Conocimiento japonés, su origen: la espada japonesa
Para comprender el éxito japonés es importante que analicemos la fuente de su conocimiento, el arte del manejo de la espada japonesa usado por el Samurái.
Samurái
Los Samurái eran guerreros aristocráticos, similares a los caballeros. Estaban anexados a un Daimyo, un noble, quien a su vez estaba vinculado al Emperador y al Shogun. Solo los Samurái tenían el derecho de portar armas.
Los Samurái eran más que simples soldados. Estaban completamente involucrados en Zen, se mantenían ocupados con caligrafía y literatura y sentían una unión genuina con el código de honor Bushido (‘do‘, camino - ‘bushi’, guerrero). Este código incluía: absoluta dedicación al Daimyo, coraje en todas las situaciones y estar siempre predispuesto a morir.
En el caso de producirse una pelea con el enemigo, cada Samurái solicitaría un contrincante apropiado, nombrando su linaje familiar, sus maestros en el arte de la lucha y los éxitos logrados. Su contendiente siempre tenía que representar un desafío.
El Camino de la Espada: Iaido
A fines del período Heian (alrededor de 800 años atrás), los Samurái que estaban en el poder (que sostuvieron por 700 años) se consagraron activamente al desarrollo personal a través de la práctica Zen. El resultado fue que el arte de la lucha no era una simple técnica de pelea, sino que tenía un alto contenido artístico, sensible y espiritual. Los Samurái se entrenaban para incrementar su Chi (Qi o energía interna) con la ayuda de la meditación y de técnicas de respiración.
La familia Yagyu, privilegiada por tener al Shogun (el rango de comando Samurái más alto) para enseñarles el arte de la pelea, hizo la diferenciación del espíritu humano entre el “espíritu original” (espíritu iluminado) y un “espíritu confundido” (uno que se deja llevar fácilmente por el egoísmo y las emociones). La finalidad básica del Camino de la Espada era desarrollar una personalidad adulta, a través de la disciplina y el aumento de la energía personal (Chi), que no pudiera ser influenciada por un “espíritu confundido”. Esta es la base del liderazgo japonés.
“Los verdaderos practicantes de iaido aspiran a la iluminación interior, la armonía, la serenidad, la pureza de espíritu y la verdad.”
El énfasis en los deportes occidentales modernos de combate está en el desarrollo de la agilidad física y la capacidad muscular del cuerpo. El Camino de la Espada japonesa fue creado para fortificar la síntesis entre la consciencia y la inconsciencia, aprendiendo a controlar las emociones tácitas.
Iaido interpreta los principios y los conceptos de Zen. Iaido es el Zen en acción. Las palabras “muga mushin” son un ejemplo de esto. Interpretadas ligeramente, “muga mushin” significa “no yo, no mente”. Los verdaderos practicantes de iaido aspiran a la iluminación interior, la armonía, la serenidad, la pureza de espíritu y la verdad. Su objetivo es alcanzar un nivel de calma espiritual, donde la adversidad antes de morir, no existe. Esta fase se denomina fudoshin.
En fudoshin, por un instante, el cuerpo y la mente se fusionan. El individuo que logra esto es el más fuerte y no puede ser dominado. Tiene que hacer uso de ese instante, porque si no lo hace, se transforma en un momento de debilidad, dando a su contrincante la ventaja de romper la defensa y dominar la situación. La meta final del practicante de iaido es lograr heijoshin. Esto es, paz mental, una mente inamovible, una forma constante y estable de ser. Para alcanzarla, se necesita una cantidad e intensidad de práctica enorme, toda una vida. El guerrero de iaido entrena su cuerpo, su espíritu, su intelecto, sus emociones y su carácter a lo largo de toda su vida. Aquel que logra heijoshin antes de morir, es una persona muy feliz.
En Occidente, creemos que una vez que alcanzamos los 35 años de edad ya no tenemos oportunidades de hacer carrera. O que alcanzados los 65 años deberíamos retirarnos a una mecedora a fumar pipa usando pantuflas. Pensamos que ya todo terminó. En Japón, una persona es considerada de mediana edad a los 60 años y la cima ocurre entre los 70 y 80 años de edad. Esto es lo natural. Si has llegado a comprender de qué se trata la vida a esa edad, estás justo a tiempo. Aún si lo logras diez minutos antes de m...