El eclipse del sueño de Sor Juana
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El eclipse del sueño de Sor Juana

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El eclipse del sueño de Sor Juana

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Información del libro

En El eclipse del Sueño de Sor Juana Américo Larralde estudia los referentes astronómicos que se encuentran en el Primero Sueño de Sor Juana partiendo de la hipótesis en la cual señala que la monja jerónima se inspiró para su poema en la observación de un eclipse lunar ocurrido el 22 de diciembre de 1684. Este libro presenta un análisis de los profundos conocimientos de Sor Juana en materia de astronomía y cómo en el Primero Sueño una gran cantidad de referencias herméticas para el lector actual tienen una relación específica y hallan su justificación en el espectáculo del eclipse mencionado

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Información

Año
2013
ISBN
9786071613691

NOTAS

PRÓLOGO

1 Decía que me permitiré transcribir las constelaciones observadas por la monja, ya que pocos sabemos su significado.
Vistas de poniente a oriente, Américo Larralde las enumera en un bello cartel diseñado para este propósito de la manera siguiente: 12 Argo Navis, 4 Canis Major, 8 Orión, 13 Auriga, 5 Piscis, 6 Las Pléyades, 7 Cefeo y 9 Águila. Luego se refiere a las constelaciones del eje del eclipse, de manera tácita: 10 Géminis, donde está la Luna; su opuesto: 14 Sagitario, donde está el Sol; además de 15 Libra, ocupado por Venus.
He aquí, sucintamente, algunos datos de cada una de ellas:
12 Argos Navis es una constelación que se extiende desde la Cruz del Sur, en el hemisferio sur, al Can Mayor y parte de la Vía Láctea, inmediaciones en las que es posible ver su popa en latitudes medias del hemisferio norte. Está representada por Argos, la nave de los argonautas. Las divisiones actuales más importantes son: Carina (Quilla), Puppis (Popa) y Vela (Velas); Canopus, la estrella principal de la constelación, es la segunda más brillante de los cielos.
4 El Can Mayor Sirio, su estrella alfa, es la más brillante del Cielo, su magnitud es de –1,46 y está separada de nosotros por una distancia de 2,7 parsec (distancia a la que debe encontrarse una estrella para que se vea la distancia Sol-Tierra bajo un ángulo 1 segundo). El pueblo babilónico la llamó “Estrella del Perro”, por estar junto al cazador Orión. Aparecía los días en que el calor era canicular.
8. El Cazador del Cielo, Orión. Sin desmerecer de otras muchas, es la más bella del Cielo. Se le denomina “Catedral del Firmamento”. Está compuesta por cuatro estrellas: Betelgeuse, Rigel, Bellatrix y Kappa, las cuales definen el cuadrilátero donde se halla la silueta de un gigante del Cielo.
13. Auriga, el Cochero. Su estrella más brillante es Capella, que significa “Cabrilla”; es amarilla como nuestro Sol y es la sexta estrella, en orden a su magnitud, entre todas las del Cielo; su tamaño es 75 veces el del Sol. Esta constelación es atravesada en parte por la Vía Láctea y por tanto hay en ella varias nebulosas estelares y cúmulos. Es una estrella cuádruple. Los árabes la llamaron El Conductor, porque en los atardeceres y en las luces crepusculares era la primera que se veía entre todas las que, minutos después, la rodean.
5. Piscis. Actualmente, es la primera constelación del Zodiaco, ya que estando en ella es cuando el Sol atraviesa el plano del ecuador pasando su declinación de negativa a positiva. Las estrellas que se encuentran dentro de Piscis son muy débiles. Tiene con nosotros una distancia muy grande, aproximadamente 9 billones de kilómetros. Se encuentra debajo de Andrómeda y del gran cuadrilátero de Pegaso. En la mitología antigua los dos peces se decían que eran Venus y Cupido unidos por un hilo de plata. Piscis está debajo del horizonte en el eclipse soñado, luego en ese momento es imposible divisarla. Por eso los peces, dice Sor Juana, “mudos eran dos veces”, tanto por estar en el fondo del Cielo, que es el fondo del mar, cuanto por ser mudos.
6. Las Pléyades, así como las Híades, son parte de la constelación del Toro, Taurus. De acuerdo con los griegos antiguos eran siete hermanas. Esta palabra significa, en griego, palomas; son hijas de Pleione y Atlas. Se ven sólo seis porque una de ellas, Merope, abandonó a sus hermanas porque estaba avergonzada de tener un esposo mortal, que también era un criminal.
7. Cefeo. Asombra ver las formas tan irregulares que la definen. Su estrella delta es una doble muy bella, variable, con periodo de cinco días, ocho horas y cuarenta y ocho minutos; de color amarillo. Esta estrella dio nombre a todas las variables que se siguieron observando en el tiempo. Son las “Cefeadas”.
9. El Águila. La figura de este bello animal vuela bajo el Cisne y los dos sobre el Capricornio. La Vía Láctea atraviesa sobre una de las alas del Águila. Si la observamos una noche sin Luna, poseemos bellísimos puntos de observación. El plano del ecuador casi pasa por el centro de ella.
10. Géminis, los Gemelos. Cástor y Pólux, estrellas “Alfa y Beta”, son gemelas, pero Pólux es más brillante que Cástor. Se observan con unos simples prismáticos. Por los pies de Géminis pasa la Vía Láctea. Cástor domaba caballos y era mortal, mientras Pólux, luchador invencible, dios de los atletas, era inmortal. Como no podían vivir el uno sin el otro, al morir Cástor murió el hermano, tal como suele suceder con los gemelos nacidos en esta Tierra.
14. Sagitario. Es una gran constelación por la que atraviesa, como en muchas otras, la Vía Láctea. Se encuentra por debajo del plano del ecuador. Actualmente, cuando el Sol está en el punto que denominamos Trópico de Capricornio, la constelación sobre la cual se proyecta es Sagitario. Representa a Quirón, uno de los dos Centauros del Cielo. El otro es Centauros, situado también en el hemisferio sur.
11. Lynx, el Lince. Está situada sobre la cabeza de los Gemelos. Según el astrónomo Hevelius, quien así la nombró en tiempos de Sor Juana, para ver sus estrellas se requiere la agudeza visual de este animal, un raro felino del norte de Europa. Tal vez la conoció Sor Juana. (véase la nota 15).

EL ECLIPSE DEL SUEÑO DE SOR JUANA

1 Américo Larralde, “La Sor Juana de Cabrera”, Deslinde, Revista de la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL (Monterrey, Nuevo León, México, 1988), núm. 21, pp. 8-11.
El rostro de Sor Juana que aparece en el cartel es el que pintara Juan de Miranda en 1713 y que está actualmente en la Torre de la Rectoría, en la oficina del rector de la UNAM. Escaneé el rostro de una magnífica ampliación que viene en la página 219 del libro Carta de Sor Juana Inés de la Cruz a su confesor. Autodefensa espiritual, de Aureliano Tapia Méndez, Producciones Al Voleo El Troquel, S. A., Monterrey, Nuevo León, México, 1993.
Por cierto que en la página 222 de este mismo libro aparece la interpretación de un material (sin créditos) que le envié al autor, vía un amigo mutuo, Miguel Covarrubias Ortiz, entonces director de la revista Deslinde de la Facultad de Filosofía de la UANL, donde se publicó mi artículo. Allí interpreto las cuartetas que inscribió el pintor en su cuadro, enmarcando el retrato dentro de un triángulo isósceles cuyos vértices son el nacimiento, la culminación y el ocaso de un Sol que es Sor Juana y donde las cuartetas correspondientes dan cuenta de su nacimiento, su vida y su muerte.
También en ese artículo, cuando describo el cuadro de Cabrera, digo que mientras su mano izquierda, la que sostiene el rosario, cuenta la séptima Ave María del séptimo misterio, el de la flagelación, su mano derecha da vuelta a las hojas de un libro:
Transcribo lo que comenté entonces:
Comprobé que el libro que lee Sor Juana, sacado del hueco en el librero detrás de su mano derecha, donde están los escritos de los doctores de la Iglesia, es un comentario de san Jerónimo a los Salmos de David, si interpreto bien lo que se alcanza a leer en la parte superior del anverso de una hoja: “D. Hieronim. in” y en el verso de la otra: “Psalm. 5o” El salmo 5o es aquel en que David le implora a su Señor que escuche su grito de ayuda y enderece su camino hacia Él porque lo acosan sus enemigos. No es extraño que Sor Juana lea a quien ella nombraba su Padre: san Jerónimo, quien se arriesgó a estudiar hebreo bíblico con un rabino cabalista para entender la Palabra antes de escribir su versión latina: La Vulgata. Sabido es que las letras del alefato hebreo, todas consonantes, tienen valor numérico y que los cabalistas sustituyen frases enteras por otras de igual valor, en su afán de descifrar el Antiguo Testamento. Parece que Miguel Cabrera conoció este procedimiento pues los versos que estructuran su cuadro y en los que comenta la vida de Sor Juana están valuados y suman su nacimiento, su vida y su muerte. Así, no sería raro que parte del salmo en hebreo sea un mensaje en clave propuesto por Cabrera al lector de su pintura si no fuera porque la traducción literal del versículo 10 y parte del 11 expresa claramente lo que el salmista piensa de sus enemigos:
Que nada de su boca es confiable,
su corazón está lleno de destrucción,
su garganta es una tumba abierta,
engañan con su lengua.
Y lo que para ellos pide:
Decláralos culpables, Elohim.
¡Derríbalos por sus intrigas!
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2 Los planisferios son representaciones en un plano de la esfera celeste. Los mostrados en este ensayo son los del tiempo de Sor Juana, algunos que ella pudo usar para dibujar su Sueño. En orden de aparición: el de Allard, c. 1650, y el de Apianus, c. 1540, que reproduje enteros y otros de los que extraje constelaciones aisladas. El que aparece en el fondo del cartel es un planisferio moderno, ya sin constelaciones dibujadas. En él está representado el cielo estrellado en un círculo que gira alrededor de su centro (la estrella polar) sobre una carátula externa que tiene grabado el dial de los meses, con divisiones diarias, y otro con las horas de la noche. Tiene la carátula una ventana, que depende de la latitud del lugar de observación, por la que se aprecia el cielo visible para una fecha y hora determinada. Girando el dial de las horas es posible ver, como en una película —o como en la proyección de una linterna mágica, diría Sor Juana— la sucesión de constelaciones que aparecen y desaparecen en el horizonte, sugiriendo cada cual su historia a la poetisa que las mira y que ya alambicadas manan de su pluma para plasmarse en ese “papelillo” que es su Sueño.
3 Utilicé como fuente el Primero sueño, tanto la versión facsimilar que publicó la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, volumen 2, en 1995, como la versión de Alfonso Méndez Plancarte, que el Fondo de Cultura Económica publicó en 1951.
4 Llamo al Sueño emblema de emblemas porque cada una de las constelaciones que nombra o de los personajes que menciona constituyen, junto con los versos a ellos referidos, un emblema. Así presento algunos en los recuadros de este libro. Entonces, el poema, que los engloba todos, puede verse como emblema de emblemas. Y si le hiciera falta un dibujo alusivo, para eso está el cartel, portada del presente ensayo.
5 Consulte el recuadro 4 de la p. 24, llamado “La Luna del eclipse”, donde se describen algunos posibles presagios que pudiera haber asociado Sor Juana con los momentos que vivía y cuyo dramatismo podrían haberle producido un sueño con eclipse o sugerido su Sueño.
6 Américo Larralde, “El eclipse del Sueño de Sor Juana“, El Zaguán, núm. 8 (México, 1988), pp. 8-11.
7 Todas estas constelaciones están numeradas con rojo en el cartel, la portada de este ensayo, tanto en el planisferio, donde se identifican las constelaciones, o momentos importantes del Sueño, como en el fondo, donde se fulguran los textos del poema relacionados.
8 Consulte el recuadro 1 de la p. 18, llamado “La acentuación irregular del Primero sueño”, donde se arguye por qué aun debe, en una versión moderna, estar acentuada y no como la de Méndez Plancarte, que está inacentuada.
9 Giovanni Boccaccio, Genealogía de los dioses paganos, Editora Nacional, Madrid, 1983, pp. 114-115.
La cita textual en la que Boccaccio se refiere al conticinio y al primer sueño como momentos del día es: “Pues, según afirma Macrobio en los Saturnales [I, 3, 12], empezando desde el comienzo del día de lo...

Índice

  1. Portada
  2. Índice
  3. Prólogo. Tres ojos hacia el mismo cielo
  4. El cartel del Sueño
  5. El eclipse del Sueño
  6. El cielo del Sueño
  7. El viaje del Sueño
  8. Epílogo
  9. Notas
  10. Primero sueño (edición facsimilar)
  11. Índice de ilustraciones y créditos
  12. Colofón