Almanaque Histórico Argentino 1943-1955
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Almanaque Histórico Argentino 1943-1955

Auge de la clase trabajadora

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Almanaque Histórico Argentino 1943-1955

Auge de la clase trabajadora

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¿Por qué un Almanaque Histórico Argentino? Porque creemos que la historia, como ciencia, reconstruye y analiza el pasado, interpretando las fuentes desde el presente. Y los presentes son todos distintos. Éste de finales de la segunda década del siglo XXI que nos toca transitar, donde el peronismo ha vuelto a tener plena vigencia (si es que alguna vez no la tuvo), nos invita a mirar el pasado para encontrar similitudes y diferencias; para hallar continuidades y rupturas.El movimiento político construido alrededor de la figura de Perón ha generado a lo largo del tiempo todo tipo de interpretaciones. Ninguna puede hacerse sin indagar en los orígenes de la estructuración de un nuevo tipo de poder, a través del cual un sector social hasta entonces postergado asumió un protagonismo inédito, reflejado en todos los ámbitos: desde lo económico y lo político, hasta lo social y lo cultural. Sin embargo, este auge de la clase trabajadora también es preciso comprenderlo teniendo en cuenta la crisis, los desvíos, errores, ataques y enfrentamientos que condujeron al golpe de 1955.Este Almanaque denominación que pretende rescatar esas antiguas publicaciones que trataban distintos aspectos sobre un mismo tema (Almanaque mundial, Almanaque de la industria, etc.) puede leerse por capítulos y no necesariamente de principio a fin. Cada uno de el los aborda un aspecto del período de la historia argentina comprendido entre el 4 de junio de 1943 y el 16 de septiembre de 1955.

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Información

Editorial
Bärenhaus
Año
2020
ISBN
9789874109743

CAPÍTULO V
EL SINDICALISMO DURANTE EL PERONISMO: CONTROL Y AUTONOMÍA SINDICAL

Juan Fernández

Introducción

Muchas veces se cree, y lo sostienen varios autores como Louise Doyon, que durante la etapa peronista 1943-1946 los sindicatos estaban completamente subordinados al gobierno, por medio de los máximos dirigentes de la CGT.1
Si bien es verdad que los dirigentes de la CGT respondían al liderazgo de Perón, también es verdad que esos mismos dirigentes en varias oportunidades tuvieron que enfrentar lateralmente a las directivas económicas y sociales del gobierno, para no perder legitimidad hacia sus bases.
Por otro lado, el papel de las comisiones internas será fundamental en todo el período, y actuará con un elemento de contención a las medidas económicas y sociales que no favorecen o recortan los derechos a los trabajadores, principalmente se negaban las comisiones internas de las fábricas, al ver recortado su poder.
Por su parte, el gobierno, si bien quería controlar a la CGT y de hecho lo logra, no siempre lo conseguía, cuando esto sucedía, trató de calmar la situación y los trabajadores finalmente obtenían sus objetivos.
La actuación del sindicalismo en el período peronista se puede dividir en cuatro etapas: la primera, desde 1943 a 1945; la segunda, de 1946 a 1948; la tercera, de 1949 a 1952; y la cuarta, desde 1953 a 1955. Por supuesto que esta periodización podría ser otra, la tomamos porque la consideramos útil para reseñar la actuación del sindicalismo durante el peronismo.
Todas estas etapas presentan determinadas características. La primera 1943-1945, es la del comienzo del vínculo de Perón con la clase trabajadora, debido a los derechos que Perón les brinda y que eran largamente esperados por los trabajadores.
La segunda etapa 1946-1948, es cuando ya estando Perón en el poder, los trabajadores tienen que realizar medidas de fuerza, como la huelga, para que el sector empresario cumpla con las nuevas leyes laborales y los convenios salariales.
En la tercera etapa 1949-1952, es un período de menos huelgas, aunque se atraviesa una crisis economía que implica un acuerdo para congelar por dos años los salarios y precios. Los conflictos surgen muchas veces a nivel de base, reclamos de las comisiones internas, generalmente por temas salariales o modificaciones en las condiciones de trabajo. Dichas comisiones internas, muchas veces toman medidas de fuerza unilaterales, a pesar del esfuerzo de los dirigentes gremiales para controlar la situación.
La cuarta etapa 1953-1955, se hace epicentro en el año 1954, cuando lo peor de la crisis económica ya pasó y comienza la discusión por los aumentos salariales, que son en realidad, pujas distributivas por la participación que cada sector debe tener en el ingreso nacional.
Además en ese año se produce el Congreso de la Producción y la Productividad, organizado por el gobierno, teniendo como objetivo arbitrar los interés de los trabajadores y los empresarios, pero, a su vez, queriendo aumentar la productividad del trabajo, lo cual veremos que encontró una fuerte resistencia entre las bases de los trabajadores, representadas por las comisiones internas, que sin discutir el liderazgo de Perón, desafiaron en los hechos los intentos de minar su poder en las fábricas, para de esta forma poder aumentar la productividad.
Toda esta situación compleja entre las relaciones gobierno-sindicatos y comisiones internas, se desarrolló en medio de un clima político cada vez más enrarecido y violento.

El movimiento obrero y el golpe de Estado de junio de 1943

El 4 de junio de 1943, un nuevo golpe militar derroco al presidente Ramón S. Castillo. Dicho golpe lo dieron las Fuerzas Armadas, que se hicieron cargo del poder. El golpe del 4 de junio terminó con una época de fraude, violencia y corrupción, que se había iniciado con el golpe militar de 1930, denominada como la Década Infame. Al producirse el golpe, se hizo cargo del poder el general Arturo Rawson, pero desavenencias entre los militares lo hicieron renunciar a los tres días, tomando el poder el general Pedro Pablo Ramírez, que era el ministro de Guerra y depositario del poder real.
La situación del movimiento obrero, al momento del golpe, no era para nada homogénea. La CGT se había dividido ese año, debido a diferencias entre los socialistas, sindicalistas y los comunistas. De esta manera la CGT se dividió entre la CGT Nº 1, donde estaban los tranviarios, un sector de los ferroviarios, los cerveceros y otros gremios, integrada principalmente por los sindicalistas.
La CGT Nº 2, integrada por los gremios socialistas, comprendía a los obreros de la construcción, gráficos, metalúrgicos, madereros, y los ferroviarios enrolados en La Fraternidad. La CGT Nº 1 estaba integrada principalmente por lo que había sido Unión Sindical Argentina (USA) compuesta por los sindicalistas, corriente del movimiento obrero, hasta ese momento sin ideas partidarias, sino que luchaba por conseguir mejoras salariales y mejores condiciones de trabajo. Además, bregaba por la participación del Estado en los conflictos sociales, como un factor de equilibrar el poder de los empresarios.
Como expresa Louise Doyon: “al momento que se produjo la Revolución de junio, difícilmente se podía hablar de los trabajadores como un sector organizado a nivel nacional”.2
En tanto que los comunistas, desde la década del 30, comenzaron a insertarse en el movimiento obrero y para 1943, eran importantes en los gremios de la construcción, la carne, madereros y otros gremios.
Las diferencias entre los distintos sectores radicaban en interpretar lo político. Mientras la CGT Nº 1, integrada como dijimos por sindicalistas, era permeable a formar un partido que representara a la clase trabajadora, la CGT Nº 2, estaba más ligada al Partido Socialista. Mientras que los comunistas, tenían una clara alineación con la Unión Soviética.
En lo que respecta a la situación mundial, marcada por la Segunda Guerra Mundial, todas las corrientes eran antifascistas, con algunas diferencias de grado, siendo los gremios socialistas y comunistas, los más aliadófilos.
El golpe militar de 1943 fue recibido con cautela y desconfianza por el movimiento obrero, y en un principio no les faltó razón, pues la presión contra los sindicatos se desató prontamente. Como expresa Rapaport: “El movimiento obrero había sido afectado seriamente por el golpe de Estado. Aunque en un principio dirigentes de ambas centrales sindicales se acercaron amistosamente al nuevo gobierno”.3
La CGT Nº 2, más politizada, integrada por los socialistas, fue rápidamente intervenida, igual que los dos gremios ferroviarios. Una mayor represión sufrieron los dirigentes sindicales comunistas. De hecho, tanto socialistas, como comunistas, se opusieron desde el principio a los militares en el poder, acusándolos de fascistas.
En materia económica y social, consideramos importante señalar que, debido a la crisis mundial económica, ocasionada por la caída de la Bolsa de Nueva York, acarreó una terrible crisis en la economía capitalista. Dicha crisis afectó fuertemente a la economía argentina, ya que reducía mucho las exportaciones de materias primas y carne, principalmente, por las medidas proteccionistas tomadas por Gran Bretaña y otros países europeos, debido a dicha crisis.
A su vez, los múltiples impactos que tuvo la economía argentina, debido a la crisis, uno de los más fuertes, fue en el Interior del país, que obligó a millares de habitantes a trasladarse a las grandes ciudades, principalmente Buenos Aires, a sus alrededores y a Rosario, para buscar trabajo, en el proceso denominado las migraciones internas.
La crisis obligó al gobierno conservador del general Justo a implementar un nuevo modelo económico, la industrialización por sustitución de importaciones, que generó hacia mediados de la década del 30 muchos puestos de trabajo industriales, que fueron ocupados, no totalmente, pero sí en gran medida por los trabajadores del Interior, venidos de dichas migraciones internas. Este tema de los trabajadores llamados por algunos autores “nuevos”, y su relación con el surgimiento del peronismo, lo trataremos más adelante.

Primera etapa
La aparición de Perón (1943-1945)

El coronel Perón, que participó en el golpe de Estado, era un conocido oficial del Estado Mayor del Ejército y era la figura más destacada de una logia militar, el Gupo de Oficiales unidos (GOU). Dicha logia tenía un pensamiento nacionalista en lo económico, siendo favorable a la industrialización del país, principalmente, en la relación entre la industrialización y la defensa nacional.
En lo social, el GOU temía el avance de las ideas de izquierda, principalmente, el comunismo y creía que tendría que implementarse una justicia social para frenar las ideas comunistas en los trabajadores.
Perón se hace cargo del Departamento Nacional del Trabajo en noviembre de 1943. Rápidamente lo eleva de rango, transformando dicho Departamento, en Secretaría de Trabajo y Previsión. Perón creía imprescindible que el Estado actuara como mediador entre los conflictos entre el capital y el trabajo. Por una cuestión de justicia social, pero también para alejar a los trabajadores de las ideas de izquierda, tanto socialistas, como principalmente comunistas. Por lo tanto, quería que el Estado interviniera en las negociaciones colectivas, como árbitro, teniendo un papel activo y no como hasta ese momento muy débil o directamente inclinado a los intereses de los empresarios.
El gobierno revolucionario había intervenido las dos CGT, a varios gremios, entre los que se encontraba el ferroviario, poniendo Perón de interventor al coronel Mercante, mano derecha de Perón y de familia de ferroviarios.
Dicho Departamento, creado en 1908, venía cumpliendo hasta ese momento funciones más bien estadísticas en materia económica y laboral, si bien participaba en la firma de convenios laborales, estos eran muy pocos, en relación con los que se firmaran a partir de los anuncios de Perón, por ejemplo, si entre 1941 y 1943, se firmaron 400 convenios laborales, entre 1944 y 1945, se firmaron 700 convenios. Un factor importantísimo en este aspecto es la creación de los Tribunales de Trabajo, que hacían cumplir a las partes —en este caso a los empresarios— lo pactado. El mismo Perón, en una declaración, a poco de asumir el Departamento, dirá, cuando se le preguntó qué leyes sancionaría primero, contestó “una que hiciera cumplir las existentes”.
Desde un principio, Perón comenzó a convocar a su despacho a los dirigentes sindicales. Los mismos, como expresamos, se dirigían al encuentro, con bastante cautela, por tratarse de un militar, y por ende la representación del Estado y del Ejército, pero prontamente y con asombro, veían que no solamente ese coronel los escuchaba, sino que comenzaba a resolver realmente sus demandas.
Las medidas que iba tomando Perón a favor de los trabajadores sorprendió gratamente a los dirigentes sindicales, los cuales ya tenían muchos años como dirigentes, sin que se resolvieran sus demandas. La actitud de los sindicatos no fue homogénea, todos aceptaban las conquistas sociales que les brindaba Perón. Pero su actitud política fue mucho más cautelosa, la mayoría, hasta el desplazamiento de Perón y el riesgo de la pérdida de las conquistas sociales, prefería aceptar las conquistas, pero mantenerse equidistante en relación con el compromiso político, con el gobierno y con el mismo Perón, prefiriendo mantener la autonomía del movimiento obrero frente al gobierno.
Si bien es cierto que algunos importantes dirigentes se acercaron al proyecto de Perón más rápidamente, como ser el caso de los socialistas, Juan A. Bramuglia, o Ángel Borlenghi, del poderoso Sindicato de Empleados de Comercio, la mayoría tuvo una actitud más cautelosa y no se quería comprometer políticamente.
En 1943 hay un quiebre en la historia del sindicalismo, por iniciativa de Perón los importantes nuevos gremios industriales, que habían surgido del proceso desindustrialización de los años treinta, se empiezan a organizar por ramas industriales y no por oficio. Este hecho le da al movimiento obrero mucha más cohesión y fuerza.
Los más adeptos a Perón organizaban manifestaciones a favor de Perón, en la Secretaría de Trabajo y Previsión y en las que Perón tomó la palabra en muchas ocasiones. Estos hechos eran vistos con desconfianza y rechazo por la oposición a Perón y principalmente por el Partido Socialista, que veía cómo el reciente coronel, que ellos acusaban de fascista, no sólo estaba teniendo la adhesión de los trabajadores, sino también que muchos de sus dirigentes sindicales se estaban volcando a apoyar a Perón, dejando las filas del partido.
Las leyes que promovió la Secretaría de Trabajo y Previsión, impulsadas por Perón, fueron muchas e importantes, algunas de las cuales, más relevantes, podríamos mencionar: la cantidad de convenios firmados entre los sindicatos y los empresarios, como dijimos anteriormente; fijación de un salario mínimo, la creación ya mencionada de los Tribunales de Trabajo; generalización de las jubilaciones; indemnizaciones por despido arbitrario, el aguinaldo; el Estatuto del Peón Rural, que establecerá por ley derechos que hasta el momento no existían para el trabajador rural, como ser: pautas salariales, obligatoriedad del descanso, vivienda digna, salubridad y abrigo en los lugares de trabajo, asistencia médica a cargo de los patrones y vacaciones pagas. Dicho Estatuto, sancionado en 1944, generó la inmediata reacción de la Sociedad Rural Argentina, que en una solicitada aparecida en todos los diarios, se manifestó completamente en contra, diciendo que, por las particularidades del trabajo rural, dicho Estatuto era de imposible cumplimiento. Además, quebraba la relación armoniosa —por supuesto a su criterio— entre los trabajadores y sus patrones, que los derechos excesivos que se le daban a estos infringían un golpe a la disciplina laboral, además de que la situación en que se encontraban dichos trabajadores hacía inviable dichos derechos.
Todos los derechos que P...

Índice

  1. Cubierta
  2. Portada
  3. Créditos
  4. Sobre este libro
  5. Sobre Guillermo Máximo Cao
  6. Índice
  7. Autores del presente volumen
  8. 100 Historias: Nos presentamos
  9. Introducción
  10. Capítulo I. Golpe de estado del 4 de julio de 1943
  11. Capítulo II. El primer gobierno peronista (1946-1952)
  12. Capítulo III. La segunda presidencia de Perón: continuidad y desgaste
  13. Capítulo IV. La economía de los años peronistas (1946-1955)
  14. Capítulo V. El sindicalismo durante el peronismo: control y autonomía sindical
  15. Capítulo VI. El Partido Peronista Femenino
  16. Capítulo VII. “La mujer puede y debe votar”
  17. Capítulo VIII. La voz del Estado y de los migrantes en un breve repaso por las políticas poblacionales del período
  18. Capítulo IX. Turismo para todos: el surgimiento del turismo social en la Argentina
  19. Capítulo X. La década deportiva
  20. Capítulo XI. Orígenes del antiperonismo: no poder ver al otro
  21. Capítulo XII. Almanaque 1943-1955
  22. Integrantes de 100 Historias que colaboran en otros tomos