1.1 Fresa
(Fragaria x ananassa)
{1}Rubén Ruiz A. y {2}Wilson Piedrahíta
INTRODUCCIÓN
La fresa, cuyo nombre procede del latín fragans, se encuentra difundida por todas las zonas templadas y subtropicales del mundo{1}; pertenece al género Fragaria, dentro de la familia Rosaceae, tribu Rosaceae o Potentilleae, con un número básico de cromosomas x = 7, que está formado por cerca de 20 especies que se pueden agrupar por su nivel de poliploidía en cuatro grandes categorías: diploides, tetraploides, hexaploides y octaploides{2}. La fresa es una planta conocida desde el tiempo de los romanos: autores como Cato (213-149 a. C.) y Virgilio (70-19 a. C) citaron su sabor y sus propiedades medicinales; además, existen reportes de plantaciones establecidas desde el siglo V por reyes europeos. Sin duda todas estas fresas pertenecían a la especie Fragaria vesca o fresa de los bosques, o a otras especies como F. moschata o F. viridis, propagadas probablemente por estolones silvestres trasplantados en huertos familiares para su consumo. Con el descubrimiento del nuevo continente se encontraron dos nuevas especies: una en Chile, F. chiloensis, cultivada por los indígenas mapuches del sur del país, y otra en Estados Unidos, Fragaria virginiana, que por su tamaño recibió el nombre de fresón; ambas especies fueron llevadas a Europa, donde se produjeron híbridos fortuitos entre F. virginiana y F. chiloensis, lo cual dio origen a F. ananassa Duch{1}{3}{4}. El complejo origen de la especie y la facilidad para producir los cruzamientos explican tanto la existencia de las diferentes variedades como la posibilidad de obtener varios tipos adaptados para múltiples fines y ambientes{1}. Con respecto a países productores, mundialmente el que más produce fresa es Estados Unidos, donde California genera el 75% de la producción total, y le siguen la Federación Rusa, España y Turquía. Colombia ocupa el puesto 23 en producción según la FAO; para 2007 la producción nacional estaba alrededor de las 40.000 t, siendo el departamento de Cundinamarca el mayor productor con un 60% del total nacional, seguido por los departamentos de Antioquia, Norte de Santander, Cauca y Boyacá{5}.
Tabla 1. Área, producción y rendimiento del cultivo de fresa durante los años 2006-2007.
Fuente: Chaverra et al., 2008{8}
FISIOLOGÍA Y MORFOLOGÍA
La fresa cultivada, aunque suele considerarse como especie hortícola de tipo herbáceo, es en realidad una especie leñosa y perenne por su sistema de crecimiento, dado que constantemente forma nuevos tallos que la hacen permanecer viva de manera indefinida. El tallo, comprimido en una roseta cubierta por unas hojas basales o estipulas traslapadas, es en realidad un rizoma. La corona (nombre vulgar del tallo) produce hojas en intervalos muy estrechos, flores en posición terminal y raíces en su base; además, origina en la axila de las hojas yemas o meristemos axilares, los cuales, dependiendo del estado nutricional y de las condiciones ambientales (termo-fotoperiodo), evolucionan de diferente manera: permanecen aletargadas o desarrollan estolones o escapos florales{6}. Los estolones, base de la multiplicación vegetativa de la fresa, son tallos postrados{3} que pueden, a su vez, ramificarse para producir nuevos estolones{4}. Se forman a partir de las yemas axilares de las hojas situadas en la base de la corona y, por lo general, el primer nudo es latente, pero a veces puede dar origen a otro estolón más pequeño que el primero; en el extremo del estolón se forma una roseta de hojas que, al contacto con el suelo, emite raíces y forma una nueva planta. Las plantas vigorosas pueden producir entre 10 a 15 sistemas estoloníferos, siendo una característica varietal; una planta hija es autosuficiente después de 1 a 3 semanas de vivir unida a la madre a través de los filamentos estoloníferos.
El tallo que porta la inflorescencia recibe el nombre de escapo floral, y el que soporta cada flor individual se denomina pedúnculo floral. En la inflorescencia de la fresa se puede señalar la presencia de una flor primaria, dos secundarias, cuatro terciarias y ocho cuaternarias; las flores son hermafroditas y el receptáculo floral se desarrolla y engrosa por encima del cáliz, colmándose de sustancias azucaradas y aromas perfumados, conjunto al que se le llama impropiamente fruto{3}. Las flores, además, son actinomorfas, dotadas de un involucro bracteal, con cáliz gamosépalo y pétalos blancos; la polinización suele ser alógama y entomófila.
El fruto es un poliaquenio conocido botánicamente como ‘eterio’, en el que la parte comestible es el receptáculo hipertrofiado, el cual aloja numerosos aquenios llamados erróneamente semillas dispuestos en alvéolos, cuya profundidad depende de la variedad{4}. El tamaño del fruto depende de diversos factores genéticos, fisiológicos y ambientales; además, existe una correlación positiva entre el tamaño de la flor y del fruto. Este último pertenece a la categoría de los no climatéricos, y su forma y tamaño es una característica varietal, aunque se ve influenciado por la posición en las inflorescencias y otros factores ambientales.
Las raíces de la fresa son fibrosas y poco profundas, y surgen de la corona próxima a la superficie del suelo. La mayor parte del sistema radical se desarrolla superficialmente: casi el 70% se encuentra en los primeros 15 cm del suelo.
ECOFISIOLOGÍA
En cuanto a sus etapas de desarrollo, se distinguen siete fases: el reposo vegetativo, la iniciación de la actividad vegetativa, la producción de botones verdes, la iniciación de floración, la plena floración, el fin de la floración y el final de la fructificación{4}. En Colombia tiene una adaptabilidad que fluctúa entre los 1.800 y los 3.200 msnm, con un rango de temperatura óptimo entre los 12 y 18 °C{7}. A mayor altura sobre el nivel del mar, aumenta el tamaño de la fruta, pero disminuye la producción, mientras que a menor altura se presenta la situación inversa.
Con respecto a las exigencias en suelos, la fresa crece bien en aquellos que tienen texturas sueltas, un alto contenido de materia orgánica y un pH entre 5,5 y 6,5. Es un cultivo muy sensible a la salinidad, por eso aquellos suelos con textura arcillosa deben poseer drenajes, para no ser afectado por los anegamientos; sin embargo, es impor...