Échale… corazón
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Échale… corazón

Psicología, deporte y actitud

  1. 100 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
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Échale… corazón

Psicología, deporte y actitud

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Información del libro

Vivimos en un mundo acelerado, agitado y con una sobredosis de información y estimulación. A veces podemos vernos absorbidos por la vorágine, dedicando gran parte de nuestro tiempo al trabajo o al estudio, y con el tiempo libre que resta, en ocasiones decidimos distendernos en actividades sedentarias.Así como una planta para crecer necesita agua, luz solar, tierra fértil y un clima adecuado, así también nuestra vida se nutre de distintas áreas, entre ellas la actividad física es la que mejora nuestras funciones vitales. La clave es saber administrar el tiempo.Es cierto que han proliferado las marcas que ofrecen productos para la práctica del deporte, y también es un claro ejemplo de consumismo en el presente. Este consumo de bienes y servicios deportivos está vinculado a la figura corporal y la salud. Ahora el hacer deporte implica moverse en espacios públicos, y es por ello las principales marcas deportivas se esmeran en defender las consecuencias saludables que conllevan una vida asociada a la práctica del deporte regular.Este libro cumple esa función, su autor a través de su fácil lectura, persigue objetivos únicamente de auto análisis, que permita sopesar aspectos relacionados con una vida plena a través del ejercicio del deporte.

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Información

Año
2017
ISBN
9788494752643
Bases bio-fisiológicas del estrés y el deporte
A lo largo de mi carrera, mi mente pocas veces ha estado preocupada. Dejaba a un lado las distracciones, centrándome solo en el juego. Lo que existía fuera de la pista, no me interesaba.
Pete Sampras.
Los bebés no tiene miedo. Eso todos lo sabemos. Cuando van creciendo y en su cerebrito se van formando los referentes el mundo, empiezan sobre los ocho o nueves meses a presentar rechazo al irse con desconocidos o les alteran bastante los ruidos fuertes. Poco después, no quieren ir solos a lugares oscuros y, cuando son un poco mayores, empiezan a darle vueltas a la muerte y aotros temas sobrenaturales. El miedo forma parte de nuestro desarrollo y, una vez más, de nuestro aprendizaje. El concepto de seguridad y la pérdida son las dos caras de la misma moneda, que con el desarrollo y la experiencia vamos afianzando de una u otra manera en nuestro cerebro adulto. Es cierto que las experiencias vitales que sucedan alrededor de esas situaciones pueden marcar nuestras inseguridades y ansiedades futuras.
Os cuento algo más.
Cuando estudias psicología del aprendizaje te hablan, y no sin razón evidentemente, de tres modelos de aprendizaje asociacionista en el ser humano.
El aprendizaje por condicionamiento clásico, el operante o respondiente y el aprendizaje vicario.
El operante es muy sencillo, aunque las combinaciones de refuerzos lo complican un poco más. Básicamente, se puede reducir a las consecuencias que son las que guían nuestro comportamiento y aprendizaje.
Ante un estímulo, el organismo (que es la persona) piensa/siente y da una respuesta (fisiológica, cognitiva, conductual) obteniendo unas consecuencias que actuarán de reforzador para la próxima vez.
Es decir, si yo de pequeño echo una carrera y me alaban, me aplauden y me siento bien, es probable que repita. Si cuento un chiste y se ríen, es fácil que repita. Si doy una respuesta ante una pregunta y me refuerzan, es probable que la próxima vez participe más activamente. Una de las leyes básicas del aprendizaje, vaya. Si por el contrario, me pongo a correr, me siento mal y me regañan o me menosprecian, la próxima carrera me lo voy a pensar mucho si repetir o no.
Es una forma de aprendizaje por asociación de estímulo básica y muy sencilla de entender. Si esto lo asociamos con un modelo de referencia visual al que quiero imitar, estamos hablando de aprendizaje visual o vicario.
Es en el aprendizaje por condicionamiento clásico donde interviene directamente la fisiología.
Seguro que muchos de ustedes habrán oído hablar del perro de Paulov, casi tan famoso o más que Laika, la primera perra astronauta.
Iván Petróvic Pávolv, premio Nobel de Medicina en 1904, buscando una respuesta fisiológica de los perros ante la comida, descubrió que estos salivaban una cantidad considerable justo antes de la presentación del alimento. Quiso medir esa misma repuesta si entre la presentación de la comida y la medida había un estímulo intermedio. Usó timbres, campanas, música de cámara y llegó a la conclusión de que una vez el animal había asociado el estímulo que se le presentaba a la comida, la sola presencia del timbre, la campana o lo que fuera,hacía al animal salivar de la misma manera que si tuviera la comida delante. El estímulo, en un principio neutro, porque no significaba nada para el perro, después de unos ensayos, acababa provocando la misma respuesta que si estuviera delante el estímulo original. Se había condicionado.
En los miedos intensos o fobias sucede más o menos lo mismo. En situaciones de una emocionalidad intensa, nuestro cuerpo, y concretamente nuestro sistema nervioso autónomo, puede quedar condicionado ante cualquier estímulo que asociemos a esa vivencia emocional intensa. Estos son los miedos irracionales a los que llamamos fobias. No interviene nuestra voluntariedad como en el aprendizaje operante o respondiente, sino nuestro sistema nervioso autónomo que se condiciona. No piensa ni calibra consecuencias, simplemente se estresa emocionalmente y esa sensación queda automáticamente condicionada al estímulo que la desencadena: un animal, insecto, persona, objeto, calle, materia, hablar en público, ciudad, competición,etc.
Hay dos formas de salir de este tipo de condicionamiento que se suelen trabajar en terapia. Una es la desensibilización sistemática que es una aproximación sucesiva al objeto, situación o sujeto que me produce esa respuesta fisiológica, asociándola con sugestión y técnicas de relajación. Y la otra, la inundación, es decir, en una situación controlada, encerrarme con ese objeto que provoca la respuesta fisiológica, aguantar hasta que se produzca una situación de habituación, evitando en todo momento una situación de escape que acrecentaría la situación de fobia o ansiedad.
El planteamiento de la terapia es curioso e interesante si dejamos de lado el tremendismo.
La ansiedad tiene un soporte biofisiológico. No puede mantenerse indefinidamente en el tiempo, por lo que al enfrentarnos al miedo puede que éste momentáneamente crezca, pero si mantenemos la situación, esa ansiedad irá decreciendo hasta recuperar niveles de normalidad. Nuestro cuerpo, si consigue recuperar el control, estará en situación de quitarse ese miedo, sobre todo si lo combinamos con técnicas de relajación y autocontrol.
Parece difícil y lo es. Enfrentarte a tus grandes miedos de manera directa es una de las experiencias vitales más duras y, en muchas ocasiones, tremendamente necesarias, para regular, aprender, equilibrar.
El sistema nervioso vegetativo está presente en la mayor parte de situaciones estresantes. Tiene mucho que ver con las emociones y el instinto de supervivencia. Si se siente atacado, reaccionará de manera automática. Tiene que garantizar que sobrevivamos y prepara todas sus defensas en un breve espacio de tiempo para utilizarlas con toda la intensidad que dispone. La musculatura se contrae, los latidos aumentan para garantizar el flujo sanguíneo, la respiración pulmonar se acelera, las pupilas se dilatan…
Toda esta respuesta lleva su gasto energético que, por ejemplo, en una competición nos puede pasar factura, antes de la prueba o durante la misma, llevándonos a una situación de pánico, o después, cuando una vez nuestro cuerpo se ha debilitado luchando para recuperar la normalidad y reevaluamos la situación, aflorando los sentimientos negativos.
Hay emociones de por medio, como hemos dicho, pero, afortunadamente, también pensamientos. Las emociones son más difíciles de regular, con respiración y relajación; los pensamientos, con entrenamiento. Yo al menos no tengo muy claro si primero van las emociones o van los pensamientos. Recuerden la situación que les comenté capítulos atrás, al intentar cruzar la calle y un auto les pasa rozando. Puede que su cuerpo se descomponga al instante y se tengan que ir a casa a meterse en la cama o puede que continúen sin mayor afección aparente y al llegar a casa comiencen a pensar en lo que les había pasado.
En cualquier caso, para estas situaciones y muchas otras, nuestros aliados deben ser los pensamientos, no las emociones.
Las emociones, como hemos visto hasta ahora, tienen mucho que decir en la activación del comportamiento motor. En la competición, están muy presentes convirtiendo ese deseo inmediato de ganar en una obligación, en una necesidad.
Esa emoción es muy necesaria, nos activa, pero se hace necesario también tenerla bajo control.
Esa energía requerida para poner en marcha acciones se le llama “arousal” y es una más que probable mezcla de impulsos, emociones y pensamientos dirigidos a conseguir un objetivo. Hay infinidad de experimentos que demuestras que un nivel bajo de “arousal” puede llegar a ser nefasto para una competición. Lo traduciríamos como un exceso de confianza, relajación o falta de actitud. Pero un exceso, al contrario de lo que podamos pensar, también puede ser malo, al menos puede disminuir claramente el rendimiento. El “arousal” está presente desde el proceso de adquisición de destrezas: al principio el aprendiz va sobrado de motivaciones y temores,pero conforme va practicando y obteniendo resultados, gana peso la motivación frente al miedo, regulando la ejecución.
Cuando la demanda de esos niveles de activación desborda la capacidad de respuesta del sujeto de una manera prolongada, aparece el estrés y la ansiedad. Estos están presentes de una manera más frecuente en competiciones individuales que grupales,...

Índice

  1. Actividad física, Equilibrio mental y Bienestar.
  2. Adaptación y Actitud.
  3. El deporte es maravilloso
  4. “Mens sana in corpore sano”, que decían nuestros abuelos.
  5. Entrenar, entrenar, entrenar???
  6. ¿Ganar a cualquier precio?
  7. El concepto equivocado del error
  8. El trabajado papel del deporte femenino
  9. Bases bio-fisiológicas del estrés y el deporte
  10. Estrés y lesiones.
  11. Personas con exceso de actividad mental y física
  12. El deporte y otras capacidades
  13. Sé feliz, haz deporte