Restaurantes
La fama gastronómica de Oporto es sólida. Ningún visitante debería dejar de probar su plato típico, las tripas à moda do Porto o, en una comida más suave, la célebre francesinha. La variedad es grande, a la que hay que añadir la oferta de marisco y pescado fresco de la vecina ciudad de Matosinhos.
Para la mayoría de los viajeros conocer la cocina de los sitios que se visitan es uno de los placeres fundamentales en sus viajes y en Oporto existen muchos y buenos restaurantes para satisfacer el agradable pecadillo de la gula.
El norte de Portugal tiene fama de ser una región donde se come muy bien, fama que viene de antaño, y Oporto no es una excepción. Esta ciudad ofrece una gastronomía muy rica y variada gracias a la influencia de las diversas regiones que aquí confluyen, sobre todo del Miño, Alto Duero y Tras-os-Montes, y a la cercanía del mar y de sus sabrosos productos, que llegan a los mercados de la ciudad diariamente. Sin embargo, el plato que dio nombre a los tripeiros, es decir, las tripas a la moda de Porto, es una consecuencia directa de la historia, según reza la leyenda.
Cuenta la tradición que, cuando se abastecían las naves que partieron a la conquista de Ceuta, los portuenses mataron una gran cantidad de animales y, con las tripas de los mismos, los habitantes inventaron un plato al que añadieron alubias blancas, embutidos, mano de ternera y un condimento especial al que se le conoce también por el nombre de puxado (‘muy fuerte’). Las tripas a la moda de Porto quizá parezcan, a primera vista, algo desagradables, pero, tras vencer la repugnancia inicial, hay que probarlas.
Las tripas sólo tienen comparación con otro de los platos más famosos y conocidos de la región, la francesinha, que es una tostada hecha con longaniza, carne y queso, todo ello cubierto con una salsa bastante fuerte que, a mitad del siglo XX, pasó a formar parte de las costumbres gastronómicas de los tripeiros. Quizá no sea apta para todos los paladares, pero conviene degustarla para poder apreciarla.
No menos importantes son los excelentes pescados y mariscos frescos que ofrecen sus restaurantes, si bien la vecina Matosinhos esté conquistando poco a poco una gran clientela, debido a su cercanía al puerto de Leixões. El bacalao a la brasa, el caldo verde, las pataniscas de bacalao (bacalao rebozado), el bacalao a la Gomes de Sá y los rojões (trozos de cerdo frito) son algunas de las numerosas opciones para quienes deseen no sólo conocer la ciudad, sino también su gastronomía.
Todavía se encuentran pequeños restaurantes en Oporto, aunque ya casi en vías de extinción, donde sirven algunos buenos bocados, como una variedad más ligera de rojões, higadillos de gallina y punheta de bacala...