Pintura del siglo XX - I

Ernesto Ballesteros Arranz

• Editorial: Hiares
• Año: 2013
• ISBN:
  9788416014248
• Edición: 1
• Categoría: Arte
• Categoría: Historia del arte

eBook Interactivo. La variedad y complejidad de la pintura de este siglo aconseja dividir su presentación en dos series, como hemos hecho en esta colección. Los "fauves", el cubismo, el futurismo, el expresionismo, el dadaísmo, el surrealismo y gran multitud de estilos se enfrentan en este siglo en busca de una originalidad que es el elemento fundamental de su inspiración.

EL CUBISMO

Si preguntáramos al profano cuál es la tendencia moderna que más conoce, de la que más ha oído hablar, sin duda nos respondería que el cubismo. Ha sido ésta la revolución más radical de nuestro siglo o, al menos, la que más propaganda ha tenido para bien y para mal. Cuando alguien no entiende una pintura de nuestra época, se justifica diciendo: Eso es cubista. Y poco a poco, el término cubismo va haciéndose sinónimo de incomprensible, difícil, problemático.

Sin embargo, no es más complicada que cualquiera de las otras tendencias estéticas de nuestro tiempo. O, por mejor decir, no es más complicada que cualquier otra escuela tradicional. La gente suele creer que entender a Giotto o a Velázquez es reconocer la anécdota que han pintado en primer plano, sean unas hilanderas o un San Francisco. Bien nos advierte Denis (ver más arriba) que el cuadro es, ante todo, una superficie manchada con líneas y colores. La anécdota, los personajes y objetos que aparecen en la pintura tradicional, tienen también su importancia, son un elemento más, pero, desde luego, no son el elemento más importante del cuadro. Una persona puede ver “Las Hilanderas”, reconocer que son hilanderas, que trabajan junto a la rueca, que hay un perro bajo la silla y, a pesar de eso, no comprender casi nada de lo que Velázquez quiso decir, si es que quiso decir algo. El arte es una expresión vaga e inconclusa, que nunca acaba de entenderse del todo. Es condición “sine qua non” de la obra artística que no podamos comprenderla exhaustivamente, como no podemos comprender absolutamente la naturaleza que nos rodea, por mucho que lo intentemos. Nadie ha sabido comprender esto mejor que Cézanne, cuyo secreto se nos presenta a la vez tan claro y tan confuso, tan meridiano y tan oscuro. Cuando un crítico o un erudito dicen haber comprendido a un artista, todavía les queda mucho por comprender. El arte es la mejor constatación de que vivimos en un mundo esencialmente incomprensible, del cual sólo podemos percibir pequeños destellos, leves chispazos de conocimiento que calientan por un instante nuestra esperanza de comunicación con los otros seres.

El cubismo se sitúa cronológicamente después del movimiento “fauve”. Es un estilo intelectual donde puede reconocerse el extremado racionalismo francés. Tuvo mala prensa en el momento de su aparición. La gente no podía admitir una distorsión tan brusca de la realidad. La llegada del cubismo sirvió de bula o permiso para los otros estilos de vanguardia. La gente veía más natural un cuadro expresionista de Marc o una fantasía humorística de Chagall, que los laberínticos montajes de planos y colores que los cubistas ofrecían al espectador. Los objetos cobran en manos del cubista un valor mecánico y se organizan unos con otros en virtud de complicadas articulaciones de carácter lógico. Leger crea el arte de la era industrial. El hombre se encuentra sumido en un mundo racional, rodeado de máquinas y cemento, ajeno por completo a la naturaleza, que antes era su contorno.

Contemplando los cuadros cubistas nos asalta a veces la idea de que los artistas están tratando de hacer una parodia de la civilización industrial y superracional que parece nos ha tocado vivir. Otras veces tomamos el cubismo como una cosa seria, como un ensayo de estructurar el mundo en unas perspectivas geométricas puramente racionales, no visuales. No hemos de olvidar que nuestros sentidos raramente coinciden. Queremos decir que la geometría que vemos (perspectiva de líneas que se cierran) no es la geometría que comprendemos. O, dicho de otro modo, que la geometría de Euclides, que según Max Scheler procede de nuestro impulso vital originario, y nos obliga a movernos en tres dimensiones, no es la geometría que perciben nuestros ojos. Pues bien, este desfase o error sensorial es el que los cubistas se creen obligados a corregir. Los cubistas rompen violentamente la perspectiva tradicional porque esa manera de “ver” las cosas no se compadece con nuestro modo de comprenderlas. Pero, al mismo tiempo, sienten un placer morboso al destrozar un mundo amable, al brindarnos ese mundo natural que nosotros, nuestra civilización, ha convertido en una ecuación de intereses. A la gente que rechaza impulsivamente al cubista habría que preguntarle si no tiene muchas veces la sensación de vivir en un mundo mecanizado, caótico, espectral, casi de ciencia ficció...

Índice

• PANORAMA GENERAL DE LA PINTURA EUROPEA HACIA 1900
• LA SOCIEDAD DEL SIGLO XX
• LAS REVOLUCIONES PICTÓRICAS DEL 1900
• LOS NABIS
• LA ANGUSTIOSA PROLONGACIÓN DEL IMPRESIONISMO PARISIÉN
• LOS FAUVES
• LA ESCUELA DE PARÍS
• MARC CHAGALL
• EL CUBISMO
• OTRAS PUBLICACIONES