Capítulo 1
¿Quién soy?
“El que nace para oveja jamás será lobo.”
En mis años de gestión trabajé con personas con una motivación especial, fue un gusto haber compartido mis conocimientos y un gusto mayor en asimilar sus experiencias como propia. También trabajé con otras completamente antagónicas, personas de las que no podía comprender por qué se comportaban tan arbitrariamente, seres que sufrían por ser quienes eran y lo peor es que no hacían nada para remediarlo; esperaban que la naturaleza les brindara las soluciones; esperaban que alguien les trajera las recetas magistrales para poder arremeter contra su destino. En mi afán por ayudarlos me desesperaba, realmente perdía el tiempo, todo lo que les transmitía era borrado de un día para el otro; como si tuvieran una memoria de un par de megas y para poder respirar debían formatearla minuto a minuto.
Se quejaban por una situación determinada y cuando les preguntaba qué hacían para prevenirlo o corregirlo, se encogían de hombros mirándome como si debiera comprender su postura y el universo estuviera en su contra.
Estoy convencido de que cada uno vino a cumplir un lugar en este mundo y jamás podremos cambiar la naturaleza de una persona, no importa con qué cristal la miremos, no tenemos incidencias sobre él o ella, podemos estimularlo, pero si no está en su necesidad, ese estímulo será imperceptible por más que insistamos, responde a la naturaleza del escorpión.
La moraleja del escorpión
Cuenta la fábula, que un escorpión trata desesperadamente de alejarse de una inundación, quedando atrapado sobre una roca, sin saber nadar no podía continuar con su huida. Ya resignado por una muerte inminente, ve una rana nadando desorientada por no encontrar un camino que la dirija a una zona segura. Éste le grita desde la roca que conoce el camino donde podría salvarse, la rana desconfiada se acerca al peñón y le pide que la oriente. El escorpión trata de negociar una huida conjunta, pidiéndole que lo deje subir sobre su lomo y le iría indicando el camino. La rana que no pecaba de ingenua le dice “ni mamada, acaso creés que no te conozco, si me acerco lo suficiente no dudarías en clavarme tu aguijón”, por lo que el escorpión contesta “pero cheeeee, ni loco se me cruzaría por la cabeza hacer algo semejante, no te das cuenta que de ese modo moriría junto a ti, ahogado”. El argumento convenció a la rana y lo dejo montarse sobre su espalda. Una vez arriba emprendieron el camino hacia la zona alta; no pasaron ni diez brazadas cuando la rana sintió un pinchazo y un ardor de muerte sobre su espalda y girando su cabeza en un último suspiro le dijo, “sabandija insensata, ahora moriremos los dos”.“Lo siento, ranita, está en mi naturaleza”, fueron las últimas palabras del escorpión antes de hundirse en las profundidades del río..
Dicho de otra forma, no podemos ayudar a quien no quiere cambiar, hasta tanto no acepte sus limitaciones y sienta una necesidad profunda de modificar conductas. Si está convencido de que va por la buena senda, jamás aceptará otro camino y, si lo toma, tarde o temprano lo dejará abandonado argumentando las más variadas excusas.
Para superar un obstáculo, es necesario reconocerlo; analizarlo y trabajarlo; jamás las excusas ayudaron en el proceso; asuma su responsabilidad, por más pequeña que sea y cabalgue hasta el logro personal.
“Las excusas son las muletas
con las que caminan los fracasados por la vida.”
Siempre hay tiempo para demostrar inocencia frente a los infortunios, si acepta la responsabilidad, está generando el ambiente óptimo para su evolución. Su cerebro comienza a actuar para mejorar su próxima acción.
Cuando uno ensaya un gesto deportivo, y la fatiga comienza a envolverlo, el resultado de las repeticiones se vuelve cada vez menos alentador, pero cuando despierta al día siguiente y hace su primer intento, se sorprende de cómo responde el cuerpo, parece como si siempre lo hubiera hecho bien. Durante el sueño profundo, nuestro cerebro acomoda las ideas; recalibra gestos; las acciones; se encuentra haciendo modificaciones, acomodando datos; como si estuviera reordenando un fichero, constantemente cambiando las tarjetas de cajones, poniéndolas en un orden lógico y operativo.
Por el contrario, si ponemos excusas, estamos aceptando que el problema es ajeno a nuestra responsabilidad o posibilidad de superarlo. Como la culpa es de otro, que sea el otro quien traiga la solución.
“Cuando alguien está tranquilo
cuando el problema es grande
es porque ya tiene a quién echarle la culpa.”
Bien es cierto que cada uno carga con sus propias limitaciones, pero también es cierto que las limitaciones pueden cambiar en función de nuestras vivencias, según explican las leyes de la adaptación (un tema que abordaremos más adelante).
Podemos ajustarnos a un plan y lograr la metamorfosis que permitirá mutar en lobo.
Existen tres reglas para forzar el cambio:
1. La toma de conciencia.
2. El deseo de cambio.
3. La actitud.
“La toma de conciencia es el primer paso a la cura.”
Tomar conciencia nos posiciona en la vereda de enfrente, poder vernos desde un enfoque neutral. No siempre es grato lo que vemos, pero de este modo nos ven a nosotros; lo bueno es que al mirarnos como en un espejo, estamos viendo lo que queremos cambiar y eso nos brinda la esencia del cambio.
La segunda regla manifiesta el deseo del cambio, si no se despierta la necesidad, difícilmente se logre llegar a buen puerto.
“La motivación es el motor del patriota,
la incentivación del mercenario.”
Es una pulseada constante en los equipos de trabajo.
Nadie puede enseñar nada a nadie, solo puede sensibilizar el deseo, debe motivar para estimular el aprendizaje, debe brindar el motivo por el cual se merezca el esfuerzo.
Un antiguo proverbio zen dice:
“Cuando el alumno esté preparado, aparecerá el maestro.”
*ALUMNO. Sé un alumno. Permanece abierto y dispuesto a aprender de todos y cada uno. Ser alumno significa tener espacio interior para un nuevo saber. Cuando estás verde creces y cuando estás maduro te pudres. Cuando sepas de corazón que cada persona que encuentras en la vida tiene algo que enseñarte, podrás aprovechar al máximo lo que esta te ofrezca.
*PREPARADO. Sé un alumno...