Apuntes de filosofia tomista
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Apuntes de filosofia tomista

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Apuntes de filosofia tomista

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El origen de estos Apuntes de Filosofía Tomista se encuentra en las tutorías que su autor impartió a un grupo de seminaristas durantesus estudios de filosofía, con el fin de profundizar en lo que ya previamente habían recibido. Por eso, y tal como indica el título, lassiguientes páginas no pretenden ser una exposición sistemática y completa de los principales tratados de filosofía, sino simplementeunos apuntes, es decir, una presentación por lo general bastante resumida de algunos temas importantes en orden a comenzar unestudio serio en la materia.

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Información

Año
2020
ISBN
9788418467042
1. Introducción a la filosofía
1.1 Santo Tomás de Aquino1
1.1.1. Primeros años
Su personalidad humana, su obra y su acción, han podido a veces quedar ocultas, distraída la atención hacia su presencia pública y su amplio y secular influjo. Fue llamado desde los siglos medievales el doctor angélico, canonizado en 1323, declarado doctor de la Iglesia en 1567, proclamado como patrono de los estudios por León XIII en 1879, presentado como doctor común por Pío XI y como orientador de la ciencia teológica por el Concilio Vaticano II.
Tomás fue hijo, no primogénito, de una familia de antiquísima nobleza, en la que se cruzaba la sangre de ascendientes que habían pertenecido al patriciado romano, con la de los normandos, los últimos bárbaros invasores, tan prontamente asimilados a la cultura occidental romanogermánica, y vertebradores de edificios políticos en Inglaterra, en Sicilia y en Nápoles.
La fecha de su nacimiento se fija hacia 1224-25. Su hogar natal es el castillo de los condes de Aquino, Roccasecca. Su padre Landulfo y algunos de sus hermanos colaboraban y luchaban al lado del celebérrimo emperador Federico II. La educación de Tomás en Monte Casino, la abadía benedictina, no estaba desconectada, al parecer, de la esperanza ambiciosa de que algún día un miembro de la familia de los condes de Aquino fuese el abad de la influyente institución monástica.
La vocación dominicana de Tomás nace en él ya hacia sus veinte años. La hostilidad de su familia dará lugar a los hechos en torno a los que se configura la característica anécdota, con real base histórica. Algunos historiadores hablan incluso de oposición del propio Emperador a la vocación dominicana de Tomás: lo cierto es que su propia madre mueve a sus hermanos al secuestro del que había ya ingresado en la orden dominicana, para provocarle y para tentarle, para que abandone su vocación religiosa. El perseverante Tomás venció aquel primer obstáculo en su camino. Hay que recordar, a propósito de esto, y habida cuenta de que la propia familia le había enviado desde su infancia como oblato al monasterio benedictino, que las órdenes mendicantes, los dominicos y los franciscanos, eran entonces recientes; y tenían en la sociedad de su tiempo una posición que podría compararse a la de un gremio de la naciente y pequeña burguesía; mientras las grandes abadías estaban constituidas desde siglos entre los grandes centros de poder en la sociedad feudal.
Tomás fue un hombre de acción perseverante. Algunos psicólogos lo incluyen en su catálogo de ejemplos de talante «apasionado» (emotividad profunda, disponibilidad y constancia en la acción, reacción secundaria). Si tuviéramos que situarle desde otros cuadros conceptuales podríamos tal vez decir de él que es un hombre religioso, especulativo, pero a la vez fuertemente orientado a ejercer su influencia, a través del pensamiento, sobre la sociedad humana.
1.1.2. Frentes universitarios
No interesa aquí detallar cronológicamente las etapas de su vida, más que en la medida en que nos sugieran el curso coherente de sus orientaciones y de sus tareas. En Colonia es discípulo de san Alberto Magno, el que abre definitivamente las puertas a Aristóteles en la tradición teológica occidental, y al que el contacto con la obra aristotélica estimula también en su empeño de atender a la experiencia y a conocer la naturaleza. Es la autoridad de su maestro Alberto la que lleva al joven «bachiller» Tomás al profesorado en París.
En París fray Tomás iba a tener que luchar de nuevo en un doble o mejor triple frente. Primeramente, había que defender la legitimidad de la presencia de los frailes mendicantes como maestros en la Universidad. Con una reacción que no se ha dado solo entonces en la Iglesia, había quienes exigían a los que habían hecho profesión de pobreza evangélica la renuncia al prestigio y a la influencia del saber teológico y filosófico. Entre el clero secular francés y entre los maestros seculares de las facultades parisienses, aquella línea que quería excluir de la Universidad a franciscanos y dominicos era predominante. Aquí tuvieron que luchar paralelamente ambas órdenes, san Buenaventura, el franciscano, y santo Tomás, el dominico.
Si para la orden franciscana, por su vocación originaria, había sido en algún momento algo problemático para su propia vida interna el tema de los estudios y las ciencias sagradas, para la orden de predicadores, para los dominicos, la cuestión ofrecía un aspecto distinto. Su lema era Veritas, y la fundación de santo Domingo nacía para ser orden de predicadores y de doctores.
El cultivo de la ciencia sagrada y de todas las disciplinas humanas que aquélla exigía por sí misma, era algo intrínseco a su propia vocación en la sociedad cristiana.
Fueron necesarias intervenciones de los propios pontífices romanos para asegurar en París el derecho de los frailes mendicantes a la posesión de sus cátedras en la Sorbona; pero entre tanto la acción polémica del fraile Tomás se había ejercido decisivamente. Es característico de su mentalidad poderosamente sintética, capaz de comprender como implicado y exigido lo que otros ven como incompatible con una determinada misión, el que la defensa de los frailes mendicantes en su derecho a la docencia universitaria, la realizase en un opúsculo titulado Contra los que impugnan el culto divino y la religión.
El otro frente, o más propiamente doble frente, de significado más universal y permanente para el futuro de la cultura católica, era el que se planteaba entre la cerrada hostilidad anti-aristotélica de quienes invocaban la tradición y la autoridad de san Agustín, desde la facultad de Teología, y aquéllos que, desde la facultad de artes liberales, se entregaban, en nombre de la autoridad de Aristóteles y del Comentador, Averroes, a concepciones filosóficas incompatibles con el creacionismo bíblico, con la afirmación de la individualidad personal del hombre y con su libre albedrío y responsabilidad moral.
Estos aristotélicos intransigentes, lo que conocemos como «averroístas latinos», se refugiaron en el lenguaje de la «doble verdad», para profesarse a la vez creyentes y negadores, en cuanto filósofos, de aquello mismo que decían creer.
Tomás de Aquino, siguiendo la ruta iniciada por Alberto de Colonia, asumió decididamente la opción por la filosofía aristotélica; hay que entender que el fraile Tomás es en su intención central como hombre de pensamiento, un cultivador de la ciencia sagrada, apoyado en la fe, cuyos artículos son el principio de la Teología, y muy atento a la tradición total de la Iglesia católica y por lo mismo y muy especialmente, un heredero y discípulo de san Agustín.
A través de su maestro Alberto hereda también mucho del neoplatonismo cristianogriego, en el pseudoDionisio, «el areopagita» para los medievales. Se ha dicho que Tomás es el más platónico de los aristotélicos, y tal vez sería también justo decir que es un teólogo discípulo de san Agustín que asume, en la construcción de una síntesis teológica, el pensamiento de Aristóteles.
De aquí la lucha en un doble frente. Santo Tomás, intérprete lúcido de Aristóteles, realiza con el aristotelismo lo que él mismo afirma haber realizado san Agustín con el platonismo: aceptar lo racionalmente verdadero, y por lo mismo conciliable con la verdad revelada, y rechazar lo falso, incompatible con la fe. De aquí su polémica contra la tesis averroísta de la «unidad del entendimiento», destructora de la personalidad del hombre. Contra ellos escribe: Sobre la unidad del entendimiento contra los averroístas. Nadie podrá acusar al fraile Tomás de haber caído en «las tinieblas del aristotelismo» de que hablaban los agustinianos. Pero parece claro que, cuando se enfrenta al aristotelismo averroísta, Tomás necesita en cierto modo también dejar patente su propia fidelidad a la ortodoxia.
Rechaza la tesis de la certeza y necesidad de que el mundo sea eterno, sin comienzo temporal; pero sostiene también que este comienzo temporal es algo conocido por la fe, puesto que la razón quedaría sin pruebas demostrativas en pro o en contra de la finitud del universo en el tiempo. Esta actitud, en la que sigue al judío Maimónides, escandalizaba a muchos, entre ellos a san Buenaventura. Pensaban que, al negarse la demostrabilidad racional de la creación en el tiempo, se debilitaba también la misma doctrina creacionista...

Índice

  1. Abreviaturas principales
  2. Nota Previa
  3. Prólogo
  4. 1. Introducción a la filosofía
  5. 2. Lógica
  6. 3. Filosofía de la naturaleza (i): móvil en general
  7. 4. Filosofía de la naturaleza (ii): el viviente corpóreo
  8. 5. Ética: principios generales
  9. 6. Filosofía Primera (i): metafísica
  10. 7. Filosofía Primera (ii): teoría del conocimiento
  11. 8. Filosofía Primera (iii): teología filosófica