La familia, ¿Lugar de educación en la fe?

Emilio Alberich Sotomayor

• Editorial: PPC Editorial
• Año: 2013
• ISBN:
  9788428824859
• Categoría: Teología y religión
• Categoría: Educación religiosa

¿Es la familia lugar de educación en la fe? Necesariamente sí. La cuestión es cómo. Uno de los dramas de nuestro tiempo es la ruptura en la cadena de transmisión de la fe, precisamente en la familia. Reconstruir este entramado es el objeto de este libro.

II

LA FAMILIA Y LA EDUCACIÓN DE LA FE
EN LOS DISTINTOS MOMENTOS DEL DESARROLLO

En esta segunda parte queremos explorar las concretas posibilidades que tiene la familia en orden a la educación religiosa de los hijos en los distintos períodos del desarrollo personal. Concretamente, vamos a detenernos en tres momentos principales: la primera infancia, momento privilegiado del despertar religioso; la niñez adulta, donde se centra el tradicional proceso de iniciación cristiana; y la fase abierta de la adolescencia y juventud, cuando la tarea familiar llega a ser más difícil y delicada.

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EN LA PRIMERA INFANCIA:
EL DESPERTAR RELIGIOSO

La importancia de la educación religiosa familiar en la primera infancia es tal que difícilmente puede ser sustituida por otras instancias o recursos pastorales.

1. LA PRIMERA INFANCIA: AÑOS DECISIVOS PARA LA EDUCACIÓN

La psicología y la pedagogía, amén de la experiencia, nos dicen claramente que la familia es el lugar ideal e indispensable para proporcionar la primera experiencia, existencial y afectivamente intensa, que subyace a toda educación. Con lenguaje informático se ha podido decir que la familia puede garantizar una sólida estructura educativa de base (una especie de hardware), pero que su efectiva eficacia dependerá del concreto programa educativo que sepa aplicar (el software). Pensando en la realidad existente en nuestras familias, podemos observar que estamos ante una auténtica paradoja: la incapacidad y el silencio educativo de muchas familias que –no obstante– poseen las condiciones de base para una verdadera acción educativa, humana y cristiana ⁴⁶.

Cuando existe un verdadero empeño por la implicación de la familia en el despertar religioso de los hijos pequeños, la experiencia nos lleva a una doble constatación: «Evangelizar la conducta de vida de los padres es evangelizar la conducta de vida de los hijos; despertar la fe de los padres permite despertar la fe de los hijos» ⁴⁷.

Muchas expresiones y testimonios presentes en nuestro patrimonio histórico avalan esta convicción relativa a la valencia educativa de los padres de familia. Podemos recordar, por ejemplo, la afirmación de san Ambrosio: «La educación de los hijos es empresa de adultos dispuestos a una entrega que se olvida de sí misma: y esto lo podrán hacer el marido y la mujer que se aman lo bastante como para no tener que mendigar en otro sitio el afecto necesario». O la definición atribuida a Dostoievski: «Educar significa dar a los hijos buenos recuerdos, los cuales, en el momento oportuno, se encenderán como lámparas e iluminarán su camino».

Se impone por tanto la tarea de fomentar la puesta en práctica de la acción educativa. En la familia, los miembros tienen que saber encontrar tiempo para conversar juntos, para estar con los hijos, para dejarles hablar y dialogar sobre sus problemas, que aumentan con la edad y cambian con los años.

2. EL CONTRASENTIDO PEDAGÓGICO DE NUESTRA PRÁCTICA PASTORAL

Así las cosas, tenemos que reconocer que estamos ante una realidad muy deficitaria y, en cierto sentido, paradójica: la ausencia o fuerte carencia pastoral ante el problema de la educación religiosa de la primera infancia y el vacío dominante a este respecto en las mismas familias por una especie de abdicación educativa.

Ya en su tiempo, el pedagogo y catequeta alemán Klemens Tilmann puso el dedo en la llaga al denunciar la paradoja y contradicción pedagógica de nuestra práctica pastoral y catequética, que concentra sus esfuerzos en el período de la segunda infancia (8-14 años) y deja abandonados a los chicos en los períodos más decisivos de su desarrollo educativo: en la primera infancia (0-6 años) y al comienzo de la adolescencia y de la vida adulta ⁴⁸.

Y algo parecido cabe decir del «silencio educativo» de tantas familias que, no obstante sus concretas posibilidades, descuidan del todo la atención al despertar religioso de sus hijos pequeños, dejando abierto un vacío que compromete seriamente el futuro de la religiosidad de los niños.

Ahora bien, a pesar de la situación negativa existente, tenemos que afirmar que, también por lo que se refiere en particular al sector propiamente religioso, la familia sigue siendo un lugar educativo privilegiado e indispensable ⁴⁹.

Por otra parte, no hay que olvidar que existe una gran variedad de familias, y que estas siguen y se inspiran en modelos muy distintos. Eso indica que tendrá que haber también una diversificación de ofertas pastorales a la hora de intervenir para invitarlas a asumir su responsabilidad en la educación religiosa de los hijos. Lo que significa también que hay que considerar un cometido importante: acompañar y ayudar en el camino de fe a las familias que se muestren dispuestas a ello. Y, en todo caso, es de desear que un proyecto diocesano o parroquial de catequesis demuestre una atención especial por los matrimonios jóvenes (25-40 años) y por lo niños pequeños de la comunidad (0-6 años) ⁵⁰.

Pero veamos ahora los aspectos principales que presenta la tarea educativa de los padres al servicio de la educación religiosa de sus hijos en la primera infancia.

3. LA TAREA PRINCIPAL: EDUCAR EL «DESPERTAR RELIGIOSO» DEL NIÑO

Con los niños pequeños, más que de catequesis en sentido propio es mejor hablar de «despertar religioso» o «despertar a la fe». Este debe ser el objetivo fundamental de una bien entendida educación religiosa: favorecer el despertar religioso del niño, abrirlo a la presencia providente y amorosa de Dios, al sentido y relación con Dios.

Se puede decir que suscitar y construir en el niño la relación con Dios es el primer paso ...

Índice

• Portadilla
• Didajé
• Presentación: Nuevos caminos para educar en la fe desde la familia, por Mons. Javier Salinas
• I. La familia, lugar privilegiado de educación humana y cristiana
• II. La familia y la educación de la fe en los distintos momentos del desarrollo
• III. A modo de conclusión. Una urgencia pastoral: prestar más atención a la familia
• Notas
• Contenido
• Créditos