Fontanelle es una pequeña localidad de la campiña bresciana, en el norte de Italia, donde la Virgen se apareció a Pierina Gilli en 1966, bendiciendo una fuente de agua limpia que los peregrinos provenientes de todo el mundo – en especial de Alemania y Latinoamérica, pero también de China, Sri Lanca e India – consideran milagrosa.Aquí la Virgen se apareció cuatro veces en fechas importantes para la liturgia de la Iglesia: el Domingo in Albis; el 13 de mayo, fiesta de Nuestra Señora de Fátima; las fiestas del Corpus Christi y de la Transfiguración. La Virgen pidió la conversión de los corazones y prometió también la salud corporal a quienes se acercaran a la fuente con fe. Se presentó con los nombres de Rosa Mística y de Madre de la Iglesia, asociando estos títulos a su papel de mediadora entre Dios, su Hijo Jesús y los hombres.Veinte años antes Rosa Mística se había ya aparecido varias veces a la vidente en la cercana Montichiari. Este primer ciclo de apariciones iba dirigido de modo especial a los consagrados, y la Virgen se había mostrado muy entristecida por los que abandonan o traicionan la vocación.Durante toda su vida Pierina Gilli (1911-1991) gozó de la compañía de Rosa Mística, en varias ocasiones acompañada por santa Maria Crocifissa Di Rosa, fundadora de las Siervas de la Caridad de Brescia, y por Jacinta y Francisco, los pastorcillos de Fátima que marcharon al cielo de niños poco después de las apariciones de 1917.Una relación no casual: en las manifestaciones de Montichiari y Fontanelle la Virgen se refirió explícitamente a Fátima, precisando que a Portugal había ido para reconducir a los hombre a Dios pidiendo la consagración a su Corazón Inmaculado, a Bonate (en la provincia italiana de Bérgamo, donde se apareció a Adelaide Rocalli) para manifestar su proyecto sobre las familias, y aquí a Brescia para los consagrados. Este libro, presentado y preparado por Rosanna Brichetti Messori y Riccardo Caniato, está construido en torno a un manuscrito inédito de Mons. Enrico R. Galbiati que, además de contar los acontecimientos de Fontanelle y Motichiari, esplica por qué a su juicio hay que considerarlos de origen sobrenatural. Aportaciones de Vittorio Messori, fratel Ettore Boschini y René Laurentin – de quien Galbiati recibió el impulso decisivo para su investigación – completan el volumen.
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Las apariciones en Montichiari y Fontanelle historia, mensajes, devoción
Rosanna Brichetti Messori
y Riccardo Caniato
Aportaciones de
Fratel Ettore
Vittorio Messori
René Laurentin
NOTA A LA PRESENTE EDICIÓN
Fundación Rosa Mística Fontanelle
El libro que presentamos salió por vez primera en su forma actual en 2008. Desde entonces han ocurrido hechos importantes en relación a Fontanelle de Montichiari, que es justo que los lectores diseminados por el mundo entero conozcan.
En primer lugar, en 2013 el Obispo de Brescia, Mons. Luciano Munari, aun confirmando lo que había decidido la Congregación para la Doctrina de la Fe, es decir que en el momento actual no consta el carácter sobrenatural de los hechos, reafirmaba la licitud del culto a María Rosa Mística y Madre de la Iglesia – ya reconocida en 2001 por su predecesor Mons. Giulio Suanguineti – y dictaba las condiciones.
Esta decisión ha traído frutos espirituales muy importantes.
Primero, ha permitido a los peregrinos, que no han cesado de acudir a este lugar, cada vez más numerosos, desde Italia y del extranjero, encontrar plena acogida y asistencia. Y por tanto la posibilidad non sólo de rezar sino también – cosa fundamental y muy grata a María – de recibir el sacramento de la Penitencia y el de la Eucaristía.
Segundo, la sensibilidad pastoral del Obispo y de su delegado ha consentido absorber sin traumas, manteniéndola viva, la tradición de oración que durante más de sesenta años se había ido formando según el espíritu de María Rosa Mística y Madre de la Iglesia.
Tercero, esta normalización ha promovido, y a la vez está aclarando y facilitando, las relaciones entre el lugar donde todo tuvo históricamente comienzo y las demás localidades del nundo – que como este libro documenta son muchísimas – donde se ha difundido de manera autónoma el culto a María Rosa Mística Madre de la Iglesia. Con consecuencas que el futuro demostrará relevantes, como se ha podido comprender en dos congresos internacionales de estudio sobre Rosa Mística organizados en 2011 en Bogotá y en 2013 en Panamá, con la presencia de delegados provenientes de varios continentes, incluso de India y Guinea Ecuadorial.
En fin, ha permitido unificar, con la creación de la Fundación Rosa Mística Fontanelle, con la cual se ha fundido la asociación civil del mismo nombre, las variadas iniciativas que antes dependían de organismos diferentes. Esta fundación de culto y de religión tiene como encargo principal la gestión de los lugares de culto, vigilando sobre ellos. Pero, cosa aún más importante, prosigue el archivo y el estudio de todo lo relacionado con la devoción y los testimonios que han hecho y hacen de Fontanelle un lugar de oración y de culto. Esto significa que, mientras se honra y se reza a Rosa Mística Madre de la Iglesia, invocando su materna intercesión, no se deja de indagar sobre el pasato y sus frutos presentes y futuros para evidenciar cada vez mejor la verdad histórica y su importancia espiritual. Plena obediencia a la autoridad de la Iglesia no significa cerrazón al soplo del Espíritu, dondequiera que nos lleve.
Para ofrecer una contribución en esta línea, la Fundación ha querido reeditar el presente libro en varias lenguas, de manera que sea un instruimento más eficaz.
Este texto no puede sino ayudar a la causa de Rosa Mística, y más en general a la devoción mariana de siempre, porque es fruto serio y documentado de una de las figuras más representativas de la Iglesia ambrosiana y uno de mos mayores estudiosos de la Biblia del siglo pasado, Mons. Enrico Rodolfo Galbiati (1914-2014). Este conoció de cerca los acontecimientos de Montichiari y Fontanelle, como el lector podrá verificar, los examinó y dio testimonio con toda la fe y la competencia profesional que lo caracterizaban. Por esta razón esta obra se impone como un documento imprescindibile para todo estudio serio.
Como en la edición de 2008, el testo de Galbiati va acompañado por otras aportaciones sobre los acontecimientos, menores pero igualmente preciosas porque, teniendo por autores a expertos en la materia, contribuyen también a arrojar luz sobre la constante y premurosa acción de María santísima en el corazón del creyente.
¡Que María Rosa Mística y Madre de la Iglesia nos bendiga!
Fundación Rosa Mística Fontanelle
INTRODUCCIÓN
Rosanna Brichetti Messori & Riccardo Caniato
Los hechos, brevemente
Hay un lugar en Lombardía, en la provincia de Brescia, cuya fama está aumentando constantemente en todo el mundo. Un lugar pequeño. Un puñado de edificios modestos, inmersos en la llanura entre prados y campos de maíz. Un hermoso sitio pero sin nada clamoroso, que desde luego no puede ser llamado meta turística. Ni siquiera cuenta con ninguna obra de arte que justifique la presencia continua y siempre creciente de personas que llegan en todo medio de transporte, en los limpios días de primavera como en el calor del verano, en la brumas de otoño y en las heladas de invierno.
¿Por qué, entonces? Ese lugar ha sido testigo de acontecimientos extraordinarios, de los que lleva la señal y conserva el secreto. Hechos capaces de llegar hondo en el corazón de la gente y de moverlo a la ternura y a la confianza. Aquel lugar, se cree – y lo creen cada vez más fieles con mucho fruto –, ha visto a María. La primera vez fue el 17 de abril del 1966, Domingo : la Virgen bajaba por una pequeña y destartalada escalera de piedra. En ese lugar ella se acercó a una fuente y la tocó con su mano bendita asegurando que se convertiría, a causa de la benevolencia divina y de su intercesión maternal, en «fuente de misericordia y gracia» que sanaría el cuerpo y el corazón de muchas personas.
Pero aquel Domingo in Albis, justo el mismo domingo que años después, por una extraña «coincidencia», movido por las visiones de sor Faustina Kowalska, Juan Pablo II habría proclamado día de la Divina Misericordia, aquel domingo, se decía, era solamente la parte visible, la punta del iceberg. Fue precedido y seguido por una serie de manifestaciones marianas extraordinarias a una mujer, Pierina Gilli.
Todo empezó en 1944, cuando a Pierina, postulante en las Siervas de la Caridad de Brescia y en estado de coma por la meningitis, se le apareció la fundadora de la orden, la Beata Maria Crocifissa Di Rosa, y la hizo despertar curada. Una protección, ésta, que también después continuaría manifestándose. La Beata Crocifissa – en 1954 proclamada santa por el Papa Pacelli –, será en cierto sentido la guía, la intérprete de Pierina en las primeras apariciones marianas, comenzadas el 24 de noviembre de 1946 en el hospital de Montichiari, donde Pierina era auxiliar; y continuará estando a su lado después en muchos momentos difíciles que acompañarán su vida. A esa primera aparición seguirán otras seis – dos todavía en el hospital y cuatro en el duomo de Montichiari – hasta el 8 de diciembre de 1947. Constituyen el primer ciclo de manifestaciones marianas.
María, Rosa Mística, así querrá ser llamada en Montichiari, aclarará en sus mensajes que ha venido especialmente para renovar la fe y la coherencia de los consagrados, de los sacerdotes y religiosos que muy a menudo no se comportan según la vocación que han recibido. Les propone, por medio de Pierina, una devoción más ferviente y renovada en ella, «Rosa Mística», «Madre de Jesús y Madre de la Iglesia», que los remueva y convierta, transformando sus corazones a imagen de su Hijo. Apareciéndose, María se relaciona expresamente a otras manifestaciones suyas en Fátima y Ghiaie di Bonate, e insiste en que su mensaje llegue hasta el Papa, que por aquellos tiempos es Pio XII.
No era fácil comprender en aquel momento, en una época en que la cristiandad parecía resistir sin problemas, cuánta verdad había en las palabras de María acerca de la traición de los «consagrados». Por lo que nosotros sabemos, empezó veinte años después, de forma masiva. Lo cierto es que Pierina fue creída y aceptada por muchos, pero no por aquellos que hubieran podido abrir oficialmente el camino a los mensajes marianos.
Así, entre muchos sufrimientos por parte de la vidente, obstáculos de todo tipo, pero también ayuda y apoyo de algunos sacerdotes, religiosos y laicos, las cosas continuaron: durante años Pierina siguió teniendo revelaciones privadas de María, pero también visitas de Jesús, ángeles y santos, como los pequeños Giacinta y Francesco de Fátima. Rosa Mística fue preparando a Pierina para otras apariciones públicas, esta vez en un lugar en el campo, cerca de Montichiari, donde brotaban unas fuentes, y que por eso se llamaba Le Fontanelle.
Estas apariciones fueron cuatro y todas en días muy importantes desde el punto de vista litúrgico. La primera, lo hemos visto, el 17 de abril del 1966, que aquel año era el Domingo in Albis; la segunda el 13 de mayo, aniversario de Fátima; la tercera el 9 de junio, solemnidad del Corpus Christi; la cuarta y última el 6 de agosto, fiesta de la Trasfiguración. María, presentándose siempre como Rosa Mística y Madre de la Iglesia y refiriéndose a las apariciones del 1947, se dirige con sus mensajes a todos los creyentes. La primera vez toca la fuente con su mano bendita y explica qué gran regalo es. Después, poco a poco guía la atención de la vidente hacia muchos aspectos de la fe, a partir del amor de Dios, del gran don de la Eucaristía, de la necesidad de la oración, del sacrificio, de la penitencia, de su papel como Madre que intercede constantemente por nosotros.
Tampoco en este segundo ciclo de apariciones encontrará la vidente una mayor aceptación a nivel oficial. Pero de nuevo muchos que conocían su bondad, humildad y sencillez, y entre ellos sacerdotes y Obispos que pudieron conocer bien los hechos, decidieron confiar en el sensus fidei y tomar en serio los mensajes de Rosa Mística. Así, día a día, año tras año, mientras los primeros fieles intentaban seguir las indicaciones de María, ordenando también el lugar para hacerlo un poco más agradable, construyendo un estanque para recoger el agua de la fuente y un techado para proteger a los fieles que llegaban allí para bañarse y rezar, la noticia de una nueva Lourdes, esta vez en tierra italiana, empezó poco a poco a difundirse en el mundo. Muchas personas contribuyeron a esta difusión, pero sobre todo un religioso alemán, el padre Tadeo Laux que, profundamente convencido de la verdad del mensaje de Rosa Mística, se convirtió en un formidable apóstol. Nada, por otra parte, es más eficaz en esos casos, que la repetición de boca en boca por los mismos fieles que, hablando a otros de la experiencia interior vivida en un lugar sagrado, despiertan en sus amigos el deseo de participar en persona. Como un gran eco que amplía cada vez más su campo de resonancia.
Así, la devoción a Rosa Mística, silenciosa pero inexorablemente, empieza a tomar cuerpo en Italia y, mucho más en el mundo. Al principio se trataba de un pequeño sendero, y después de un camino cada vez más amplio a través del cual llega un número creciente de peregrinos de lugares cada vez más lejanos: de Europa, de las Américas, África, Asia, de todo el mundo.
Sacerdote en primer lugar: una instantánea de Mons. Galbiati
Entre ellos, un día, al comienzo del año 1989, llega también un gran estudioso de fama mundial. Se trata a de Mons. Enrico Rodolfo Galbiati que, apenas recibida noticia de los acontecimientos en Le Fontanelle, decide verificarlo por sí mismo. Es un biblista cuyos estudios y gran experiencia son bien conocidos, ha publicado centenares de artículos, más de trescientos, dirán sus primeros biógrafos.
Empezó de joven a estudiar el hebreo solo, con los libros de su hermano seminarista, y con una extraordinaria actitud y capacidad de aprendizaje, llegó a conocer veinticinco idiomas, muchos de los cuales pertenecen a la Sagrada Escritura. Fue un enamorado de la Escritura, que analizó ampliamente durante los años de enseñanza en la Università Cattolica del Sacro Cuore en Milán y como doctor de la prestigiosa Biblioteca Ambrosiana, de la que fue después prefecto. Una vida empleada en el estudio de esos textos en los que se fundamenta la fe cristiana, valorando su credibilidad, riqueza y vínculos con el contexto en que han nacido. Una capacidad de sopesar cada expresión, cada palabra, para captar cada profundidad, cada contradicción, cada resonancia lingüística, histórica, cultural y espiritual.
Y sin embargo todo este trasfondo de estudioso apasionado y serio no parece bastante para definir la personalidad de Monseñor Enrico Rodolfo Galbiati. Todos los que lo conocían invitan a considerar también muchas otras de sus capacidades. Sus grandes cualidades humanas que lo hacían extremadamente disponible y atento a las personas, desde sus estudiantes a los usuarios de la Biblioteca Ambrosiana a los que ayudaba en todo lo posible. Su extraordinaria apertura de corazón como sacerdote que lo llevó, entre otras cosas, a profundizar en las liturgias orientales hasta llegar a ser archimandrita y a celebrar, con un permiso especial, para los inmigrantes albaneses, en la iglesia de San Maurizio en Milán; cultivó una amistad con muchos miembros del «pueblo del libro», hermanos judíos a los que él se acercaba también durante sus muchos viajes a Tierra Santa, no solamente como estudioso sino también y por largo tiempo, hasta cuando las fuerzas se lo permitieron, como guía muy apreciado por los peregrinos.
Y por último, su fe profunda, basada en una vida de investigaciones y sólidos estudios bíblicos, pero también simple y fuerte como demostrará en los últimos años de su enfermedad: una sucesión de derrames cerebrales que lo obligaron a vivir en silla de ruedas, sordo y mudo al final, pero siempre lúcido, paciente y gentil con todos, un ejemplo para la comunidad parroquial que, al final de un itinerario como estudioso, lo había acogido con auténtica disponibilidad. La misma donde había celebrado su Primera Misa y donde murió en marzo de 2004.
Una figura muy singular, la de Monseñor Galbiati. Un hombre acostumbrado a inclinarse sobre complicados códigos antiguos escritos en idiomas que pocos entienden. Pero también un hombre con una fe humilde e intensa que no desdeñará tomar con seriedad, después de ser informado, los simples Diarios, llenos de errores de sintaxis, de Pierina Gilli, los que la vidente había escrito por obediencia a su director espiritual y que, además de las apariciones oficiales, detallan otras tantas privadas, que marcan la entera vida de la vidente y que contribuyen a enriquecer el mensaje de Rosa Mística.
«Encárgate tú de Fontanelle»: el mandato de René Laurentin
Monseñor Galbiati descubrió las apariciones en el campo de Brescia a encontrar, por casualidad, unos fieles comprometidos con la causa de Rosa Mística. Quedó impresionado y, una vez visitados los lugares, deseó profundizar. Deseó conocer a Pierina Gilli y estableció también un encuentro con el gran mariólogo René Laurentin, que tuvo lugar en Montichiari el 4 de febrero de 1990. Los dos se conocían ya porque habían coincidido en Roma durante el Concilio Vaticano II, en el que participaron, Laurentin como observador y Galbiati como experto al séquito de Monseñor Giovanni Colombo, Arzobispo de Milán.
Laurentin, orientado positivamente hacia la verdad de las apariciones de Rosa Mística pero muy empeñado en seguir otros acontecimientos marianos extraordinarios en todo el mundo, invitó al amigo teólogo y biblista a profundizar en este caso, analizando con cuidado los Diarios de la vidente y los muchos otros testimonios.
Monseñor Galbiati no se echó atrás, al contrario, en poco tiempo dio origen al libro que aquí presentamos. Sin duda, un testimonio importante y valioso, teniendo en cuenta la cátedra de dónde viene, publicado entoces como anónimo porque el autor, con su gran sensibilidad eclesiástica, no quería eludir al Obispo del lugar, encargado de juzgar los hechos. Pero sobre la autoría del libro no hay ninguna duda, como puede demonstrar el manuscrito conservado en un archivo de la Asociación Rosa Mística, escrito con la caligrafía fuerte y clara del estudioso. Un texto en el que no duda en tomar partido, apoyando sus declaraciones sobre motivaciones muy específicas, como el lector podrá comprobar.
