Excursión al hombre violento

Marquez Timoteo Lucas

• Editorial: Editorial Autores de Argentina
• Año: 2020
• ISBN:
  9789878706597
• Edición: 1
• Categoría: Pedagogía
• Categoría: Consejería educativa

Luego de observar durante muchos años el accionar de los hombres violentos y comprobar el daño que ocasionan a sus víctimas, se transforma en una necesidad esencial reeducar a estas personas. Sólo personas de buen corazón y con actitud generosa pueden limitar o hacer retroceder este flagelo de la violencia, que produce sufrimiento a millones de mujeres, ancianos y niños, desde hace muchísimos años.

VIOLENCIA CONTRA
LAS MUJERES Y NIÑOS

La violencia que el hombre aplica a la mujer se manifiesta de muchas formas: verbal, cuando levanta la voz y grita, por lo general siempre lo hace de esa manera, aturdir con el elevado tono de su voz para amedrentar; psicológica, cuando no presta atención a los requerimientos de la mujer, no la escucha, se transforma en sordo; económica, cuando efectúa un control estricto de gastos y va dejando con cuenta gotas el dinero para la diaria alimentación y mantenimiento de la casa, también el minucioso, además de excesivo control de la tarjeta de crédito; por omisión, cuando no actúa colaborando en las tareas del hogar, sale a visitar a los amigos, evade cualquier tipo de actividad al interior de su grupo familiar, no se hace cargo del cuidado y protección de los hijos; física, cuando castiga de diferentes maneras, ya sea con los puños, valiéndose de su mayor fuerza o utilizando cualquier otro elemento para golpear, sea a sus hijos, esposa o cualquier otro familiar. Aquí se da la situación más visible y la crueldad no tiene límites; cuando son niños los castigados, el atacante no toma en cuenta el terror por el que pasan sus víctimas, que va desde llantos hasta la paralización y enmudecimiento por el miedo que se apodera de sus sentimientos; la ceguera del golpeador no permite tener en cuenta el estado de sufrimiento de las criaturas. Otras tantas veces, como su arma de ataque, utiliza desde un simple cuchillo de cocina hasta una martillo o cualquier otro elemento para producir grandes daños, y puede llegar a asesinar a su pareja y a todos los hijos; la velocidad, la voracidad y aceleración para castigar, por lo general, es una escalada peligrosa que no tiene un límite, va continuamente en aumento; la culminación de su enfurecimiento muchas veces termina con la muerte de numerosas personas.

El castigo no termina en el acto mismo, sino que se desplaza mucho más allá, porque las víctimas tienen padres, hermanos y otros familiares, incluidos los vecinos que involuntariamente ven y escuchan las palizas, padeciendo por las consecuencias. Son graves, dado que dañan el espíritu y la psiquis de las personas. La mujer entra en shock y puede quedar bloqueada, ello no le permite coordinar adecuadamente su actividad cotidiana, tampoco puede salir a contar lo ocurrido. En los casos en que sí lo hace efectuando la denuncia, por lo general, no declara todo tal cual ocurrió, sino que se olvida o por vergüenza o pudor decide minimizar o esconder muchos de los acontecimientos sucedidos; otras tantas veces porque duda de que desde las instituciones de justicia la protejan; en ese caso ella deja un pequeño espacio para dar lugar a algo de lealtad hacia su victimario por temor y, ante la eventual inacción de esos organismos, tenga que retornar a convivir con el victimario, contra su propia voluntad. Si estas situaciones de malos tratos se mantienen a lo largo del tiempo pueden derivar en serias enfermedades, tanto en la mujer como en los hijos si los hubiera, puesto que los daños primero son psicológicos, convirtiéndose en físicos si los violentos continúan con la aplicación de los castigos.

El estallido de un violento en el hogar no solo lo padecerá la víctima directa a quien el ataque está dirigido, sino también todos los presentes. Si hay niños, estos quedarán desconcertados y con serios problemas traumáticos, puesto que su cerebro está en formación y en una etapa de mucho crecimiento a nivel tanto físico como psíquico y social. El impacto en la mente de los menores es como de improviso el estallido de una bomba, donde todos quedan conmocionados. Aquí estos niños no son tenidos en cuenta por nadie, ni victimario, ni familiares; quedan a la deriva de por vida, muchas veces con un trauma permanente. De tomar intervención o atención profesional adecuadas en el momento oportuno, el daño podría minimizarse o resolverse. Caso contrario, si no existe una intervención acorde a las lesiones ocasionadas, les genera a las víctimas no directas vergüenza, además de no recibir el tratamiento conveniente y no ser escuchados, no pueden salir a la calle, tampoco comentar con vecinos. El violento a través de su actitud y la ejecución de sus víctimas consigue la impunidad; es un hogar que cierra sus puertas al conocimiento exterior de los sucesos dentro del hogar; los niños en la escuela lo padecen y se demuestra en el desarrollo insuficiente de la actividad escolar.

El niño no puede confiar en nadie, la única persona de su confianza lo ha destrozado. El maltrato a su madre le generó una gran confusión, su padre, que era el hombre a quien imitar, lo ha dejado sin chances, ya nada tiene valor para él, no tiene a quién recurrir, se encierra en sí mismo y trata de sobrevivir; esto también genera impunidad al golpeador. Los vínculos que mantenían unido al grupo han sido derribados. Aunque nuevamente se reagrupen en búsqueda de superar los problemas, todo será diferente, surgen la inestabilidad, la desconfianza, la mentira. Progresar e ir hacia un mejor estándar de vida en esta situación es muy difícil; la duda de que la nueva aparición del violento desencadene otro ataque en cualquier momento está latente.

La mujer cuando es maltratada ingresa en una situación de gran desconcierto, no puede comprender a esa persona que había soñado para formar una familia unida, y que ahora se haya transformado en un ser irreconocible. Desapareció su generosidad, su caballerosidad inicial, su buen comportamiento, nada queda de aquel hombre gentil y de buenas costumbres. Todo se ha modificado, las penas y los lamentos ocupan los espacios del corazón, los sueños han sido destruidos, todo es desorden, aflicción, pena. La paz y la tranquilidad desaparecieron. Hay que comenzar de nuevo en un mar de dudas, la incertidumbre está presente, no se sabe cómo reiniciar una reconstrucción de la vida. Las rupturas también llegan al entorno familiar de ambos cónyuges, la relación entre parientes entra en discordia; los compromisos con la escuela; el trabajo; la vida cotidiana; todo se modifica; no obstante la pareja continúa la convivencia, a pesar de los cambios. Los niños bajan en su rendimiento escolar. Así cada vez que se toman decisiones, estas muchas veces son erróneas y el circuito de la violencia comienza a perpetuarse y en muchos casos culmina con la muerte de la mujer y los niños; otras tantas veces los familiares influyen adhiriendo a posiciones antagónicas, logrando de esa forma multiplicar los conflictos.

Es muy sencillo tratar bien a una mujer, solamente hay que respetarla, escucharla, en la construcción de ese nuevo hogar, donde el hombre tiene que sentirse e integrarse para formar parte del grupo, participar en todas las actividades que la familia requiera, preocuparse por la situación anímica de la esposa, de la salud, de cuidarla, de protegerla, además de quererla porque en definitiva es la otra parte de ese conjunto social. El hombre tiene que tener un gran sentido de admiración por las actividades que ella realiza, abstenerse de ofenderla, de herirla, de producirle daño, de manipularla, de golpearla. Es darle el espacio necesario para una convivencia digna, sana, naturalmente tiene que tener buen trato. Las diferencias seguramente serán muchas; pero de eso se trata el matrimonio, cada uno aporta todo lo que tiene, aquí aparece la generosidad de ambos, en este caso especialmente del hombre. Si mantiene siempre alto ese espíritu generoso, la cosecha será mucho mayor. Los conflictos se tratan con el diálogo fluido entre los dos; convivir es un proceso de continuo aprendizaje matrimonial, donde lo más importante es tener la capacidad para superar las diferencias armoniosamente. De esta manera lograrán sumar más en la vida y la cuenta al final puede llegar al infinito. Buscar la integración familiar de manera dinámica es el objetivo de los matrimonios. Cuando se abandona este camino se inicia un itinerario de sufrimientos y sinsabores que llevan al empobrecimiento de la pareja, se hace extensivo a los niños, se ingresa en un círculo ascendente y de consecuencias imprevisibles, lo cual naturalmente afecta al conjunto social.

“Comparando con sus ancestros, los cerebros de las mujeres de hoy tienen muchas más responsabilidades. Su habilidad para mantener a los suyos cerca se ve amenazada constantemente por el estilo de vida de la ciudad moderna” 14.

La sociedad conyugal es la mejor empresa a la que el ser humano ha arribado, ello genera la continuidad de la vida y a través de los cambios y modificaciones que se vayan realizando enriquecerá y protegerá la evolución en el tiempo de todo el grupo familiar. Para ello tiene que existir la flexibilidad en la toma de decisiones. En la construcción del matrimonio la sociedad ha instituido la forma más segura y placentera para el desarrollo de la vida en el planeta. El ordenamiento a partir de esa pequeña célula que es la familia hace surgir las grandes sociedades y las naciones más prósperas y avanzadas. Hay sociedades que tienen registros de sus ancestros familiares de más de quinientos años de existencia. Son familias sólidas que saben ir transmitiendo de generación en generación los valores más importantes, las acomodaciones a las nuevas y diferentes realidades que se van presentando. En definitiva, continúan construyendo su propia historia a través de los cambios que las sociedades van realizando, tanto dentro como fuera del grupo familiar.

La convivencia en armonía y paz tiene buenas consecuencias, como lograr un bienestar duradero, desarrollo social evolutivo con tendencia hacia el bien, prevenir enfermedades, generar vínculos sólidos; se encuentran las mejores soluciones a los obstáculos que en la cotidianeidad van apareciendo; la vida adquiere un sentido que beneficia a todos. Por ello el hombre debe respetar a la mujer, dado que es la mejor compañera que tiene para compartir todo en la vida. Por el contrario, la violencia es generadora de un clima de hostilidad e injusticias en donde los más débiles son los que sufren; aparecen enfermedades y el empobrecimiento en todos los sentidos es una constante. Si el hombre continúa por el equivocado camino del mal, se seguirán construyendo cárceles para alojarlos, queda demostrado en la gran cantidad de prisiones para hombres que existen, en cambio cárceles de mujeres no son muy numerosas y muchas de ellas han sido construidas como consecuencia directa del maltrato del hombre hacia la mujer.

La violencia contra la mujer no solo lleva al hombre por el mal camino, sino que es muy probable que sus hijos repitan la historia. Luego desembocan en la droga, el bajo nivel de estudios, baja capacidad para el trabajo, sueldos magros, carencia afectiva, ignorancia, muy mala preparación ante las alternativas que la vida les va presentando, pérdida de oportunidades para un desarrollo integral de la persona, baja autoestima, odio, vocabulario limitado, impotencia, son las características salientes de estas franjas de violentos y las van a desplegar a lo largo de su trayectoria por la vida. Continuarán reproduciendo las mismas cualidades por medio de los hijos. Es el camino más difícil, además de ser un mal ejemplo para quienes tienen la obligación de seguirlos en su diario trajín. Una vida diferente por el hecho de maltratar a una mujer. Ya no es posible que el hombre siga castigando, de ninguna manera, tanto dentro de la familia como en las decisiones que afectan a grandes grupos de personas. Es el momento de parar y darle un vuelco a la vida de atropellos. Los tiempos futuros requieren un hombre con mucha flexibilidad, ante los cambios que se precipitan, buena inteligencia, además de habilidad y conocimientos.

Quien maltrata a una mujer, además, lo hace con los niños, así ellos estén ausentes durante el conflicto, porque al regresar al hogar ellos perciben que las cosas no están nada bien y esta sospecha les produce daños (tanto daño como si hubieran estado presentes durante el conflicto). Para la mente de un niño es como si los castigaran incluso a ellos; además si están presentes y el violento decide ocultar el maltrato, los niños igualmente se dan cuenta por la actitud que observan, no hay que olvidar que los seres humanos aprendemos por la observación de los hechos, por la imaginación y no tanto de las palabras. Los castigos por omisión son los menos visibles, pero son los más crueles, porque por lo general se dan cuando una esposa o niño espera a su padre a la llegada del trabajo para saludarlo, para hablar con él, puesto que es su persona de confianza y, si el hombre decide ignorarlos, genera una gran decepción en el niño; este hecho no solamente produce un gran desconsuelo. Frustran sueños, rompen vínculos familiares, generan desesperanza. En toda actividad laboral, luego de cumplirse el horario de trabajo, lo mejor es regresar al hogar con los suyos y compartir los hechos cotidianos; ya sea con buenas o malas situaciones atravesadas durante la jornada, compartir lo malo y lo bueno enriquece al grupo, porque da la posibilidad de introducir modificaciones con el criterio de todos, o al expresar los inconvenientes, las tensiones bajan y los malos momentos vividos se disipan.

Otro aspecto de la ferocidad del hombre hacia la mujer ocurre en los casos de separación matrimonial. Es que en vez de dar un paso al costado, retirarse pacíficamente, y realizar una profunda reflexión respecto de su comportamiento, es decir una sana autocrítica, muchos hombres lo hacen de la peor manera, potencian su bronca, amenazan, no dejan tranquilos a la mujer ni a los hijos, toman a los niños como si fueran objetos que les pertenecen; ignoran que los chicos tienen sentimientos y son ellos los dueños de su propia vida, son quienes deciden si ese papá merece ser llamado de esa forma, se olvidan que necesitan alimentación, vestimenta, afecto, también se olvidan de la cuota alimentaria que muchas veces está establecida desde la justicia, no se acuerdan de la educación. La crueldad del hombre separado muchas veces no tiene límites, despliegan su furia en la calle, en el lugar de trabajo, sus decisiones son cortantes e hirientes, el diálogo es escaso, generan gran temor y desconfianza. Por teléfono celular se pueden escuchar cosas como esta en la vía pública: “¡Te pago la cuota de la escuela y la prepaga de la nena, pero dejame de joder!”, así, de esa forma se expresan una gran parte de ellos. Y lo dicen para que la gente escuche; muchos han perdido hasta la vergüenza; algunos han olvidado muchos valores...

Índice

• INTRODUCCIÓN
• LA VIOLENCIA
• LA FAMILIA
• LA UNIDAD HOMBRE-MUJER
• DÓNDE SE FORMA UN HOMBRE VIOLENTO
• EL HOMBRE VIOLENTO
• EL SISTEMA ECONÓMICO
• POBLACIÓN ALOJADA EN CÁRCELES
• VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES Y NIÑOS
• EJEMPLOS DE VIOLENCIA
• REDUCCIÓN DE LA VIOLENCIA
• DIGNIFICAR AL SER HUMANO
• ADOPCIÓN FAMILIAR
• BIBLIOGRAFÍA