Sobre la Universidad
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Sobre la Universidad

Escritos universitarios

  1. 254 páginas
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Escritos universitarios

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La presente obra condensa una serie de ensayos, reflexiones y transcripciones de discursos que el filósofo, escritor y teólogo jesuita Ignacio Ellacuría enunció en torno al tema de la universidad. Situados en el contexto de la Guerra Civil salvadoreña, entre 1970 y 1989, estos escritos postulan la importancia del rol que desempeña la institución universitaria, refiriéndose específicamente a la Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas" (UCA). La crítica del filósofo se encamina a la misión que debe practicar la universidad: que su labor sea una contribución a la transformación social, que emprenda una lucha por el cambio estructural de una sociedad visiblemente injusta y excluyente. Para ello, el autor enfatiza que esta postura debe contar con una inclinación y servicio hacia los más desfavorecidos por el sistema vigente. Se trata, pues, de un quehacer universitario historizado, comprometido con la realidad del pueblo salvadoreño, y que para ello trasciende los intereses económicos o académicos individuales de estudiantes, docentes, investigadores y autoridades institucionales.

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Información

Año
2019
ISBN
9789929543157
Edición
1
Categoría
Education
Funciones fundamentales de la universidad y su operativización
Texto publicado en Planteamiento universitario 1989 (17) (pp. 45-129). Este documento es el resultado de un proceso de reflexión y de reuniones de consulta sobre el papel de la Universidad Centroamericana «José Simeón Cañas». En él participaron las autoridades de la universidad, así como un selecto grupo de miembros de la misma. El proceso tuvo lugar entre los meses de abril y mayo de 1978. Ahora bien, el documento final es de Ellacuría. Entre sus papeles se encontró el original, fechado en noviembre de ese año.
La Universidad Centroamericana «José Simeón Cañas» (UCA) ha intentado desde sus comienzos conformar su identidad y sus funciones conforme a las exigencias de la realidad salvadoreña. Ha ido logrando así una identidad propia como universidad que la distingue, en la teoría y en la práctica, de otras universidades. En este sentido, puede hablarse de pretender ser una universidad distinta, no porque quiera diferenciarse de las demás, sino porque busca definir su estructura universitaria desde lo que ha concebido como su carisma propio, desde lo que la realidad le va exigiendo y enseñando día a día. La autodefinición alcanzada, siempre abierta a nuevas y progresivas actualizaciones, se ha debido fundamentalmente a la experiencia histórica de la realidad social salvadoreña y a la exigencia ética de trabajar para su transformación. Experimentada esa realidad como injusta e irracional, la exigencia ética impulsa a la universidad a trabajar en favor de aquellos cambios que propicien una realidad más justa y racional. Esto lo pretende hacer universitariamente y con inspiración cristiana.
Antes de entrar en la redefinición de las funciones y de los modos como la UCA pretende desarrollar históricamente su identidad universitaria, conviene sintetizar y actualizar los rasgos fundamentales de esa identidad. Varios y conocidos son los documentos en que la universidad ha explicado cómo se entiende a sí misma. En este nuevo documento reasumiremos los anteriores para explicitar un poco más detalladamente las funciones universitarias y su operativización en las actuales circunstancias.
Entendido el carisma de la UCA no solo como la capacidad para realizar una determinada tarea social, sino como el ideal que impulsa a incrementar o modificar esa capacidad, conviene aclarar algunas de las características de ese carisma.
1. La identidad propia de la UCA
La UCA busca ser una respuesta institucional universitaria a la realidad histórica del país, enfocada históricamente desde una perspectiva ética como realidad injusta e irracional que debe ser transformada. Parte, por lo tanto, de una finalidad: la de contribuir al cambio social del país. Lo hace universitariamente y tipifica esta modalidad universitaria con la inspiración cristiana.
1.1. Para el cambio social
La UCA pretende el cambio social y es el cambio social el que configura su modo de ser universidad. En y ante una situación real de opresión estructural de la mayoría del pueblo salvadoreño, la UCA debe buscar, ofrecer y apoyar universitariamente los procesos que propicien una convivencia más justa, libre y solidaria en El Salvador y Centroamérica.
Esto supone una politización o, más exactamente, una historización de la actividad universitaria. No necesariamente en cada una de las disciplinas y por cada uno de sus profesores, pero sí en la universidad como un todo, que reorienta y da sentido último a sus partes, en busca del cambio social. La politización o historización de la actividad universitaria no implica, en modo alguno, el abandono de lo universitario en favor de lo político, sino tan solo una mejor orientación de lo universitario. No se pretende el cultivo del saber por el saber o la formación de profesionales en y por sí misma, sino el cultivo de la realidad nacional y la formación de aquellos que puedan contribuir a que la realidad nacional sea mejor, más justa y racional.
La UCA no puede ignorar las relaciones de poder de la sociedad actual. Su opción por una sociedad nueva provoca la reacción violenta de quienes quieren conservar la estructuración de la actual. La UCA no busca el conflicto ni la lucha por sí mismos; sin embargo, está consciente de que no hay cambio social sin una cierta dosis de conflictividad. Está inmersa y no puede escapar a una realidad social polémica, conflictiva y extremadamente desigual. Al querer convertirse en fuerza social y en fuerza social a favor del cambio, se verá sometida a las tensiones sociales no solo de quienes no quieren el cambio, sino también de quienes conciben el cambio de forma simplista. No solo ha de tenerse convicción en favor del cambio, sino también claridad sobre las posibilidades procesuales del mismo.
El cambio hacia una mayor justicia, libertad y solidaridad, exigido éticamente por la situación social salvadoreña, depende de condiciones objetivas, que no están en nuestras manos. De ahí la tensión que la UCA tendrá que vivir entre claridad y decisión por el cambio éticamente necesario de la sociedad salvadoreña, su compromiso operativo en la continua búsqueda y oferta de soluciones, que hagan posible ese cambio necesario, y el realismo sobre las limitadas posibilidades políticas de lo que objetivamente se puede y debe realizar en cada momento histórico.
La UCA no es para sí misma ni para sus miembros. Su acento no está dentro de sí, ni en sus estudiantes, ni en sus profesores, ni en sus autoridades. Es para el pueblo salvadoreño, y este debe ser el centro y la orientación última de su actividad. Más específicamente aún, el pueblo mayoritario que sufre condiciones inhumanas y las sufre injustamente, en virtud de unas estructuras que deben ser transformadas. Esto hace que la labor de la UCA se oriente decididamente a la proyección social, aunque entienda esa proyección primordialmente en términos estructurales. Su intervención en la realidad nacional debe ir orientada hacia aquellos momentos estructurales que la constituyen y no tanto hacia sucesos más coyunturales, por muy llamativos que puedan parecer de momento.
1.2. Universitariamente
La UCA es una universidad, de modo que todo su ser y su actividad deben ser configurados universitariamente. Aunque se entienda a sí misma en función del cambio social, quiere contribuir a la configuración estructural de la convivencia social y toma partido por la causa del sector mayoritario –el sector oprimido– de la sociedad, lo quiere hacer como universidad.
Ciertamente, el concepto de universidad es un concepto histórico, pues se refiere a una realidad que debe dar respuestas reales, en situaciones muy distintas. Pero no es un concepto vacío, dentro del cual quepa cualquier tipo de actividad. La tradición histórica de las universidades y su propia estructura formal indican suficientemente algunos límites universales, fuera de los cuales ya no cabe hablar de universidad. La universidad es un concepto universal histórico, lejos de toda fijeza unívoca, pero también lejos de una absoluta equivocidad. Aunque en la descripción de las funciones se podrá concretar más este carácter universitario, desde un principio debe subrayarse su necesidad, que permite descalificar como no universitarias actividades puramente políticas. La UCA no es ni puede ser una organización directamente política, en el sentido en que lo son un partido u otras organizaciones, que buscan el poder político para conformar desde él un orden social. No puede ser tampoco un reducto desde el que partidos políticos u organizaciones políticas desarrollen la actividad política que les es propia.
Este carácter universitario lo ha descrito la UCA, cuando se ha referido a sí misma como conciencia crítica y creadora de la realidad salvadoreña, entendiendo conciencia como un saber científico sobre y a partir de la propia realidad. Es obvio que la universidad tiene que ver con la ciencia, como forma específica de racionalidad. Pero esa ciencia quiere estar dirigida a conseguir un saber consciente sobre el pueblo, su realidad y sus problemas, que sea al mismo tiempo un saber útil para que ese mismo pueblo pueda caminar hacia su liberación. La UCA, críticamente, debe descubrir las causas y condiciones sociales que han producido y mantienen la actual situación de opresión del pueblo salvadoreño y, creativamente, debe encontrar y ofrecer ideas, modelos teóricos y técnicas, cuya realización histórica concreta pueda propiciar la existencia de estructuras más humanas y humanizadoras. A otras fuerzas sociales tocará, sin embargo, esa realización histórica concreta, ligadas a conflictos de intereses y relaciones de poder.
Obviamente, no todas y cada una de las disciplinas, no todas y cada una de las actividades universitarias, pueden referirse del mismo modo y con la misma inmediatez al objetivo general y último de contribuir universitariamente al mejoramiento de la realidad nacional. Precisamente, el carácter de universidad, con lo que tiene de pluralidad y diferencia de saberes, con lo que tiene de exigencias técnicas, metodológicas e instrumentales, hace imposible que cada uno de los quehaceres universitarios pueda ni deba dirigirse a transformar la realidad social. Los principios aquí enunciados se refieren a la universidad como un todo, que no podrá desarrollar universitariamente su misión más que respetando la pluralidad de funciones, que son propias de cada área específica. No por ello contribuyen menos a esa orientación aquellas partes del todo, cuyo objetivo inmediato parezca muy alejado de lo que podría ser una intervención inmediata en la realidad nacional. Las partes son necesarias para que haya universidad y para que esta proceda universitariamente; son partes sin las que el todo no puede ser lo que debe ser. Pero, a su vez, es el todo el que estructura unitariamente las partes y quien les da su realidad y su sentido último. Por ello, no solo las disciplinas técnicas, que son tan necesarias para la transformación real y material del país, sino los saberes «puros» y las técnicas metodológicas e instrumentales tienen plena cabida en esta concepción de la universidad para el cambio social. No verlo así sería una gran miopía universitaria, que convertiría la misión histórica y política de la universidad en algo irrelevante incluso desde el plano político.
En este sentido, la estructura misma de la universidad no solo permite un pluralismo, sino que lo exige. Este pluralismo no supone que hayan de admitirse dentro de ella corrientes, cuyo intento fuera destruir la esencia misma de la universidad o el modo fundamental como la UCA se entiende a sí misma. Los que entran en ella deben saber claramente a dónde y a qué entran. Ese pluralismo permite incluso la colaboración de quienes se ciñen a cumplir con el encargo parcial que les ha sido dado, aunque no estén positivamente entusiasmados con los objetivos últimos de la universidad. Permite también la libertad académica que discute críticamente la manera mejor de alcanzar los objetivos generales. Los únicos límites son el carácter universitario de la institución y el modo fundamental por el que la UCA ha optado dentro del contexto histórico salvadoreño.
1.3. Inspiración cristiana
La UCA fue fundada y orientada desde una inspiración cristiana. El pueblo la llama universidad católica. Esto no significa que lo sea jurídicamente, porque no depende ni legal ni administrativa, ni económica ni académicamente, de la autoridad eclesiástica, sino que es legal, administrativa, económica y académicamente autónoma. No obliga tampoco a pertenecer a determinada confesión religiosa, ni siquiera a forma de religiosidad alguna. Invita tan solo a realizar la labor universitaria desde lo que son los valores cristianos. Algunos de ellos, que tienen más relación con el trabajo universitario en nuestra situación, son los siguientes.
La fe cristiana reconoce la historia como el proceso en el que se realiza la revelación de Dios y la salvación de los hombres, mediante la construcción de una comunidad cimentada en la justicia, la libertad y el amor solidario entre los hombres. Al abrir esta historia a la trascendencia, la inspiración cristiana da lugar a toda realización humana concreta, pero se vuelve crítica de todo intento por absolutizarla.
La inspiración cristiana impulsa a una lucha contra las estructuras opresoras, en la medida en que impiden la realización de una comunidad humana en la justicia y en la libertad a las que se aspira. Estas estructuras son fundamentalmente sociales, pero las personas y los conjuntos de personas están, a su vez, estructuralmente ligadas con ellas.
La fe cristiana, aunque busca la salvación de todo el hombre y de todos los hombres, trabaja por ella desde el pobre y el oprimido. La fe cristiana reconoce al pueblo como el lugar privilegiado desde el cual realizar su misión. Este aspecto resulta particularmente importante en este momento, en que la UCA cobra conciencia de que su misión no puede ser solamente un servicio al pueblo, sino de una manera más peculiar, y en la medida de lo posible, un servicio desde el pueblo. Esto no significa que la universidad deje de serlo, como si la forma de que el pueblo se convierta en sujeto operante consistiera en su presencia física dentro de las aulas universitarias. La estructura social salvadoreña hace del estamento universitario una franja mínima y elitista, cuya popularización no consiste en una ampliación. Significa que la universidad se configure lo más posible según las exigencias reales de lo que son las mayorías populares. El testimonio más explícito de la inspiración cristiana de la UCA será el ponerse realmente al servicio del pueblo, de modo que en ese servicio se deje orientar por el mismo pueblo oprimido. Esto la hará ver y denunciar lo que de pecado hay en nuestra realidad, la impulsará a crear modelos que históricamente correspondan mejor al reino de Dios y la hará desarrollar actitudes típicamente cristianas, como son la esperanza operativa, la pasión por la justicia, la entrega generosa a los demás, el repudio de los medios violentos, etc.
Un mundo histórico configurado por antivalores cristianos no podrá menos que ver en esta posición un desafío a sus intereses egoístas. De ahí que la inspiración cristiana pueda llegar a causar, con toda probabilidad, dificultades y persecuciones por parte de quienes no están en favor del cambio social requerido. No es esto algo que la UCA debe buscar, pero es algo que debe prepararse a soportar.
Con inspiración cristiana, universitariamente, para el cambio social: son las tres características que expresan el carisma de la UCA. No son tres características estáticas, sino dinámicas, algo que se ha ido constituyendo a lo largo de su experiencia histórica y algo que debe ir mejorando. No son tampoco tres características ideales o teóricas; aun estando lejos nuestra práctica cotidiana de lo que aquí se propone, el intento es sincero y algunas de las realizaciones obtenidas son su mejor comprobación.
En este intento de dinamizar el carisma y de buscar cauces reales para su mejor desarrollo, a continuación haremos una revisión de las funciones fundamentales de la UCA, en orden a operativizarlas conforme a ese carisma y conforme a la altura de nuestra experiencia histórica actual.
2. Funciones fundamentales de la UCA en la situación salvadoreña
La UCA realiza su misión a través de tres funciones: la proyección social, la investigación y la docencia. Aun cuando estas tres funciones se realicen a través de mecanismos peculiares de cada una, que las distinguen entre sí, las tres funciones se interrelacionan y tienen una última finalidad única, que no es otra que la incidencia real y eficaz de la UCA, en orden al cambio social de la sociedad. Pero estas funciones, aunque relacionadas entre sí, tienen entre sí una perfecta estructura: aunque la docencia es la base material que condiciona a las otras dos, es la proyección social la que debe dirigir la investigación y la docencia, y es la investigación la que debe iluminar lo que deben ser la proyección social y la docencia.
2.1. La proyección social
2.1.1. ¿Qué se entiende por proyección social?
La proyección social no se confunde con aquella finalidad última de toda la universidad, que se ha definido como «cambio social». El cambio social debe ser pretendido tanto por la docencia y la investigación como por la proyección, que deben conformarse de tal modo que sean lo más eficaces para ese cambio. La proyección social es una función, a través de la cual se pretende conseguir aquella finalidad última. Supone un conjunto de actividades peculiares, que inciden directamente sobre la sociedad y pretenden positiva y exclusivamente ese cambio. La docencia, por ejemplo, pretende formar a los alumnos, los cuales después intervendrán en la marcha de la sociedad conforme a su voluntad y condicionados por otros condicionamientos profesionalizantes de su quehacer. La investigación, a su vez, procura directamente encontrar algo, que tiene un valor en sí, pero que puede ser utilizado de distintas formas. La proyección social, en cambio, procura poner a la universidad como totalidad, aunque a través de sus partes, en relación directa con las fuerzas y los procesos sociales, en la línea del deseado cambio social. Su destinatario inmediato es la sociedad, sea en su conjunto, sea en algunos de sus sectores más determinantes.
Esta incidencia la lleva a cabo la UCA a través de la «cultura», entendida esta como cultivo activo, racional y científico de la realidad. Se operativiza en la creación, modificación y configuración de la conciencia colectiva, en su dimensión estructural totalizante o en dimensiones estructurales parciales. Esa conciencia colectiva supone un conjunto de aproximaciones a la realidad, de saberes, de valores, etc., que pretenden ser interpretación correcta de nuestra sociedad, a la par que dinamismo «cultivado» para su transformación. A través de esa conciencia colectiva, en cuanto configuradora de conciencias grupales o individuales, se llega a tomar conciencia refleja de la inmoral e irracional situación del país, de la e...

Índice

  1. Prólogo - Rolando Alvarado, S. J.
  2. Discurso de la Universidad Centroamericana «José Simeón Cañas» en la firma del contrato con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)
  3. La Ley Orgánica de la Universidad de El Salvador
  4. Diez años después, ¿es posible una universidad distinta?
  5. Una universidad centroamericana para El Salvador
  6. Funciones fundamentales de la universidad y su operativización
  7. Universidad y política
  8. Universidad, derechos humanos y mayorías populares
  9. Discurso de graduación en la Universidad de Santa Clara
  10. La UCA ante el doctorado concedido a monseñor Romero
  11. Veinte años de servicio al pueblo salvadoreño
  12. Los retos del país a la UCA en su vigésimo aniversario
  13. Hacia un desarrollo liberador de los pueblos
  14. La inspiración cristiana de la UCA en la docencia
  15. El desafío de las mayorías populares
  16. Discurso a la primera graduación de los veinticinco años - Ignacio Ellacuría
  17. Carta de Ignacio Ellacuría al ministro de la presidencia de El Salvador, coronel Juan Antonio Martínez Varela