente (e incluso sacrificial) a favor del Reino de Dios: Sólo en la historia de Jesús, reasumida y recreada de un modo pascual, puede fundarse el cristianismo.
Reconociendo el valor y la actualidad de esta obra, he querido exponer de una manera detallada su contenido, para evocar después su impacto teológico, desde el punto de vista de la historia de Jesús y de la interpretación teológica de la primitiva comunidad, superando (con Cullmann) la visión sistemática de los discípulos de Bultmann que seguían por entonces (1956) empeñados en separar y oponer la comunidad judeo-palestina y la helenista. A pesar de ello (o por ello, para valorarla mejor) he querido resaltar también, en la segunda parte (cap 6.), las posibles lagunas de la presentación de Cullmann, actualizando al fin su proyecto cristológico (teológico) a la luz de la investigación actual sobre el tema. Para completar y fijar mejor las aportaciones y posibles deficiencias de la obra será conveniente que el lector acuda a la obra complementaria que he escrito sobre El Pensamiento de Bultmann, Clie, Terrasa 2014.
5. Una enciclopedia de Jesús, títulos cristológicos
Este capítulo consta de dos partes, netamente distinguidas. La primera recoge y condensa de un modo general y sistemático, el estudio concreto de los títulos de Cristo, analizados por Cullmann desde una perspectiva de historia de la salvación. La segunda profundiza en el sentido de esos títulos, poniendo de relieve las implicaciones y consecuencias de la visión de Cullmann, tanto en el estudio posterior de los teólogos como en la visión actual de la teología, con los cambios que se han venido dando (y podrán darse en el futuro).
1. Temas. Una visión abarcadora
La obra retoma y elabora los cuatro momentos sucesivos de la historia de la salvación, a los que he venido aludiendo en el capítulo anterior (preexistencia, israelita, centro en la vida y pascua de Jesús, expansión eclesial y culminación escatológica). Significativamente, Cullmann omite aquí el estudio detallado de un quinto momento, que había elaborado cuidadosamente en Cristo y el Tiempo: el despliegue mesiánico de la historia israelita, entendida como preparación del cristianismo, para vincular así de manera más intensa a Jesús con Israel y el judaísmo. De todas formas, los elementos y símbolos de la historia y del mesianismo israelita están presentes en casi todos los temas y capítulos de la obra, de manera que el libro puede interpretarse como un largo diálogo del cristianismo con el proyecto de salvación del Antiguo Testamento, entendido y expuesto de un modo extenso (vinculando tradiciones rabínicas y apocalípticas, sapienciales y proféticas, con un buen conocimiento de la literatura de Qumrán y del pensamiento “samaritano”).
Cullmann enraíza a Jesús en la historia de la salvación, dentro de una realidad (una humanidad, una naturaleza) interpretada como historia, y lo hace de un modo concreto, estudiando las diversas tradiciones y tendencias del judaísmo de aquel tiempo. Frente a la des-escatologización propugnada por algunos discípulos de A. Schweitzer, frente a la des-mitologización existencial de la escuela de Bultmann, esta obra presenta a Jesús como acontecimiento de salvación objetiva (histórica), que se arraiga en el pasado del cosmos y de la humanidad, para extenderse hasta el futuro de la acción final de Dios, fecundando el presente y capacitándonos para comprender desde Dios el origen de todas las cosas (preexistencia).
Ésta es una obra autónoma, que puede y debe leerse por sí misma, como enciclopedia del pensamiento y proyecto de Jesús y de sus primeros seguidores; pero, al mismo tiempo, está marcada de un modo especial por el influjo de Bultmann y sus discípulos, que por entonces formaban una especie de «ortodoxia» exegética en el mundo protestante alemán. En ese sentido se trata de una obra “polémica”, en el mejor sentido de la palabra, cono conocimiento de causa, citando, valorando y criticando a los “adversarios”.
Cullmann escribió este libro en un momento clave de la «guerra fría», tras la derrota del nazismo (en la segunda Guerra Mundial: 1939-1945), en pleno enfrentamiento entre dos grandes bloques políticos (mundo capitalista y estados comunistas), cuando una parte considerable del pensamiento europeo parecía estar en manos del existencialismo, volcado hacia los problemas interiores de una vida interpretada a veces como tragedia sin salida (M. Heidegger, J. P. Sartre). En ese momento, frente al riesgo de involución y privatización de las iglesias, cuando Dios parecía convertirse en mero signo de una búsqueda interior, esta obra destaca la importancia de la historia real de la humanidad, centrada en Cristo y abierta a la salvación final.
Su teología quiere ser una llamada a la confianza exegética (supone que conocemos bastante bien la vida de Jesús) y a la fidelidad histórica de las iglesias, que deben asumir su tarea misionera de transformación de la realidad, en la línea...