El legado de la historia
Desde su aparición, cerca del año 3000 a.C., las ciudades han conformado el centro de las actividades clave de la sociedad : el mercado, los tribunales, el templo. Pero es desde la época de las metrópolis mágicas, en tiempo de Alejandro Magno (Alejandría y Halicarnaso), alrededor del año 350 a. C., que las ciudades empezaron a maravillar al mundo. En aquellos tiempos eran unidades compactas, con centralidades claramente definidas. Alejandría contenía, al interior de sus murallas, la maravillosa biblioteca, los sectores judío, egipcio y griego, pero compartiendo el espacio público por excelencia que era la plaza de mercado, el punto central de su identidad, que era el Faro, y la tumba de Alejandro.
El origen de las metrópolis
Los griegos sentaron las bases de la ciudad occidental y de su construcción como representación de un orden social; las ceremonias públicas fueron un elemento fundamental, en el ágora, gimnasio, teatro, estadio. Posteriormente, Roma establece sobre esas bases las ideas sustanciales de la praxis política, social y urbana de occidente y expande las ciudades por Europa, gracias a la expansión militar del imperio, en tiempo de Augusto. Es en esa época cuando aparece el más completo tratado de urbanismo de la antigüedad: los 10 libros De Architectura, de Marcos Vitruvius Pollio, en el año 70 a.C. y sus principios de firmitas (estabilidad), utilitas (función), venustas (belleza y simetría). Estos principios se establecieron en Europa y viajaron siglos después a América a través de las Leyes de Indias, para dar forma a las ciudades compactas, homogéneas, funcionalmente claras y centralizadas de la época de la colonia en América. Durante toda una época, las grandes ciudades eran consideradas maravillas universales, fundadas bajo esos principios unificadores como proyectos homogéneos claramente controlados.
Demarcación histórica de los procesos de urbanización
La mayor prueba de cómo estos procesos de urbanización, fruto de un contexto histórico acumulativo, van dejando su impronta en la ciudad, es el proceso de urbanización y colonización en América. Una gran cantidad de ciudades en el continente aplicaron el esquema del trazado regular con manzanas geométricas y calles que se cruzan, en ángulo recto, conformando una retícula ortogonal, o simplemente retícula si varía el ángulo de cruce. También fue común la cuadricula, cuando las distancias de las manzanas eran iguales y las calles formaban ángulo recto. La rápida difusión de este esquema y su similitud en puntos lejanos del continente, se ha prestado para la discusión de diversas teorías e hipótesis sobre su origen.
La concepción de una " ciudad tipo" que se planifico en España y se ejecuta en casi toda América hispánica, es consecuencia de una situación cultural y psicológica de la época, más que de la voluntad de un monarca. Nacieron entonces las diversas teorías "ideales"{1} de ciudades radiales, estelares, etc., y se exalta la planimetría regular de las ciudades romanas de la conquista. Sin embargo, con base en diferentes fuentes, puede concluirse que la teoría que tiene más sustento es la que menciona el origen militar de la traza en América, basada en asentamientos de campamentos, que la conquista romana transmitió estrictamente durante la edad media bajo el concepto de "castramentación" ( ordenamiento de campamentos militares) y la practica de "centuriación". En España existen muchos restos arqueológicos de antiguos campamentos romanos de traza regular, transformados en ciudades como: León, Lugo, Cádiz, Zamora, etc., en la región en la cual Nicolás Ovando fue nombrado comendador años antes de su expedición por América.
El caso de mayor significación para el tema a tratar es el de Santa Fe de Granada, que fue fundada experimentalmente por los Reyes Católicos en 1491 para la reconquista de Granada (último reducto moro), y donde también se hacen presentes las normas helenísticas de la ciudad, sus leyes, sus concepciones, que fueron aplicadas y difundidas por los romanos dando como resultado el "castrum", núcleo básico de muchas ciudades europeas.
El hecho de que Nicolas de Ovando participara en la reconquista de Granada{2} ( al igual que otros que posteriormente llegaron a América) y luego se trasladara a América en una expedición que permitió la fundación de Santo Domingo en la Española (1502); deja puntos importantes por concluir, ya que al ser esta la primera ciudad en América y punto obligado de paso de posteriores expediciones, y dada la fama que alcanzo Ovando por la época, su esquema se convirtió en una pauta a seguir en posteriores fundaciones.
Sin embargo cabe resaltar que Carlos V y Felipe II, cuando pensaron en América ( o sea en una tierra donde se podía construir ciudades nuevas), consideraron rehabilitar la concepción romana y encomendaron a Ovando{3} la ejecución de esta planimetria hipotética.
Ovando impuso entonces su planimetria, compaginando su programa político-económico con otras circunstancias y medios no previstos. Pero lo que es mas claro es que su actuación estricta y eficaz fue siempre leal a la Corona y basada en un régimen duro que se reflejó en Santo Domingo y en características como: calles rectas y continuas, manzanas en cuadrados y trapecios (figuras regulares) con trazados y calles que se cruzan en ángulo recto en su mayoría. Todas estas características son comunes con la planta de Santa Fe de Granada.
Otro hecho que refuerza esta teoría es que en la conquista y colonización de América se actúo con la seguridad y simplicidad de la experiencia en fundaciones por parte de militares y religiosos, quienes fueron quienes en mayoría hicieron fundaciones a base de mediciones con cuerda. Por el contrario, los arquitectos, diseñadores y artistas fueron muy escasos.
Después de la fundación de Santo Domingo el esquema de la plaza central y manzanas regulares a partir de aquella se extendió en todas direcciones. El esquema se repitió innumerables veces con representaciones como: Bogotá, Caracas, Lima, México, Granada (Nicaragua), Antigua (Santiago de los Caballeros Cartago, Barva, San José.
El trazado de calles distanciado por manzanas, medido en varas castellanas equivalentes a 80 m actuales, aproximadamente, se repitió con detenimiento en la mayoría de fundaciones y se tomo como parámetro común en la designación de solares públicos y privados.
Esta situación se instauró legalmente con la expedición de las ordenanzas en las Leyes de Indias, que tuvieron en parte, como artífice, al mismo Ovando y algunos de sus colaboradores, y donde son claras las definiciones de plaza, calles, iglesia, etc.
Esta situación demuestra que la ciudad americana no es fruto de la improvisación, sino que responde a un plan organizado o a una política fundacional de gran escala, actualizando un criterio de ordenamiento con orígenes grecorromanos.
Fue tan rígido el acatamiento de las ordenanzas que, incluso en lugares donde la topografía era agreste, se instauró la retícula, produciéndose deformaciones de ella.
América era el nuevo mundo por construir, donde se podía experimentar un esquema distinto e imponerlo como modelo.
Los cambios se presentan lentos hasta el siglo XVIII. A partir de ese momento, la relación campo-ciudad empieza a redefinirse; tienen una enorme incidencia descubrimientos como el aumento de la velocidad en la producción, durante la Revolución Industrial, lo cual dispara el crecimiento en la ciudad y la despoblación de los campos.
Cronología del urbanismo
Origen de la ciudad
La sociedad se organiza en clases y se consolida la sedentarización. (Cultura harappa del Valle del Indo hace 3500 años.)
El espacio público se ha constituido, a lo largo de la historia en el elemento fundamental del urbanismo. Desde la Edad Media, ya existía una conciencia de reglamentar la paramentación para conservar un espacio libre que facilitara el tránsito y acceso de bienes; y personas; las plazas se ubican en zonas restantes y despejadas, que van surgiendo del crecimiento de la ciudad o de la demolición de fortalezas. La jerarquía de estos espacios tomaba importancia al edificarse en su perímetro un monumento, iglesia o palacio municipal que le daba carácter de plaza pública y un importante papel simbólico y social en la ciudad.
El Renacimiento sigue manejando el espacio público dentro del mismo concepto, pero impone con mayor fuerza una jerarquía entre las plazas y calles que toman como parámetro las famosas “ciudades ideales” de la época.
Es realmente en la época barroca cuando se le da al espacio público una posición fundamental en la construcción de la ciudad, con base en algunos principios básicos, tales como:
a. La consolidación de la plaza como prolongación del monumento que la domina y le confiere sentido. La plaza se convierte en un lugar de confirmación de poder; la morfología se organiza a su alrededor con sus figuras o piezas monumentales, para armonizar las fachadas de edificios “comunes” que rodean el espacio, darle continuidad al contorno y construir una fachada homogénea que afiance la plaza.
b. Se trazan algunos ejes para conformar relaciones simbólicas entre las principales plazas
c. Se conserva, al interior de los grandes trazados, la estructura tradicional de la ciudad de callejuelas estrechas y tortuosas. El barroco marca un contraste entre la magnificencia y regularidad de las plazas y palacios, y las calles irregulares de las casas burguesas.
En los inicios del siglo XIX se empiezan a construir paseos por fuera de las fortificaciones, como espacios de encuentro y tiempo libre para los habitantes, lo cual constituye un primer paso a la extensión de...