Aprendiendo a ser sociólogxs
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Aprendiendo a ser sociólogxs

Prácticas de lenguaje, militancia y formas de sociabilidad en la universidad

  1. 176 páginas
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Aprendiendo a ser sociólogxs

Prácticas de lenguaje, militancia y formas de sociabilidad en la universidad

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"Aprendiendo a ser sociólogxs" es una etnografía que busca dar cuenta de lo cotidiano como dimensión constitutiva de los procesos educativos en la universidad, haciendo foco en las prácticas y las relaciones sociales que se construyen en la institución, el papel del conocimiento académico y la presencia de otros saberes en la definición de los procesos de formación. Para ello, la autora describe la vida cotidiana de algunxs estudiantes, docentes y graduadxs de la carrera de sociología de una universidad pública en Argentina. El enfoque etnográfico permitió comprender el proceso de formación de sociólogxs no simplemente como la transmisión y adquisición de conocimientos y habilidades definidos como "contenidos curriculares" sino como la incorporación de personas a un grupo social –mirado como comunidad de práctica– a través de su participación en él. Esta indagación es una vía de acceso relevante a una comprensión compleja de los procesos educativos que se despliegan en las universidades públicas y sus articulaciones con otros espacios sociales, como la militancia política y los campos de inserción profesional."Aprendiendo a ser sociólogxs nos interpela, invitándonos a deconstruir los sentidos que hemos incorporado acerca de la universidad pública. Se trata de una etnografía que brinda herramientas para contemplar las visiones en pugna que dieron forma a nuestras casas de estudio, señalando que muchas de ellas no están saldadas, y forman parte del decir y el hacer vigente entre las y los jóvenes que transitan su formación superior. La recuperación de sus voces y las visiones que construyen de sí mismos, de lxs otrxs y de la carrera que estudian, constituyen aportes valiosos para entender las formas de adquisición y transmisión de conocimientos en las universidades públicas contemporáneas" (prólogo de María Macarena Ossola).

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Información

Año
2020
ISBN
9788418095467
Edición
1
Categoría
Education
Categoría
Student Life

Capítulo 1
Sociología y sociólogxs en Humanidades.
La trama contextual de la etnografía

En el presente capítulo trazo el escenario en el que se desarrolla esta etnografía. Para ello describo y analizo algunas ideas y significaciones sobre la sociología y los sociólogos que se construyeron en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación en distintos momentos históricos. También describo algunos aspectos de la vida cotidiana de la facultad y de la carrera de sociología, constituida por las actividades diarias, lxs actores y sus movimientos, recorridos y usos del espacio.
En el escenario que despliego en este capítulo van a ubicarse lxs actores y prácticas sobre los que tratan los capítulos siguientes. Desde esta construcción me propongo dar cuenta de algunos sentidos y prácticas asociados a la constitución permanente y conflictiva de una “comunidad de sociólogxs de La Plata” en tanto comunidad de práctica (Lave y Wenger, 1991), en la actualidad.
El escrito está estructurado por la historia de las llegadas de la sociología a Humanidades y los diversos modos en que fue ingresando e instalándose. Para ello retomo algunas líneas de la historia de la facultad y de la incorporación de la asignatura sociología a principios del siglo XX, para luego poner especial atención a las transformaciones operadas a mediados de la década de 1950 en el marco del proceso de modernización académica y luego, en los años sesenta, de radicalización política. Recupero la experiencia de las cátedras de Sociología General y Sociología de la Educación y las perspectivas que allí se produjeron sobre el lugar de la sociología en la facultad y en la formación de lxs estudiantes. Trazo además algunos vínculos de esta historia con la de otras carreras de sociología del país, con la impronta que en distintos momentos fue tomando la disciplina sociológica y con los debates que se dieron al interior de la universidad y de la facultad.
Este recorrido sigue el rastro de algunas preguntas: ¿Cómo se integra la sociología a Humanidades? ¿Cómo empiezan a jugar “los sociólogos” en la vida institucional? ¿Qué cambia en la facultad con la incorporación de la sociología? ¿De qué manera ciertos aspectos de esa historia permiten problematizar prácticas y sentidos actuales de la sociología en Humanidades? ¿Cómo el proceso de inserción de los sociólogos en las dinámicas institucionales de la Facultad de Humanidades puede dar cuenta de prácticas académicas en el proceso de formación de sociólogxs?

1. Llegadas de la sociología a Humanidades y sentidos que permanecen

El germen de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación fue la Sección de Pedagogía, que se organizó en el año 1906 como parte de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. Esta sección contó con una autonomía relativa con respecto a la mencionada facultad, pues a diferencia de la Sección de Filosofía y Letras tuvo una dirección propia a cargo del Dr. Víctor Mercante, uno de los más destacados exponentes del positivismo argentino. El funcionamiento de esta Sección se apoyó en actividades de observación y práctica, y se orientó hacia la formación de profesores de enseñanza secundaria y profesores de enseñanza superior universitaria.
En 1909 se organizó definitivamente la Sección de Historia, Filosofía y Letras, que dependía directamente del Decanato de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. Esta Sección también se dedicó a la formación del profesorado. Allí se incluyó desde el principio a sociología como asignatura de los doctorados de Filosofía e Historia. La primera cátedra de sociología del país se había fundado en 1898 en la UBA, a la que le siguió la creación de nuevas cátedras en otras facultades y universidades en los años posteriores, proceso signado por las discusiones en torno a la cientificidad de la sociología (González, 2000; Finocchio, 2001; Turkenich, 2003; Altamirano, 2004).
En 1914 se creó la Facultad de Ciencias de la Educación, fundándose en el pensamiento positivista, y tuvo a Víctor Mercante como decano entre 1914 y 1920. En este marco, la asignatura sociología pasó a integrar los planes de formación de los Profesorados de Enseñanza Secundaria Normal y Especial en Historia y Geografía.
En el año 1920 se reformaron los planes de estudios de la Facultad de Ciencias de la Educación lo que determinó, finalmente, un cambio en su denominación a Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. El contexto de esta modificación sustancial de los planes de estudio estuvo dado por la Reforma Universitaria (consolidada en 1918) y por la influencia de la corriente idealista en el pensamiento argentino (Finocchio, 2001; Soprano y Ruvituso, 2009). El cambio de denominación y planes de estudio consolidó una característica que se venía perfilando en la institución: la preeminencia de las humanidades en la enseñanza y las investigaciones que se desarrollaban. La reforma de 1920 sustituyó la preeminencia de la formación pedagógica por la humanística, lo que se plasmó en la creación de nuevas cátedras para la enseñanza de las humanidades (Gutiérrez, 1998). Durante este periodo, sociología volvería a formar parte de los doctorados de historia y geografía y filosofía y ciencias de la educación. Por el lapso de muchos años (hasta 1948) Ricardo Levene fue titular de la cátedra de sociología, al mismo tiempo que era titular de la cátedra fundada en 1898 en la UBA. En esos años, también creó y dirigió el Instituto de Sociología de la Facultad de Filosofía y Letras de la misma universidad15 (González, 2000; Turkenich, 2003; Blanco, 2006).
Gino Germani16 se hizo cargo de la cátedra en 1957 y hasta 1960, en pleno auge de la modernización científica y cultural en el país, por lo que el trabajo en la cátedra se impulsó con ese espíritu en el periodo (Visacovsky, Guber y Gurevich, 1997; González, 2000; Tortti y Chama, 2003; Turkenich, 2003; Tortti y Soprano, 2004; Suasnábar, 2004; Guber, 2005; Blois, 2018). Durante esos mismos años se desempeñaba como director de la Carrera de Sociología de la Universidad de Buenos Aires, que recientemente se había creado con él como su principal impulsor; en años anteriores, había trabajado con Levene en el Instituto de Sociología de esa universidad.
Luego de Germani, por un breve lapso Norberto Rodríguez Bustamante fue titular de la cátedra y luego Juan Carlos Marín lo sucedió en el cargo hasta 1962. Tanto Rodríguez Bustamante como Marín eran del grupo de profesores que trabajaba con Germani en la UBA17. Durante los años sesenta, la cátedra experimentó un crecimiento en cuanto a docentes y estudiantes que cursaban la materia, al tiempo que participó activamente en el proceso de radicalización política que caracterizó a la universidad argentina en el periodo. Uno de los ayudantes que se incorporó durante la titularidad de Marín fue Alfredo Pucciarelli, estudiante avanzado de la carrera de Filosofía, quien se convirtió en uno de los referentes reconocidos de la instalación de la sociología en Humanidades.
En 1967 la asignatura se incluyó como materia para todos los profesorados de la facultad y empezó a denominarse Sociología General. Antes, a principios de la década de 1950, algunas carreras de grado habían incluido materias como Sociología Argentina en sus planes de estudio (Finocchio, 2001) y en 1961 se había creado la cátedra de Sociología de la Educación. De manera que, según cuenta Héctor Mendes18, a mediados de los años sesenta, si bien no existía en la facultad una carrera de sociología –aunque muchxs estudiantes, como él mismo, y graduados de otras carreras esperaban su creación, ya que la sociología había generado gran interés como disciplina científica desde mediados de los años cincuenta–, las tres cátedras de sociología mencionadas funcionaban en ese momento como espacios que ofrecían lecturas, temas y conocimientos sobre la disciplina19.
Durante esos años el impacto de la creación de la carrera de sociología en la UBA llegó a La Plata. En la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación un grupo de estudiantes avanzadxs de filosofía e historia intentó propulsar la creación de una carrera similar (Tortti y Chama, 2003) a fines de los años cincuenta. Este intento chocó con los intereses de los responsables de la gestión de la facultad, que habían aceptado la creación de la carrera de Psicología, concretada en 1959, y que probablemente no estuvieran dispuestos a encarar el proceso de transformación de la vida institucional que supondría la instalación de dos carreras que conllevaban enfoques considerablemente distintos a los que habían primado hasta el momento en la facultad. El funcionamiento de la carrera de Psicología, de hecho, significó para Humanidades una gran “explosión, porque es otro actor que aparece en una facultad dominada por Historia20 y que implicó el ingreso de una gran masa de alumnxs21.
La carrera de sociología ya había generado gran “revuelo” en Filosofía y Letras de la UBA (Neiburg, 1998; Tortti y Soprano, 2004; Murmis, 2007; Rubinich, 2010; Blois, 2018) y, según relata Alfredo Pucciarelli en una entrevista publicada en 2003 (Tortti y Chama22), entre el decanato de Humanidades y el rectorado de la universidad “(…) se hizo un acuerdo por medio del cual se empujaría la creación de Psicología en la Facultad, pero se convenía a cambio que en la misma Facultad se debían desestimar todos los intentos de crear una carrera de Sociología similar a la de la UBA” (2003: 145). Como veremos más adelante, en la década de 1980 se concretó un primer proyecto de carrera de sociología, coordinado por el mismo Pucciarelli.
De modo que desde mediados de la década de 1950, la sociología ingresó a Humanidades a partir del discurso modernizador de la “sociología científica” y se fue constituyendo al mismo tiempo en un espacio de politización creciente –donde no es clara la diferencia entre la politización de un espacio institucional: la cátedra y sus miembros, y una disciplina, la sociología y sus actores–.
En la entrevista mencionada, Pucciarelli describe claramente que desde fines de los años cincuenta se fue conformando un grupo de estudiantes avanzadxs y jóvenes graduadxs de varias carreras de la facultad, crecientemente interesadxs por la sociología y las ciencias sociales, que encontraron en la cátedra de Sociología General un espacio de inserción en la disciplina. Se trataba de profesores y estudiantes de Humanidades que buscaban iniciarse en el conocimiento de la sociología a través de ese “importante centro de atracción y formación en sociología” que era, según Tortti y Chama (2003), la Cátedra de Sociología General. ¿Qué buscaban en esa formación en sociología estxs graduadxs y estudiantes de otras carreras? ¿Qué aportaba o agregaba la sociología a la facultad?
En ese periodo [fines de la década de 1950] nos instalamos durante un tiempo en una especie de territorio académico difuso, controvertido y contradictorio, que con el paso del tiempo se fue definiendo como el nuevo ámbito de las Ciencias Sociales. Esa expresión, Ciencias Sociales, era utilizada tradicionalmente por la gente de la Facultad de Derecho, y para nosotros eso era como ellos lo definían: el estudio de las instituciones, de la formación de los políticos, de los problemas del Estado, pero no de los problemas de la sociedad y de la conducta de los grupos sociales. Esa idea de que la sociedad era un objeto mucho más complejo que debía ser analizado con cierto tipo de metodología científica, que no excluía la confrontación de distintas escuelas y el aporte de distintas disciplinas, recién se introduce en nuestra facultad, en esta etapa. En la difusión de esa nueva perspectiva jugó un rol fundamental la cátedra de Sociología, su titular, Horacio Pereyra y nuestro nuevo elenco de profesores de trabajos prácticos. (Tortti y Chama, 2003: 140-141).
En este periodo, lxs tituladxs en otras disciplinas de la facultad buscaron en la sociología (en su concepción moderna o germaniana) una perspectiva según la cual la sociedad es un objeto que merece ser estudiado científicamente. Pucciarelli define el aporte de la sociología en ese momento y lug...

Índice

  1. Agradecimientos
  2. Prólogo. Voces que interpelan: lxs sociólogxs en Humanidades, por María Macarena Ossola
  3. Introducción
  4. Capítulo 1. Sociología y sociólogxs en Humanidades. La trama contextual de la etnografía
  5. Capítulo 2. Relaciones interpersonales, espacios y formas de sociabilidad en Humanidades
  6. Capítulo 3. “Queremos transmitir un espíritu militante desde la sociología”. Las militancias en la formación de los sociólogos
  7. Capítulo 4. Ser sociólogx no es “tener el título”. Aprendiendo a participar en clases de sociología
  8. Conclusiones
  9. Bibliografía