La palabra de la Reforma en la República de las Letras

Una antología general

Ignacio Ramírez, Liliana Weinberg, Miguel Ángel Castro, Leonardo Martínez Carrizales, John Skirius, Liliana Weinberg, Laura Martínez-Álvarez, Cuauhtémoc Padilla Guzmán

• Editorial: Fondo de Cultura Económica
• Año: 2016
• ISBN:
  9786071644237
• Categoría: Literature
• Categoría: Literary Collections

Ignacio Ramírez, el Nigromante, fue crítico, político, orador, periodista, parlamentario, abogado, maestro, escritor y juez, entre muchas otras cosas, pero ¿cómo podía un solo hombre reunir tantas vocaciones, tantas actividades, tantas preocupaciones? En este volumen, parte de la colección Viajes al Siglo XIX, se muestra buena parte de este carácter plural e inagotable de su obra que, además, se refleja en los valiosos ensayos críticos de especialistas que se incluyen.

POESÍAS

LA REPRESENTACIÓN NACIONAL*

Abre tus libros, oh representante,

y dime si la patria es industriosa,

o bien agricultora o comerciante.

—Ha tiempo decidida está la cosa,

agricultora México es por cierto.

—¿Donde hay tanta ciudad, tan populosa,

los urbanos obraran con acierto

si sembraran sus calles y azoteas,

y tuvieran cerrado todo puerto?

Amigo diputado no lo creas.

Por el bien de la patria te suplico

busques industria donde casas veas.

—Diputado y doctor soy de Tampico,

no he visto el puerto; pero sé, por cartas

de mi sobrina, que no está muy rico.

Si lo hubieran cerrado, esas ensartas

de extranjeros que llegan de la Europa,

y de París con maritatas hartas,

no nos hicieran el vestido y sopa,

ni ojos, ni pies, ni dientes, y nuestro oro

no llevaran sus naves viento en popa.

Por ellos en Tampico calla el foro,

y nadie siembra trigo ni aceituna,

aunque el suelo feraz es un tesoro.

Ni en la playa se ve milpa ninguna;

mas por aquí un barril, por allá un tercio,

y peces han dejado por fortuna.

La población apenas en un tercio

será nuestra, es muy pobre; mi sobrina

cerró su tienda y tiene otro comercio.

Sólo quien en la aduana se destina

tiene plato seguro. El extranjero,

repito, es causa de tan gran ruina.

—Todas esas noticias, Blas, tu arriero

ya me las diera ayer. —Y yo he sabido

por ese mismo Blas lo que refiero.

—¡Cómo! ¿Un representante tan instruido

se halla así del país que representa?

—¿Qué más puedo saber? —Perdón te pido.

Mas debieras tener exacta cuenta

de las haciendas y sus producciones,

de la gente que en ellas se alimenta.

Y así mismo tener varias nociones

de talleres, y aun saber de cierto,

lo que expenden los pobres tendejones.

No si hay naves, mas cuántas en el puerto.

—Vamos, ¿quieres que sea un diputado

en eso de estadística algo experto?

—En eso y otras cosas. —Me he borlado

como jurista y no como estadístico:

saberlo todo ¿a qué mortal es dado?

Por otra parte, si orador sofístico

me pone en la tribuna un argumento,

más me ...

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