Gertrudis
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Gertrudis

  1. 45 páginas
  2. Spanish
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  4. Disponible en iOS y Android
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Información del libro

Gertrudises un texto excepcional.En este drama en un acto de Fernando Musante, Gertrudis, la madre del príncipe Hamlet, se enfrenta a un momento crucial: anoticiar a su hijo de la muerte del padre y sus próximas nupcias.Musante hace una versión única e impar, originalísima, del personaje de Shakespeare. Luego de leer a Musante nuestra relación con el Hamlet de Shakespeare habrá cambiado definitivamente.

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Información

Año
2019
ISBN
9789878626260
Gertrudis
Fernando Musante
La sala está débilmente iluminada, casi a oscuras. A foro, sobre un lateral, hay una suerte de escritorio y un importante sillón, en él. Allí está sentada Gertrudis escribiendo. Usa para eso una gran pluma de ganso. De repente se para con gran agilidad, y hace un bollo con el papel en el que escribía arrojándolo hacia un costado con violencia. Está muy contrariada. Sobre el piso hay muchos otros bollos de papel. Comienza a caminar por toda la escena dando órdenes a invisibles sirvientes. A sus órdenes se van enciendo las lámparas y comienza a escucharse música solemne.
GERTRUDIS:
Debo escribirle a mi hijo sin más demora…
¡Querido, hijo!... ¡Dulce hijo!... ¡Querido, hijo!... ¡Dulce hijo!... ¡Querido, hijo!... ¡Dulce hijo!... ¡Desdichado hijo!... No, no puedo seguir. No puedo. ¡No puedo! Hijo querido, ¿cómo te lo digo?
Los preparativos. Debo organizar los preparativos.
Ensaya.
¡Qué estén todas las lámparas encendidas! ¡Que las ventanas estén cubiertas! ¡Qué no ingrese a esta cámara la luz del sol! ¡Cojines negros sobre todos los asientos! ¡Que suenen las trompas y los timbales llamando a silencio! ¡Y que con el último golpe enmudezca hasta el viento! ¡Que ningún pájaro se atreva a cantar! ¡Qué estén listos los sirvientes para traer las viandas y los vinos! ¡Y que todos se guarden de pronunciar palabra!
Hasta que yo no pueda escribirlo, ordeno que nadie pueda pronunciarlo.
Es verdad: Aquí, por un lado, reina la muerte, y… y… por otro… y… y, claro, cuando reina la muerte sólo queda el silencio.
Debo escribirle a mi hijo. El príncipe debe saberlo cuanto antes. ¡TODO! ¡TODO! Hijo…
Transición. Reflexiona.
Recibir invitados siempre es una tarea gravosa para una mujer. Más aún si son desconocidos que llegarán de todas partes.
Y ni que hablar si la reunión tiene la formalidad de un funeral. Y, si el muerto es un rey, y una es su viuda la cosa se agrava. Los banquetes de duelo deben ser perfectos. No deben faltar manjares ni bebidas, nadie debe sentirse ofendido por alguna escasez, y siempre deben guardarse buenos lugares para los representantes de Dios en la tierra. Las reinas aprendemos esto desde muy niñas.
Cambia la luz, el ambiente se suaviza y ella representa a un hombre que es su mentor.
—Gertrudis… Mi niña… Has nacido reina, pero no reinarás. Eres mujer y como reina tu poder será el de concebir y parir un rey. Reinará contigo quien sea el padre de ese niño, o quien sea que sea tu marido.
Claro está que, si sólo concibes hembras, será la primera de ellas la que como tú heredará la corona…
Pero, si tienes la gracia de Dios y nos das un varón que sea quien a tu muerte porte tu corona, él podrá elegir a quien será la madre de sus hijos.
Tú has nacido hembra y no tienes hermanos. Por lo tanto, deberás ser elegida.
El rey debe combatir y conquistar. El rey debe dominar al mundo y exterminar a sus enemigos. Dios así lo quiere. Así que cuando tengas edad, serás elegida por un hombre que será el rey. Y si algo hiciera que ese hombre muera, que una enfermedad lo derribe, que algún enemigo, o algún traidor, siegue su vida, pronto tendrá que haber otro varón en tu cama y será el Rey. Y cuando mueras, tu primogénito ocupará el trono. Y será él quien elija a quien engendrará sus hijos.
El poder del rey es reinar. El poder de la reina es concebir y parir un rey.
Recuerda
Así me hablaba aquel consejero de mi padre quien más tarde sería mi mentor. Según parece me habló así desde el día que nací.
Creo que debo haber comenzado a recordar estas palabras, aunque no a entenderlas, cuando tendría yo una estatura que no alcanzaba a ver lo que había sobre una mesa.
Esas palabras, me fueron repetidas por ese mismo hombre cada día de mi vida.
Más tarde comprendí que lo hacía para que yo las grabara en cada partícula de mi ser para que allí quedaran, cual si provinieran de la voz de Dios. Pero hubo un día, un día que recuerdo claramente, el mentor agregó estas otras palabras:
Vuelve representar a un su mentor.
—Gertrudis… Mi niña… Tu madre murió de parto por eso nunca supiste de ella. Y hoy horribles noticias llegan desde los confines del mundo. Tu padre, nuestro rey, ha muerto en batalla. Eres la reina, y ya mismo serás coronada. Pero debes saber que la corona no es esa joya que está en tu cabeza, la corona es tu cuerpo, la corona eres tú. Por eso te guardarás de ajenos hasta el día en que seas desposada.
Así como he regenteado este reino en ausencia de tu padre, mientras él combatía paganos y salvajes, lo seguiré haciendo hasta que un hombre ocupe su lugar. Pero, recuerda, eres reina porque llevas la sangre de tu padre, y deberás, cuando llegue la hora, concebir a un hijo varón al que legarás aquella sangre real que lo es por voluntad de Dios.
Sigue hacia el público.
Nunca supe la fecha de mi nacimiento. Tampoco sé dónde sucedió. Sólo sé que soy reina, que nací reina. Me veo sentadita en el trono que me parecía inmenso.
La corona fue sostenida sobre mí por el mentor. Era imposible que mi pequeña cabeza la soportara. Mis hombros apenas si podían sostener la capa de armiño y púrpura que formaba una suerte de charco sólido del color de la sangre, bajo mis pies. Reyes, reinas y nobles contemplaban impávidos el espectáculo.
A este palacio llegarán en poco tiempo los nuevos reyes de este tiempo, nuevas reinas y nuevos nobles para estas nuevas ceremonias fúnebres y también para las… (pausa), pero yo ya no soy esa niña. La corona se sostiene firme ahora sobre mi cabeza, y mi cuerpo de mujer luce la capa con la certeza de q...

Índice

  1. Portada
  2. Portadilla
  3. Leyenda
  4. Legales
  5. A modo de introducción
  6. Gertrudis
  7. Gertrudis en escena
  8. Han dicho sobre Gertrudis
  9. Sobre el autor
  10. Índice