El Credo de Buda
No creáis en algo porque simplemente lo diga la tradición, ni siquiera aunque muchas generaciones de personas nacidas en diferentes lugares hayan creído en ello durante siglos.
No creáis en algo por el simple hecho de que muchos lo crean o finjan que lo crean.
No creáis en algo porque así lo hayan creído los sabios de otras épocas.
No creáis en lo que vuestra propia imaginación os propone, cayendo en la trampa de pensar que algún ser superior os lo inspira.
No creáis lo que dicen los libros, solo porque esté escrito en ellos.
No creáis a los oradores públicos ni a ningún otro ser humano tan solo porque sí.
Creed únicamente en lo que vosotros mismos hayáis experimentado, verificado y aceptado después de someterlo al dictamen del discernimiento y a la voz de la conciencia.
BUDA
EL AUTOR
Es una gran satisfacción interna para mí que puedas estar leyendo estas líneas y no desearía que lo recibieras desde mi ego, sino desde mi corazón.
Me considero una persona sencilla, autodidacta y con ganas de seguir caminando el sendero que me ha tocado en esta vida. Ahora, a través de este libro, tengo la oportunidad de compartir una serie de relatos en los cuales hay retazos o pasajes de mí pasado ambientados en el barrio donde me crié y crecí. Los lugares, nombres de artistas y grupos musicales aparecen por su nombre real, no así el de los personajes, que son ficticios. En mayor o menor medida, hay una mezcla de hechos reales, ficción y fantasía. Y en relación a las historias relatadas, están escritas como quedaron grabadas en mis neuronas, muy diferente de como en realidad sucedieron. Mi intención es compartir, más allá de lo que vivieron unos determinados seres humanos, cómo lo vivieron y qué sintieron. Todos los habitantes de la Tierra estamos en constante evolución y, como digo en el primer capítulo del libro titulado Ciudadano galáctico, es igual que las historias sucedieran entre finales del siglo XX y comienzos del XXI, antes de Jesucristo o dentro de la Edad Media. Más allá de las experiencias, diferentes según la época, aparecen las emociones humanas y ellas son el motor del cambio: las emociones, la adaptabilidad al entorno y la fortaleza del corazón humano.
Deseo dar las gracias a Mª Jesús Laguna Rojo por sus observaciones y a Maribel García Moirón por sus comentarios sobre mi obra. Me han resultado muy interesantes para reafirmar mi fe en Viajeros en evolución. Igualmente, quiero agradecer su colaboración a todo el equipo de editorial Letrame (corrección, maquetación, diseño gráfico, edición…) y a todas las personas que, de un modo u otro, han participado en la consecución de mi obra. Sin ellos, este libro no estaría en tus manos.
Espero que lo disfrutes.
Muchas gracias.
Antonio Arellano García.
I Ciudadano Galáctico
Soy inmortal y viajo a través del espacio y del tiempo. No pertenezco a la Primera Fundación ni tampoco a la Segunda, ambas diseñadas por Isaac Asimov; no utilizo La Máquina del Tiempo creada por H. G. Wells, ni soy un personaje ideado por el gran Julio Verne desplazándome al centro de la Tierra, bajo el mar o hacia la Luna. No formo parte de la película Matrix; no estoy hibernado en una cápsula que viaja en el interior de una nave sideral surcando el cosmos, ni soy un fantasma condenado a vagar eternamente por los rincones de un castillo escocés. Tan solo soy un ser humano, soy inmortal y viajo a través del espacio y del tiempo.
Desde que fui crío, observé el cielo nocturno estrellado y percibí que existía una conexión entre quien era yo entonces y aquellas luces titilantes que refulgían en la oscuridad; intuía que parte de mi esencia estaba allí, en el interior de las estrellas, y que la de ellas habitaba dentro de mí.
Todo vibra, gira y se desplaza en el universo, desde la más ínfima partícula hasta la estrella más extensa y rutilante que ose imaginar el ser humano. Y según fuentes oficiales actuales, sucede desde hace alrededor de 13800 millones de años, cuando se originó el llamado Big Bang o Gran explosión.
Mi bagaje no es el de un científico o astrofísico, y tampoco me hace falta para intuir que yo estoy relacionado e interactúo con todo lo que perciben mis sentidos de un modo que se escapa al entendimiento de mi mente racional, pero no así a lo que interpreta mi corazón y más profundamente mi alma. El motor de mi pecho, que incesantemente bombea sangre al resto de mi cuerpo, y mi espíritu, que me conecta con otras dimensiones superiores, saben que todos somos Uno.
El maravilloso planeta que habitamos, la Tierra, no es una roca inerte, es un complejo organismo vivo y nosotros, los seres humanos, somos sus células.
¿Qué ocurre en un ser humano cuando precisamente sus células se contradicen y generan conflicto? Que dan lugar a episodios violentos y, como consecuencia, aparece la enfermedad, la misma que azota a la increíble gran Bola Azulada vista desde el espacio y que nos acoge. Una Bola Azulada que comparte la misma proporción del líquido primigenio generador de vida, agua, con cada habitante de la Tierra.
Al día de hoy, atravieso la edad humana de la cincuentena, soy un ancestral explorador y continúo viajando; el vehículo que utilizo es el cuerpo humano que, actualmente, se me ha asignado y lo digo de esta manera porque todo lo que sucede obedece a un Plan Elevado guiado por una Inteligencia Superior que va más allá de la racionalidad humana.
¿Qué más da si mi edad humana corresponde al periodo de la infancia, adolescencia, veintena, treintena, cincuentena o más? ¿Qué más da si mi género es masculino o femenino? Si peso poco o mucho; si tengo pelo o soy calvo; si el color de mi piel es amarillo, blanco, negro, mestizo u otro; si utilizo gafas; si soy vegetariano o carnívoro; si miro a las chicas o chicos guapos; si veo la televisión; si a veces bebo más de una cerveza o más de una copa de vino; si me apetece saciar ciertas necesidades físicas; si mi mente toma el control de mi vida a menudo; si me surgen miedos que no sé de dónde vienen; si no soy al cien por cien impecable con mis palabras y actos; si estoy entre el pasado y el futuro constantemente; si me equivoco; si me enfado; si mi infancia y mis padres no fueron los que yo hubiera deseado; si no hubiera perdido aquel trabajo o el otro que no conseguí; si no hubiera finalizado aquella relación de pareja o la otra que no llegó a comenzar; y si aquella persona que amé continuara viva. Y si, y si y si… Los “y si…” podrían ser interminables.
Lo único cierto y valido es: “Ahora”, aquí y ahora. Este mismo instante en el cual estoy escribiendo y expresando lo que surge de mi interior y ese otro mismo instante en que tú, como lector, leerás o no este escrito.
Si vivo el ahora mismo, en mi vida no existen los problemas; ni en la mía, ni en la tuya, ni en la de nadie. Si lo vivo con plena consciencia, estoy conectado con un espacio que va más allá de mis pensamientos, de mi cuerpo, de mi mente, de mis circunstancias personales. Si mi consciencia está presente, no importan mis emociones, ni si tengo hambre o sed, ni que la persona que me acompaña diga que me quiere o no me quiere, ni que esté solo en soledad y ni que esté solo en multitud.
Con quien realmente puedo contar en cualquier situación que experimente es conmigo mismo y conmigo misma. Más allá del ruido exterior y más allá del ruido interior, dentro de todos y todas existe una Presencia, un Ser, un Espíritu que, permanentemente, está conectado a una especie de Fuente Inagotable a la que se podría llamar Dios sin ninguna connotación religiosa. Si reflexiono sobre mi propia biografía, desde mi nacimiento hasta el día de hoy, me maravillo.
Elegí venir a esta realidad y vivir una determinada infancia, adolescencia y madurez. Pasé por momentos dolorosos y traumáticos, también por otros felices. En multitud de ocasiones deseé cambiarlo todo, incluyendo la casa donde crecí, el entorno y hasta mi familia. El viaje fue imparable y me trajo experiencias que ni habría atrevido a soñar… Nuevos compañeros y compañeras que aparecieron en mi trayecto, aciertos, errores, me introduje de pleno en el mundo adulto, asumí responsabilidades laborales y familiares, acepté normas y un sistema de creencias obsoleto, y pasé a formar parte del Matrix, Tinglado, Mo...