Práctica del camino de Antonio Blay
eBook - ePub

Práctica del camino de Antonio Blay

Método, etapas y transformación

Jordi Sapés de Lema

Compartir libro
  1. 175 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Práctica del camino de Antonio Blay

Método, etapas y transformación

Jordi Sapés de Lema

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

¿Cómo llevar a la práctica el trabajo interior? ¿Qué propuestas sugería Antonio Blay?Este libro sugiere un trabajo concreto a partir de las enseñanzas de Antonio Blay. No es un camino teórico, sino una propuesta concreta, sólida y experimentada durante varios años.A veces necesitamos concretar cómo hacer el camino interior. Este libro aporta una respuesta concreta y útil desde la seriedad y profundidad del sendero enseñado por Antonio Blay.

Preguntas frecuentes

¿Cómo cancelo mi suscripción?
Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
¿Cómo descargo los libros?
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
¿En qué se diferencian los planes de precios?
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
¿Qué es Perlego?
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
¿Perlego ofrece la función de texto a voz?
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
¿Es Práctica del camino de Antonio Blay un PDF/ePUB en línea?
Sí, puedes acceder a Práctica del camino de Antonio Blay de Jordi Sapés de Lema en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Psicología y Psicología transpersonal. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2020
ISBN
9788416680870
Edición
1
Categoría
Psicología

ANEXO

Ejercicio: Despertar

El porqué del ejercicio

Aunque parezca mentira, podemos pasar toda nuestra existencia sin fijarnos en nosotros mismos, pendientes solamente de lo que necesitamos del exterior, pensando si lo estamos consiguiendo; pero, olvidando por completo quién es este que lo necesita, que lo está consiguiendo, o no. Por eso, de entrada, si queremos ocuparnos de nosotros, debemos acordarnos de nosotros, percibir nuestra presencia en la realidad.

Qué significa acordarte de ti

Acordarnos de nosotros no es lo mismo que pensar en nosotros. Esto es lo que hacemos siempre: pensar si estamos haciendo lo correcto, o no; si nos están tratando bien o mal; en qué debemos mejorar; si tenemos que cambiar nuestra vida, etc. Pero todos estos pensamientos se refieren a lo que hacemos o a lo que nos hacen los demás, no se refieren a nosotros mismos, al sujeto que somos. Acordarnos de nosotros no es imaginarnos en un futuro o recordarnos en el pasado. Tampoco es percibir nuestras emociones y sensaciones. Todo esto son fenómenos que suceden en nuestra conciencia, pero no son nuestra identidad; son cosas que nos ocurren, no son “yo”. Acordarte de ti es darte cuenta de tu presencia, de que estás aquí y ahora; sin darlo por supuesto, constatándolo. Además de las cosas que te rodean y de lo que sientes e imaginas, estás tú, presente en tu conciencia y te das cuenta de esta presencia tuya.

Despertar

Despertar es estar consciente de ti, atendiendo al exterior: mirándolo, cuidándolo o transformándolo. Es ser protagonista consciente de tu capacidad de ver, amar y hacer, invirtiéndolas en lo que tienes delante, de manera voluntaria. El acento está en la conciencia de sujeto, una conciencia que normalmente no se tiene. Siempre te percibirás pensando, haciendo y sintiendo algo, pero has de percibirte a ti como algo que tiene entidad per se, con independencia de lo que pienses, sientas o hagas. Lo que se pretende es que tú seas el protagonista consciente de esto que haces, aunque estés obligado por las circunstancias. Así que no es un ejercicio de meditación, no tienes que desatender el exterior para despertar, todo lo contrario: has de estar más presente que nunca, actuando consciente de tu capacidad de decidir.
De ordinario, nuestra atención está totalmente puesta en los fenómenos: lo que pensamos, lo que sentimos, lo que hacemos, los recuerdos o las proyecciones que aparecen en nuestra mente y absorben nuestra atención. Ahora, se trata de recuperar parte de esta atención para dirigirla hacia el sujeto: el “yo”.

Cómo se hace

Hay varias maneras, pero mejor empezar por una que no implique a la mente. Podemos servirnos del cuerpo, como un vehículo que el “yo” utiliza y dirige, como si fuéramos en coche y nos fijáramos en cómo lo conducimos, en lugar de hacerlo mecánicamente, pensando en otra cosa. Notar, expresamente, mi cuerpo y cómo lo muevo a voluntad, me lleva a darme cuenta de mí como conductor del mismo. Por ejemplo: puedes abrir una puerta mecánicamente mientras piensas en otra cosa, supuestamente más importante, o puedes ser consciente de ti, ordenando a tu brazo y a la mano que hagan el gesto adecuado para ello. En vez de abrir la puerta como si fueras un robot, lo vas a hacer consciente de ti mismo; incluyéndote en tu conciencia, prestándote tanta atención a ti como a lo que haces. ¡Esto es despertar! No se trata de que te fijes en el brazo y en la mano, sino en ti ordenando el movimiento.

Habitualmente estamos dormidos

De ordinario, tu atención está totalmente inmersa en los demás, en lo que haces o en lo que imaginas que harás. No pones atención en ti mismo, porque estás acostumbrado a pensar que la atención te la prestarán los demás si haces determinadas cosas o si las haces especialmente bien. Por eso, pones toda la atención en tus actos y te olvidas de ti. A esto lo llamamos estar dormido. Y no es una metáfora: cuando estamos dormidos, nuestra cabeza se llena de pesadillas que nos anuncian desastres si actuamos mal y premios si lo hacemos bien. Y esto nos impide ver y tratar de manera conveniente lo que tenemos delante. En la práctica, solo nos ocupamos de evitar los peligros y conseguir las ventajas que la mente nos presenta.
Este ejercicio sirve para despertar y para pillarnos durmiendo. Al principio, despertarás solo en breves instantes y te volverás a dormir por la inercia de la costumbre. A base de ejercicio, estos instantes se alargarán y serán más frecuentes. Pero, mientras, tendrás la oportunidad de observarte durmiendo y ver qué cosas estás soñando; y comprobarás que nuestro estado ordinario es una especie de locura. Esto te animará a despertar.

Los despertadores

Para recordar que hemos de despertar, utilizaremos algún objeto persona o circunstancia que nos avise, por si estamos dormidos, que será lo habitual. El despertador tiene que ser algo neutro, carente de importancia por sí mismo, algo que no puedas prever cuando aparecerá y que no sea frecuente, porque si es muy frecuente tu mente acabará por ignorarlo. Además, al final del día, tendrás que hacer un reporte de la experiencia y si los despertadores son muchos te llevará demasiado trabajo.
Ejemplos de despertadores muy utilizados: beber agua, lavarse las manos, tirar de la cisterna del váter, pasar por el dintel de las puertas que dan a la calle, ver a una determinada persona o un color infrecuente, etc. Con uno o máximo dos despertadores es suficiente.

Despertar es un trabajo diario

Despertar es un ejercicio que hay que hacer a dosis pequeñas, pero continuadas; es como una gota que va empapando el terreno. No se puede hacer los fines de semana ni cuando tienes tiempo libre. En principio, no te resolverá ningún problema, más bien al contrario: además de tus preocupaciones habituales, tendrás una nueva: prestarte atención a ti mismo. Cada día, por la noche, o al día siguiente a primera hora de la mañana, deberás anotar las veces que recuerdas haber percibido el despertador y las veces que te has despertado y te has acordado de ti. Hacer esto cada día, a la hora que mejor te vaya, es una cuestión de mínimos. Si haces esto, no importa el número de éxitos o fracasos que obtengas en el ejercicio; progresarás, tanto cuando despiertes, como cuando hagas memoria para observarte durmiendo.

Ejercicio: El diario

Las anotaciones diarias del ejercicio de los despertadores se guardan en un archivo de texto que se va llenando, hasta incluir una semana entera. Para la siguiente semana abriremos un nuevo archivo.
Diariamente anotaremos: el número de despertadores que recordamos haber percibido, lo que hemos experimentado cuando hemos despertado y los asuntos que nos tenían la atención absorbida si no nos hemos acordado. Esto último requiere forzar la memoria. Este esfuerzo reiterado informa a nuestra mente de que realmente nos interesa registrar esto. Al cabo de pocos días, sorprendentemente, lo recordaremos sin problema.
El ejercicio del diario nos mantiene en el Trabajo. Nos recuerda el compromiso de despertar. Si no fuera por el diario, nos acordaríamos de despertar de uvas a peras. Ahora, tenemos que acordarnos, por lo menos, una vez al día. Revisar el día nos permite detectar los obstáculos que conviene remover y pone de relieve qué indicaciones personales hemos de recibir.
De momento, despertar es un estado de conciencia no ordinario; pero cada vez que despertamos o recordamos lo que hemos experimentado al despertar, la mente registra que hay otro nivel de conciencia posible. Poco a poco lo va contemplando, cada vez más, como algo más normal.
Si no hemos despertado, el diario nos obliga a revivir el momento en el que han sonado los despertadores y no los hemos atendido. Esto nos permite contemplarnos absorbidos por asuntos que parecen de poca importancia. Pero cuando los observamos, vemos que para el personaje sí la tienen y esto explica la distracción. La mayor parte de las veces, el personaje nos presenta problemas inventados y situaciones críticas que nunca suceden.
El diario es el instrumento que el orientador utiliza para estar a nuestro lado y optimizar el esfuerzo que hacemos. El hecho de tener que plasmar nuestra experiencia en un documento y tener que enviárselo, hace que el Trabajo tenga un ritmo adecuado y constante. Pero, sobre todo, el diario es una herramienta que nos permite a nosotros mismos observar nuestro psiquismo, sin juzgarlo bueno o malo. La manera de objetivar nuestros pensamientos, emociones y sensaciones es ponerlo todo por escrito y leerlo después, como algo que ocurre en nosotros, pero que es distinto de nosotros.
Aparte de los despertadores, en el diario podemos reflejar algunas incidencias del día o algunos problemas que arrastramos en nuestra existencia. La persona que nos orienta los comentará, indicándonos la posibilidad de atender estas dificultades desde un nivel de conciencia más elevado, aunque evitará darnos recetas y soluciones.
El hecho de que este Trabajo se haga en el seno de la vida cotidiana y sea compatible con la vida familiar y laboral, no significa que nuestras rutinas no deban sufrir algunos pequeños cambios para darle cabida. Fijar una hora determinada para escribir el diario, impide que esta rutina lo ponga en la cola, después de haber atendido todo lo demás. Es especialmente importante que no lo hagamos a última hora, cuando ya estamos agotados.

Ejercicio: Observar
el personaje

El diario nos hará evidente que en determinados momentos estábamos dormidos; ahora, vamos a elegir algunos de estos momentos para observarlos con profundidad. Conviene que sean situaciones heterogéneas, porque queremos ver lo que el personaje añade siempre en todas ellas. Conviene que sean momentos sin mucha carga emocional, para que los podamos examinar de una forma lo más imparcial posible.
Vamos a observarlo situándonos en aquel momento y recordando todo lo que hemos pensado, sentido y hecho; sin pretender juzgar nada ni justificar nada, solo mirar lo que ha sucedido. Y puesto que nosotros estábamos dormidos, vamos a poner al personaje de protagonista. Esto nos permitirá observarlo como si estuviéramos mirando lo que hace otra persona, con curiosidad por ver qué piensa, qué siente y cómo reacciona.
Esta triple expresión del personaje, en pensamientos, sentimientos y actos, nos servirá para completar el recuerdo hasta que sea perfectamente comprensible y lógico para cualquiera que lo lea. La lógica se refiere a las premisas de partida, que juzgan lo que sucede, y a los efectos emocionales y prácticos que generan. No pretendemos...

Índice