Teoría y práctica del análisis de conflictos ambientales complejos
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Teoría y práctica del análisis de conflictos ambientales complejos

El caso de San Isidro Patios en Bogotá

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Teoría y práctica del análisis de conflictos ambientales complejos

El caso de San Isidro Patios en Bogotá

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Si bien los campos de estudio que hasta ahora han abordado los conflictos por recursos naturales han hecho aportes incontestables, estos presentan las limitaciones propias de su especialización, como el uso de un solo enfoque y, en muchos casos, de un único nivel de análisis. Por esta razón, en este libro se plantea una perspectiva intserdisciplinar y se propone la categoría de análisis de conflicto ambiental intratable para desentrañar las distintas formas en las que el ejercicio del poder ha conspirando para producir los rasgos de intratabilidad que se encuentran en el caso de San Isidro Patios (como la larga duración, la recurrencia y el fracaso de los repetidos intentos de transformación) y sus múltiples relaciones con el papel del Estado y sus instituciones, la lucha de comunidades vulnerables para satisfacer la necesidad de un techo en la ciudad y discursos hegemónicos como el de la conservación y el urbanismo. Este análisis se lleva a cabo por medio de la articulación de instrumentos conceptuales y metodológicos pertenecientes a diferentes campos de estudio, buscando comprender cómo se interceptan sus ingredientes y proponer posibles vías para su transformación, de manera que el conflicto cumpla con su función social: el cambio social y la emergencia de un nuevo balance en las estructuras de poder.

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Fuente: fotografía tomada por Marta Reina y Humberto Rojas, (2006).
AGENCIAMIENTO DE LOS MEDIOS DE VIDA Y SUS EFECTOS SOBRE LA CONFIGURACIÓN CONFLICTIVA DEL TERRITORIO DE SAN ISIDRO PATIOS (1960-1980, 1981-2004, 2005-2013). NIVEL MICRO
A lo largo de los últimos cuarenta años las prácticas de autoproducción del hábitat en San Isidro Patios han dado lugar a cambios importantes en la configuración territorial, como consecuencia de los agenciamientos de sus habitantes dirigidos a elevar sus precarios niveles de acceso a recursos y conformar sus medios de vida. Las organizaciones de los barrios se han valido de distintas tácticas para agenciar el acceso a servicios domiciliarios, salud, educación, etc., frente a la renuencia del Gobierno distrital y sus mecanismos disciplinarios y jurídicos a legalizarlos por estar asentados en predios afectados por la declaratoria de la Reserva Forestal desde 1976, lo que ha dado lugar a un conflicto ambiental con numerosos rasgos de intratabilidad.
Con el fin de describir y analizar las prácticas y agenciamientos comunitarios dirigidos a la autoproducción del hábitat desde el enfoque y método de los medios de vida, así como sus relaciones con la configuración no planificada del territorio como principal expresión de intratabilidad, este capítulo se ha ordenado cronológicamente en tres periodos de análisis. Para el caso del periodo 1980-2005, se dividió en dos subperiodos, en virtud de su extensión.
A cada periodo se le asignó una sección del capítulo, y mediante el uso de un amplio corpus de archivo, que incluyó los testimonios de los pobladores y de expertos, información secundaria y series temporales de imágenes aéreas digitalizadas, se midieron los cambios en los niveles de acceso a los recursos necesarios para autoproducir el hábitat en las dimensiones social, humana, física, natural y financiera. De modo que, para cada periodo, se presentan los hitos comunitarios de los agenciamientos, sus efectos sobre la configuración territorial y sus relaciones con la emergencia de los componentes de intratabilidad.
Como es previsible, los límites espaciotemporales demarcados no son precisos, ya que las dinámicas de agenciamiento de la población son un continuum en el tiempo. En este sentido, es importante tener en cuenta que los niveles de acceso a recursos, las dinámicas y las características de los procesos de autoproducción del hábitat en cada barrio han sido distintos. Si bien las familias que habitan los barrios loteados ilegalmente de La Sureña, San Luis y La Esperanza siguieron más o menos las mismas tácticas para construir sus viviendas agenciando sus limitados recursos, y las JAC de los cinco barrios se han unido en momentos de crisis para agenciar conjuntamente servicios públicos domiciliarios y el cubrimiento de sus necesidades de salud y educación ante las renuencias del Distrito a legalizarlos, cada barrio tiene una historia y características diferenciadas.
Figura 7. Cambios en las actividades económicas en el territorio, 1910-2014
Fuente: elaboración propia.
Figura 8. Dinámica e hitos de urbanización en San Isidro Patios, 1960-2013
Fuente: elaboración propia.
En San Isidro Patios existe una fuerte correlación entre la antigüedad de los asentamientos, la ubicación en el territorio, los niveles de acceso a recursos, el tipo de loteo y las prácticas y agenciamientos para autoproducir el hábitat. Los primeros habitantes de origen campesino se asentaron desde los años cuarenta en los predios más próximos a la vía a La Calera, en lo que hoy es San Isidro I y II. Cuando la vía se pavimentó, en 1970, se inició una dinámica de parcelación, propiciada por las oportunidades económicas que generó la vía, el crecimiento natural de los grupos familiares, las sucesiones y las consecuentes presiones de vivienda para las nuevas generaciones y los migrantes (figura 7).
Las familias realizaban pequeñas actividades extractivas y productivas rurales, que progresivamente se fueron transformando con la operación de la fábrica de cementos Samper y el aumento de la demanda de materiales y de mano de obra para la construcción generada por la intensa actividad urbanizadora del norte de la ciudad, lo que promovió un cambio productivo y un boom de actividades extractivas de madera, piedra y arena, que fue asociada al trabajo de la piedra y al negocio de transporte de materiales (figura 8).
A mediados de los años setenta, algunos de los predios desechados por las canteras y areneras fueron objeto de loteo ilegal por parte de tierreros, lo que dio lugar al surgimiento de los barrios de La Sureña y San Luis. En los años ochenta, las dinámicas de loteo ilegal se expandieron e intensificaron hasta alcanzar las cotas más altas en el sector de Las Moyas, para dar lugar al barrio La Esperanza. Luego, ante la demanda de vivienda por parte de neorrurales, los predios de San Isidro vecinos a la vía principal comenzaron a parcelarse para construir viviendas y condominios para personas de ingresos medios y altos, dinámica que más tarde se asoció al establecimiento de un activo y lucrativo corredor de servicios sobre la vía a La Calera.
Figura 9. Localización de los barrios de San Isidro Patios (Bogotá, Colombia)
Fuente: elaborado por Nicolás Vargas Ramírez, con base en Arriaga (2004).
A pesar de las diferencias, los cinco barrios que conforman el territorio de San Isidro Patios son agrupados en la UPZ 89, de tipo 1, que “corresponde a sectores periféricos no consolidados, en estratos 1 y 2, con deficiencias en su infraestructura, accesibilidad, equipamientos y espacio público” (Alcaldía Mayor de Bogotá, 28 de julio de 2000). Además de su carácter “incompleto”, estos barrios albergan hoy cerca de 20 000 personas (figura 9). Dada su ubicación privilegiada en el norte de la ciudad (se encuentra a solo 15 minutos de la calle 85 con carrera Séptima, sobre la vía a La Calera) y sus excelentes características paisajísticas, es uno de los sectores más demandados por los estratos altos.
Como consecuencia, el territorio presenta una mezcla de barrios “incompletos”, condominios, casas quintas1 y lo que resta de antiguas propiedades rurales. A continuación, se presentan las dinámicas de configuración territorial, agenciamientos y características de las prácticas de autoproducción del hábitat, analizados en tres periodos de tiempo utilizando el enfoque de medios de vida.
Los primeros pobladores de San Isidro Patios
Antes la vida era mucho más quieta.
EG, habitante de San Isidro y descendiente
de los antiguos propietarios de los predios
Cuando en 1901 la familia Guerrero adquirió terrenos en la vereda del Páramo de los Laureles, en donde hoy se encuentra el primer barrio2 de San Isidro Patios, la vereda estaba poblada por un puñado de casas campesinas dispersas, hechas de barro pisado y techos de paja. Albergaba una gran riqueza natural, en especial hídrica3 y forestal, un paisaje y una biodiversidad4 típicamente altoandinos. Las zonas más altas (2800-3300 m s. n. m.), estaban cubiertas por vegetación herbácea de páramo, persistían algunos relictos boscosos naturales y las laderas con menor pendiente eran destinadas a potreros para ganado, cultivos permanentes o transitorios y pequeñas huertas, y a una incipiente explotación de canteras y areneras.
Todo eso [San Luis y La Sureña] era sembrado en papa, en trigo, en cebada, chuguas, cubios, todo eso sembrado. Entonces había unos animales que, se llaman todavía, mapuros,5 y eso era, a las cinco y media, salíamos de la casas a ir a mirar allá […] si estaban arrancándose la papa, si se la estaban tragando, qué daño había habido, si las vacas habían amanecido, si los bueyes se habían salido. (Entrevista a EG, habitante de San Isidro y descendiente de los antiguos propietarios de los predios, 2013)
El primer hito de las transformaciones del territorio fue la fundación de la Fábrica de Cementos Samper, en 1908, y la ampliación de la trocha, en 1938, para facilitar el paso de camiones para el transporte de materiales por el corredor La Calera-Bogotá. La actual carretera se inició como un camino de herradura que el señor Julio Pérez abrió con permisos de los propietarios para transportar el carbón vegetal que él mismo extraía de las veredas La Carbonera y El Líbano, en La Calera, con el fin de abastecer las demandas energéticas de las villas de Chapinero y de algunas estancias del norte de Usaquén (Cuevas y Vargas, 2004). En la figura 10 se aprecia el tímido aumento de viviendas campesinas dispersas (manchas naranja) y el veloz crecimiento de las explotaciones mineras (canteras y areneras) en rojo oscuro.
Hacia 1945, ante la necesidad de una escuela primaria para atender a la población infantil, la comunidad agenció la construcción de la escuela rural de San Isidro en un terreno donado por un gran propietario, el señor Álvaro Arias (entrevista a EG, 2013). En el mismo lugar, se hicieron las primeras obras para el acopio de agua para la escuela y las familias vecinas, a esta instalación la denominaron Chorroseco. En el mismo año, la vía principal fue ampliada y mejorada por Cementos Samper,6 lo cual facilitó el acceso a la zona y dio un primer impulso a los cambios en el uso del suelo.
Figura 10. El boom extractivo después del 9 de abril de 1948. Secuencia cartográfica 1940, 1955 y 1960
Fuente: fotografías del Instituto Geográfico Agustín Codazzi —en adelante, IGAC— intervenidas por Nicolás Vargas Ramírez (2014).
De modo que algunos parajes sobre la carretera, en particular aquellos que daban cabida a algún tipo de asentamiento en virtud de su morfología, como la hondonada del sector denominado Patios, comenzó a ser habitada por familias migrantes a las que los raizales les arrendaron o vendieron casalotes; estas áreas corresponden a lo que es hoy en su mayoría San Isidro II.7 Como se aprecia, y de acuerdo con los testimonios recogidos, durante el periodo 1940-1960 el territorio era habitado por una veintena de familias,8 que se dedicaban a labores agropecuarias en diferentes magnitudes; los caminos de herradura daban paso “al tren de La Calera”,9 que dos veces por semana transportaba leña, carbón y productos agrícolas a la plaza de mercado de Usaquén (Cuevas y Vargas, 2004), municipio al cual pertenecieron administrativamente hasta 1954, fecha en que, mediante Decreto 3640, Rojas Pinilla creó el Distrito Especial de Bogotá, el cual anexó seis municipios vecinos: Usaquén, Usme, Bosa, Engativá, Suba y Fontibón.10
El arreglo de la vía, el progresivo aumento de la demanda de materiales de la ciudad y el flujo de trabajadores de la fábrica dio paso a incipientes “negocios de carretera”. El aumento en la intensidad, ritmo de extracción, talla y transporte de piedra y arena, junto con la extracción de leña y carbón, y una decreciente producción agrícola de subsistencia ampliaron las oportunidades de acceso a activos financieros por parte de los campesinos asentados y atrajeron nuevos pobladores, lo que presionó el arriendo y la venta de predios, y dio paso a un poblamiento lineal a lado y lado de la vía (figura 10).
Los nuevos pobladores buscaron aprovechar las oportunidades que ofrecía la nueva vía con la puesta en marcha de pequeños negocios, servicios de transporte y de carga de materiales. Esto fue consecuencia no solo de la creciente actividad de la fábrica de cemento, sino también de la migración de las élites hacia el norte a partir del 9 de abril de 1948, y la construcción de los barrios La Cabrera, El Nogal y, luego, Santa Ana, lo cual intensificó la demanda de maderas, leña, arena y piedra, la cual desde la Colonia tenía como epicentro a La Calera y sus alrededores, de donde deriva su nombre (Zambrano et al., 2000).
La pavimentación de la vía a La Calera, en 1970, trajo progreso y cercanía a la ciudad, pero también una fractura de los pobladores campesinos. La primera, evidente y física, ya que unos quedaron a un lado de la vía y los otros, del otro. Luego, por peripecias de la gubernamentalidad, un costado terminó por pertenecer a la localidad de Chapinero y el otro —el occidental— a Usaquén.
Ese es el caso típico de las divisiones políticoadministrativas desde el escritorio ¿no? Entonces a un lado quedaron los abuelos y al otro lado los nietos. Pero sí, hacia el lado de Usaquén se está chaletizando más rápido, sí, allá se están volviendo los más ricos. Esa es la visión que yo tengo. Pero sí, también era gente campesina. (Entrevista a MP, habitante y líder de San Isidro, 2013)
Al parecer, desde 1955 se incluyó el área de San Isidro en los planos de Bogotá, sin que el recién creado Distrito Especial se preocupara por...

Índice

  1. Cubierta
  2. Anteportada
  3. Portada
  4. Página de derechos de autor
  5. CONTENIDO
  6. Índice de tablas
  7. Índice de figuras
  8. Agradecimientos
  9. Siglas
  10. INTRODUCCIÓN
  11. MODELO PARA ARMAR: ENSAMBLAJE TEÓRICO PARA EL ANÁLISIS MULTINIVEL DE CONFLICTOS COMPLEJOS
  12. CRONOLOGÍA DE LAS PRÁCTICAS DE ORDENAMIENTO: LA FORJA DE UN HABITUS PROCLIVE AL CONFLICTO Y LA INTRATABILIDAD
  13. AGENCIAMIENTO DE LOS MEDIOS DE VIDA Y SUS EFECTOS SOBRE LA CONFIGURACIÓN CONFLICTIVA DEL TERRITORIO DE SAN ISIDRO PATIOS (1960-1980, 1981-2004, 2005-2013). NIVEL MICRO
  14. EN RÍO REVUELTO, GANANCIA DE PESCADORES. LAS PRÁCTICAS DE GUBERNAMENTALIDAD VERSUS LA ACCIÓN POPULAR: UNA OPORTUNIDAD PERDIDA PARA AGENCIAR EL CAMBIO (NIVELES MESO Y MACRO)
  15. LAS FORMAS COMO ACTÚA EL PODER Y LOS DISPOSITIVOS DE PODER SOBRE LOS RASGOS DE INTRATABILIDAD EN LOS CONFLICTOS AMBIENTALES: CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES A PARTIR DEL CASO DE SAN ISIDRO PATIOS, EN BOGOTÁ
  16. REFERENCIAS
  17. ANEXOS
  18. Contracubierta