Redescubriendo la vida

Claudia Guggiana

• Editorial: Editorial Bubok Publishing
• Año: 2016
• ISBN:
  9788468678351
• Categoría: Personal Development
• Categoría: Mental Health & Wellbeing

Claudia Guggiana nos va desgranando paso a paso, significado a significado, el sentido verdadero, oculto y trascendente de la existencia y nos conduce a revisar desde una nueva visión, desde un nuevo paradigma, el significado de los diversos aspectos que nos conforman, tales como: los pensamientos, las emociones, los sentimientos, el conocimiento, la luz, las palabras, los impulsos, el equilibrio, las metas y los objetivos, el amor, el dolor, la vida y la muerte, el tiempo, la liberación, la felicidad, el perdón, el presente y, por sobre todo, a darnos cuenta de dónde estamos parados para dejar de ser marionetas de nuestras propias adversidades. Desde esta nueva visión, nos sitúa en esa dimensión de la conciencia desde donde todo cobra un significado nuevo y distinto, donde nada es malo ni bueno, sólo ES.

1. El amor

Las caricias, los besos son contactos que mantenemos con el mundo exterior. Eso se plasma en el mundo interior en un deseo de superación, en una búsqueda de nuestra parte más pura. Realmente, ¿nos hemos parado a pensar que significa? No. Clasificamos fácilmente todo aquello que poseemos en nuestro interior, le damos un nombre concreto y seguimos adelante repitiendo esquemas, como si nosotros fuéramos una repetición hasta el infinito de lo mismo. Nos hemos quedado tranquilos, ya no buscamos más.

Estas cuestiones tan triviales a las que damos un nombre concreto, sólo son el detonante de un mundo por explorar, pero todavía no hemos despertado a ese mundo y nos hemos conformado con seguir en la superficie.La superficie de las cosas es una primera toma de contacto, pero estamos muy lejos de comprender la raíz profunda que hace que toquemos, amemos, nos relacionemos de un modo afectivo con los demás y con el mundo. Esto no es sólo esa palabra: amor. Ese amor engloba mucho más, engloba una cadena de apreciaciones que hemos de desentrañar si realmente queremos llegar a la cúspide de nosotros.

Y ¿por qué deberíamos desear llegar a la cúspide? Todo nos lleva a volver a la unidad, pues siempre estamos buscando, siempre estamos deseando, siempre estamos albergando, soñando, temiendo, doliéndonos. En la medida en que vivimos en todos esos estados, estamos identificándonos con el personaje que nos anima, y ese personaje está en la superficie, sin embargo, todos los engranajes como el dolor, los apegos, las decepciones nos pueden, nos arrastran a un sufrimiento intenso y a la caída permanente para volvernos a levantar.

En la medida en que ese sufrimiento persiste, marca en nosotros puntos de inflexión. Esos puntos de inflexión nos hacen parar, nos hacen rever posturas y esa revisión, no es más que el recuerdo de lo perfecto que también anida en un recuerdo remoto de nosotros. Ese recuerdo se actualiza de un modo inconsciente cada vez que deseamos, lloramos, pervivimos y en esos puntos cambiamos de dirección, nos cogemos a nosotros mismos, nos ayudamos, nos colocamos, nos amamos para volver a cambiar de dirección.

Todos esos puntos de inflexión no son más que, como digo, recordatorios de que existe algo que no vemos, y ese algo es un anhelo de triunfo, de bienestar, de encontrar la salida a nuestra vida, la solución, la gran solución, la paz, la gran paz, y es a su vez un recordatorio de que hemos de seguir subiendo los peldaños para alcanzar la cima, la auténtica cima, no las cimas pasajeras, sino la última cima, aquella que ya no admite desmentidos ni soluciones varias, aquella que no necesita consuelo, que no necesita luchar, que no necesita encontrar porque todo está resuelto; en ese estado hemos de confluir finalmente y habremos llegado a la realización.

“…Todo aquello que no está resuelto, conocido, apreciado, liberado sigue operando en nuestro interior y lo hace de múltiples maneras: en forma de violencia, en forma de soledad y de vacío, en forma de miedo; adopta múltiples formas para salir a la luz; no es más que un dolor no comprendido…”

2. El dolor

N os conformamos muchas veces, cuando no hallamos lo que deseamos. ¿Qué hay detrás de ese conformismo? Existe un dolor escondido que no queremos reconocer; ese dolor va calando hondo, va dejándose a un lado para que podamos seguir en nuestro camino, pero él está latente en nuestro interior, está esperando poder salir a la luz. Todo aquello que no está resuelto, conocido, apreciado, liberado sigue operando en nuestro interior y lo hace de múltiples maneras: en forma de violencia, en forma de soledad y de vacío, en forma de miedo; adopta múltiples formas para salir a la luz; no es más que un dolor no comprendido.

¿Qué hay detrás del dolor? Existe incomprensión, pero más allá existe un dejarnos de lado porque hay algo que es muy importante conseguir, que está primero que nosotros.

Nada está primero que nosotros, y en la medida en que aceptamos eso, nada deseamos, todo lo que nos llega es lo que es y no demandamos del exterior y del otro. Sin embargo, en nuestra falta de visión de lo que albergamos en nuestro interior estamos vacíos, estamos solos y demandamos del exterior; en la medida en que esperamos o demandamos, estamos anteponiendo eso otro o a los demás, a lo que somos, a lo que llevamos dentro.

¿Hay algo más importante que nosotros? Hemos de ser conscientes de que todo lo que albergamos y descubrimos es lo importante, y a eso hemos de aferrarnos. No necesitamos conseguir nada, sólo necesitamos conocernos, vernos, ser conscientes de lo que somos, de lo que sentimos, de lo que pensamos y estar felices por ese hallazgo, por esos descubrimientos, pues ellos nos llevarán a estar llenos, a no sentir necesidad, ni vacío, ni soledad, ni miedo, ni dolor, ni placer sino que seguiremos un continuo dentro que no pone condiciones, que sólo existe. En esa comunión seremos santos.

¿Qué es ser santo? No es más que albergarnos tal cual somos sin demandas, sin conflictos, aceptando el devenir como algo mágico que nos sostiene y nos da siempre aquello que necesitamos para discurrir y descubrir hasta el infinito.

“…Buscar placer es buscarnos a nosotros, buscar la salida, buscar la gran paz. No paramos de buscar, pero en esa búsqueda nos perdemos en una apariencia de tranquilidad, en una apariencia de felicidad no permanente, de felicidad encubierta…”

3. El placer, la felicidad

Buscamos aquello que nos hace felices. La vida entera es una búsqueda de placer, de sentirnos bien, de conseguir lo que deseamos, que no es más que tener aquello que consideramos nos traerá la felicidad, nos hará sentirnos llenos, plenos. Esta huída hacia afuera en busca de objetivos que nos llenen, no es más que un gran vacío de descubrimientos, pues en la medida en que necesitamos sentirnos llenos buscando objetivos, estamos muy lejos de alcanzar un estado pleno.

Todo aquello que perseguimos nos da el placer que esconde tras de sí todo el dolor, la decepción, la desarmonía con la que vivimos cotidianamente. Buscar placer es buscarnos a nosotros, buscar la salida, buscar la gran paz. No paramos de buscar, pero en esa búsqueda nos perdemos en una apariencia de tranquilidad, en una apariencia de felicidad no permanente, de felicidad encubierta. Tergiversamos nuestra búsqueda y nos confundimos con ella; hasta tal punto nos identificamos con la apariencia que nos creemos ella. En este punto estamos atascados y esto genera la falta de estímulo, el cansancio con el que cargamos; ese cansancio produce incertidumbre, intranquilidad y esa intranquilidad nos lleva al caos, a un consumismo atroz, a luchas sin cuartel por dominar objetivos, por conquistar campos de poder, y todo es un ciclo difícil de solucionar.

Estamos al borde de caer en un abismo de descontrol y por eso buscamos controlar, pero ¡controlar qué!

El ser humano es más simple, más sano y más fuerte de lo que parece; sólo requiere la atención necesaria para darse cuenta y la calma necesaria para ser él mismo al margen de ideas preconcebidas que sólo le aíslan de su centro.

Estamos por así decirlo, involucrados de lleno en un plan perfecto que perseguimos solucionar, sin darnos cuenta de que no hemos de solucionar nada, pues todo es un devenir de autenticidad que nos da la mano para que nos acojamos a él y podamos transitar relajadamente sin planear, entregándonos a los hechos internos para que ellos nos guíen.

“…En realidad, todo es nuestro y nada lo es. En realidad, todo está dentro de nosotros y lo externo sólo es una proyección de aquello que ya poseemos bien guardado en nuestro interior. En la medida en que no lo poseemos en verdad, es decir que no comprendemos su sentido verdadero, fuera se traduce en una necesidad…”

4. Lo...

Índice

• Datos de la autora
• Prólogo
• Introducción
• 1. El amor
• 2. El dolor
• 3. El placer, la felicidad
• 4. Los apegos
• 5. La muerte
• 6. La vida
• 7. Las rencillas, los enfrentamientos
• 8. Las decepciones
• 9. El perdón
• 10. La reconciliación
• 11. El sí mismo
• 12. Las metas, los objetivos
• 13. Las luchas
• 14. El miedo
• 15. Los impulsos
• 16. Los anhelos
• 17. El éxito
• 18. La soledad
• 19. El equilibrio
• 20. Las palabras
• 21. Los pensamientos
• 22. Las emociones
• 23. El tiempo
• 24. El espacio
• 25. El dar, el recibir
• 26. La liberación
• 27. La iluminación
• 28. El presente
• 29. El bien y el mal
• 30. La enfermedad
• 31. La eternidad
• 32. El conocimiento
• 33. La luz