La democracia y sus instituciones en debate
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La democracia y sus instituciones en debate

V Seminario de Reforma del Estado

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La democracia y sus instituciones en debate

V Seminario de Reforma del Estado

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Aportes y recomendaciones sobre democracia, asuntos políticos nacionales e internacionales, elaborados por los alumnos del Doctorado en Ciencia Política y profesores de la PUCP en el V Seminario de Reforma del Estado. Se destaca la participación de connotados investigadores internacionales como Dieter Nohlen y Steve Levitsky.La paradoja entre crecimiento y desarrollo social sigue vigente, así como las tensiones entre el modelo económico y el uso de las instituciones políticas que rigen la democracia peruana y el acceso a la ciudadanía. Por ello resulta crucial entender el funcionamiento de las instituciones, sus posibilidades y sus límites, a fin de asegurar que no se pierda la legitimidad indispensable en toda democracia."La democracia y sus instituciones en debate" recoge los aportes y recomendaciones más actuales, elaborados por los alumnos del Doctorado en Ciencia Política y profesores de la Pontificia Universidad Católica del Perú en el Seminario de Reforma del Estado 2010. Se destaca la participación de connotados investigadores internacionales como Dieter Nohlen, de la Universidad de Heildelberg, y Steve Levitsky, de la Universidad de Harvard. En esa ocasión, el profesor Nohlen desarrolló en conferencia magistral su tesis sobre el contexto en el análisis institucional y recibió el doctorado honoris causa de la PUCP.Un volumen indispensable para el debate sobre la calidad de la democracia en la región por las propuestas que plantea para la reforma al sistema electoral, al sistema de partidos políticos y al sistema de gobierno en nuestro país.

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Información

Año
2015
ISBN
9786123171063
Capítulo 1.
El contexto en el análisis politológico
Conferencia magistral:
El contexto en el análisis politológico
Dieter Nohlen
Introducción
El contexto como intervalo temporal a ser materia de estudio abarca condiciones generales de la investigación en ciencias sociales que influyen o pueden influir tanto en el diseño como en el proceso y el resultado de una investigación. Por ello, generando o aplicando teorías, el contexto puede marcar la diferencia respecto al efecto que la variable independiente en el marco de una relación causal tiene sobre la dependiente, y por ende el efecto que exhibe en un caso puede variar en otro. Sin embargo, aplicando el conocimiento generalizado sobre los efectos que ejercen determinadas variables en casos disímiles, el contexto puede explicar, tal vez, por qué se afirma una teoría en algunos casos y en otros no.
Nos referiremos en primer lugar al modo en el que la Ciencia Política aborda —en sus investigaciones focalizadas— la presencia e influencia del contexto como factor interviniente. Esto nos lleva a precisar las diferentes posturas epistemológicas en ejercicio y debate en nuestra disciplina para ver en qué medida contemplan el contexto y sus posibles efectos en el diseño y en la valoración de los resultados de una investigación.
Esta perspectiva analítica «interfiriente» somete a prueba el grado de sensibilidad de los tipos de análisis para el contexto y sus efectos. Dada la orientación pragmática de buena parte de la Ciencia Política que se manifiesta en su deseable y deseado aporte al debate sobre reformas políticas, es en la consultoría política concreta en la que la Ciencia Política tropieza con el mundo real, en el que parece imprescindible tomar en cuenta el contexto por razones de probabilidad, idoneidad y efectividad de las propuestas sociales y tecnológicas (véase Hirschman, 1958). En el ámbito puramente analítico, puede ser oportuno desprenderse del contexto y formular los enunciados incluso explícitamente, haciendo abstracción de él; por ejemplo, por medio de la fórmula rebus sic stantibus. Por todo lo anterior, en el campo analítico operativo hay que tomar siempre en cuenta el contexto.
1. Concepto y alcance (estatus) científico del contexto
El contexto es un concepto extremamente amplio y difuso. Puede referirse a un sinnúmero de factores, a cualquier cosa que se encuentre en el entorno de algo que se sitúe en el centro de atención. Por ejemplo, si se enfoca el sistema de gobierno y su funcionamiento, el contexto puede aludir a factores de dimensiones históricas, culturales, económicas, sociales y políticas. Abordar el contexto en su función analítica exige entonces marcar distinciones.
Por ello, la primera distinción consiste en diferenciar entre los fenómenos que rodean el objeto de estudio en el sentido de reducir su concepto a lo que realmente marca diferencias. De esta manera, lo que entra en él es lo que importa en relación al objeto de estudio. Definirlo en este condicionamiento presupone un cierto conocimiento del objeto y de los casos concretos de investigación. Incluye al mismo tiempo tomar en cuenta la realidad, pues el contexto se refiere a fenómenos reales en las dimensiones señaladas, las que tienden a perder atención en la formulación de teorías a medida que estas suben la escalera de abstracción. Dibujar el contexto, por su parte, implica apuntar estos factores reales y describirlos.
La segunda distinción consiste en diferenciar entre el contexto del investigador y el contexto de la investigación. En el contexto referido a la persona del investigador, son las circunstancias personales concretas las que entran en consideración, sean estas resultantes de su formación, de su entorno social, de su sexo, de su personalidad, o de tipo económico, que pueden determinar de entrada la elección del enfoque y de los métodos de investigación. Mayor relieve exhiben los intereses cognitivos (Habermas, 1982) del investigador. El contexto referido al objeto de la investigación apunta al conjunto o complejo de fenómenos o condiciones que se enlazan y conforman el entorno de los objetos de análisis. La postura que enfatiza el contexto en el proceso de conocimiento proviene del axioma de que los objetos de análisis político nunca aparecen aislados, sino siempre están incrustados en un entorno histórico, y por lo tanto en una compleja relación recíproca con una gran variedad de factores de variada y cambiante índole. De allí se desprende la consiguiente convicción de la necesaria consideración del objeto de análisis en su contexto, en su interrelación con los fenómenos entretejidos (asociados), en medio de su constelación histórica concreta, que permite una interpretación más acertada y más comprensible de la realidad. El propósito contextual es idéntico con una postura no-reduccionista de análisis político.
La tercera distinción se refiere al papel del contexto en el diseño de investigación. En el así llamado análisis contextual se subordina los demás factores causales a los del entorno, por ejemplo en la sociología electoral. En el análisis sensible al contexto, el contexto se integra en el análisis no como variable independiente sino como variable interfiriente. Se llama la atención sobre la probabilidad de que el contexto puede hacer variar el efecto que tiene la variable independiente —por ejemplo un tipo de sistema electoral— sobre la dependiente —el sistema de partidos—, sin intentar cambiar el diseño de la investigación. Más aún, la integración del contexto en el análisis ayuda a precisar el tipo de causalidad existente entre las variables observadas, por ejemplo entre el presidencialismo y la democracia.
2. Posturas epistemológicas y contexto
En las siguientes consideraciones vamos a revisar algunas posturas epistemológicas, para ver en qué medida excluyen o incluyen, minimizan o respetan el contexto. La premisa clave es que el contexto por sí mismo y en el marco del alcance científico antes señalado, no constituye ninguna otra epistemología al lado de las ya existentes, sino que está presente o no como factor ponderado en las explicaciones y comprensiones que ofrecen las teorías de conocimiento, los métodos científicos y los enfoques a disposición de la Ciencia Política. El investigador social, en principio, se encuentra en esta favorable situación de poder escoger entre diferentes posturas según su propio criterio relacionado con la relevancia del contexto. Para facilitar el ejercicio, vamos a proceder de manera dicotómica.
2.1. La primera dicotomía se refiere a comprender versus explicar. Esta oposición se originó en las ciencias del espíritu para definir su especificidad metodológica —a diferencia de las ciencias naturales— y ha llevado siempre de nuevo a controversias sustanciales sobre el problema de si para las ciencias en general puede existir un entendimiento metodológico uniforme (monista). La respuesta negativa a esta pregunta encierra la dicotomía entre las ciencias del espíritu que «comprenden» y las ciencias naturales que «explican». En el centro de la comprensión como método se encuentran los individuos que actúan y las intenciones de sus acciones que se expresan en los objetos de los que se ocupan las ciencias del espíritu y las ciencias sociales. A estos se les otorga un significado subjetivo; se observan y se describen y después se intenta comprenderlos en su sentido y su contexto respectivo. El contexto es el que les otorga significación. En cambio, las ciencias naturales buscan clasificar los acontecimientos del mundo real en una relación que se expresa a través de leyes generales y, de esta manera, puede explicarlos causalmente.
Sin embargo, la oposición de comprensión y explicación concibe solo parcialmente la relación entre las ciencias del espíritu y las ciencias sociales. Las ciencias del espíritu, y especialmente las ciencias sociales, utilizan explicaciones causales, racionales, finales, estructuralistas, etcétera. Ya Max Weber había puesto la mira a una combinación de las posturas contrarias a su método de «explicación comprensiva». Según él, tanto las ciencias naturales como las del espíritu tienen que ver con explicaciones causales, las unas mediante leyes generales, las otras por medio de la comprensión, referida a acontecimientos individuales, con el fin de conocer el sentido pretendido de la acción social. No obstante la existencia de muchos argumentos para que comprensión y explicación ya no se sigan enfrentando de modo paradigmático, la postura de comprender a partir de su propio planteamiento parece más sensible al contexto. En el caso de la explicación, la relevancia otorgada al contexto depende mucho de otras varias decisiones a tomar, como vamos a ver en adelante.
2.2. La segunda dicotomía se refiere a deducción versus inducción. Esta oposición es relativa al proceso de formación del conocimiento. Deducción significa la derivación de lo especial a partir de lo general, o la vía de pensamiento que va de una afirmación general a una específica. La inducción es la forma de conclusión opuesta. A partir de proposiciones específicas, casos individuales o cantidades parciales, se infiere a proposiciones generales, hipótesis o a todos los casos. Lo general se constituye a partir de estudios precisos e individualizantes, de análisis pormenorizados de constelaciones históricas que conducen a la comprensión (Mill, 1917).
La deducción es una forma de la comprobación lógica, su forma de pensamiento general es la conclusión, su premisa es lo general en cada caso, y su conclusión es lo específico de que se trate, su método explicativo la subsunción de un fenómeno político en una ley. En contraste con la inducción, la deducción está justificada lógico-racionalmente como método científico y en este sentido es absolutamente segura. Por lo tanto, a las afirmaciones obtenidas deductivamente se les reprocha no tener nada que ver con la realidad. Los contextos y las contingencias son veneno puro para las teorías deductivas. Sin embargo, en el proceso de formación de teorías en la ciencia política, no hay forma de esquivar la constante validación de las afirmaciones teóricas con respecto a la realidad observada y que se busca explicar y comprender. Por consiguiente, en las teorías empírico-analíticas del racionalismo crítico, la práctica de la investigación es dirigida por la forma suave del método deductivo, que trabaja con hipótesis de probabilidad y con leyes estadísticas o probabilísticas.
Por cierto, la eficiencia científica del método inductivo es controvertida. En contra del inductivismo se ha argumentado que tanto las observaciones como los enunciados basados en estas siempre presuponen hipótesis teóricas, de forma que ni la ciencia empieza por las observaciones ni estas por sí mismas posibilitan una base para teorías científicas sólidas. Las observaciones son dependientes del observador. Principalmente Sir K. Raimund Popper (1972) criticó el inductivismo con el ejemplo conocido: el hecho de que se haya observado un sinnúmero de cisnes blancos no justifica la conclusión de que todos los cisnes sean blancos, ya que es imposible verificar todos los casos individuales. De este modo, Popper niega que en las ciencias empíricas pueda haber evidencias estrictas, porque una hipótesis que es falsificada por un caso individual, contradice a la teoría que se basaba en ella. De esta controversia se desprende finalmente que cierto tipo de inductivismo es erróneo, especialmente en relación con el rol asignado a las observaciones en el proceso científico, mas no el modo inductivo de por sí (Lakatos, 1968). Representantes de esta posición pragmática recalcan el hecho de que el método inductivo es el mejor procedimiento científico disponible y que como tal merece reconocimiento, si bien este no produce afirmaciones ciertas con una necesidad lógica (Black et al., 1976).
No cabe la menor duda de que el inductivismo en contraste al deductivismo es abierto al contexto, pues construye sus resultados a partir de la empiria y de lo particular, aunque el grado de apertura depende nuevamente de otras decisiones que va tomar el investigador en relación a disyuntivas que abordaremos enseguida. El deductivismo es incluso ajeno y contrario al contexto cuando deriva sus afirmaciones de una sola y exclusiva teoría de verdad.
La tercera dicotomía se refiere a histórico versus sistemático. Esta oposición atraviesa la comprensión de las ciencias sociales en sus dimensiones epistemológicas. A veces el empleo de esta pareja de conceptos indica un entendimiento de «histórico» como histórico-individualizado-idiográfico y «sistemático» como sistemático-nomotético-nomológico, por ejemplo, cuando se distingue entre las ciencias de la cultura ‘históricas’ y las ciencias sociales ‘sistemáticas’ (véase cuadro 1).
Cuadro 1: Posturas epistemológicas
Nomológico, designación para afirmaciones, hipótesis y teorías a las que se adjudica carácter de ley. En el racionalismo crítico, se designan como estrictamente nomológico (o nomológico-deterministas) la...

Índice

  1. Presentación
  2. Palabras preliminares
  3. Capítulo 1. El contexto en el análisis politológico
  4. Capítulo 2. Aportes del doctorado al debate de la reforma política
  5. Capítulo 3. La calidad de la democracia en el Perú y en América Latina
  6. Capítulo 4. La democracia en debate: el Estado y la democracia en América Latina