Semblanza y correspondencia
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Semblanza y correspondencia

  1. 100 páginas
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Semblanza y correspondencia

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Presidente de la República que promulgó las liberales Leyes de Reforma, Juárez defendió la soberanía nacional ante la invasión extranjera y promovió el orden constitucional republicano. Se presenta aquí una semblanza del hombre y una selección de su correspondencia política.

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Información

Año
2014
ISBN
9786071622785

Correspondencia

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JUÁREZ, MATA Y GÓMEZ OFRECEN SUS SERVICIOS A LA JUNTA REVOLUCIONARIA DE BROWNSVILLE*
Los que suscribimos, deseosos de cooperar al triunfo de la guerra que han emprendido nuestros compatriotas para destruir la ominosa dominación del general Santa Anna, hemos acordado unánimemente trasladarnos al campo de la revolución para allí prestar los servicios que estén a nuestro alcance para el logro de tan sagrado objeto. Poco o nada vale ciertamente cada uno de nosotros en lo particular; pero nuestros esfuerzos reunidos podrán servir de algún peso en la balanza en que hoy se pesan los destinos del desgraciado México. Ese peso se aumentará más, el esfuerzo será más eficaz si hombres influyentes por su capacidad, por sus servicios, por su integridad y por su acrisolado patriotismo se asocian a nuestra empresa.
Ustedes pertenecen a esos hombres. Ustedes también, como nosotros, sufren la cruel persecución que el opresor de México hace a todos los hombres honrados. Justo es, pues, que les participemos nuestra resolución que, no lo dudamos un momento, harán suya, uniendo su suerte a la nuestra, a la de nuestros hermanos, que exponen su vida en el campo de batalla, a la de la madre patria que, contando con la lealtad de sus nobles hijos, llora y gime y pide socorro contra el verdugo condecorado que la oprime y la deshonra.
Aparte de esas consideraciones, existe también la de nuestro propio honor, la de nuestra propia dignidad. Ustedes saben que el general Santa Anna, juzgándonos por su propio pecho, nos ha cerrado de nuevo las puertas de la patria que ofrece abrirnos a condición de que nos humillemos a jurarle obediencia y a sancionar con nuestro juramento la injusticia que ha hecho pesar sobre nosotros y sobre nuestras desgraciadas familias y los demás actos criminales y atentatorios de su administración.
Acostumbrado a imponer su caprichosa voluntad a seres envilecidos que se filian en los partidos por especulación, cree encontrar en nosotros, con el amago del destierro perpetuo, una sumisión que para nosotros no hay fuerza, no hay pena bastante que nos obligue a reconocer como legal y justa su arbitraria e inmoral administración. Nuestra personal cooperación al esfuerzo nacional, nuestra presencia en los campos sagrados donde tremola ya el estandarte de la libertad, será la mejor contestación que debemos dar al insulto que se nos hace.
Esta conducta convencería al general Santa Anna y probará a amigos y enemigos que respetamos nuestra dignidad de hombres libres y que, antes de nuestras comodidades personales, deseamos el triunfo de la democracia y de la libertad de nuestro país.
No queremos alargar más esta carta exponiendo otros motivos de la revolución que les comunicamos. Ustedes los conocen mejor que nosotros y por tanto concluimos manifestándoles que quedamos esperando su anuencia para que de acuerdo con ustedes fijemos el día de nuestra marcha.
EL GOBIERNO INSISTE EN LA EXTINCIÓN DEL FUERO ECLESIÁSTICO**
Di cuenta al excelentísimo señor presidente de la República con el oficio de fecha 27 del mes que finaliza, en el que protesta contra los artículos 42 y 44 y 4° de los transitorios de la ley de 23 del mismo mes, que inhibe a los jueces eclesiásticos del conocimiento de los negocios civiles, autoriza a los individuos del clero para renunciar a su fuero en los delitos comunes y manda pasar a los jueces ordinarios respectivos los negocios civiles pendientes en los tribunales eclesiásticos. Su excelencia me ordena conteste a V.S.I., como tengo la honra de hacerlo, que antes de sancionar la mencionada ley, tuvo presente las razones en que V.S.I. apoya sus protestas; pero que siendo más poderosas las que pesaron en su ánimo para adoptar las medidas que contienen los artículos referidos, está resuelto a llevarlas a debida ejecución, poniendo en ejercicio todos los medios que la sociedad ha depositado en sus manos para hacer cumplir las leyes y sostener los fueros de la autoridad suprema de la nación.
Su excelencia está profundamente convencida de que la ley que ha expedido sobre administración de justicia en manera alguna toca punto de religión, pues en ella no ha hecho otra cosa que restablecer en la sociedad la igualdad de derechos y consideraciones, desnivelada por gracia de los soberanos que, para concederla, consultaron los tiempos y las circunstancias. La autoridad suprema, al retirar las gracias o privilegios que alguna vez concede, usa de un derecho legítimo que a nadie le es lícito desconocer y mucho menos enervar. Recuerde V.S.I. el origen del fuero y, penetrado de esta verdad, no encontrará motivo para que el soberano ocurra al Sumo Pontífice y acuerde y combine con Su Santidad un punto que es de su libre atribución y, respecto del cual, no reconoce en la Tierra superior alguno.
Por todas estas razones que V.S.I. debe estimar en todo valor y porque el deber mismo del excelentísimo señor presidente lo empeña en impartir a todas sus autoridades los auxilios necesarios para dar cumplimiento a la ley, en cuyo caso las disposiciones de V.S.I. quedarán sin efecto. Su S.E. se promete del sano juicio de V.S.I., de su amor al orden y, sobre todo, al acatamiento que debe a la autoridad suprema de la nación, que sin trámite ulterior manifestará obediencia a la ley, sean cuales fueren las protestas que haga para salvar su responsabilidad si en algo la encuentra comprometida; en el concepto de que las consecuencias del desobedecimiento de la ley serán de la exclusiva responsabilidad de V.S.I.
INDULGENCIA PARA LOS HOMBRES QUE COMETEN ERRORES POLÍTICOS USANDO LOS MEDIOS LÍCITOS***
Por las comunicaciones oficiales, que me remitió, veo con mucha satisfacción que emprendió usted su marcha para ponerse a la cabeza del ejército, y por los papeles públicos he sabido que llegó usted a San Luis (Potosí) sin novedad el día 13 de agosto último, lo que he celebrado muchísimo, pues aumentado nuestro ejército con el resto de las fuerzas que usted trajo, y dirigido por las acertadas disposiciones que usted sabe dictar, considero seguro que Miramón recibirá un golpe, que será decisivo para la causa de la libertad, porque entonces marchará usted sin obstáculo hasta la capital de la República.
Debe usted ya saber la vuelta al orden de la plaza de Tampico. Este suceso es de importantes resultados porque nos dará algunos recursos, que he dispuesto remitan a usted de toda preferencia para el socorro de sus tropas, y porque ha habido la circunstancia de que no haya tomado parte ningún jefe ni oficial permanente y por consiguiente ha desaparecido en aquel punto esa clase corrompida y tiránica. Sólo siento que los principales caudillos hayan quedado impunes, pues si bien es cierto que debemos tratar con indulgencia a los hombres que cometen errores políticos, sosteniendo tal o cual principio usando de medios lícitos, también lo es que debemos obrar de distinta manera con los traidores y desleales, cuya impunidad autorizada por don Ignacio Comonfort nos ha traído la presente guerra civil y el derramamiento de sangre, que se hubiera economizado si se hubiera tratado a los reaccionarios como merecían en justicia. Ya digo al señor Carvajal que procure la aprehensión de los jefes y oficiales que hayan quedado en el territorio de Tamaulipas y dé cuenta para disponer lo conveniente. En cuanto a la clase de tropa, le digo que la licencie y la despache a sus casas, y que no haya más que guardia nacional a la que deben incorporarse los soldados permanentes que quieran continuar prestando sus servicios, con el carácter de guardias nacionales.
JUÁREZ RECHAZA JUSTIFICADAMENTE LA PROPUESTA DE MATHEW****
He tenido el gusto de recibir las dos cartas de usted de 17 y 18 del corriente. En ambas se sirve aconsejarme que dirija inmediatamente proposiciones de paz a don Miguel Miramón bajo las bases siguientes:
1a Armisticio.
2a Gobierno provisorio nombrado por el cuerpo diplomático y por una junta de cada partido, que declare en vigor la libertad religiosa.
3a Una asamblea elegida de una manera democrática con el objeto de que nombre inmediatamente un presidente ad-interin y que decida dentro de tres meses sobre la cuestión de Constitución, adoptando la de 1857 o cualquiera otra.
4a El destierro de don Miguel Miramón por tres años. En el supuesto de que por mis compromisos no adopte esta medida, me propone usted que me retire temporalmente del mando para evitar los peligros que me amenazan.
Conozco, respeto y agradezco los nobles deseos que tiene usted de que se restablezca la paz en la República mexicana. Tanto o más que usted la deseo yo también y deseo que ella se establezca sobre una base sólida, como lo es la ley fundamental existente, dada por los legítimos representantes de la nación y sostenida contra los poderosos elementos del clero y del ejército viciado del país; pero permítame que le diga, con toda franqueza, que el proyecto que usted propone no es el más a propósito ni oportuno en las presentes circunstancias, y para convencerse de ello bastará considerar el origen y tendencias del partido constitucional y de la fracción que actualmente se atrinchera en las ciudades de Guanajuato, Guadalajara, Puebla y México.
Los que sostenemos el orden legal no hemos ascendido al poder por los medios reprobables de la intriga ni de los motines militares. Fuimos llamados por el voto libre y espontáneo de la mayoría de la nación. Es nuestro objeto cumplir y hacer cumplir la ley y hacer efectivas las garantías que tiene el hombre para pensar, hablar, escribir, adorar a Dios según su conciencia y ejercer sus demás facultades, sin otro límite ni valladar que el derecho de otro hombre. Deseamos que la ilustración, las ciencias, las artes y el amor al trabajo que otros países poseen en alto grado, se aclimaten en nuestro país y por eso abrimos nuestras puertas y damos hospitalidad al extranjero sin preguntarle quién es, de dónde viene, qué religión profesa ni cuál es su origen.
Usted, que ha sido testigo de los sucesos de México en los últimos tres años, convendrá conmigo en que la facción que hoy domina en esa capital debe su elevación al motín militar de Tacubaya, a la rebelión contra la ley que juró acatar y sostener. Desde el momento de su traición, ya no reconoció más ley que su voluntad caprichosa y por eso no ha podido imponerla a la nación, a pesar de sus desesperados esfuerzos; por eso en el corto periodo de dos años y medio ha arrojado del poder, de una manera vergonzosa, a dos de sus llamados gobernantes y seguirá arrojando a los demás, porque una vez que la voluntad voluble del hombre se sustituye a la ley, ya no hay más que anarquía o despotismo o las dos cosas juntas; por eso, en fin, ha ido perdiendo día a día y palmo a palmo el terreno que había conquistado con la fuerza de las armas; ni siquiera ha ...

Índice

  1. Portada
  2. Índice
  3. Juárez, soldado de la paz
  4. Manifiestos
  5. Correspondencia