Mariano Santiago de Jesús de la Bárcena Ramos
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Mariano Santiago de Jesús de la Bárcena Ramos

De minerales, fósiles y plantas

  1. 39 páginas
  2. Spanish
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Mariano Santiago de Jesús de la Bárcena Ramos

De minerales, fósiles y plantas

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Información del libro

Mariano Santiago de Jesús de la Bárcena Ramos fue, al igual que muchos personajes del siglo xix, un hombre multifacético que se desarrolló en un sinfín de oficios talabartero, artista, ingeniero, profesor, paleontólogo, geólogo, delegado en exposiciones industriales y científicas, director de un museo industrial y de un observatorio meteorológico, hacendado y político. Destacó a nivel internacional en geología y paleontología, al grado que sunombre fue utilizado para nombrar restos fósiles y plantas descubiertas en el siglo xix. En el presente se le han hecho homenajes por sus aportaciones en el ámbito académico, por eso su nombre lo tiene una escuela primaria, un observatorio meteorológico, una biblioteca y un premio en ciencias.

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Información

Año
2020
ISBN
9789702713159
Edición
1
Categoría
Literature

Anexo 1

Conveniencia y facilidades de hacer un ferrocarril entre las ciudades de Guadalajara y Ameca. 1881, 19 p. [BM, fondos reservados, E-V-5] [fragmentos]

por Mariano Bárcena

El Valle de Ameca, en el estado de Jalisco, es uno de los centros agrícolas de mayor importancia, tanto por la riqueza y variedad de sus producciones, como por estar situado a corta distancia de Guadalajara. Además, la posición de aquel Valle respecto de varias poblaciones y caminos, lo hacen muy importante para las transacciones comerciales.
Procuraremos explicar esas circunstancias, que apoyan la conveniencia del establecimiento de un camino de fierro entre Ameca y Guadalajara, y aunque no será posible dar a esos datos la extensión y precisión que exigen, creemos que una cita, aunque somera, bastará para el fin indicado.
En el Valle de Ameca se cultivan en grande escala la caña de azúcar y el maíz, y comienzan a cultivarse con muy buen éxito el café, el lino, el trigo y el maguey.
Grandes remisiones se hacen anualmente, a Guadalajara, de maíz, azúcar, panocha y otros productos agrícolas del Valle y de localidades cercanas.
Puede decirse que el cultivo está ahora reducido a poca extensión si se consideran todas las tierras fértiles de aquella zona, donde pueden ensancharse las plantaciones de caña, de cafetos y de lino. Cuenca del Valle con fértiles tierras regadas por el río Pingi de Ameca, que ocupa todo su talweg y puede utilizarse, tanto en los riegos como en el establecimiento de motores hidráulicos que impulsarían numerosos talleres industriales.
Lo que generalmente se llama Valle de Ameba, es una zona de forma próximamente elíptica cuyo eje mayor será de 15 leguas y el menor de 7: está dirigido de E. a O., limitado al N. por la cordillera de Ameca, al S. por la Mesa de los Ramos (p.5) y cerros de Quila, al E. por el cerro de las Navajas y otros accidentes montañosos: al O. por el Puerto del Obispo y serranías anexas.
Está es la extensión de lo que se considera como Valle de Ameca en los asuntos civiles; pero hidrográficamente hablando, es de mayor amplitud, pues debe considerarse desde el nacimiento de los ríos San Martín y Ameca hasta el punto en las corrientes del lado occidental descienden hacia otra cuenca.
Los muros montañosos que limitan al Valle en sus lados N. y S., tienen cimas de grande altura, siendo los más notables las de la Tetilla y la Labor. La Tetilla alcanza a una elevación de 2,683 metros sobre el mar y de 1,475.67 sobre la plaza de Ameca: la altura de la cumbre de la Labor es de 2,380 metros.
La elevación de esos muros montañosos, así como la naturaleza de las rocas que los forman, tienen relación con los climas del Valle y sus producciones, así como con la composición de las tierras que ocupan la cuenca. En efecto, esas paredes elevadas abrigan al Valle en una considerable extensión y puntos hay en donde no producen ningún efecto las heladas ni los fríos del invierno; por otra parte, sobre las pendientes y cañadas de las montanas existen terrenos a diversas alturas donde se pueden cultivar las plantas correspondientes a diversos climas.
Las rocas principales de las montanas son: sienita, vacía, pizarras, conglomerados feldespáticos, basalto, pórfido y tranquita.
La influencia que esas rocas tienen en la formación de los terrenos del Valle es bien notoria: los feldespáticos de la sienita y de los pórfidos se transforman en carbonatos alcalinos, arcillas y siliza gelatinosa; compuestos mineralógicos que asociados á los detritus orgánicos, forman las ricas tierras en que crecen con lozanía la caña, el maíz y las otras gramíneas que necesitan de aquella sustancia para su alimentación. Las otras rocas ceden arcillas, arenas, guijarros, etc., que van a mezclarse con las otras tierras para formar terrenos convenientemente mejorados.
Hacia la parte central del Valle, la tierra vegetal alcanza espesores muy notables, sobre todo cerca del talweg por donde pasa el río.
Las fincas principales donde se cultiva caña son: Santa María, Buenavista, San Rafael, Higuera, San Miguel, Cruz, Pareja, Jayamitla, Jocote, Tecoloquexpan y D. Martín: el café se cultiva en Santa María y otros lugares: el maíz en casi todo el Valle, especialmente en los terrenos del Cabezón, donde esa planta se da con una sorprendente lozanía. Deben considerarse igualmente en esa región, la hacienda de la Sauceda y otras fincas en que se cultiva la caña con muy buen éxito, por el rumbo de Cocula.
No son únicamente las producciones agrícolas las que aprovechan las fincas que se hallan en aquel Valle, sino también los productos de los bosques y las crías de ganados vacuno y caballar.
Para dar una idea de la vegetación de aquella comarca, citaremos algunas de las plantas que caracterizan las diversas regiones climatéricas del Valle y de las montañas.
En las tierras bajas donde se cultivan la caña y el maíz, crece abundantemente el pasto, formado por varias gramíneas, especialmente de género Triticum; como los arbustos más comunes, deben citarse el cuatante (Mimosa púdica), el jaral blanco (Broteroa) y el amarillo (Lthrum flavum): los árboles característicos de esa región son los mezquites (Prppis dulcis) y los huamúchiles (isa unuiscai).
Sobre las pendientes de las montañas, hasta una altura de 5000 metros sobre el Valle, abundan las mimosas arborescentes y las cacteas del género Cereus. Pasada esa zona, comienza la región de los pinos y de las encinas, comprendiendo varias especies de los géneros Pinus Abies y Quercus.
La cita de las plantas características de esas ...

Índice

  1. Cubierta
  2. Portada
  3. Créditos
  4. Mariano Santiago de Jesús de la Bárcena Ramos
  5. Notas al pie
  6. Bibliografía
  7. Anexo 1