Como fue el presagio
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Como fue el presagio

Antología personal

  1. 205 páginas
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Como fue el presagio

Antología personal

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Índice
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Información del libro

Como fue el presagio es, como su nombre lo indica, una compilación personal de Raúl Renán en la que se encuentran algunas de sus obras más emblemáticas como Catulinarias y Sáficas. El libro reúne además caligramas y poemas en prosa que cuentan historias que mueven a la reflexión evidenciando la experiencia cuentística y poética del autor, dando como resultado una suerte de introducción a la obra del autor y un breve panorama de la poesía contemporánea más experimental.

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Información

Año
2013
ISBN
9786071615619
Categoría
Literatura
Categoría
Poesía
POEMAS DISPERSOS

ENIGMA CON VERGÜENZA

Un color rojo
sangre atormentada
lo causara,
señal de que
a mansalva dicha
invistió
flor serena.
Fuerte emanación
haría tal desprendimiento.
Quien se incline
no será por vasallaje,
sino por recogerla
arrojada al campo
quemado por fuego
de sonrojo,
manifiesto por su impresión
sellada allí sin ojos,
un solo gesto
caído de vergüenza.

EL OTRO ALIENTO
(primera versión)

¿Quién va a vivir más?
¿De quién es la vida
que exhala?
¿Quién inspira?
Sofocado el aire
uno y otro
lo toman y devuelven
en un agotar imposible.
El oxígeno inocente
se agita en los cuerpos.
Boca y frutos voraces
se arrebatan
el alimento inmaterial.
La discordia calma
el reposo del aire.
Se ahoga la inspiración
cuando encuentra
sólo fragmentado
el otro aliento.
La asfixia
agita su cola
previa a la quietud.

COLMADO DE IDEAS

Un cuadro a relieve
con escaras de juegos
distintos.
Fue una piedra
del tamaño de
un saludo en
el hueco de la mano
lista para el arrojo
a destemplar
el vuelo rugoso
de la cáscara
pensante.
Creció para ayudarme
a la hechura de la
pared mayor de
mi aposento.
En el centro
quedó el labrado
laberíntico
colmado de ideas.

SOBRE EL NOMBRE

Un nombre
tiene unas cuantas letras, es cierto,
pero es un bosque con retoños y maderos gigantes
claros y frescos silenciosos
y alguna que otra ardilla
traviesa entre ramas.
El mío
mi nombre tiene cuatro letras, lo dejé descansar
mientras yo pacía en mi retiro
y algo que no se puede hacer
lo hizo una niña
(niña bonita)
jugar con él como una más
de sus cosas, pienso yo.
( )
Trasteado, balbuceado,
atrabiliado lo encuentro al salir
y vuelvo a ponérmelo
para que cualquiera pueda llamarme,
por si acaso,
pero ¡ay!, ya no cupo en mí:
sus letras volteadas,
vocales de voces extendidas,
consonantes, y sin, sinsonantes.
¿Qué me queda
para que me llamen?
Otro nombre cualquiera
no diría lo que soy
demediado, añejo, envuelto en poemas
de buen y mal tejido.
La niña bonita
lo ha arrojado
a su juguetero
donde objetos, prendedores, plumas y malas dicciones
dicen qué sé yo
al reverberar su mudanza de cosas trasteadas.

PIEDRAS DEL ADIVINO

Tienen toda la vida
las piedras para
hacerse locas impenetrables.
Decirse durezas
las de la vida de hoy
a penas. Sacarse la cal
con sólo un golpe
de dedos, dos en la boca
para alejar la mosca.
Unidas en su común
dicen de sí y de la albañilería
selectiva. Le tocará a la que
viene de laja, lisa y holgada
con la de aristas bruscas
de cicatrices naturales. Faltaría
la que en su cantera
recibió la horadación para
darle hoyo al astro que
con su único ojo, de un
parpadeo atrapa a la mañana
entera para pasarla al otro día.
A la del envés sellado
a contra canto nadie llama,
estará con todas
en el muro donde el dios
baja reptando en las inscripciones
para abrirnos la boca.
Faltarían las minúsculas
astillas de cuña, juego de número
en los dedos. Ésas del montón
que a la hora de la obra
hacen cuerpo en el cemento,
mezcla que incluye entre
las piedras el caldo del amor
y las pisadas tronadoras
como mordidas por el odio.

EL POEMA DE ESPALDAS PARA QUE NO ME VEA LA CARA

Da una palabra, da otra
y otra sin traspalabra alguna
que lo derribe para no
alejarse y no dejar
voz andada, ni paréntesis lleno
de advertencia.
Eso sí, ausente de sus versos,
qué bien se fuga suspenso de los puntos
de las íes que le fueron
agudos. Ciertos aires
y rachas de polvo suelto,
dejan la típica insinuada
parrilla para asar inspiraciones.
Así fue y la escolástica
lo oculta en su dogma
de no poesía
aunque el poema sea.

DA VINCI Y LOS ANCIANOS

Caída la risa en el piso
es nada,
cuelga la arruga
del maleficio.
sarcástico el otro
mira
que la caída
fue ilusión
hoy cáscara,
fauces abiertas atrás
declara
el círculo de rostros,
rasgos de formas
deformes
informes
humanos idos:
humanos idos.

HONRA DEL SIGILO

Se me dio
vio que era gema trunca
nunca tuve cuervo borrable.
Sable sí por el corte del cuello
que solivianta
porque nadie deja volver
a su lugar
la cabeza.
Pesa aunque derrame tinto
el pensamiento
tiento del demonio.
En mí no cabe el efecto.
El final se repite
para no desprenderse
del fundamento.
Aumento del vidrio
que se diluye
por humor. Rumor de sandalias
en honra del sigilo.

ECO

Atada a la cordura
pura el alma
palma la deuda
pseuda en oro
coro vertiginoso
vinoso como el mar
de Ilión.
Una dama de letras, ¿es posible?,
hecha de letras, digo, amasada con la pulpa de las letras,
aclaro.
Caro me va decirlo porque como tú y como yo
es del género humano.
Mano con pie, pie con ojo, ojo con alma,
igual al Papa tonsurado. Ornado su espíritu de signos
que en conjunto dictan al entorno letras de toda laya.
Vaya que riega letras, y más letras con sus gestos
no destronantes del signo Real de la .A. en su frente.

HACER EL POEMA

1
Llamo a todas las letras que me plazcan, las combino, las pongo en su lugar, una a una juntas, cuidando la ordenanza, que cumplan su sentido, salten, tercien, tras/traspongan buscando ser útiles al tacto de la pronunciación, mutables a la palabranza que no a la palabrería, pues si dan buena planta, quien las ve las atrae y las atrapa, y solas hacen el poema impreso en ti.
2
Mis poemas hacen su papel, no confían en el convencional blanco deslumbrante planchado para fiesta. Si ésta es su ley, entran en ti y norman tus ojos que dueños suyos son. Entre tu candor y tu fe déjate sentir poeamada.

la vida a la carrera

A zancadas viene a mí la distancia. Ansia de mí al vuelo.
Suelo que debajo no tiene cuando parar.
Pasar, sólo pasar hace, ¿qué le queda a su lisura?
Si dura, senda o sendero, el mismo tiempo me lleva a correr en uno como entrambos. Campos pedestres serán aún en blandura imaginaria.
Binaria solución, pies o camino que al andar ni a la piedra anclada desmerece.

LA PIEDRA ETERNA

Meridano que soy,
soy por tanto de lluvia
si llueve y de sol
por mi insaciable
soledad, cálida, eso sí
porque me envuelve en sábana blanca.
No es la mortaja
debido a mi labiante
vida de poeta que me
gasto.
Me basto a mí
solo como la piedra
eterna, ruede o no en lo filial.
Ciliar
el parpadeo de la abeja
moliente de miel.
Hiel es lo opuesto
debido al mal carácter.
Pater refiere al
castigo con mano fuetisa.
Lisa el alma soporta
la crudeza de quien educa
a fuerza de fuerza.
Tuerza el agua de lluvia
al agua de llanto que no
es tanta dulzura el infierno.
Tierno es el cuerpo donde
cae el castigo a pie juntillas.
Días van y otros no vienen
como espero en paz. Zas, zas.

ESTACIONES OBLICUAS

De mi invierno el sol es su temblor.
Temor de Dios aquí que el clima quema al diablo.
Si hablo es mi razón de sed desamparada.
Lamparada la casa menor porque hasta el perro...

Índice

  1. Portada
  2. Sumario
  3. Llama que se propaga, por Pedro Enríquez
  4. Lámparas oscuras (haikú) [1976]
  5. Catulinarias y sáficas [1979]
  6. De las queridas cosas [1982]
  7. Gramática fantástica [1983]
  8. Pan de tribulaciones [1984]
  9. Los urbanos [1988]
  10. Lausía [1990]
  11. Viajero en sí mismo [1991]
  12. Los silencios de homero [1998]
  13. Rama de cóleras [1999]
  14. Parentescos [2003]
  15. A/Salto de río (Agonía del Salmón) [2005]
  16. El cadáver exquisito de un pez [2006]
  17. Educación de la línea [2007]
  18. Mi nombre en juego [2008]
  19. Poemas dispersos
  20. Acerca del autor
  21. Índice de primeros versos
  22. Índice general