Capítulo II. “Por muchos”o “por todos”: sentido inclusivo de las expresiones ὑπὲρ πολλῶν, περὶ πολλῶν,
La tradición bíblica y magisterial, presentada en el primer capítulo, exhibe un amplio consenso acerca del alcance universal de la obra salvadora de Jesucristo. Con solo pasar la vista sobre el texto griego de los relatos de la institución de la eucaristía surgen interrogantes: ¿por qué las palabras utilizadas por los evangelistas no transmiten, a partir de una mirada inicial, el sentir universalista de la salvación como el resto de la Escritura y el magisterio sí lo hacen? ¿En el contexto o en la tradición del texto existe alguna clave hermenéutica para afrontar esta duda?
El análisis de los textos y las formas escritas será el trabajo del presente capítulo, en orden a dilucidar los elementos capaces de clarificar la reflexión sobre la universalidad de la salvación en el relato de la institución de la eucaristía; en particular, en las versiones de los Evangelios de Marcos y de Mateo.
Elementos de la Biblia hebrea en los textos de la consagración
En el relato de la cena del Señor con sus discípulos la noche antes de morir, la frase sobre al cáliz (Mc 14,24) τοῦτό ἐστιν τὸ αἷμά μου τῆς διαθήκης τὸ ἐκχυννόμενον ὑπὲρ πολλῶν (...) y les dijo: Esta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos/todos), descubre la presencia del sentido sacrificial de la acción realizada por Jesús. Se refiere a la sangre de la Alianza (del Testamento), una alusión a Ex 24,8, donde Moisés sella la alianza rociando a Israel con la sangre de los animales sacrificados; también esa frase está en relación con Is 53,12 uno de los pasajes donde se menciona al servidor sufriente1.
En su libro Jesús de Nazaret II, El papa emérito Benedicto XVI habla de Mc 14,24:
Es de una densidad teológica extraordinaria… en las pocas palabras en esa frase se entrecruzan a la vez tres textos del Antiguo Testamento, de manera que toda la historia de la salvación queda reasumida y se hace presente de nuevo. Encontramos, en primer lugar Éxodo 24,8, la estipulación de la Alianza del Sinaí; después Jeremías 31,31, la promesa de la Nueva Alianza en medio de la crisis en la historia de la Alianza… y finalmente Isaías 53,12, la promesa misteriosa del siervo de Dios que carga con el pecado de muchos, y así obtiene la salvación para ellos.2
El papa Benedicto XVI presenta más adelante a Jesús consciente del cumplimiento de la misión del servidor de Dios y la del Hijo del hombre en él (pp. 162-163). Una comprensión paralela con el numeral 608 del Catecismo Católico:
Juan Bautista vio y señaló a Jesús como el “Cordero de Dios que quita los pecados del mundo” (Jn 1,29; cfr. Jn 1,36). Manifestó así que Jesús es a la vez el Siervo doliente que se deja llevar en silencio al matadero (Is 53,7; cfr. Jr 11,19) y carga con el pecado de las multitudes (cfr. Is 53,12).
Estas alusiones implícitas en el texto de estudio hacen necesaria una revisión, aunque sea rápida, de estos textos del Primer Testamento que influencian en el relato de Mc 14,24.
La Alianza sellada con la sangre (, dam: sangre) del sacrificio: Ex 24,8
Excepto la primera persona del pronombre μου, el texto de Mateo asume una frase de la Biblia de los LXX: το αἱμα τής διαθήκης. Mateo tenía a su disposición esta fuente (la versión de los LXX) de la cual hace uso explícito e implícito, en particular del relato del Sinaí, en otras partes de su Evangelio3.
Éxodo 24, por su parte, presenta la ratificación de la Alianza, la cual con una acción litúrgica da fin a la teofanía presentada en los capítulos anteriores. Este texto posee una tradición muy antigua en la que la imagen de YHWH es la del jefe de la tribu, además contiene elementos rituales como la sangre rociada
(dam: sangre), la mención del pacto / alianza
(b
ǝrît = pacto/alianza) (v. 8) y la comida y bebida junto a YHWH (v. 11), los cuales asoman también en los relatos del Nuevo Testamento
4.
Al proclamar código de la alianza, el pueblo manifiesta su compromiso de obediencia a las palabras de YHWH, transmitidas por Moisés (v. 3), quien construye un altar de doce estelas (v. 4) y celebra sacrificios de comunión (v. 5). A continuación, se describe el ritual en el cual Moisés vierte la mitad de la sangre de los sacrificios de los animales sobre el altar (v. 6), y con la otra mitad asperja al pueblo (v. 8). Para Israel, la sangre es la vida y la sangre asperjada los une a la sangre vertida sobre el altar, signo de Dios. Con esta relación de sangre se ha creado una unión5.
(dām: sangre) pertenece al semítico común. Este término solo existe para designar dicho elemento, por lo cual su campo semántico es amplio e incluye la sangre de personas y de animales, la sangre derramada con violencia en guerras y la sangre sacrificial. Sobre esta última designación, la sangre se ve como medio expiatorio (Lv 4,5-34; 16,1.4-19) y como elemento de comunión presente en la conclusión de la alianza (Ex 24,6.8). La eficacia de la sangre no depende de un poder expiatorio inherente a sí misma, sino de la voluntad de YHWH que la ha puesto como medio de expiación (Lv17,11)
6.
La fórmula del ritual en Ex 24 le da sentido a la celebración, se prolonga a través de los años. En la alianza, los creyentes reconocen su dependencia de un Dios liberador y cercano, quien invita a ser su colaborador. En el centro está el compromiso del pueblo y su aceptación de la relación ofrecida por YHWH, la cual une al pueblo de forma íntima con su Dios.
Gracias a la relación del constructo, la expresión
(dam haberit) “la sangre del Pacto” significa “la sangre por la cual se ratifica el Pacto”. Esta lectura brinda un paralelismo mucho más cercano con la inauguración de la nueva alianza en la sangre de Cristo (Mt 26,28, 1Co 11,25). Por esa razón, cuando Jesús inaugura el nuevo pacto, él lleva a su fin el antiguo
7. La “sangre” en Mateo enfatiza al Jesús inocente, él muere por los pecadores, da la vida y, al rociar con sangre al pueblo, une al Señor con la asamblea creyente (Lv 17,14), la sangre de Jesús trae a quienes beben de un mismo caliz: el pacto iniciado por la muerte de Jesús. De esta manera, Jesús transforma por completo la fórmula de Moisés para hacer la alianza
8.
El sentido de Ex 24, cuando se usa para hablar de la aspersión con sangre efectuada por Moisés, permite leer el texto como una referencia al perdón de todo el pueblo. Esta lectura ya hacía parte de la interpretación en Israel, por la época de Esdras y Nehemías, como aparece en Ne 8. La segunda parte del libro del profeta Zacarías (9,11) remite al texto de Ex 24, cuando menciona “la sangre de tu alianza” como medio de liberación de los cautivos. El texto hace hincapié en la alianza mosaica, en el cumplimiento de las promesas del Señor9.
La afirmación de Ex 24 aparece como una lectura antigua con resonancias en textos posteriores del Primer Testamento. Estos ecos se conectan con el texto del profeta Jeremías, que menciona la
(
brît = pacto/alianza) con elementos nuevos. En la profecía de Jeremías se encuentra el paso siguiente del estudio sobre los elementos constitutivos de los relatos de la institución de la eucaristía, como consumación de la “nueva alianza”, presente, por primera vez, en la profecía de Jeremías, 31,31-34.
La Nueva Alianza ( brît = pacto/alianza), anuncio del profeta Jeremías: Jer 31,31-34
El segundo texto prototestamentario básico en la hermenéutica al relato de la institución de la eucaristía, según el papa emérito Benedicto XVI, se encuentra en la profecía de Jeremías, dedicada a la esperanza de la restauración futura o, como lo llaman los comentaristas de la Biblia de Jerusalén 2009, el libro de la consolación: Jr 30—31 (Jr 31,31-34). El único texto veterotestamentario con la expresión “Nueva Alianza” es Jeremías 31,31-34. El material de...