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Las democracias modernas en el contexto de la globalización incorporan permanentemente nuevas formas de expresión y relación entre sociedad, gobierno, administración pública y partidos políticos, a través de la socialización de eventos y acciones que se transmiten por el internet, las redes sociales y los medios masivos de comunicación. Por lo que se puede inferir que influencian, en mayor o menor grado, la formas de percepción y creación de la opinión pública, que están expuestas a estos fenómenos.
Dichos fenómeno son analizados y estudiados puntualmente por los especialistas de las diferentes regiones del mundo para comparar, explicar o incorporar conceptos en relación con los temas de interés de su entorno, ya que estos eventos generan nuevos retos en el estudio de la percepción de la acción por parte de los ciudadanos y de otras formas de realizar el quehacer político.
En la elaboración de las estrategias para las campañas de los candidatos presidenciales, los eventos ocurridos en otras latitudes no son ignorados por los estrategas porque permiten la incorporación de nuevos métodos y tácticas de éxito y constituyen una referencia. Sin embargo, la reproducción o imitación mecánica de estrategias exitosas en otros países no garantizan el triunfo.
En realidad, el punto de partida de cualquier campaña electoral es la investigación, dado que es fundamental para desarrollar el plan y estrategias durante los procesos electorales. Pero también es necesaria para dar el contexto del momento y el “humor político”, ya que de una sólida investigación se derivan las tácticas y técnicas necesarias para diseñar campañas ganadoras. La vieja tradición mexicana del “olfato e intuición política” de que hacían alarde los políticos de trayectoria, ya no es suficiente para asegurar el triunfo, porque las contiendas electorales actuales se caracterizan por la alta competitividad y el uso de métodos más avanzados.
Por ello, la investigación considera como punto de partida el análisis de fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas (foda) de los candidatos, dado que aporta una radiografía objetiva de los aspectos vulnerables y las fortalezas de su perfil. De este análisis y evaluación se pueden desarrollar estrategias para convertir las debilidades en fortalezas, las amenazas en oportunidades y así, definir las técnicas para aprovechar, explotar y capitalizar sus atributos y virtudes.
En esta etapa de la investigación, acorde con las fortalezas y debilidades del candidato, se definen las líneas fundamentales de la estrategia de las campañas electorales. En caso contrario, si la estrategia no considera el foda, estará mal diseñada y seguramente el candidato incrementará exponencialmente sus posibilidades de perder. Un buen ejemplo es el caso de la candidata del pan, Josefina Vázquez Mota, quien —como analizaremos más adelante, diseñó toda su campaña como si fuera candidata por la oposición, pues en lugar de destacar sus fortalezas, tales como los logros económicos de los gobiernos panistas y primera mujer candidata, eligió como eje de su campaña atacar al candidato del pri, Enrique Peña Nieto, con los resultados ya conocidos.
La importancia
de la investigación
Las campañas electorales presidenciales actuales están saturadas con datos de encuestas, estudios de opinión y numeralia, que adquieren sentido en la medida en que metodológicamente son consistentes para que formen parte del diseño de una campaña ganadora, pues aseguran a los estrategas de los candidatos, datos duros que deben ser considerados en las tomas de decisiones.
Por ello, la investigación es parte fundamental para el diseño de esas estrategias que construyen triunfos o son la causa principal de la derrota de sus candidatos a puestos de elección popular, en escenarios de competencia electoral. La investigación provee los instrumentos para elaborar y diseñar una estrategia adecuada, así como para dar seguimiento e identificar zonas de turbulencia durante la campaña.
Las encuestas son fotografías del instante, que varían de acuerdo con las distintas fases de la campaña, pero que una vez analizadas dan la información suficiente para desarrollar las nuevas propuestas y estrategias que serán utilizadas para mover al votante en favor del candidato.
Podemos tomar como referencia la visión tradicional de algunos políticos que de manera equívoca consideran las encuestas como una forma de medir su popularidad; pero éstas son instrumento de investigación para conocer lo que piensa la gente, sus aspiraciones, deseos, percepciones, molestias y frustraciones, y para diseñar las estrategias de campañas. Influyen en la estructuración de la campaña, en la medición de sus efectos, en la fijación de temas en la misma. Para Traugott y Lavrakas, “en las campañas electorales actuales, la elaboración y aplicación de encuestas marcan la pauta para la articulación de una estrategia, pero el adecuado diseño de un buen programa de acción, depende de la consistencia metodológica de su elaboración y aplicación”.
La investigación, a través de las encuestas, será esclarecedora para identificar temas y problemas de manera puntual, siempre y cuando no se manipulen para tratar de lograr efectos mediáticos, porque puede tener un éxito limitado en lo propagandístico y un efecto perjudicial en la medición de las percepciones del electorado en el largo plazo.
Por ello, desde el punto de vista metodológico, en la primera etapa de la campaña es más importante saber cuál es el principal problema del país desde la perspectiva de los electores y de sus preocupaciones, que saber por quién quiere votar, ya que en el proceso puede modificarse la percepción sobre un candidato y sus propuestas, pero no la manera de identificar sus problemas. Entre más completa, confiable y oportuna sea esta exploración inicial, mejores elementos y herramientas se tendrán para la correcta toma de decisiones y para la construcción de los distintos escenarios que permitirán una mej...